Patricia Viggiano se reconcilió con su marido, tras dos años distanciados: “Es más lindo estar juntos”
Con cuarenta años en pareja con Diego Chornogubsky, padre de sus dos hijas, la actriz reflexiona sobre el amor y el rol de la mujer en su trabajo
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De chica quería ser bailarina y durante muchos años tomó clases con María Fux. Sin embargo, sintió que ya era tarde para dedicarse a eso y decidió abocarse a otra de sus pasiones: el teatro. Estudió con Carlos Gandolfo y la primera vez que hizo un casting quedó seleccionada para hacer La zapatera prodigiosa, junto a Thelma Biral y con dirección de Cecilio Madanes. En televisión tuvo su primera oportunidad en Mesa de noticias, pero por poco tiempo porque entró al elenco estable del Teatro San Martín. “Cuando se me terminó el contrato empecé a pasillear por los canales y dejaba mis fotos y mi currículum. Así fue como entré a la novela Tu mundo y el mío, y ya no paré. Siempre me gané la vida como actriz aunque durante una época tuve un local de ropa de diseño con dos socias, pero dejé porque grababa muchas horas, en ese entonces en la novela Máximo corazón, y me di cuenta que no podía hacer las dos cosas”, rememora Patricia Viggiano. “Hubo años en los que no paraba y tenía que pedir, por contrato, que me dieran diez días de vacaciones”, dice. Fue parte de comedias y novelas que quedaron en la memoria colectiva de los argentinos como Mi cuñado, Grande Pa, Verano del ’98, Cabecita, Provócame y tantas más. “Tengo buenos recuerdos de todos mis trabajos y nunca me pasó de decir ‘qué desastre lo que estoy haciendo’. En eso tuve suerte”.
En diálogo con LA NACION, Viggiano repasa algunos de sus trabajos y cuenta que hace dos meses se reconcilió con su marido de toda la vida, Diego Chornogubsky, luego de dos años de distanciamiento. Padres de Olivia, actriz, y Lucila, chef, vuelven a apostar al amor: “Nos dimos cuenta de que es más lindo estar juntos”.
-Hace unos años contaste que te separaste después de 38 años de pareja, ¿cómo está la relación con Diego Chornogubsky?
-Estuvimos separados dos años y tres meses, la última vez y volvimos a finales del año pasado.
-¿Se reconciliaron?
-Sí. Nos conocimos a los 20 años. Tuvimos cuatro separaciones en 40 años y así funcionamos. Estuvimos cinco años de novios y la primera separación fue en ese entonces. Después nos separamos tres veces más, ya de casados, pero nunca más de un año. La última vez fue en 2019, cuando estaba haciendo Campanas en la noche, en Telefe.
-La reconciliación fue en plena pandemia cuando muchas parejas se separaron.
-Es verdad. Empezamos a vernos a mitad del año pasado, volvimos hace cinco meses y convivimos desde hace dos. Durante un tiempo cada uno estuvo en su casa hasta que su contrato de alquiler se terminó y se mudó a casa.
-Siempre vuelven...
-Hasta ahora es así y espero que no nos separemos más. Creo que estamos grandes para separarnos pero, de alguna manera, funcionamos así. Hicimos todo lo que pudimos y no encontramos otra forma. No me gusta acomodarme a las cosas, necesito tener entusiasmo. Arrancamos muy chicos y uno va creciendo con la otra persona y los crecimientos no siempre son parejos, y las situaciones de vida no siempre son las mismas. Nos amamos, pero no encontrábamos la manera. Diego no es partidario de la terapia de pareja y eso en una relación de muchos años es más complicado. Hay que ponerse de acuerdo en cómo cada uno quiere vivir y no caer en la rutina.
-¿Acaso hay fórmulas para parejas duraderas y felices?
-Venimos bastante bien. No hay una formula, pero fuimos encontrando la manera. Si me preguntás si volvería a separarme, te diría que no. En general, las separaciones eran de un año y esta vez fue más del doble y cada uno hizo un poco lo que quiso, y nos dimos cuenta de que si bien podíamos estar solos, era más lindo estar juntos y ambos valoramos muchas cosas. Lo bueno es que no volvimos porque no nos quedaba otra sino que nos elegimos porque nada es mejor que estar juntos.
Trabajo y feminismo
-Fuiste parte programas muy exitosos, ¿siempre la pasaste bien?
