Pensándolo bien: Jorge Fernández Díaz al frente de un suceso que se amplía en las noches de Radio Mitre
Cultor de la palabra. De esa que se enuncia exquisita. Soberana de las ideas. Jorge Fernández Díaz hizo del lenguaje no solo una herramienta sino un modo de vida, ya sea en décadas de trabajo en redacciones o como escritor de ficciones o travesías literarias que desnudan mucho de su verdadero universo. Se sabe, a veces, nada más real que la invención. La palabra, siempre la palabra. Esa que, desde hace ya bastante tiempo, enuncia en la oralidad de la radio, el medio que lo cooptó y al que le impuso un sello, un estilo. Acaso una equitativa fórmula que contiene la voracidad del periodista atento y la tertulia del escritor sensible. "Hoy me siento más escritor que periodista", dirá Jorge Fernández Díaz a LA NACIÓN. Es, entonces, ese escritor, con partículas de cronista indelebles en el ADN, el que cada noche se pone al frente de un suceso radiofónico cuando, dicen por ahí, ya es el horario de la reina televisión. Habladurías.Pensándolo bien, su programa de Radio Mitre, se convirtió en un plato fuerte de la emisora con mediciones de audiencia notables que lo convierten en el programa más escuchado de su franja horaria, ganándole por varias cabezas a quien ocupa el segundo lugar. Tal la repercusión que, atendiendo al reclamo del fiel oyente inapelable, desde esta semana, el ciclo dura una hora más, de 20 a 23. Vermut, comida y sobremesa. "La gente cena con nosotros, se organizan para escucharnos", explica con orgullo y reflejando lo que le cuentan en los cientos de mensajes que recibe durante cada emisión, cuando se sube a un taxi o pisa un restaurante. Pensándolo bien lidera su horario con más de la mitad del Share, palabrita de la industria que, traducida al cotidiano, significa que más de la mitad de las radios encendidas están sintonizando el programa de Fernández Díaz. "Lo que sucede hoy con Radio Mitre será recordado, dentro de muchos años, como un fenómeno muy particular", reconoce el conductor de ese recreo de ideas pausado y sensible.
Hoy, Mitre es un peso pesado dentro del mundo radiofónico, no siempre fue así, hubo otras épocas, en las cuales otras otras voces lideraban las preferencias de los oyentes. Todo se trata de ciclos. Épocas que hablan de las elecciones de las audiencias y de su fidelidad en el dial. "La gente sigue atentamente, hace devoluciones, es consecuente. Creo que lo que digo al aire representa a muchos", señala Fernández Díaz. Lejos de la dinámica del zapping televisivo, el oyente de radio se compromete al punto tal de ser, casi, un hacedor del programa y de conocer como nadie a esas voces que lo acompañan: "Una noche, en la que me había sucedido algo feo, llegué a la radio, mal. Estaba angustiado. Así que me esforcé por hacer bromas, mostrarme con el mejor humor. En medio de todo eso, un oyente me preguntó qué me sucedía porque no me notaba bien". La radio en estado puro con toda su sensibilidad a flor de piel, o a flor de voz.
Primera vez
Jorge Porta, uno de los conocedores más exhaustivos del medio y hombre responsable de Mitre desde hace años, fue quien le sugirió a Jorge Fernández Díaz que debía involucrarse en ese mundo. Al periodista, imbuido en el universo del papel y los cierres de redacción, le pareció algo exótica la propuesta. Pero aquello quedó resonando en el autor de Te amaré locamente. Finalmente, profecía cumplida, debutó en Lanata sin filtro: "Le llevé a Jorge una batería de ideas, acostumbrado a la dinámica de la gráfica, pero su respuesta fue contundente: ´La creatividad se encuentra al aire´, me dijo". Fue el puntapié inicial. El debut de aquel Doctor Amor que arrasó con historias del cuore appassionato y de tanto más. Hablar del amor sin pudores y en la voz de un señor formal y con trayectoria en lo suyo, todo un desafío. En aquellas mañanas comenzó el idilio entre el escriba y la radio, después de una vida de redacciones y gerencias de medios, de editoriales en LA NACIÓN y libros.
