Premios Gardel: de Sandro a Charly García, quiénes son los artistas que se han llevado el preciado galardón de Oro
Nathy Peluso, Fito Páez y el segundo álbum póstumo de Luis Alberto Spinetta competirán este viernes por la estatuilla dorada en una nueva edición de los galardones
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Cuando en la gala de los Premios Gardel de 2012 Soledad y El Bahiano anunciaron el nombre del ganador del Oro, en lo último que pensaba Escalandrum, en terna con bandas del momento como Miranda! o Babasónicos, era en que esa noche se llevaría la estatuilla a casa. Con el galardón máximo, que este viernes recaerá en nuevas manos, llegaron para la formación jazzística una mayor visibilidad y reconocimiento, condiciones a las que aspiran y demandan gran parte de los músicos locales que año tras año lanzan sus producciones.
“Entréguennos estos premios que vamos a cambiar la música”, expresó más tarde Marilina Bertoldi, Oro de 2019, en un rompedor discurso en el que resaltaría entonces el hecho de haber sido la única mujer, después de Mercedes Sosa en el 2000, en alcanzarlo. Su consagración fue “bisagra”, aunque con reservas: “Dependerá de lo que venga: podemos cumplir ahora con el cupo femenino en los festivales, pero pueden venir otros 19 años sin que ninguna mujer gane un premio como este”, advirtió la autora de Prender un fuego.
A partir de la noche de este viernes, Nathy Peluso podría convertirse, quizás, en la tercera Gardel de Oro con su álbum Calambre. Es una de las artistas más nominadas de esta edición y quien compite por la máxima distinción con Fito Páez, por su laureado disco La conquista del espacio, y con el segundo álbum póstumo de Luis Alberto Spinetta, Ya no mires atrás.
Desde 2003, la versión dorada del trofeo es concedida al ganador de la categoría Álbum del Año, que se otorga a los intérpretes de un disco vocal o instrumental realizado durante el año anterior. Hasta entonces, era concedido por un jurado especializado a la excelencia musical del artista, pero desde ese año periodistas de todos los géneros musicales, productores, músicos y especialistas participan mediante una votación en la elección del ganador, tomando como punto de valoración su disco.
El podio de las estatuillas de Oro es liderado por Charly García y Abel Pintos, con tres trofeos en cada caso, seguidos de Andrés Calamaro, Gustavo Cerati y Luis Alberto Spinetta, todos ellos con dos.
Organizados por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif), los premios de este año se darán a conocer en una gala virtual que se transmitirá este viernes, desde las 22 horas, por TNT y Radio Nacional. A la espera de la entrega, un recorrido por las más de dos décadas de historia de los premios, creados en 1999, recuerda a las figuras que fueron Oro y los discursos pronunciados en las celebraciones, muchas de las cuales no estuvieron exentas de polémica.
El cambio de milenio: Sandro, Mercedes Sosa y León Gieco
Sandro, uno de los padres del rock argentino, fue el ganador del Gardel de Oro en la primera edición de los premios, en 1999. Al artista lo sucedió en la lista de estatuillas doradas Mercedes Sosa al año siguiente. Tras el reconocimiento a quien terminaría convirtiéndose en una voz universal, la distinción máxima recayó en otra icónica figura del folclore y el rock nacional: León Gieco, que lo ganó en 2001. Ese año, los premios no estuvieron exentos de controversias por los procesos de nominación y selección de los ganadores. Para marcar una postura al respecto, algunos grupos tomaron posiciones. Tal fue el caso de los músicos de Divididos, que delegaron en un joven que lideraba un grupo de fans del trío la encomienda de recoger los galardones y nombrar en las dedicatorias al resto de los ternados y a artistas que hubieran merecido estar.
Charly, Charly y más Charly
En 2002, la gala de los premios se celebró en el Teatro Sky Opera y fue conducida por Roberto Pettinato. El Oro fue para Charly García. Entre bambalinas y con la lucidez que es sello de la casa, el músico decía: “No sé si a Gardel le gustaría esto”. Pero no se refería a su estatuilla sino a los premios, cuyas votaciones solían generar polémica. A pesar de que muchos creían que el pionero del rock local estaba fuera del país, García irrumpió en la sala y sorprendió a todos. Aburrido de esperar su turno, amagó con irse, pero fue convencido por los organizadores y se quedó a recibir el Oro.
