La periodista y conductora está en un momento de transición; en su vida privada está intentando superar una difícil etapa matrimonial y en lo laboral, le pesa no tener un lugar de pertenencia en este momento, le aseguró a LA NACION
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Paula Trapani está “a la expectativa”. De larga trayectoria como conductora, hace algún tiempo incursionó en el panelismo y ahora se le “abren más posibilidades laborales”, dice. Sin embargo, ella no desespera. En una charla con LA NACION, la periodista reflexiona sobre la función de los noticieros hoy, reconoce que le gustaría volver a las noticias y se anima a hablar de la crisis en su matrimonio de 25 años con Sebastián Loketek, economista y presidente del Bank of America en nuestro país.
-Hace algunas semanas contaste en LAM que estabas en crisis con tu marido... ¿cómo está la relación hoy?
-Hace 25 años que estamos juntos, son muchos años y tuvimos varias crisis. Ahora estamos en medio de una. Los dos tenemos carácter fuerte y hay cuestiones que no terminan cerrar, pero la peleamos porque nos queremos un montón y tenemos una familia divina. La seguimos peleando entonces. No sé, quizá funcionamos así (risas). Hay gente que aguanta, que tolera más...
-¿Han vivido en casas separadas en esas oportunidades?
-Varias veces, pero siempre la seguimos remando. Ahora estamos viendo qué pasa y nada es definitivo. En este momento, él está viajando por trabajo y aprovechamos este aire para pensar un poco. No es fácil y a esta altura de la vida menos. Somos de una generación que piensa que el sacrificio es un bien preciado y hoy las cosas han cambiado y los chicos piensan en su propio bienestar. La fidelidad es antinatural, es muy difícil que se dé y por no ser cien por ciento sinceros algunas parejas se desgastan y se destruyen. En las otras separaciones yo buscaba una situación más idílica del amor, de la relación. Hoy estamos tratando de encontrar un equilibrio. Esta vez estoy más tranquila y además no quiero salir al mercado de vuelta, que dicen está muy difícil (risas). No me imagino metiéndome en Tinder. Tampoco quiero conformarme porque no soy así. Con los años empezás a valorar otras cosas que antes no y dejás de necesitar cierta adrenalina.
-¿Hacen terapia de pareja?
-Hemos hecho. Ahora tenemos que encontrar el equilibrio. O no...
-¿Y qué pensás del poliamor, de las parejas abiertas?
-A tanto no llego (risas). Puedo llegar a tranzar con casas separadas: podría llegar a andar. Pero me gusta mucho la convivencia, despertarnos juntos, compartir.
-Hace unos meses estuvieron de vacaciones, ¿cómo funciona la relación en ese momento?
-Hicimos un viaje familiar divino. Los viajes son nuestro estado ideal porque ahí nos encontramos y no tenemos otras actividades. Y también quizá me pesa no sentirme plena laboralmente. Tengo muchos frentes de incertidumbre en este momento.
-¿Qué te saca de ese lugar de ansiedad?
-Mis hijos, Joaquín (19), Milena (16) y Delfina (11), que son los mejor que tengo en la vida. Soy una madre muy orgullosa de mi maternidad. Nunca fui una Susanita, ni había pensado en eso en realidad y cuando me descubrí como madre se me despertó algo que no tenía identificado. Soy muy compañera, los crio con mucha independencia, demasiada quizás porque son muy desapegados. Mis hijos son mi todo. También me gusta jugar al tenis, juego interclubes para el Buenos Aires Lawn Tennis, y para haber empezado de grande juego bien, aunque los que empiezan de chicos tienen otra técnica que yo no. Pero tengo una garra, corro todo y me dicen “la gladiadora” (risas). Así soy en la vida, de pelearla mucho. Y mis amigas me hacen muy bien también.
-Este año estuviste en Nosotros a la mañana y cuando volvió Fabián Doman no te renovaron el contrato y después fuiste una angelita invitada en LAM, ¿qué se viene ahora?
-Estoy a la expectativa. Quizá vuelva a LAM como invitada cuando alguna de las angelitas no pueda ir. Fui por quince días y me quedé casi dos meses. Me interesaba probar el “panelismo” porque a priori no era mi métier y me sentí muy bien. Hay temas con los que no me siento en mi hábitat como por ejemplo cuando hablan de Gran Hermano o de programas puros de chimentos, pero hay otros temas que rozan problemáticas sociales, como la salud mental en los realities o las cirugías de Lotocki y ahí puedo aportar. Ángel (De Brito) lo maneja de una manera espectacular, para sacarse el sombrero y me enganché, las chicas tienen muy buena onda.
