Pasos en falso, cienciología y cambio de vida: qué fue de Jenna Elfman, la protagonista de la serie Dharma & Greg
El personaje de hippie descontracturada la puso en el centro de la escena, pero una serie de malas decisiones hizo que su figura se desdibujara
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El personaje que la llevó a la fama era tan descontracturado como adorable: terminaba la década del 90, las sitcoms estaban en pleno auge y Dharma & Greg irrumpió en la escena para aportar una buena cuota de humor mezclado con romanticismo y un cuestionamiento a los estereotipos de la época. Detrás de Dharma Freedom Montgomery estaba Jenna Elfman, una joven desconocida hasta el momento que se ganó de inmediato el cariño del público. La serie terminó, la actriz logró algunos muy buenos papeles en la gran pantalla y luego, de repente, su nombre se esfumó de las grandes ligas de Hollywood, hasta que una famosa serie de zombies la devolvió a los titulares. ¿Qué pasó en el medio?
La danza como herramienta de disciplina
El primer amor artístico de Jenna Elfman fue el ballet. Nacida bajo el nombre de Jennifer Mary Butala en Los Ángeles el 30 de septiembre de 1971, la pequeña estudió danza y se graduó del County High School For The Arts. Sin embargo, una lesión la alejó de los escenarios, aunque la disciplina le dio las herramientas para convertirse en actriz.
“No salía con mis compañeros en la escuela secundaria porque estaba en clases de ballet seis días a la semana durante tres o cuatro horas al día. Dominé una habilidad a una edad muy temprana, lo que supuso una muy buena autodisciplina como artista. Esa fue mi primera introducción al arte en cuanto a creatividad. Y es mi base de operaciones”, confesó hace poco la actriz en una entrevista que le brindó a la revista Untitled. Con el foco puesto en la actuación -y antes de desembarcar en la televisión-, Jenna estudió en la academia del renombrado director Milton Katselas.
La templanza que le dejó el ballet fue fundamental en el arranque de la carrera de Elfman -y después también-: debutó en el videoclip de “Halo”, el tema de Depeche Mode, consiguió algunas participaciones en Roseanne y en la película para televisión Double deception y logró ser parte del elenco de Townies, junto a Lauren Graham y Molly Ringwald. En ese momento llegó a sus manos el papel de Dharma Freedom Finkelstein Montgomery, una mujer de espíritu libre que compartía la vida con el estructurado abogado Gregory Montgomery, interpretado por Thomas Gibson. La serie duró cinco temporadas, se emitió por la cadena ABC desde 1997 hasta 2002 y convirtió a Elfman en un rostro familiar.
A 25 años de aquella experiencia, Elfman sigue agradecida por el suceso y por lo que significó en su vida. “Me encantó lo que los autores crearon. Fue realmente muy divertido y todo el elenco fue espectacular. Sinceramente fue una maravilla”, le dijo hace unos años a la revista Glamour. Además, reveló que todavía hay fanáticos de la sitcom y que la frenan en la calle. “Aún hoy, si estoy caminando por un aeropuerto o en el supermercado, los rostros de las personas se iluminan de alegría. ´Amo a Dharma. Yo quería ser ella. Quería conocerla. Quería ser amigo de ella´, me dicen”, repasó.
Elfman también habló del poder de la ficción en la vida de las personas. “También recibí cartas que decían: ´Me iba a suicidar, pero ver Dharma & Greg hizo que decidiera no hacerlo. Me di cuenta de que está bien ser diferente. Está bien ser uno mismo. (...) Francamente, tengo muchas de esas historias, así que siento que, en muchos niveles, fue una experiencia especial”, concluyó la actriz.
Fracasos y el regreso en la madurez
Los años que duró la serie y los que siguieron fueron muy buenos para la artista: enfocada en progresar y con una capacidad para la comedia comprobada, se codeó con figuras de renombre y fue parte de proyectos recordados: trabajó con Eddie Murphy en Dr. Dolittle (1998); con Matthew McConaughey y Woody Harrelson en EDTv (1999); enamoró tanto a Ben Stiller como a Edward Norton en Divinas tentaciones (2000) y le dio la voz al personaje de Kate en Looney Tunes: de nuevo en acción (2003). Sin embargo, varios proyectos que no tuvieron el éxito esperado la bajaron de las grandes ligas. Hasta que en 2018 llegó la posibilidad de sumarse a Fear The Walking Dead, el primer spin-off de la serie de apocalipsis zombie The Walking Dead.
“Fue un gran punto de transición para mí. Acababa de salir de una comedia que había durado poco y en la que trabajé muy duro. Sentí que necesitaba volver al estudio de baile y conectarme conmigo misma. Sentí que estaba atravesando una segunda pubertad, tanto artística como empresarial. Fue un momento difícil”, reconoció a Glamour.
Aunque no fue fácil para Elfman ver cómo su carrera no volvía a despegar, todo se acomodó cerca de los 50, con la madurez. “Siempre digo: ‘Llegué aquí la primera vez y puedo llegar aquí otra vez’. No me gusta no trabajar, pero tampoco me entra el pánico porque sé que puedo hacerlo, y lo sé porque lo he hecho antes. Eso es parte de esa confianza”, reconoció.
Además de Fear The Walking Dead, Jenna se aggiornó y se entregó a la aventura de los podcasts: hoy en día comparte uno con su marido, Kicking and Screaming, y otro con su amiga Heather Dale. Además, se confirmó que será una de las estrellas invitadas en la tercera temporada de Dark Winds y que será la protagonista del piloto de una comedia que aún no tiene título de la productora y escritora Dana Klein.
Un matrimonio temprano y la cienciología como red
De la vida privada de Elfman es poco lo que se sabe. La actriz conoció a Bodhi Elfman, quien se convirtió en su marido, en febrero de 1991. Él tenía 22 años, ella 20. El flechazo sucedió mientras grababan la publicidad de una reconocida marca de gaseosa sabor lima limón, y nunca más se separaron: se casaron en 1995 y tuvieron dos hijos, Story Elias Elfman (2007) y Easton Quinn Monroe Elfman (2010).
Si bien Elfman es descendiente de judíos y Jenna recibió una educación católica, la pareja se unió a la cienciología en 1991. Como Tom Cruise, Elisabeth Moss o John Travolta, no reniega de su vínculo con el extraño y misterioso culto, aunque no es fácil escucharla hablar al respecto. En marzo del 2020, en una nota que le concedió a la revista US Weekly, por fin se refirió al tema, y fue contundente. “La controversia es aburrida”, le dijo al medio estadounidense. “No es nada para mí. Sé lo que sé y cuánto me ayuda”.
Elfman explicó que la cienciología la ayudó a “mantenerse firme” en relación a la fama que logró en sus mejores momentos, como cuando protagonizó Dharma & Greg, y defendió la organización. “He sido ciencióloga durante 28 años y eso es una gran parte de lo que me ayuda a mantener la comunicación en mi relación de pareja”, le dijo a People. “Nunca nos hemos engañado, nunca hemos roto. Aguantaremos”, siguió. “Criar hijos, mantener mi cordura en un mundo loco. Nuestro mundo está loco, se está volviendo más loco y Hollywood es el non plus ultra de la locura”, explicó luego, y ensayó una explicación a los ataques que sufre su fe: “Creo que todo lo que funciona tiende a ser atacado”.
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