¿Qué es de la vida de Jack Nicholson?
Brillante, magnético, carismático. Es difícil pensar el cine de hoy sin Jack Nicholson. Es difícil pensar que, a diferencia de los espectadores, él lo extraña bastante menos. Tanto es así que hace nueve años que no pisa un set. "No soy un solitario, no soy un recluso, pero no me hace falta volver, ya no es una necesidad. No lo disfruto. Es tan simple como eso", le manifestó al portal The Sun en 2013, en una de sus últimas declaraciones que tuvo que brindar luego de que sobrevolaran rumores de enfermedad.
Para Jack, no hay dilema alguno: si ya no disfruta actuar, simplemente no va a seguir haciéndolo. A sus 82 años eligió otra vida, un poco a la manera de Sean Connery, aunque con menos rechazo hacia Hollywood, con una actitud más laissez faire.
A pesar de que decidió retirarse sin utilizar ese verbo -y sin enarbolar frases categóricas-, lo cierto es que Nicholson es una leyenda, y uno nunca termina de despedirse de leyendas de una magnitud como la suya. El actor obtuvo tres premios Oscar -por Atrapado sin salida, La fuerza del cariño y Mejor... Imposible- y trabajó con cineastas que han creado, junto a él, fotogramas inolvidables, como el descenso a la locura registrado por Stanley Kubrick en El resplandor, y esa duda final de El honor de los Prizzi de John Huston.
Sus últimas apariciones públicas
Como prueba de que Jack, efectivamente, no es un recluso, al actor se lo pudo ver, como él mismo había expresado, compartiendo actividades cotidianas que le generan satisfacción. Los flashes, sin embargo, tuvieron un solo lugar como epicentro. El 4 de abril de este año, Nicholson fue visto junto a su hijo Ray -fruto de su relación con Rebecca Broussard- disfrutando de un partido de básquet, en apoyo a los Lakers en el Staples Center de Los Ángeles.
El 23 de enero, el intérprete había sido fotografiado exactamente en el mismo lugar -y también con Ray- en el sector VIP del estadio, con una actitud relajada análoga a la decisión que tomó hace unos años cuando puso a su familia y a sus amigos primero.
De hecho, en el Instagram de Laura Dern, se pudo ver una peculiar imagen del 17 de junio. La actriz de Big Little Lies hizo un posteo titulado "Desayuno en Antibes. La foto la tomó el mejor amigo y vecino de mi papá". Detrás de la imagen del rico plato que la hija de Bruce Dern comió en algún lugar de la localidad francesa, se podía ver otra: una de archivo de Jack, con esa sonrisa diabólica que lo caracteriza, la lengua afuera y sus inconfundibles cejas.
Ver esta publicación en InstagramBreakfast in Antibes. Photo of my Dad’s best buddy next door. [R][R]
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Indudablemente, el actor no quiere ser retratado, pero sus amigos dejan pistas en las redes de los momentos que comparten con él. Recordemos que Nicholson rechazó interpretar el papel de "Woody" Grant en Nebraska de Alexander Payne -quien lo dirigió en Las confesiones del Sr. Schmidt, protagónico que le valió su última nominación al Oscar hasta la fecha-, y que fue Dern quien finalmente terminó liderando ese extraordinario film.
El regreso que no fue
Por amor a su amigo James L. Brooks, quien lo dirigió en reiteradas oportunidades, Nicholson hizo una participación secundaria en la fallida comedia romántica del realizador, ¿Cómo saber si es amor?, estrenada en 2010, y protagonizada por Reese Witherspoon, Paul Rudd y Owen Wilson. Ocho años más tarde, parecía que el actor estaba listo para liderar un largometraje que le sentaba más que bien. La propuesta era tentadora: la remake del film germano-austríaco nominado al Oscar -y dirigido por Maren Ade-, Toni Erdmann.
La relectura del proyecto estaba a cargo de Lisa Cholodenko, y la partenaire de Jack iba a ser Kristen Wiig, quien además iba a producir la película originalmente pensada para Bill Murray, quien por extraviar una copia del film y no responder a los llamados de Wiig, fue removido del proyecto. Así fue cómo Jack pasó al frente, entusiasmando incluso a quienes consideraban que Toni Erdmann era imposible de traspolar al contexto norteamericano.
La película cuenta la historia de Winfried Conradi (Peter Simonischek), un padre que crea un alter ego, un personaje imaginario -el Toni del título- para reconectarse con su hija Ines (Sandra Hüller) adicta al trabajo y para que ella recupere la espontaneidad que supo tener. Cuando los planetas parecían alineados, Jack decidió "bajarse" de la comedia disparando así nuevas versiones que aseguraban que se encontraba pasando un delicado momento de salud.
En sus propias palabras
Las versiones sobre su vida privada comenzaron a resonar en 2013 cuando una fuente cercana al actor informó al sitio Radar Online que Nicholson tenía "problemas de memoria" y que por eso había optado por retirarse. "Francamente, él ya no puede recordar sus líneas de diálogo, no puede hacer lo que le piden". Por otro lado, The National Enquirer comunicó que el actor salía poco de su casa de Hollywood y que, cuando lo hacía, todo el mundo lo notaba "desorientado y confundido", y con miedo a aceptar un papel con el que no pudiera cumplir. Cansado de las especulaciones sobre su situación, el actor de Chinatown y Alguien tiene que ceder desmintió los dichos de las publicaciones, y lo propio hicieron sus amigos. "No tiene ninguna enfermedad, ni demencia, ni problemas de memoria, y tampoco tiene planes de retirarse", le comunicaron sus allegados a E! News.
"Tengo el cerebro de un matemático", dijo el actor en esa charla con The Sun, donde también aludió a la palabra "retiro", aunque bajo su propia óptica. "No voy a trabajar hasta el día en que me muera, no es por eso que comencé con esto. Quiero decir, no hay nada que me estimule. Antes sí, pero ahora no, así que no tengo razones para exponerme; cuando ya estás grande, cambiás", concluyó.
Una vez, Kubrick se sentó a hablar con el crítico francés y editor de la emblemática revista Positif, Michel Ciment, y se refirió a Nicholson con esos elogios que costaba sacarle al gran Stanley, toda una evidencia de lo mucho que lo admiraba. "Jack es uno de los mejores actores de Hollywood, una estrella como Spencer Tracy y 'Jimmy' Cagney, una persona a la que le sientan bien los roles que requieren inteligencia. Es un hombre inteligente, literario, y esas cualidades son casi imposibles de actuar". Pensar el cine sin Kubrick también es difícil, pero pensarlo sin Jack marca el final de una era.
Por lo tanto, no nos queda otra opción que secundar a Nicholson cuando dice que no tiene necesidad de actuar porque no aparece nada que lo estimule a volver al ruedo. Basta ver su filmografía para desear que regrese con un film que, como la gran mayoría de los que protagonizó, eventualmente se convierta en clásico. Habrá que esperar para ver si sucede. Él, por su parte, no tiene apuro en acabar con el impasse.
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