La conductora y periodista reflexiona sobre su presente laboral y cuenta cómo fue el reencuentro con su marido después de dos años de estar separados
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Durante muchos años fue cronista y luego conductora del noticiero de los mediodías de Telefe. Estuvo al frente de magazines y hasta se animó a sumarse a El circo de las estrellas de Susana Giménez y al “Patinando por un sueño” y el Cantando 2020 de Marcelo Tinelli. Hoy es parte de Hay que ver, el ciclo de elnueve que ya tiene fecha de vencimiento. “Hace un mes que se decía que terminaba y ahora se concretó, con fecha y todo: Hay que ver termina el 18 de junio, y no tengo nada alternativo, pero no es decisión de la productora La Flia sino del canal, que quiere más programas de entretenimientos en su pantalla”, le cuenta Paula Trapani a LA NACION. Mamá de Joaquín, Milena y Delfina, la periodista habla de la relación con su marido, Sebastián Loketek, con quien se reconcilió luego de una separación de dos años, de mucho trabajo de pareja y de la aceptación del paso del tiempo.
-¿Te desanima que se termine un trabajo y no tengas otro a la vista?
-En pandemia y a mitad de año no es fácil buscar algo alternativo. Para este año estaba cómoda y no quería buscar demasiadas cosas más porque los chicos están en casa y estoy haciendo algo en Radio Cultura para despuntar el vicio. Me hubiera gustado que siguiera por lo menos un año más o hasta fin de año. Me encanta trabajar. Me energiza porque soy una mina que laburó toda la vida, pero entiendo las reglas de la televisión, las viví, las pasé varias veces y te vas a acostumbrando, generando una especie de defensa. De todas maneras, nunca es lindo que se termine un proyecto. Estar sin laburo me complica emocional y físicamente. No soy de las que se queda tirada en la cama haciendo zapping porque siempre encuentro cosas para hacer, productivas o inventadas. Soy así, pero no es lindo perder un trabajo y no está bueno para nada.
-Periodista, conductora, actriz, cantante. ¡Tus posibilidades son muchas!
- [Risas] Sí, soy de intereses múltiples, muy versátil y eso tiene cosas a favor y en contra. Me cuesta salir a buscar trabajo, levantar el teléfono y empezar a llamar porque no estoy acostumbrada y no me sale hacerlo; eso me cuesta.
-¿Y qué son esas cosas inventadas que hacés cuando no tenés que salir a trabajar?
-Por ejemplo, hacer deportes porque es una especie de terapia que tengo, física y psíquica. Es algo que me encanta porque sociabilizo, descargo y hago ejercicio. No me gusta hacer ejercicio en realidad, pero practicando deportes lo hacés sin darte cuenta ni sufrir. Además estudio canto, retomé clases de piano, que estudiaba de chica. Posiblemente estudie algún idioma, lo que vaya saliendo. Y hay una lista enorme de pendientes en casa porque yo vivo lejos de Capital e ir a trabajar me lleva bastante tiempo de viaje. También le dedico más tiempo a mis hijos y hacemos más cosas juntos.
-Tus hijos deben estar acostumbrados a tener una mamá tan inquieta.
-Están súper acostumbrados a eso. Además son muy independientes y evidentemente es la manera que tengo de criarlos porque los tres son así. No son demandantes sino que resuelven. Tengo un vínculo muy cercano con los tres, pero no necesitan que esté al lado todo el tiempo. Me gusta darles herramientas para fomentar su independencia y dejarlos ser.
-Entre las posibilidades de trabajo que puedas tener, ¿barajás la de volver a un noticiero? Alguna vez contaste que te fuiste de Telefe porque buscabas nuevos desafíos.
-Sí, me gustan los desafíos en general y cuando me proponen algo nuevo me prendo. Me había agotado el noticiero, se había vuelto rutinario y elegí hacer periodismo justamente porque no es rutinario. Pasé muchos años conduciendo el noticiero que en ese entonces era más rígido que el de hoy y sentía que lo hacía en piloto automático. Eso me incomodó, quería probar otras cosas. Con el diario del lunes, en este momento me encantaría estar conduciendo el noticiero de Telefe. Extraño un poco las noticias a veces y cuando pasan cosas grosas me vuelvo loca y quiero estar trabajando en la calle porque el periodismo me sale de las entrañas y me gusta estar en la cancha. Me veo otra vez en un noticiero, sí. Estuve en un canal de noticias y también es un desafío. Tengo mi espíritu periodístico siempre para explotarlo.
-No todos se animan a dejar un lugar de confort.
-Es verdad, fue una decisión muy difícil de tomar porque estaba muy bien posicionada y nos iba bien, pero llegó un momento en que sentí que había llegado a un techo y no encontraba más desafíos. Había hecho una carrera muy escalonada: fui cronista en la calle, hice móviles en vivo y suplencias en la conducción hasta que llegó la oportunidad de conducir y estuve ocho años al lado de Jorge Jacobson. Pero quise explorar algo nuevo, me propusieron hacer un magazine y acepté.
-De alguna manera, necesitás desafiarte...
-Totalmente. En estos años hice un montón de cosas y capitalicé todas las experiencias. Cuando decidí irme sentí que era la decisión correcta y no me arrepiento. Volvería a un noticiero, claro, pero en estos años pude mostrar una faceta artística que la solía guardar solamente para la intimidad. Estudié teatro, sigo haciendo canto y antes de la pandemia participé de una obra en Microteatro. Tengo intereses muy diversos y busco desafíos todo el tiempo para no aburrirme.
-¿Harías algún reemplazo en ShowMatch “La Academia”?
-Claro que me animo. Estoy abierta a todo. Me gusta aprender y le pongo mucho porque soy autoexigente.
-El año pasado te reconciliaste con tu marido, Sebastián Loketek, luego de una separación de dos años, ¿cómo fue ese reencuentro?
-Nos separamos varias veces, y entre idas y vueltas hace veinte años que estamos juntos. Cada tanto nos tomamos un tiempo solitos [risas]. Los dos tenemos carácter fuerte y le dedicamos mucho a nuestras carreras entonces, a veces, se dificulta el encuentro y compatibilizar tiempos con los tres chicos, pero nos elegimos de nuevo. Antes de la cuarentena nos fuimos de viaje en familia y cuando volvimos pasamos a estar encerrados en cuarentena estricta. Quizá hubiera estado bueno pasar un tiempo más de novios, pero se dio así.
-¿Y fluyó la convivencia?
-Tenemos los dos una vida muy ocupada pero nos gusta estar juntos y la estamos llevando muy bien. Nuestra prioridad son nuestros hijos y más allá de lo que nos pase como pareja, como padres nunca vamos a cambiar. Los chicos ya han vivido varias separaciones y reconciliaciones y siempre les decimos que pueden preguntarnos lo que quieran. La dinámica familiar siempre funcionó bien.
- Cumpliste 50 años, ¿cómo te llevás con el paso del tiempo?
-El número no me asusta y no me puedo quejar ni ser desagradecida porque tengo buena genética. Además me cuido, sobre todo la piel, hago deportes y trato de comer sano, pero no soy obsesiva. Los años pasan y es importante aceptarlo. Es un cliché, pero cuando estás bien por dentro, se refleja por fuera. Busco la manera de estar bien, no me permito bajonearme ni deprimirme, necesito incentivos. Busco otras zanahorias, pero la edad está y tengo que usar anteojos, y la piel no es la misma. Priorizo que me siento bien. Hay que aceptar y no negar y trabajar la aceptación es todo un desafío. Por otra parte, siempre tuve mucha vitalidad y la energía está intacta.
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