La modelo y conductora vuelve a la televisión con una nueva edición del reality de pasteleros; habló con LA NACION sobre sus expectativas con el programa y su relación con Pedro Alfonso
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Este lunes, a las 22.30, Paula Chaves regresa a la televisión. Una vez más, la modelo vuelve a calzarse el traje de conductora para comandar Bake Off Argentina, una de las competencias más dulces y tentadoras de Telefe. “Soy muy fanática de este programa. Es súper lindo para ver en familia y disfrutar. Además esta temporada al ser diaria será mucho más atrapante”, le anticipó muy entusiasmada la anfitriona de la competencia a LA NACION.
Además de algunos cambios que se le realizaron al formato, el programa -que buscará al mejor pastelero amateur del país- tendrá una cara nueva en el jurado. Al staff original compuesto por Damián Betular y Pamela Villar, se sumará Dolli Irigoyen, quien ocupará el lugar de Christophe Krywonis ante su salida luego de dos temporadas como juez. “Dolli es amorosa. Confieso que le tenía algo de miedo, pero nos hicimos muy compañeras. A veces me cuida a Filipa”, contó Chaves dando cuenta del vínculo cercano que generó con la reconocida chef.
Emocionada por volver a comandar la carpa gastronómica más famosa del país, lo cierto es que este regreso implica muchos desafíos para Chaves. Por un lado, la oportunidad de retomar su carrera, la cual se encontraba en stand by (a pesar de sus apariciones esporádicas en Morfi o Cortá por Lozano) por la llegada de su tercera hija. Por el otro, la dificultad de ensamblar su vida laboral y familiar, y la culpa que le genera dejar a Olivia, Baltazar y Filipa durante tantas horas. “Me encanta ser mamá, pero a veces colapso. De estar 24/7 en casa a irme todo el día es un montón pero, bueno, trato de agradecer y disfrutar”, reveló, quién advirtió que no está en crisis con su marido, Pedro Alfonso, aunque a veces la rutina los pase por encima.
-¿Cómo te preparás para volver a la televisión, después de tanto tiempo?
-¡Feliz! Es verdad pasó un montón porque la última vez que hice Bake Off estaba embarazada de Filipa y ya tengo una bebe de un año y dos meses. Me encanta volver con este programa, un programa blanco, en donde no van a ver peleas ni nada fuerte, es ideal para ver en familia. Los chicos se sienten súper atrapados por este formato, de hecho mis hijos están esperando desesperadamente que arranque.
-¿Eras fan de este reality antes de conducirlo?
-No tenía idea que existía cuando me llamaron para conducirlo la primera vez y cuando lo descubrí me hice fan. Me fascina, me encanta, estoy ahí detrás de la cámara atrapada. Por momentos me salgo un poco del rol de conductora y me siento una televidente más, una participante más, una jurado más, voy cambiando de roles. Es un reality, en donde a todos nos pasan cosas.
-En esta nueva temporada, se vienen algunos cambios...
-Sí, este año tenemos la novedad de que es diario. Se tuvo que pedir permiso porque es la primera vez que se hace así en todo el mundo, así que tuvieron que readaptar el formato y es tremendo. Hay desafíos nuevos, tanto técnicos como creativos, mega atrapantes. Y la dinámica también cambió porque las temporadas anteriores grabábamos un programa en dos días y ahora todo es mucho más intenso. Además el nivel es re contra parejo, está muy peleado y esto de ser diario hace que pasen de un desafío técnico a otro creativo que nada que ver al día siguiente. Es apasionante. El casting es espectacular, son unos personajes increíbles.
-Los cambios también llegaron al formulario de inscripción después de la mala experiencia con Samanta Casais...
-La productora es impecable, el canal ni hablar. Ellos son los que estuvieron conmigo en Súper M en el año 2003, vienen haciendo realities hace años. Los participantes firman una declaración jurada en la que ellos confiesan no haber hecho ningún tipo de trabajo previo que los pueda poner en un lugar de profesionales. Pasa que en pastelería es muy fino el límite entre profesional y amateur. En el caso de Samanta, ella firmó y dijo que nunca ejerció como pastelera profesional pero bueno, tampoco van a contratar a Interpol para investigar a cada participante.
-¿Cómo hacés para no encariñarte con los participantes?
-¡Me re encariño! Ahora más que nunca porque son más días juntos y se va uno por semana. Me re involucro y me encanta porque eso habla de cómo sale el programa. Lo vivo con mucha pasión. Yo me quedo las dos horas que dura la prueba y voy estación por estación encarrilándolos, apurándolos, recordándoles que no usen tal ingrediente porque a Damián o a Dolli no les gusta. Soy un poco metida como en la vida en general (risas), pero me nace así. Hay mucho chico joven bailando cuarteto en medio de las pruebas y es como que hay que darle una encarrilada para que se acuerden que están en una competencia.
