¿Qué fue de la vida de Marito de Tremendo?
Conocé la trágica historia del integrante de la banda teen que fue furor en los 80´
Conoció la fama a los 14 años, cuando su grupo musical llamado Tremendo vivió su auge al mismo tiempo que otro conjunto puertorriqueño, Menudo. Era su contracara en la Argentina. Ambos compartían características, un grupo de muchachos desenvueltos, coreografías y un estilo de música pop híper pegadiza que se imponía entre el público preadolescente y joven. Y él, Carlos Mario Lacunza, un pibe de Flores, hijo de un mecánico, formó parte de este fenómeno nacional, casi sin querer.
La fama de Marito -como sería apodado a partir de ganarse un lugar en el casting que buscaba formar un quinteto de jovencitos para cantar- incluyó, según el sitio La Agenda : conocer a Diego Maradona y salir con él una noche de farra en Brasil; pasar al camarín con los Soda en la Esquina del Sol, un mítico boliche de la época; y hasta compartir la cama con la bailantera Marixa Balli. Pero aquellos buenos tiempos parecen sólo un sueño para el Marito de hoy, un mecánico de 47 años que estuvo preso por homicidio en la cárcel de Sierra Chica.
El ayer
Poco queda de su melena canchera y su andar despreocupado, parte del éxito fabricado por los productores musicales Fernando Falcoff y Ricardo Kleiman, pero es él. El mismo gesto afable, una sonrisa más débil y una historia de vida para contar.
La fórmula que lo hizo famoso junto a los demás jóvenes era infalible: las canciones que interpretaba el grupo eran escritas por el Paz Martínez y Eddie Sierra, entre otros; contrato de exclusividad con Canal 9 y una fuerte estrategia publicitaria. El debut fue en Sábados para la bondad y estalló. "Era la primera vez que pisábamos un canal. No cantábamos -hacían playback- sólo teníamos que hacer la coreografía. Igual teníamos los nervios de punta”, le contó Marito al periodista Fernando Bersi, que fue quién dio con él, después de contactar a su abogado. Luego vino el primer disco, Rock en la piel y más tarde el segundo, El mundo que inventamos, que impulsó su carrera en Brasil. Después de grabar dos discos en portugués, llegó la película Las aventuras de Tremendo. Y la banda de sonido fue el tercer disco. El conjunto era moda.
El joven Marito conoció la popularidad de golpe, los fans haciendo guardia en la puerta de su casa, su primer auto comprado a los 15 años cuando aún no tenía registro. Firmar autógrafos por la calle y ser saludado por todas las figuras del espectáculo de la época como uno más. Cuenta la anécdota que Andrés Calamaro se acercó a saludarlo: “Qué haces loco, cómo la están pegando”. Marito no lo reconoció en ese momento. Demasiada información, caras nuevas y agendas apretadas para tan corta edad quizás. Pero los momentos memorables se seguían sucediendo. De gira por Brasil, coincidió con Maradona en una pista de baila y enseguida lo reconoció y lo invitó a quedarse con él toda la noche bailando. "Una noche divina", rememora él.
Busquemos el amor, el cuarto disco, marcaría la separación del grupo. Según el ex integrante, el motivo de la misma fue que Alejandro Romay pidió por la promoción un porcentaje más alto del que le correspondía, los productores no accedieron y así, el zar quitó de su pantalla el permanente bombardeo publicitario que hacía del grupo. Atados por contrato, no podían hacer presentaciones en otros canales, y sin la televisión, no fue fácil mantener la fiebre. Solamente pudieron armar una despedida sostenida por los propios cantantes.
Cuando la fama se esfumó
“Al principio, como me había quedado con una moto, empecé a fletear hasta que me rompí un par de huesos. Después estudié en la Escuela Americana de motores. Esto siempre lo tuve guardado, nadie sabe esta parte de mi historia”, contó en la entrevista. Así, empezó a trabajar de mecánico.
En 2011, Marito trabajaba para un taller de Avellaneda. Una noche, su jefe le propuso que se lleve su auto para regresar a su casa, ya que vivía en Berazategui, pero que antes, lo alcance a la suya. En el camino, se cruzaron con un chico en una moto. El ex cantante dice que su jefe le pidió: “Acercate que le quiero decir algo” y él obedeció. Cuando estuvieron a la par, sin decir nada, el hombre sacó un arma y le disparó dos veces al joven. El motociclista cayó muerto. Pasaron siete meses hasta que el autor del crimen confesó y entre tanto, Marito fue a parar a la cárcel de Sierra Chica. Y no fue liberado enseguida, sino que tuvo que pasar años allí hasta su completa absolución, con juicio oral incluido. "Estuve en el furor y de pronto viví el infierno. Estar en esos penales es una verdadera tortura", dijo Lacunza a Telenoche al salir.
Realmente, le tocó vivir un verdadero contraste entre la gloria y el peor de los anonimatos. Hoy padre de Camila y feliz con su profesión de mecánico, sólo espera seguir trabajando y vivir tranquilo.
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