El actor y productor adelanta cómo será su temporada en Carlos Paz, habla de su relación con Paula Chaves, de sus hijos, de su infancia y de sus comienzos
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Dice que de chico era “vago” y no quería estudiar porque prefería ir a jugar a la pelota con los vecinos de su José Mármol natal; y aunque ahora recuerda esos tiempos con cariño, también reconoce que sus padres sufrían al verlo tan desmotivado. Años después, cuando su futuro se presentaba como pura incertidumbre y Pedro Alfonso no sabía bien qué hacer de su vida, un amigo lo recomendó a la producción de Videomatch en 2003 y a partir de ahí se le abrieron nuevos caminos laborales que lo convirtieron en actor. Además se enamoró de una de las famosas participantes de “Bailando por un sueño”, la modelo y conductora Paula Chaves con quien, después de algunas idas y vueltas en la relación, tuvo a sus tres hijos, Olivia, Baltazar y Filipa.
Este verano protagonizará su décima temporada en Carlos Paz con la comedia Una noche en el hotel y en estos días hace los últimos ajustes de la obra, al tiempo que prepara a su familia para una mudanza de tres meses. De su actual presente, su infancia, sus comienzos y su familia, el productor y actor dialogó con LA NACION.
-¿Es verdad que te deprimiste el verano pasado cuando decidieron no hacer temporada por la pandemia de Covid-19?
-Sí, algo de eso hubo porque se hizo un hábito estar todos los veranos en Carlos Paz y mis hijos no conocían pasar Navidad y Año Nuevo en otro lugar. Siempre nos íbamos el 20 de diciembre para debutar el 25 y volvíamos en marzo. Fue duro pero terminamos pasándola bien acá con la familia haciendo algo casi nuevo para nosotros. Por otra parte, sabemos que fue una decisión acertada porque todo era complicado por el tema de la pandemia. Además de hacer la comedia tenemos mucha cercanía con la gente, suben al escenario, conversamos un rato, nos sacamos fotos e iba a ser muy difícil eso, por eso decidimos no ir. Nos costó tomar la decisión, pero era muy difícil la logística, a último momento decidimos que no y fue durísimo. No estar fue una situación de depresión y por eso tengo tantas ganas de volver.
-Se viene entonces la temporada número diez, ¿cómo te preparas?
-Estamos ensayando a full y en estos días ya viajamos porque estrenamos el 25 de diciembre en el Teatro Del Lago. Estamos muy contentos porque se armó un grupo muy lindo con Georgina Barbarossa, Agustín “Cachete” Sierra, Pachu Peña, Rochi Irazábal, Camilo Nicolás y Sofía Macaggi, con dirección de Carlos Olivieri. Una noche en el hotel es una comedia muy divertida que cuenta la historia de dos amigos, Julián y Rafa, que se quedan sin trabajo y consiguen una entrevista en las afueras de la ciudad. Yendo a la cita, tienen un desperfecto en su camioneta y quedan varados cerca de un hotel, así arranca y pasa de todo. No había trabajado con ninguno, excepto con Pachu porque alguna vez fui su productor en Viodemach. La estamos pasando bien. Y con Agustín es como si nos conociéramos de siempre. Mi personaje se llama Julián, siempre me elijo nombres de jugadores de River, es una cábala en estos diez años (risas)... Esta vez tocó Julián.
-¿Cuánta injerencia tenés en la producción, en el armado del elenco y de la historia?
-Me dejan opinar, pero no soy productor. Tenemos reuniones también con Carlos Olivieri y puedo sugerir cosas, pero no me meto en los números, ni en los contratos ni nada de esas cosas difíciles, pero en la parte artística, estoy en todos los detalles. La producción es de DABOPE, como desde hace diez años.
-Hiciste una dupla exitosa en cine con José María Listorti, alguna vez se dijo que se distanciaron, ¿por qué ya no trabajan juntos?