Pensándolo bien llegó después y para quedarse. Relatos iniciales, tertulias, discusión política, charlas sobre filosofía o anotaciones sobre arte y cultura. El indocto diría que son las fórmulas de una receta de elite. Iluso. Son los condimentos del éxito de cada noche de Mitre. Ese encuentro donde hasta las charlas con los invitados salen del lugar común: "No preparo las entrevistas. Conozco al personaje, pero dejo que fluya lo que tiene que suceder en el diálogo. Por eso salen otros aspectos de cada invitado", explica el merecedor de la Orden Caballero Granadero de los Andes por su novela La logia de Cádiz, donde se radiografía la épica del Regimiento de Granaderos a Caballo. Esas charlas a las que refiere el conductor, pueden mostrar a un constitucionalista como Daniel Sabsay conversar sobre aspectos y gustos personales sobre arte, música o libros. Hablar de la vida en Pasándola bien, esa sección que nació a partir de un invitado: el escritor Marcelo Birmajer. Siempre la palabra, las ideas... Y los libros.
"Mitre es un tanque que viene de todo un día a gran velocidad, por eso nosotros llegamos para detener, al final del día, esa vorágine", explica Fernández Díaz. El comienzo del programa es uno de los platos fuertes anhelados por los oyentes. Ese relato inicial que saca el pie del acelerador de los escuchadores, como diría Nora Perlé, y transporta a otros mundos. "No todo lo genial de la literatura puede ser leído. Y muchos textos, no tan maravillosos, en radio se escuchan muy bien. Es una tarea compleja elegir qué leer al aire". Así se suceden Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares o Julio Cortázar. Leer a Borges en la radio y liderar la audiencia. Vaya mérito. Hebe Uhart decía que "ser escritor es volverse ojos y volverse oídos". Mucho de eso se pone en juego cada noche de Pensándolo bien. Ese encuentro con la palabra dicha y la escuchada. En un programa donde también se habla de historia y filosofía. "He vuelto a estudiar historia política, a releer", confiesa consciente de las demandas de su programa, el periodista que disfruta de leer a quienes no piensa como él, "pero que me seducen con el talento". Como oyente, la radio no es novedad en su vida: "En mi infancia se oía Rivadavia y, ya adulto, disfruté mucho de Alejandro Dolina".
Mamá
"En mi casa se hablaba bable", le confesó Fernández Díaz a Pablo Sirvén en el programa Hablemos de otra cosa por LN+. Una vez más, el idioma, la palabra, para definir identidades. En este caso, la de esa familia de asturianos que escondían el origen y simulaban argentinidad para no ser discriminados. Ahí estaba ese tío abuelo que tocaba la gaita en el sótano para no ser escuchado por los vecinos. De ahí viene, de esos patios de piso damero, el periodista merecedor de varios premios Martín Fierro, Konex, y la Cruz de la Orden de Isabel La Católica. Aquellos orígenes imborrables lo formaron. "Desde chico supe que quería escribir", dirá con cierta emoción. Aquella madre "no instruida, pero que leía los diarios con mucho interés" fue faro. Al punto tal que se convirtió en motor de Mamá, la obra ineludible dentro de su bibliografía. Fallecida no hace mucho, es una ausencia presente: "La llamaba cuando terminaba el programa y ella, con precisión, comentaba qué había estado bien y qué no. O me decía: ´A tal entrevistado no lo entendí´. Tenía mucho criterio". Cuando se encontraba presentando aquel libro en España, que tenía tanto de memoria casi celular, su madre, en Buenos Aires, iba apagando su percepción del mundo. Paradojas de la vida que presagian la muerte o las eternidades.
Así en la radio como en la vida. La biblioteca de su casa se apoderó de los espacios, de ese refugio que comparte con su esposa donde intercambian ideas, discuten sobre arte, cine, música o actualidad. Compiten por lecturas. Fervor intelectual. Integrante de la Academia Argentina de Letras a la que considera su "segunda casa", el escritor inicia una nueva etapa de su programa, aunque prefiere que la evolución lo sorprenda sin aventurar planes a futuro. De 20 a 23, Radio Mitre pausa la vorágine para dejar lugar a lo esencial de la palabra, esa que se convierte en reflexión amorosa, en ideas, pensándolo bien.
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