La actriz, en la dulce espera junto a Fabián Vena, habla de todo en una entrevista exclusiva con ¡Hola! Argentina
Me parece increíble pensar lo mucho que cambió mi vida en tan poco tiempo", dice Paula Morales (32) cuando reconstruye su historia de amor con Fabián Vena (46). Hace un año y medio, ella vivía con su hijo Benicio (8) –fruto de su matrimonio con el psicólogo Martín Lembo– en un departamento en Palermo y recién empezaba con las grabaciones de la comedia Somos familia junto al conocido actor. Al igual que en la ficción, donde sus personajes vivían un apasionado romance, la exmodelo y Vena no tardaron en enamorarse. "Apenas nos dimos cuenta de lo que nos amábamos, quisimos tenerlo todo", cuenta entre risas. "¿Viste cuando no querés despegarte ni un minuto y no ves la hora de empezar a construir una vida juntos? Eso nos pasó y así lo estamos viviendo", cuenta la hija del periodista Víctor Hugo Morales (66). A los siete meses, probaron la convivencia y al mes ella estaba esperando un bebé. Hoy, bellísima y feliz, Paula disfruta del embarazo junto a sus dos hombres y las pequeñas Vida (5) y Alma (4), las hijas que Fabián adoptó con su exmujer Inés Estévez.
–¿Cómo estás viviendo este momento?
–Siento una felicidad indescriptible. Creo que este embarazo lo disfruto desde otro lugar. Cuando nació Benicio, yo tenía 24 años; hoy me siento más plantada y conectada con el momento que estoy atravesando. Hay una conexión muy fuerte con el bebé, con Fabián, con la familia. Es muy tierno ver cómo Benicio y las hijas de Fabián están esperando a su hermanito. Me parece que este bebé viene a unir a las dos familias y a llenar de amor nuestro nuevo hogar.
–De repente, tenés una familia ensamblada y numerosa.
–Tanto para Benicio como para mí nos resulta alucinante esta experiencia. Estamos en otra dimensión, algo que nunca habíamos imaginado. Pensar que hace tan sólo unos meses éramos él y yo, y de golpe ahora somos un montón. Lo maravilloso es que los chicos se llevan bárbaro entre ellos; se entienden como hermanos. Las chicas adoran a Benicio y él, que siempre quiso tener una familia grande, se muestra muy protector con ellas. Por suerte, todo fluyó muy bien. A veces Fabián se encarga de llevar a Benicio al colegio y yo me quedo con las chicas. Somos una verdadera familia.
–Estás en el quinto mes de embarazo?
–Me encanta sentir las patadas. Para Fabián es como un show, se queda horas tocando la panza. Es un bebé muy inquieto, no para de moverse.
–¿Tenés antojos?
–Ya no, pero durante los primeros tres meses sentí una imperiosa necesidad de comer frutas y tomar jugos naturales. Lo gracioso es que jamás fui de comer sano. [Risas]. Era obvio que me lo pedía el cuerpo. Ahora que pasé la primera etapa, todo volvió a la normalidad. Ya retomé la dieta diaria de los chocolates y las cosas ricas.
–¿Cómo es Fabián de compañero?
–Fabi trata de que siempre estemos bien, es atento y nos cuida mucho. Y estando embarazada más todavía, con el tema del cambio hormonal, casi que me transformé en otra persona. Yo, que no suelo llorar, al principio me emocionaba y cualquier discusión era un mar de lágrimas y él, pobre, no sabía cómo ayudarme. Por suerte, volví a ser yo.
–¿Pensaron nombres para el bebé?
–Sí, pero todavía estamos debatiéndolo. Los chicos nos propusieron varios. Pero a Benicio, por ejemplo, le gustan nombres de otra generación: Roberto o Alfredo. Ya le dijimos que no.
–¿Qué dijo tu papá cuando le contaste la noticia?
–Estaba feliz. En realidad, no hubo mucha ceremonia, en ese sentido soy bastante descontracturada. Fue por teléfono, la llamé a mamá y ella les contó a los demás.
–¿Cómo reaccionaron tu hijo y las hijas de él?
–Superbien. Todo el tiempo me dan besos en la panza y las chicas cuando se despiden de mí también se despiden del bebé. Fue un embarazo buscado: los dos queríamos tener un hijo. Una vez que dijimos que sí, le dimos para adelante y fuimos por todo. [Risas]. La verdad es que nunca pensamos que iba a ser tan rápido. Pero cuando tiene que ser, es. De hecho, cuando fuimos a buscar nuestra casa, nos enamoramos de la primera que vimos. Y al tiempito de habernos mudado, me enteré de que estaba esperando un hijo. Por eso te digo: cuando hay amor, todo es simple. Si ya empezás empujándola y remándola es porque tal vez no es el momento.
–¿Cómo es la convivencia?
–Con Fabi somos muy compañeros. Ahora que él está con gira en el interior con la obra Sacco y Vanzetti, cuando puedo, los fines de semana me voy con él.
–¿Cómo empezó su historia de amor?
–Yo lo admiraba mucho y trabajando nos llevábamos muy bien. Me parecía un tipo divino, había química, pero lo veía sólo como un buen compañero. Sin embargo, de a poco se fue dando. Durante las grabaciones hay mucho tiempo de espera: el café de la mañana, los mates, los almuerzos. Así fue como nos empezamos a ver con otros ojos, y cuando arrancamos, pusimos quinta y no paramos.
–¿Primera salida? ¿Primer beso?
–Eso no te lo puedo contar. [Risas]. A veces las cosas llegan cuando uno menos las espera, pero también llegan cuando una está preparada para recibirlas. Hacía dos años que estaba sola y realmente lo estaba disfrutando. No buscaba conocer a alguien, pero tampoco estaba del todo cerrada.
–¿Tenías relaciones casuales?
–No, no es mi estilo. Para estar con alguien tengo que enamorarme, y me enamoré. Nunca me imaginé que podía tener una relación así, sin tener que resignar nada. Justamente el otro día le decía a él: "Qué lindo haber encontrado en esta etapa de nuestras vidas una relación en la que lo tengamos todo". Nuestro amor se basa en la libertad absoluta: nos decimos todo, nos contamos todo. Tenemos nuestras charlas hasta las cuatro de la mañana, no lo podemos creer.
–¿Quieren casarse?
–Yo me imagino en todas las situaciones, lo haría sin dudarlo. Pero hoy, el casamiento no es algo que me desvele. Me casaría con Fabi, pero ahora nuestro mejor compromiso es la familia que formamos.
–Para terminar, hace unos días tu padre fue criticado por sus dichos sobre la vida en las villas. ¿Cuánto te afecta esto?
–De ese tema en particular no voy a hablar. Lo único que puedo decir es que hace tiempo que aprendí a vivir con la exposición pública; estoy acostumbrada a que hablen de papá. A veces me molesta y otras, me lo tomo con tranquilidad. Papá es periodista y yo soy actriz y en ese sentido cada uno sigue un camino diferente.
Texto: Jacqueline Isola
Fotos: Tadeo Jones
Estilismo: Laura Fernández
Peinado: Juan Olivera, para Estudio Olivera
Agradecimientos: Hotel Pulitzer (www.hotelpulitzer.com.ar), Vero Alfie, Cher, Carolina Müller, María Vázquez, Silvana, Vía Uno, Justa Osadía, Oleana, Flaneur, Lucky Girl, Magneto y Chicco
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