-Siempre. Aunque, si tengo que ser sincera, el personaje de Mi cuñado no me gustaba mucho. Fue una versión de la comedia que hicieron Osvaldo Miranda y Ernesto Bianco, en el ’76, y en la historia original la mujer era del primer matrimonio, pero en esta versión yo era la segunda mujer del personaje de Luis Brandoni y para poder mantener ese triángulo con mi marido, Beto, y mi hermano, Chiqui (Ricardo Darín), tenía que estar en la casa. Fue en los ’90 y mi personaje atrasaba mucho. Les pedí a los autores que le dieran una vuelta al personaje y por ahí ponían que hacía una dieta vegetariana. El personaje era lindo, no digo que no, pero era naif para lo que era mi cabeza. Por eso me fui de Mi cuñado.
-¿Te bajaste de un éxito?
-Sí, me fui. Me encantaba hacer el programa, me gustaban los actores pero los años iban pasando y sentía que mi personaje no estaba a la altura de lo que era la mujer en ese momento.
- Tenías conciencia del feminismo mucho antes de que se empezara a hablar tanto en los medios. En los ’90 la televisión era muy machista, en general.
-Tengo conciencia del feminismo desde que era chica. No soy de esas feministas a ultranza, pero mi mamá me decía que era tremenda porque era responsable, estudiosa y trabajadora, pero era rebelde también. Ahora me doy cuenta de que tenía bastante libertad, pero siempre estaba batallando porque mis hermanos podían irse de vacaciones solos y yo no, o porque traían a su novia a dormir a casa y yo no podía traer a mi novio. Siempre fui así. Por eso me hacía ruido mi personaje en Mi cuñado y pedía que hiciera algo más que bregar entre su marido y su hermano. Llegó un momento en que dije ‘hasta acá llegué’. Y no quería más protagonismo sino que tuviera un poco más de vuelo. Porque podía entenderse en una mujer de la edad de Beto (Luis Brandoni), pero yo tenía 30 años en ese momento. No podía seguir haciendo ese personaje porque me empezaba a ahogar.
"No podía seguir haciendo mi personaje de Mi cuñado porque me empezaba a ahogar, quería que tuviera un poco más de vuelo"
-Y te fuiste nomás...
-Dicen que de un éxito no te podés bajar, pero yo me bajé. Ricardo (Darín) no lo podía creer y pensaba que no estaba contenta con la plata, pero no era así. Renuncié y poco después el programa terminó, pero no porque me haya ido, porque podrían haber resuelto mi salida de alguna manera. Hay un tiempo en que las actrices caducan y no es así para los actores. Un actor puede tener la edad que tenga y sigue trabajando, en cambio para las actrices hay menos trabajo. En general, todos los personajes que hice estaban con hombres más grandes. Por ejemplo, a mis 24 años mi pareja en la ficción era Juan Manuel Tenuta (en Tu mundo y el mío), y a mis 30 fue Brandoni; y después Arturo Puig, en Grande Pa. El más cercano a mi edad fue Darín, en una tira que se llamaba Rebelde.
Trabajo y servicio
-¿Tenés proyectos?
-Hace muchos años empecé a estudiar una técnica espiritual de trabajo interno con Silvina Scotti, en un lugar que se llama Reencuentro del alma, un centro de bienestar, integración y conexión. Yo sabía que a los 60 años iba a estar haciendo otra cosa.
-Y cumpliste 60, ¿le decís adiós a la actriz?
- No me despido de la actriz, pero hay una parte de la actuación con la que me cuesta llevarme, siempre me sucedió. Me fascina la actuación por el solo hecho de actuar, pero hay un costado que tiene la vida del actor relacionado a que tenés valor si sos aceptado, elegido. Se confunde la autoestima con el ego y sé que el sistema funciona de esa manera pero nunca lo compré porque no me atrae. Por eso sentía que la actuación iba a tener un tiempo para mí y quería hacer algo más relacionado al servicio. Si bien el ser actor es un servicio, a mí ya no me alcanzaba eso solamente. Puedo actuar, pero necesito algo más.
- ¿Y qué es eso?
-Hice el instructorado de esta técnica espiritual de trabajo interno y quiero dar clases, pero cuando puedan ser presenciales. Mientras, me sigo formando. Esta técnica apunta a tener una mejor calidad de vida, a dejar de lado las creencias, los mandatos. Esto otra vez se relaciona con mi personaje en Mi cuñado porque estaba más que agradecida, ganaba bien, el programa estaba posicionado con actores buenísimos, pero me inquietaba la idea de que las mujeres seamos algo más que amas de casa y madres. Y ojo que trabajar en casa y criar hijos es maravilloso, pero mostraba a una mujer que no era real porque ya en ese tiempo muchas mujeres trabajaban y eran sostén de hogar. Lo pienso ahora y digo “estaba loca”. Pero estaba en un momento y una edad de mayor producción. Mi idea es seguir trabajando como actriz, claro, pero también dar clases porque me hace bien. Estoy muy entusiasmada con este nuevo desafío.
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