-Nunca hubo distanciamiento sino que, por ahí, el laburo nos llevó por caminos diferentes. A principios de este año hicimos algunas cámaras ocultas en Bariloche para Marcelo [Tinelli] y la pasamos bárbaro. Sería un sueño trabajar con José María en el teatro, cosa que hasta ahora nunca se pudo dar porque quizá hace algún programa o se toma vacaciones en verano, pero cuando empezamos a pensar en el elenco es al primero que llamo. Me encantaría hacer dupla con él en el teatro y seguramente se dará algún día.
-En los últimos años el mundo cambió y también el humor, ¿tuvieron que ser cuidadosos en la escritura de la obra en cuanto a los chistes y gags que hacen?
-Siempre hicimos un humor muy blanco, familiar y nunca tuvimos problemas. Mi personaje es ingenuo y, aunque hay doble sentido y picardía, no hubo que modificar. Por ahí, ya no decimos algún piropo, pero porque nos sale orgánicamente no porque pueda caer mal. Siento que hoy podríamos hacer la comedia de mi primer año en Carlos Paz tal cual fue. De todas maneras, siempre hay que estar atento porque apuntamos a la familia y usamos algunas, muy pocas, malas palabras.
-¿Te imaginabas sobre un escenario cuando eras chico y vivías en José Mármol?
-Fue impensado. Estos días hablaba con uno de mis mejores amigos, Agustín Pelletieri, que es futbolista, y me decía que a mis amigos no los sorprendió. Creo que a mí me sorprendió más que a ellos porque yo siempre estaba haciendo sketches o videos para mi familia y mis amigos. Sabían que era obvio que en algún momento iba a pasar. Siempre fui tímido, pero me gustaba hacer shows para divertir a mis amigos y familia.
-¿Cómo fue y qué pensaste la primera vez que te propusieron estar delante de una cámara o sobre un escenario?
-Pasó todo tan rápido, creo que me mandé sin pensar mucho. Un día me dijeron: “Che, querés bailar” y dije que sí como un cara dura y me hicieron una prueba en vivo y al otro año ya estaba en el “Bailando...” Después surgió hacer un a obra en la temporada de Carlos Paz y también me mandé. Era todo muy nuevo para mí. El primer año hice teatro con Nazarena Vélez, a quien le tengo mucho cariño porque aprendí de su mano. Era un mundo desconocido, que me enamoró desde el primer día que me subí al escenario y entonces pensé que era lo que me gustaba hacer para toda la vida.
-¿A partir de ese momento te preparaste tomando clases de actuación?
-Trabajé con gente que sabe mucho y escucho y aprendo, por ejemplo, de Carlos Olivieri que sabe tanto de comedias, y siempre digo que Emilio Disi fue mi gran maestro; trabajar con él era como tomar clases todos los días. Y como productor de Viodeomatch y ShowMatch tuve la oportunidad de trabajar con muchos humoristas e inconscientemente iba aprendiendo de todos. Fue una escuela.
-La gente puede pensar que solo trabajás en verano en Carlos Paz, ¿tenés otra actividad?
-En estos años pueden tener razón (risas) porque con la pandemia hay proyectos que quedaron truncos. Este año hice una serie que se llama Abejas, con Fabián Vena, que puede verse en Flow y es muy linda. Por otra parte, con Paula nos turnamos porque ella tuvo mucho trabajo este año y yo me quedaba en casa con los chicos. A veces pasa al revés, así que acompaño porque mis hijos son mi responsabilidad también. Y lo que tiene que ver con el armado de la temporada de verano lleva mucho tiempo, nosotros nos estamos reuniendo desde hace muchos meses para la creación del elenco, la escenografía, hay mucho para hacer. He tenido alguna vez tres trabajos en simultáneo y otras, ninguno. En una época hice el “Bailando...”, una ficción en Polka y ensayos de teatro y ahora me pregunto cómo hacía con todo. Cuando grabé Abejas, Paula estaba con Bake off y no sabíamos cómo organizarnos hasta que decidimos que todo iba a ser día a día.
-¿Cómo es esa organización familiar?
