Phoebe Cates, la actriz icono de los ’80 que abandonó todo por amor
Hay famosos que desaparecen del medio como por arte de magia. Algunos porque no encuentran trabajo, otros porque mueren casi en el olvido y otros, simplemente porque deciden huir de Hollywood. Este último es el caso de Phoebe Cates, la chica del bikini rojo que fue furor en los años '80 y que, tras contraer matrimonio con el actor Kevin Kline, decidió abandonar su profesión para dedicarse a su familia.
Si pronunciamos su nombre enseguida se nos viene a la mente esa escena de Picardías estudiantiles en la que esta morocha de rasgos exóticos para el Hollywood de entonces aparece en una pileta con su sensual bikini rojo. También, recordamos su impecable actuación como Kate en Gremlins, donde junto a su novio Billy (Zach Galligan) lucha por acabar con unas extrañas criaturas capaces de volverse muy salvajes.
Sin dudas, la época de las hombreras y los peinados con spray fue la mejor a nivel profesional para Cates, llegando a obtener más de 16 créditos en pantalla como protagonista. Sin embargo, y a pesar de ser uno de los rostros más famosos del cine, a mediados de los ’90 su carrera comenzó a caer en picada debido a los escasos e intermitentes proyectos de interés.
Esto, sumado al nacimiento de su segunda hija Greta, fueron motivo suficiente para que la neoyorquina cuelgue sus habilidades actores y le ponga punto final a su carrera artística. Si bien ha hecho alguna pequeña participación en alguna película o ha desfilado por alguna alfombra roja junto a su marido, desde entonces Cates está plenamente abocada a su familia, a hacer beneficencia y a sus negocios vinculados con la moda, ya que tiene su propia boutique en pleno Manhattan.
La chica del bikini rojo
Nacida el 16 de julio de 1963 en la ciudad Nueva York, Phoebe se crió en el seno de una familia de artistas. Su padre fue el famoso productor de teatro y televisión Joseph Cates y su tío el reconocido director Gilbert Cates. Su primera pasión fue la danza, actividad que debió abandonar a los 15 años, tras sufrir una grave lesión. Sin embargo, el bichito de la actuación estaba latente dentro suyo desde muy pequeña. Un talento innato que demostraba cada vez que se subía a un escenario y que pulió gracias a su paso por la famosa y elitista The Juilliard School.
Mientras esperaba tener su primera oportunidad en el cine, la neoyorquina -de figura torneada y melena azabache- comenzó a trabajar como modelo, una carrera que nunca disfrutó porque "era lo mismo una y otra vez". "Lo hice por dinero", aseguraría años más tarde.
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Sin embargo, la atractiva jovencita no tuvo que esperar mucho. Su frescura ante las cámaras encandiló a los espectadores y su primera película, Paradise, le llegó con apenas 19 años. El film, que trataba sobre amores adolescentes en islas perdidas, alcanzó una notable popularidad y su tema musical -también interpretado por Cates- ayudó. No obstante, la principiante actriz se mostró muy contrariada con las escenas de desnudos que incluía la citada producción. Se dice que estaba tan enojada que hasta desistió de asistir a la promoción del largometraje en su momento.
Distinta fue su experiencia en Picardías estudiantiles (1982), una comedia estudiantil que protagonizó junto a Sean Penn y Jennifer Jason Leigh, y donde su famosa secuencia en la piscina -una escena que duró apenas 40 segundos- le bastó para convertirse en una sex symbol de la época y en el amor platónico de muchos adolescentes.
Su fulgurante comienzo le otorgó a la sobrina de Gilbert Cates una serie de papeles con evidente carga erótica. A su privilegiado y sensual físico, se sumó su talento para el canto, que se vio reflejado en la banda sonora de algunos de estos proyectos. Sin embargo, su mote de femme fatale se vio por primera vez opacado con su participación en Gremlins, en 1984.
Su esmerada caracterización en el film de Steven Spielberg mostró una nueva faceta como actriz. Más recatada, y en la piel de Kate Beringer, esta muchachita se destacó por ayudar a su novio Billy Peltzer (Zach Galligan) a exterminar a unas malvadas criaturas de salvaje comportamiento. La película -que fue un gran éxito comercial y tuvo su secuela en 1990- se convirtió en objeto de culto, aunque las auténticas estrellas del film resultaron ser los gremlins, criaturas animatrónicas creadas por el equipo de efectos especiales.
Ese mismo año, y con una notable fama en ascenso, Cates debutó en los escenarios del off-Broadway con la obra The nest of the wood grouse. A este trabajo, siguieron otros proyectos teatrales como Rich revelations, The sea Gull, Mucho ruido y pocas nueces y Romeo y Julieta.