-¿Y qué pasó con Nosotros a la mañana?
-Ahora se va Doman, parece que no funcionó. Hablo con algunos de mis ex compañeros y están viviendo una incertidumbre por la que nosotros ya pasamos y es muy feo. Todos dicen que el programa termina, pero no confirman nada y es complicado. Muchas veces la tele es así. Durante años hice el noticiero de Telefe y cuando me fui tuve que adaptarme a esta situación que para mí era totalmente desconocida porque los programas terminan y el noticiero sigue (risas). Hoy quiero tomarme un respiro, no enloquecerme. A veces, la gente de este medio piensa que no estar en una pantalla es la muerte y se desespera. Me ha pasado muchas veces. Estoy en un momento de mi vida y mi carrera que necesito pensar de qué tengo ganas. Ahora incursioné en el panelismo porque antes siempre había conducido programas y se abren más posibilidades. Pero me quiero calmar un poco y ver. Por otra parte, los programas en vivo son muy esclavos, con horarios fijos, sin feriados y a veces la ecuación no cierra. Me gustaría hacer algo que tenga que ver con el deporte, la medicina, viajes.
-¿Volverías a un noticiero?
-Sí. Estuve 16 años en Telefe, en donde hice una carrera muy escalonada: fui cronista, hice móviles en vivo, suplencias de piso, flashes de fin de semana y estuve 8 años en el noticiero del mediodía con Jorge Jacobson. Me fui a probar otra cosa porque sentí que estaba muy cómoda, que lo hacía de taquito y ya no era un desafío. Se dio la oportunidad de hacer un programa que se llamó Buenos días Argentina, que después fue AM, y competíamos con Jorge Guinzburg y Mañanas informales, que la rompió. Así empezó esta vida más nómade en la tele.
-También fuiste parte de El circo de Susana y el Patinando por un sueño, te falta entrar a Gran hermano famosos...
-No, eso no lo haría nunca (risas). Me cuesta decir que no porque todo me entusiasma y esos dos programas tenían que ver con destreza física, que me gusta. Me divierte probar. En un momento fui medio rupturista porque estando en el noticiero era raro verme en otro formato.
-¿Fue difícil animarte?
-Un poco. Lo primero que hice y fue muy polémico en ese momento fue el almanaque de Sábado bus. Teníamos que usar tailleurs en el noticiero y ser muy serios, entonces era muy raro verme en esa sección del programa de Nicolás Repetto. Cambió un montón el noticiero, desde todo punto de vista porque además la gente lo miraba para informarse. Ahora ya están informados cuando lo sintonizan y hay que ofrecer opinión, entrevistas con los referentes de los temas de tapa, información en vivo. En mi época luché bastante para que el noticiero fuera más descontracturado, para vestirme distinta, ser un poco más yo.
-Una pionera...
-De alguna manera, lo siento así. Sí, soy bastante arriesgada. Me gusta probar cosas nuevas, los desafíos, pero me cuesta no tener un lugar de pertenencia laboral.
-¿Ves algún noticiero?
-Hago zapping. Me gusta el formato y la dinámica del noticiero de América de la mañana, más descontracturado, cercano al magazine. Y al de Telefe le tengo cariño, pero la verdad es que me parece un poco guionado y muy estructurado. Ahora la gente se informa de otra manera y hay que ofrecer un valor agregado, me parece más interesante un programa de noticias. Hay mucho programa de mesa de café y cualquiera dice cualquier cosa. Me parece que se perdió un poco el respeto por el profesionalismo. Quieren que todo sea impacto y muchas veces pequé de tibia por ser criteriosa, pero yo sigo eligiendo ser criteriosa. Nunca voy a tirar bombas porque sí, porque hay que tener responsabilidad como comunicador.
-Siempre decís que te gusta el deporte y la medicina, uno imagina que hacés una vida sanísima, ¿es así?
-No (risas). Todo el mundo cree que hago gimnasia 24/7 y como re sano, pero no es tan así. La genética me ayuda. Juego al tenis y no voy al gimnasio, pero empecé justo en estos días porque el médico me sugirió que tenía que trabajar la fuerza; agarré las pesas más livianas y no lo podían creer, yo no podía más (risas). El deporte me gusta y como me lesiono mucho, entonces me interesa la medicina deportiva. En cuanto a la comida, nunca pude sostener una dieta. Trato de comer sano, muchas verduras y soy de buen comer. Tengo conciencia, pero no soy fundamentalista. Soy de las que come una torta y endulza con edulcorante. Las restricciones no van con mi personalidad.
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