Pobre diabla: el salto al vacío de Soledad Silveyra, un galán que hacía sus primeras armas y la incursión de una enorme actriz en el mundo de las telenovelas
Nuevamente bajo el ala de Alberto Migré, fue la novela que Solita hizo cuando dejó Rolando Rivas taxista y el debut como protagonista de Arnaldo André
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Varios fueron los ingredientes magistrales gracias a los cuales Pobre diabla fue la telenovela más vista en 1973, en la pantalla de Canal 13. Escrita por Alberto Migré y dirigida por Alejandro Doria, estaba protagonizada por Soledad Silveyra y Arnaldo André. Ella venía de hacer el éxito de Rolando Rivas taxista, y Arnaldo también hizo una participación en esa novela con un personaje que enamoraba a Mónica Helguera Paz y que tuvo un muy buen impacto en el público. El buen olfato de Migré, entonces, volvió a juntarlos en Pobre diabla, y no falló.
Además, fue la primera novela de China Zorrilla, quien tuvo una participación destacada como doña Hilda, la mamá del personaje de Solita, y muchos de sus parlamentos finalizaban con una frase que quedó grabada en la memoria de muchos: “Te das cuenta el espanto”, repetía. La actriz uruguaya ya se había ganado un nombre en la Argentina a través del cine y el teatro, pero sus incursiones televisivas habían sido más bien intermitentes, a través de participaciones en unitarios como Alta Comedia y Las grandes novelas.
La entrada de Pobre diabla tenía como fondo musical un fragmento del Concierto Nº 1 de Chopin, melodía que caló hondo en los televidentes y que tararearon durante meses. Los tapes se perdieron en un incendio ocurrido en Canal 13 en 1980, pero la historia de Pobre diabla está intacta en la memoria de quienes la disfrutaron.
Según la trama, Marcela Morelli (Silveyra) es una humilde vendedora ambulante de café cuya vida cambia abruptamente cuando se casa con un hombre mayor de una familia respetada y acaudalada. Ella ignora la grave enfermedad de su flamante esposo, y también que sus días están contados. Ya viuda, debe enfrentarse al odio de la familia de su marido, quien le deja toda la herencia a ella y a un hijo bastardo (André), fruto de una relación con la mucama. La cruel guerra de intereses se vuelve feroz, sobre todo porque la condición para cobrar esa herencia es que la viuda y el hijo del difunto convivan en la gran mansión. Al principio los jóvenes se odian, pero con el correr del tiempo, sin embargo, se enamoran y, claro, no les es fácil concretar su amor.
El elenco de Pobre diabla se completaba con Alicia Berdaxagar, Amalia Bernabé, Juan Josa Camero, Dorys Del Valle, Gachi Ferrari, Mario de Rosa, Mario Giusti, María Esther Leguizamón, José María Langlais, Liria Martín, Mabel Pessen, Fernanda Mistral, Susy Kent, entre otros.
La heroína que cambió de novela
A Soledad Silveyra le brillan los ojos al recordar la novela. “Es el día de hoy que Pobre diabla todavía me acompaña porque con mi personaje de Catalina en Dos locas de remate (obra que protagoniza junto a Verónica Llinás) digo que es una pobre diabla. Es un título que me puso Migré. Me fui de Rolando... en el primer año y pensé que nunca más me iba a dirigir la palabra, pero me escribió Pobre diabla. Creo que de alguna manera manejó su ironía (ríe). Para mí fue muy importante esa novela porque era una jugada enorme. Me iba de Rolando a hacer un programa escrito para mí con Arnaldo y no era fácil. Estaba con dos galanes que recién empezaban y fue una jugada que podía salir mal”, le confiesa a LA NACION.
Uno de los recuerdos más marcados de esa época es su relación con el director Alejandro Doria. “Era una joya y me emociono cuando hablo de él porque cada día quiero más la vida, mi pasado y todo lo que he trabajado. Me hacía hacer locuras, como en la apertura de la novela, donde se me ve la bombacha en las vías del tren, o trepar árboles. Hice de todo, y lo más divertido, la gran genialidad fue haber conocido a China, que interpretaba a mi madre. La admiraba muchísimo, era maravillosa. Y yo usaba una colita en el pelo como esos perritos chiquititos, los yorkshire”. Y continúa: “Claro que Arnaldo era un compañero maravilloso, pero descubrir a la China fue genial y desde ese entonces no nos separamos más. Hay fotos en las que la miro con tanto amor y admiración”.
“Me acuerdo que Doria nos subía a un colectivo, nos ponía una cámara y nos hacía improvisar. Fue maravilloso, y artísticamente muy importante para mí porque era un desafío, y nos fue muy bien. Hoy, cuando se me acercan las mujeres de 55 años ya digo Pobre diabla y ellas se ríen. Fui muy feliz por la libertad que nos daba Doria; me sacaba lo que quería. A él le debo a Doria el haber hecho ‘El jorobadito’ (1996, en Los especiales de Doria) que fue un gran desafío y, muy humildemente lo digo, creo que uno de mis mejores trabajos. Mi amor por siempre a Doria, a la Zorrilla. Gracias eternas a los que se fueron”, concluye Silveryra.
Nace una estrella
“No fue la primera novela en la que trabajé, pero sí en la que tuve el protagónico total con una actriz”, rememora Arnaldo André, consultado por LA NACION. “Fue un exitazo en el que Migré mezcló mucho la comedia con la parte de la historia sentimental; sabía manejar muy bien eso. Solita es una excelente actriz de comedia también así que se convirtió en un éxito ni bien apareció en la pantalla de Canal 13, todos los viernes. Y China tenía un personaje hermosísimo”.
André hace memoria y comparte: “Las grabaciones, que eran solo un día a la semana pero eran largas, a veces duraban hasta 12 horas. Y otro día hacíamos los exteriores. El recuerdo que tengo es que cuando uno hace un éxito todo está bien, el clima es hermoso y a la gente la gustaba la pareja que hacíamos con Solita. Recuerdo que había escenas que transcurrían en un invernadero y gustaban mucho, tanto que hasta el día de hoy me hablan de eso”.
El actor ya estaba construyendo su carrera, pero nunca había protagonizado una novela. “El año anterior había estado en Rolando Rivas como actor invitado y mi personaje tenía una relación con el de Solita, Mónica Helguera Paz, y creció tanto que me acuerdo que Migré me dijo que no sabía cómo manejar la situación, porque Mónica tenía que quedarse con Rolando (Claudio García Satur). Finalmente, al año siguiente Solita no siguió en Rolando... e hicimos este exitazo que fue Pobre diabla. Muchos años después pude revivir esta historia en la televisión peruana, donde hicieron una versión en la que interpreté el personaje de mi padre, que en la original hizo José María Langlais. Tengo el mejor de los recuerdos”, concluye.
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