Su relevancia como actriz y "musa de belleza" era tal que, en esa época, el grupo Fenix TX le dedicó una canción y el creador de cómic japonés Izumi Matsumoto se inspiró en su imagen para crear el personaje de Ayukawa Madoka (Sabrina) en su serie Kimagure Orange Road.
De hecho, si nos remontamos a algo más actual, la tercera temporada de la exitosa serie Stranger Things hace referencia a ella en más de un capítulo. Obsesionado con las películas de los ’80, Dustin (Gaten Matarazzo) se la pasa comparando a su nueva novia Suzy con Phoebe, el estándar de belleza con el que medían a todas las mujeres en esa época.
A partir de los '90, y mientras sus films (Mi amigo imaginario, Bodies, Rest & Motion y La impostora) comenzaron a ser más discretos a nivel comercial, Cates empezó a alejarse de los sets. ¿La razón? Desempeñar uno de los roles más importantes de su vida: ser mamá.
Todo por amor
Aunque su marido también pertenece al mundo artístico, la familia que formó junto al actor Kevin Kline fue determinante a la hora de alejarse de los medios. La pareja se conoció en 1983, en una fallida audición para la película The Big Chill. Sin embargo su relación no comenzó oficialmente hasta dos años después, cuando se cruzaron nuevamente en el Teatro Público de la Ciudad de Nueva York.
Al parecer, Kline contrató al exasistente de Cates y le encargó que le consiguiera una cita con la actriz. "Cuando conocí a Phoebe, ella era una jovencita muy entusiasta y pensé: ‘¿de qué hablaremos?’", confesaba el actor por ese entonces, preocupado la diferencia de edad entre ambos. Sin embargo, parece que los 16 años que le lleva no fueron impedimento para charlar y enamorarse.
En 1989, la pareja contrajo matrimonio en una boda en Nueva York, lugar en el que actualmente residen. Desde entonces, y fiel al "estilo Cates", ambos prefieren mantener su vida privada lejos de los flashes, aunque cada tanto se los puede ver en algún estreno o en la cancha alentando a los New York Knicks.
Si bien la decisión de Phoebe de desaparecer de los medios fue gradual, el primer paso lo dio en 1991 cuando nació su primer hijo Owen. La actriz que brillaba en la comedia El padre de la novia debió ser reemplazada por Kimberly Williams. "La maternidad me ha cambiado totalmente. Cuando tenés una familia todo cambia, porque un esposo puede entender que tenés que ir a trabajar pero un hijo no. Tenés que ser madre tiempo completo", respondía la estrella cada vez que le preguntaban por su regreso a los sets.
Su trabajo se discontinuó por completo cuando, en 1994, se convirtió en madre por segunda vez. Si bien con la llegada de Greta la pareja acordó alternar sus proyectos para no trabajar al mismo tiempo, el rol de madre le ganó por completo al de actriz. "La idea es que siempre uno esté en la casa con los niños. Pero cuando ha sido su momento de trabajar, Phoebe eligió quedarse con ellos", contó el actor en más de una oportunidad.
Fue recién, siete años después, que Cates volvió a los sets y nos sorprendió junto a su esposo y sus hijos en la comedia independiente The Anniversary Party (2001). Si bien muchos se hicieron ilusiones, esta escueta participación se debió a su gran amistad con Jennifer Jason Leigh, protagonista y directora del film, y no a un interés por volver a reinsertarse en Hollywood.
De actriz a empresaria
Mientras que su marido prosiguió su carrera cinematográfica casi sin descanso, Phoebe solo reapareció en 2015 para ser la voz de Kate Beringer (su personaje en Gremlins) en el videojuego Lego Dimensions. Sin embargo, su legado siempre se mantuvo intacto a través de sus hijos, quienes decidieron continuar con la veta artística familiar.
Actualmente cineasta, Owen demostró sus dotes actorales en varios proyectos independientes, entre los que se destacan Historias de familia y Una historia de Brooklyn. Por su parte, y si bien sus primeros pasos también fueron en la actuación, Greta se convirtió en una estrella de la música indie y actualmente es conocida como Frankie Cosmos.
Ahora bien, pasó el tiempo, sus hijos crecieron, son independientes y se forjaron su propio camino en el medio. Pero, ¿qué es de la vida de esta mujer que fue furor en los años '80 y que, estando en la cima del éxito, abandonó todo? Decidida a cambiar el rumbo de su profesión, Cates se convirtió en una gran visionaria en el mundo de los negocios. En 2005, abrió su propia boutique de moda en Madison Avenue, cerca de su domicilio en el Upper East Side, llamada Blue Tree. Desde entonces y hasta el día de hoy, pasa sus días vendiendo ropa, joyas, perfumes, libros y muñecos de peluche.
Sin embargo, su tienda no es lo único que la mantiene ocupada. Socialmente comprometida, Cates, de 57 años, alimenta su costado solidario liderando varios eventos de caridad y es portavoz de la lucha contra la diabetes juvenil.
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