Al año siguiente, de forma consecutiva, Charly volvió a ganar el máximo reconocimiento por su álbum Influencia, aunque esta vez no asistió a la gala. Quince años más tarde, García obtuvo su tercer Oro al triunfar en 2018 en la categoría Álbum del Año por Random. “Quiero dedicar este premio a Carlos Gardel, María Gabriela Epumer, Luis Alberto Spinetta, al Negro García López, Prince y Cerati”, dijo en el escenario del CCK. Y regaló al público, entre ovaciones, otras de sus frases: “Hay que prohibir el autotune”. El del bigote bicolor también agregó esa noche: “No se olviden de que la música es música, no está hecha para vender”.
Babasónicos, Bersuit y dobles triunfos para Calamaro, Cerati y Spinetta
Tras el Oro de 2004 para Babasónicos por su álbum Infame, al año siguiente el trofeo recayó en Bersuit Vergarabat por La Argentinidad al palo. La banda recibió el galardón de manos de León Gieco. “Esto sirve para que le sigamos dando alegría a la gente”, pronunció Gustavo Cordera en el Gran Rex en medio de un discurso en homenaje a los fallecidos en el incendio de Cromañón, acontecido poco antes.
En 2006, el Gardel de Oro fue para Andrés Calamaro, que se llevó otras tres estatuillas a mejor portada, mejor interpretación del año y mejor álbum de artista masculino de rock por su álbum El regreso. El artista realizó una extensa dedicatoria que incluyó “a la República Argentina”, a su novia Julieta [Cardinali], a sus padres, a Miguel Abuelo, a Los Rodríguez y a Pappo, entre otros. El músico competía en la categoría de Álbum del Año junto a Fabiana Cantilo, Babasónicos, Bersuit y León Gieco. Solo dos años después, el músico volvió a conquistar el premio máximo con su disco La Lengua Popular, que consiguió otros cuatro galardones.
Entre uno y otro Oro concedido a Calamaro, Gustavo Cerati recibió el suyo en 2007 en el Luna Park por el éxito de Ahí vamos, así como otros cinco premios en las categorías Canción del Año, Producción del Año, Interpretación del Año, Mejor Videoclip, Mejor Diseño de Tapa y Mejor álbum artista de rock. A la hora de recibir los premios, el artista reveló que originalmente no pensaba incluir en el disco el hit “Crimen”, pero dijo que un trabajo intenso del coproductor Tweety González lo convenció para darle una oportunidad a la canción. El ex líder de Soda Stereo recibió el premio al disco del año con toda su banda sobre el escenario y agradeció a Richard Coleman, Fernando Samalea, Fernando Nalé y Leandro Frescó por su participación en el álbum.
El compositor volvió a ganar el Gardel de Oro dos años después, luego de que en 2009 el logro fuera para Luis Alberto Spinetta por su álbum Un mañana. Ese año, los premios no tuvieron ceremonia. Seis años más tarde, transcurridos ya cuatro desde la muerte del artista, Spinetta volvió a ganar el Oro, esta vez por el disco póstumo (junto a Rodolfo García y Daniel Ferrón ) Los amigo. “La presencia del Flaco es permanente, en él se resumen los 50 años de rock argentino”, manifestó García sobre el escenario, al que también se subieron los hijos de Spinetta para recibir el galardón a Mejor colección de catálogo por la reedición en vinilo de Artaud.
Escalandrum y el primer Oro para una banda de jazz instrumental
Divididos se sumó a la lista dorada con su álbum Amapola del 66 tras el cambio de década, en 2011. Un año después, coincidiendo con el año de la muerte de Spinetta y cuando los Premios volvieron a tener su ceremonia tras tres años sin realizarse, llegó el turno de Escalandrum y su disco tributo Piazzolla Plays Piazzolla. Por primera vez, el premio al mejor trabajo discográfico y, en consecuencia, el Oro, eran para una banda de jazz instrumental.
Las palabras de Daniel Pipi Piazzolla, baterista y líder del sexteto, en ese entonces fueron las siguientes: “Esto es increíble: nosotros tocamos jazz, sin cantante, sin productor y sin difusión...”. Casi una década después de aquel emotivo momento, el músico recuerda: “La verdad es que no esperábamos ganar. Teníamos siete discos y una carrera de diez años, pero era la primera vez que nos nominaban. Haber ganado ese Gardel fue una de las más grandes sorpresas que tuve en mi vida. Sin exagerar. Fue algo inesperado y muy importante para el grupo. El nombre de la formación se hizo sentir. Poca gente nos conocía dentro de la música más masiva y ese premio nos dio a conocer. Fue una alegría enorme, un batacazo total”, valora Pipi.