-¿Por qué pensás que la gente se identifica tanto con este formato?
-Creo que la gente se identifica con las historias de los participantes, todo lo que sucede ahí es real. No hay ningún show armado ni tampoco nos van a ver a nosotros vestidos de “noche de comida hindú”. Eso es más MasterChef, están bien diferenciados los formatos. Sí tenemos otro Damián, que es el que yo vengo pidiendo desde la primera temporada. Antes como eran sus primeras experiencias televisivas estaba como más recatado o en el molde. Yo siempre le decía: “Por favor, mostrá cómo sos”. Él es así, su personalidad es así, llorás de la risa desde que lo ves hasta que lo despedís. Así que vamos a tener a ese Betular que va corriendo por las estaciones y hace de las suyas.
-En el jurado también hay algunos cambios... ¿Cómo están viviendo la incorporación de Dolli Irigoyen?
-¡A Dolli la amo! Confieso que le tenía algo de miedo, pero la amo. Somos vecinas de camarín así que compartimos largas horas juntas tomando un tecito, me trae un budincito, me cuida un rato a Filipa. Nos hicimos muy compañeras y es un placer poder compartir esta temporada con ella, más allá de que lo extraño a Christophe que lo quiero un montón y fue increíble trabajar con él (el chef francés está viajando por el mundo presentando su línea de cremas). Pero Dolli es amorosa y queridísima por los pasteleros. Siempre está enseñando y dando esos consejos constructivos y también está Pame, que es lo más, aunque está más exigente este año. Pero todo lo que pasa es súper gracioso y constructivo para los participantes. Se van a llevar grandes momentos vividos en la carpa con estos grosos de la pastelería.
-¿Te gustaría participar si se hiciera un Bake Off Famosos?
-Me encanta la pastelería, pero no me sale mucho. Me veo como participante si tengo una Dolli, un Betular y una Pamela al lado que me van guiando, así me animo, pero no es mi pasión la cocina. En este caso, los participantes son pasteleros amateurs, ninguno estudió profesionalmente y son muy apasionados. Están todo el tiempo buscando innovar, combinando recetas, ingredientes nuevos. Eso a veces les juega una mala pasada porque no es lo mismo cocinar en casa que en esa carpa y con el tiempo que va corriendo, yo no sé si podría.
-Muchas veces los sabores o aromas nos remiten a momentos, recuerdos o instantes del pasado, ¿te pasa?
-Sí, claro. A mí me emociona cuando pruebo esos bizcochos húmedos con los que me esperaba siempre mi madrina, que lamentablemente partió este año. Siempre nos esperaba en Lobos con esas tortas de vainilla, marmoladas o de chocolate hechas para merendar. Tengo en el paladar ese sabor de la infancia, que a veces vuelve cuando pruebo cosas acá.
-¿Cocinás en tu casa?
-Soy bastante freak con el tema de los snacks y siempre trato de hacerles algo saludable a los chicos. Me encargo de cocinar una vez por semana para dejar frizado y mandarles al colegio siempre una tortita, un muffin, un budín casero, pero soy bastante rebelde a la hora de seguir una receta. Damián siempre me dice que yo no podría ser pastelera porque me encanta cambiar todo y la pastelería es muy exacta.
-¿Cómo te organizás con los chicos al ser un formato diario? ¿Te da culpa dejarlos?
-Bastante porque cambio cien por cien la dinámica familiar. Pedro también está trabajando (está haciendo una serie para Flow) entonces es como que de estar los dos en casa, ocupándonos de los chicos 24/7 a irnos todo el día, es un montón. Muchas veces me la llevo a Filipa a las grabaciones, pero con los otros está el tema de quién los lleva y quién los va a buscar. Por suerte, tengo mamás del jardín y del colegio muy copadas que nos cubren, familiares como mi papá o mi cuñada que los van a buscar. Es un chino, pero lo vamos manejando.
-¿Te gustaría tener más hijos?
-No, ya está. Tres es un re número (risas). Amamos nuestra familia numerosa, pero ya está porque es mucho trabajo. Me encantan los bebés, estar embarazada, parir, pero es mucho. Después esos bebés se transforman en niños caminantes que criar y la crianza lleva mucho tiempo e implica muchas emociones como perder la paciencia. A veces uno intenta hacer las cosas de una forma y después te sale todo diferente a lo que tenías planeado, entonces te encontrás con facetas tuyas que no querés ver.
-¿Sos muy exigente?
