La talentosa actriz habla de su amor con el productor teatral Ariel Stolier y cuenta cómo se convirtió en la “celestina” de Marcelo Tinelli y Guillermina Valdes
Zohan, el jack russell que heredó su nombre de la famosa película protagonizada por Adam Sandler (No te metas con Zohan), no la deja ni un minuto. Mientras toma el desayuno, Paula Kohan (29) se divierte viendo cómo su perro sigue con la mirada el pedacito de pan que está a punto de comer. Casada desde 2011 con el reconocido productor teatral Ariel Stolier (43), la actriz construyó su lugar en el mundo en un tríplex ubicado en un lindísimo condominio de Colegiales, donde también convive con un viejo gato negro, Vicente. "Se lo regalé a Ari porque le encantan los animales. Lo compré a un peso por internet y vieras lo felices que se muestran juntos…", cuenta la artista, que este año se lució con su actuación en la tira Guapas y por estos días protagoniza la obra teatral Dos almas que en el mundo, en el Centro Cultural San Martín. "Es un enorme desafío, porque tengo que interpretar a la madre de Mariana Jaccazio, que prácticamente tiene mi edad. Pero el riesgo, en vez de achicarme, me impulsa a tirarme a un abismo donde nunca sé dónde voy a caer. Vivo arriesgándome, porque para mí no hay nada más maravilloso que sorprenderme a mí misma", dice Kohan, quien dos años atrás se ganó para la prensa el sobrenombre de "celestina", cuando sus amigos Marcelo Tinelli y Guillermina Valdes coincidieron en una comida en su casa y quedaron flechados. "Fue obra del destino. Yo no tuve nada que ver, pero igual resultó bien. [Risas]. Me da mucha felicidad que gente tan querida se ame y creo que la llegada de Lorenzo fue maravillosa para todos. Es muy tierno ver cómo un bebé es tan amado por su familia", opina.
–Mantenés una gran amistad con Guillermina, pero también sos amiga de Micaela Tinelli y de Graciela Borges. Generás vínculos de todas las edades…
–Es cierto. Con Guillermina nos conocimos en un taller de teatro con Julio Chávez y enseguida nos entendimos. Y Graciela es un ser maravilloso, no hay nada que diga que no valga la pena. De hecho, en 2015 vamos a hacer una película las tres juntas, con guión de Daniel Cúparo. En cuanto a la familia Tinelli, tenemos el mismo círculo de amigos. Me parece que lo importante es compartir el mismo idioma, más allá de la edad.
–De hecho, tu marido te lleva catorce años…
–[Sonríe]. Sí, siempre me atrajeron hombres más grandes que yo. Ariel tiene 43 años y nos conocimos cuando yo tenía 21: te puedo asegurar que jamás sentimos la diferencia. Si bien hay registros que nos resultan abismales, nuestra relación fluye de manera muy natural. Así como aprendo mucho de él, yo también le enseño con mi propia mirada sobre la vida.
–¿Cuál es la fórmula para seguir eligiéndose?
–Estamos juntos desde hace siete años. A mi criterio, el romanticismo y el diálogo son la combinación perfecta para sostener y vivir plenamente una relación a largo plazo. Siempre intentamos buscar nuestros espacios para charlar, aunque estemos muy ocupados. El desayuno suele ser un buen momento, que sí o sí compartimos. Creo que el amor se transforma con el tiempo y por eso no hay que dejar de alimentarlo. A la larga, es imposible no cruzarte con gente que te llame la atención, por eso es importante hacer sentir al otro que es único e irrepetible. Y para eso está el romanticismo.
–¿Y él es romántico?
–A su manera… [Risas]. Cada uno se manifiesta de manera diferente. En ese sentido, Ari me cuida, está pendiente de mí, me mima. El romanticismo también puede pasar por ahí, por ser grandes compañeros en la vida.
–¿Tienen planes de ser padres?
–Muchas veces pienso en la posibilidad de... Soy una chica romántica y sueño con formar una familia y descubrir cómo se siente la maternidad, pero creo que todavía no es el momento.
–¿Qué importancia le das a la sensualidad?
–Me divierte. Hay que quitarle la solemnidad y jugar un poco. Sensual pueden ser muchas cosas, de hecho es lo que hace que deposite o no mi mirada en algo o en alguien.
–¿Por qué elegiste ser actriz?
–Porque no puedo ser otra cosa. Es lo que me piden el cuerpo y el alma, el espacio donde yo me encuentro más vital y siento que florezco. La gran satisfacción de actuar es sentir que puedo hacer algo que transforme al otro, movilizarlo. Me parece mágico. Y hay que estar preparado para enfrentar las decepciones. En mi caso, me considero una persona muy positiva que va siempre para adelante, me aburre mucho la depresión. El bajón me lo aguanto un día y después sigo adelante. Soy muy curiosa, me gusta probar, buscar nuevos caminos, porque eso hace que sienta que no tengo fecha de vencimiento. Quedarme cómoda en un lugar no es lo mío.
–¿Tenés algún sueño pendiente?
–Sí. En algún momento me encantaría hacer una colección cápsula para alguna firma, pero sin presión, sin querer convertirme en diseñadora. A mí me importa mucho cómo me visto, cómo está puesta mi casa, presto mucha atención a la estética en general. Así que en algún momento lo voy a concretar.•
Texto: Jacqueline Isola
Fotos: Sebastián Arpesella
Producción: Georgina Colzani
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