Abel Pintos y una nueva etapa en los premios
Habiendo incorporado ya los premios varios cambios, algunos vinculados a cuestiones formales, como el agregado de categorías, hacia 2013 los Gardel comenzaron a recaer en otros géneros más allá del pop o el rock, con una apertura hacia el resto de los músicos.
Tras el reconocimiento a Escalandrum, tocó el turno del Oro a Abel Pintos, músico que supo aunar la canción pop con el folclore, y que triunfó con su álbum Sueño Dorado, que competía con discos de Vicentico, Illya Kuryaki and the Vanderramas, Ciro y Luciano Pereyra. Un año después, en medio de la tristeza por la pérdida de Gustavo Cerati, Pintos recibía en el Gran Rex su segundo Gardel de Oro por su disco Abel. En su discurso, el artista valoró optó por recordar al líder de Soda Stereo no “con nostalgia y tristeza, sino con amor y felicidad”.
Tres años después, el cantautor volvía a obtener por tercera vez el premio con su álbum 11. En diálogo con LA NACION en la pos-ceremonia de los Gardel, el músico decía: “Haber ganado el Oro por el Álbum del Año no me hace creer que mi disco es el mejor; me hace saber que para mucha gente es uno de los mejores que se editó en el año. Y el que vota tiene la posibilidad de escuchar las canciones, ver los videos, chusmear el arte del disco. Yo confío en eso. A la hora del voto de colegas, productores y periodistas, no creo que esto tenga que ver con mi popularidad ni la de nadie. Un año los Escalandrum ganaron el Gardel del Oro y fue un batacazo. Estuvo bárbaro. Eso me da confianza de que los votantes hacen su trabajo de valoración. Por eso, el voto de ellos no tiene que ver con mi popularidad ni con que venda muchos discos”, opinaba.
En 2015, el máximo galardonado por su trabajo en el álbum Tus ojos, mis ojos, fue Axel. En diálogo con este medio, el músico decía esa noche: “Uno siente mucha gratitud en estas situaciones. A este galardón lo ganaron los más grandes de la música argentina, así que es un honor para mí recibirlo. Es el premio más importante de mi carrera porque es de mi país, dado por mis colegas que yo admiro desde chico, así que nada va a superar a este premio por nada del mundo. Si bien soñaba algún día con un Gardel, nunca imaginé que me lo merecía o que realmente llegara. Durante todo el día reflexioné sobre mi carrera, cuando tocaba en el subte, cuando fui artista callejero, y noto que en cada concierto subo con el mismo entusiasmo que en el primer show. Nunca imaginé que iba a ganar un Gardel de Oro, es mucha emoción. Por eso dije en el escenario que todos esos artistas que se encuentran hoy en la misma situación que yo me encontraba antes, tienen que trabajar y enfocarse porque algún día también les puede llegar a ellos”.
Marilina Bertoldi y David Lebón, el último trofeo dorado
En la gala de 2019, las mujeres fueron las grandes protagonistas de los premios, en lo que pudo interpretarse como un inicio del saldo de una larga deuda respecto al reconocimiento de las mujeres en la música. “Estuve haciendo investigaciones sobre esto. La única mujer que ganó, hace 19 años, fue Mercedes Sosa. Este año ganó una lesbiana. Para mí, cuando era chica, estos premios eran algo imposible. Con los años me fui alejando porque no representaban nada de lo que yo y mis amigos consumíamos”, dijo Marilina Bertoldi al recibir ese año la estatuilla dorada.
La cantante también mencionó que comenzó a sentir más afinidad con los premios cuando se amplió su alcance federal - ese año la ceremonia se realizó en Mendoza- y al percibirse un mayor interés por el trabajo de las mujeres en la escena. Sobre por qué su trabajo Prender un fuego merecía el Gardel de Oro, la artista decía: “Para ser considerados buenos discos, tienen que haber generado un impacto en algún grupo de personas, idealmente que sean jóvenes, o idealmente, hablar de una temática de la que nadie hable. Y este es el caso. Trae algo nuevo, y lo nuevo en este caso viene de la mano del rock, es el punto en el que se empieza a dar la mano con un discurso más interesante”.
El último ganador del Oro fue el guitarrista y cantante David Lebón, en 2020, por su trabajo Lebón & Co. “Nunca he ganado nada importante. Gracias a Capif por darle la oportunidad a un señor mayor como yo”, dijo emocionado, desde su casa, en la ceremonia virtual de entrega de los premios.
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