-Me encanta ser mamá, criarlos con amor, respeto, escucharlos, que pongan sus emociones sobre la mesa, hablar de todo, pero a veces es complicado. Convivo con la culpa de decir: “Ay, Dios, yo quería criar de una forma y mirá, terminé haciendo lo contrario”. A veces me pasa que ellos están desregulados y digo: “Bueno, soy el adulto responsable, tengo que estar tranquila”, pero quizá no dormí en toda la noche o tuve un día complicado y llego a casa cansada y me la agarro con ellos, y después pienso que no quería gritarles o tratarlos de esa forma y voy y les pido perdón, les explico que mamá también se equivoca pero bueno, después de decir ocho veces que se vayan a bañar, a la novena estallo. Encima son edades muy distintas: Oli está dejando la etapa de niña para entrar en la preadolescencia, Balta -que quedó en el medio- es muy revoltoso, y Filipa es re contra mega movediza. Nuestra casa es un bardo. Como dice mi hermana Delfi: “Ir a mi casa es el mejor método anticonceptivo” (risas).
-El otro día hicieron un vivo de Instagram con Pedro justamente hablando de todas estas cuestiones y de cómo eso afecta a la pareja, ¿qué hay de cierto sobre los rumores de crisis?
-Nada, lo de la crisis surgió a partir de ese vivo que hicimos, pero no fue una crisis. Estábamos hablando de las cosas que suceden en la pareja, de la cotidianidad, de la logística con los chicos: quién los duerme, quién los lleva y los trae del colegio, cómo se organiza la dinámica familiar, pero no estamos viviendo una crisis. Hay días que no nos hablamos, pero no porque no queramos sino porque no tenemos tiempo: mientras uno está bañando a los chicos, el otro está haciendo la comida o poniendo la mesa o por ahí, cuando termino de dormir a la beba, voy a la cama y él ya está dormido. Es como que en la dinámica no nos encontramos. A veces nos pasa que nos cruzamos en la escalera, nos abrazamos y le digo: “Ay, te extraño, no te hablo hace tres días”, (risas). Pero, bueno, en casa todo es compartido.
-¿Imaginabas que a raíz de ese coqueteo en televisión que comenzó como un chiste de Marcelo Tinelli iban a formar esta mega familia?
-Un poco nos sorprendió. Todo lo que paso en ShowMatch fue real, pero a veces nos pasa que estamos comiendo y están los chicos jugando, bailando en el living, los miro y digo: “Son un montón”. “¿En qué momento nos convertimos en tantos?”. Lo veo a Moro (el perro que Alfonso le regaló en el reality cuando tenía 35 días) ahí en el medio, que ya tiene 11 años y está todo viejito con canas, y me parece todo medio increíble. La verdad es que es hermoso todo lo que formamos y vivimos. Trato de frenar, agradecer y disfrutar de lo que tenemos más allá de que a veces nos pasa la rutina por encima.
-¿Cómo están las cosas con tu hermana Delfi? ¿Ya volvieron a seguirse en las redes?
-Eso fue una joda nuestra interna del chat familiar. Nos dejamos de seguir y después nos olvidamos de seguirnos de nuevo, pero la verdad es que no me importa lo que se diga. No tenemos que estar explicando todo, no vivimos para lo que vaya a decir u opinar la gente.
-¿Cómo hacés para que no te afecte todo lo que se dice?
-No me endulzo ni con lo bueno ni con lo malo. Ni en su momento cuando teníamos millones de fanáticos y nos esperaban a la salida del canal ni cuando dicen estas cosas. No me subo a ningún tren, ni al del éxito ni al del fracaso. Vivo esto como un trabajo y lo disfruto, pero soy una persona normal, común y corriente. Vi pasar a muchos que han tenido picos de 38 puntos de rating y después han pasado, entonces siento que siempre hay que tener los pies sobre la tierra y ser un agradecido. Obviamente si surgen acusaciones o mentiras me duele, pero lo trato de resolver hablando directamente con la persona. Por suerte, nunca me ha pasado nada terriblemente grave que me haga sentir mal. Por lo general, siempre han sido muy buenos conmigo. Es mucho más lo lindo y enriquecedor que te da este trabajo, que esas cosas malas o lo que puedan llegar a decir de uno.
-Sos modelo, actriz y conductora, ¿tenés alguna asignatura pendiente que te quede por concretar?
-Me hubiese encantado ser pam. Estoy haciendo un curso de doula, que son mujeres que acompañan a aquellas que están en el proceso de búsqueda, embarazadas o en el parto. Se me despertó con el nacimiento y la maternidad de Olivia y me fascina. Amo a las parteras y valoro inmensamente el trabajo que hacen. Ojalá en un futuro pueda ejercer.
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