-Tenemos ayuda y todo es un día a día. Este año, mi primo nos ayudó mucho retirando a los chicos de la escuela y llevándoselos un rato a su casa. Con Paula nos acompañamos mutuamente en nuestras actividades. Cuando hizo Bake off, yo me ocupé más de los chicos y ahora, en la temporada con dos funciones diarias, ella va a estar más con ellos. Nos vamos acomodando y todos los días son diferentes.
-Llevan más de diez años juntos y nadie daba mucho por esta pareja...
-Muchos no creían y era lógico porque como espectador alguien puede pensar que lo que pasa en la tele es mentira, pero también hubo mucha gente que creyó y nos acompaña hasta el día de hoy. Fue muy fuerte. No pensábamos en lo que creían los demás, ya teníamos suficiente con lo nuestro.
-Parecen la pareja ideal, ¿es así?
-Somos una pareja que tiene sus discusiones porque somos diferentes en muchas cosas, pero coincidimos en un montón de otras. Hay muchos por hacer en casa con los chicos y cuando nos encontramos solos, lo disfrutamos. Hacemos muchas cosas en familia, pero no perdemos de vista hacer una salida al teatro, juntarnos con amigos sin hijos. Filippa es muy chica y toma la teta, pero cuando crezca un poco vamos a hacer un viajecito los dos. Nos disfrutamos mucho.
-¿Y alguna vez pensaste en por qué la gente siempre te acompaña tan amorosamente? ¿Qué tenés que otros no tienen?
-No lo sé, pero me sigue sorprendiendo y emocionado. Al principio era una novedad y después quedó como un cariño familiar. Me cuentan que me vienen a ver desde alguna provincia y no soy muy demostrativo, pero muchas veces llego a mi camarín y lloro de la emoción por las historias, el esfuerzo que hacen para acompañarnos durante tantos años. Es maravilloso.
-¿Cómo era tu vida antes de ser productor?
-No hacía mucho porque era bastante vago (risas). No sabía qué hacer de mi vida y encima repetí muchas veces el secundario: rendí la última materia a los 23 años. Era vago, pero no rebelde ni tenía mala conducta sino que no agarraba un libro y me iba a jugar el fútbol. Hoy me arrepiento porque la pasé mal, sufría y hacía sufrir a mis viejos. Después estudié teatro y producción y un amigo me metió en Videomatch cuando estaba en Telefe y ahí arranqué, en 2003.
-¿Quisiste ser jugador de fútbol?
-Soy muy futbolero, me gustó siempre y de chico me probé, pero el club me quedaba lejos y dejé. Después se pasó el tiempo y ya estaba grande. Fue una materia pendiente que no pude concretar. Con el tiempo me di el lujo de jugar con exjugadores e ídolos de River, pero nunca me lo tomé en serio. Fue un sueño que pasó y no le puse ganas para saber qué hubiese sido posible. Ahora juego los domingos con amigos en un torneo en Canning y voy a todos los partidos que me invitan.
-Paula contó muchas veces que te pasás muchas horas jugando a la Play...
-Ya no tanto porque creció Filipa y complicó todo, hace un montón que no prendo la Play. En casa arrancamos temprano y también nos acostamos temprano, antes jugaba a la noche cuando todos ya estaban acostados. Pero no significa que maduré, es un stand by, ya volveré... (risas)
-Cumpliste 42, ¿pasaste por la crisis de las cuatro décadas?
-Nunca tuve problemas con la edad y cumplir 40 no me generó problemas. De hecho, ese día había organizado una comida con dos o tres amigos y cuando llegué a casa Paula me esperaba con una fiesta sorpresa con todos mis amigos de Mármol. Fue muy emotivo y uno de los mejores cumples de mi vida. Ahora me veo lleno de canas y más viejo, pero lo acepto y me siento bien, no me pega por ese lado.
-¿Volvés seguido a Mármol?
-Voy mucho menos de lo que me gustaría, pero voy. Mi hermana vive en la casa que crecimos y a mis hijos les encanta ir también.
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