En las inmediaciones de Palermo y el microteatro ubicado en la calle Serrano al 1100 está su universo por estos días. En Colegiales, cerquita de allí, también graba escenas para el unitario de Pol-ka Otros Pecados junto a Justina Bustos. Pero sus compromisos laborales no le desvían la atención de su prioridad en la vida: su hija Eloísa, fruto de su amor con su expareja, el actor Joaquín Furriel. "Amo ser su mamá, Elo me tiene enamorada. Es especial, linda del derecho y del revés. Es maravilloso ver cómo las nuevas generaciones traen algo único que tiene que ver con una seguridad a muy temprana edad, una frescura y una fuerza imparable", confiesa emocionada Paola Krum (48).
Con su pasión por dirigir recién estrenada, los votos renovados con una profesión que amó aún antes de ser demasiado consciente cuando a los 11 años fue al Teatro Colón a dar la primer prueba de ballet y su maternidad a flor de piel, brilla e irradia un calor único desde sus ojos infinitos y la sonrisa inconfundible que la define. Hoy, en Microteatro BA será la primer función de Las Preciosas, y su debut como directora, con Melisa Hermida - que además es la autora- y Cinthia Guerrera. "Es un momento de menor exposición y mayor disfrute", asegura a LA NACION.
–La dirección ¿es un deseo cumplido o algo inesperado?
–Es algo que quería pero veía lejano, quizá por los propios miedos e inseguridades, por sentir que uno nunca está en condiciones ni puede. Por suerte que exista este espacio de Microteatro hizo que me animara a ver de qué se trataba. No sabía en realidad qué iba a pasar, pero ocurrió. El texto es de Melisa Hermida, que también es actriz, y también actúa Cinthia Guerra. Ellas me lo vinieron a proponer. El guion me pareció encantador, divertido y justamente éste me parece un espacio en donde la risa tiene que ocurrir, porque son lapsos de tiempo cortos, apenas 15 minutos, entonces se trabaja con la tensión y luego, con la liberación de esa tensión, la carcajada. Estoy fascinada, me encanta.
–¿Qué directores te marcaron?
–Me dirigieron directores muy diversos. Ciro Zorzoli fue un director que me tranquilizó mucho en relación al escenario, que es un lugar de mucha exposición. Nunca me olvido que me dijo actuar es con el otro. Es decir, no hay que desplegar uno sólo, sino que es jugar con el otro, siempre es una construcción con otros actores. Hay que conectar con el otro y trabajar a partir de eso, sea lo que fuere. También hay algo de meterse en la dirección que sin duda apunta a descansar un poco de esta exposición que yo siento.
–¿Sos muy exigente?
–Es la única manera en la que sé hacer las cosas. Igualmente también aprendí con el tiempo a que fuera de la rigidez, de la perfección, también hay mucho para aprender. Claudio Tolcachir, otro director que me marcó un montón, me enseñó eso. Trabajo desde chica, a los 19 tuve un personaje importante en Drácula, me subí a un escenario como el Luna Park como protagonista sin estar preparada, entonces tengo una sensación de exigencia grande. No está mal en algún punto, pero actuar es un juego, es también divertirse y eso Claudio lo propone desde su palabra, su gestualidad y manera de dirigir porque es tan relajado, está tan a la par y tiene clarísimo lo que quiere sin ponerse por encima nunca. Eso también me señala un poco lo que quiero para mí.
–¿Qué tipo de directora querés ser?
–Humana, que esté conectada con quién está trabajando, que entienda esto: para mí el oficio de actriz es casi un milagro. Hoy me pasa que voy al teatro y me quedo pasmada, no puedo creer que los actores hagan todo eso, que creen todo eso que cuentan, que lo recreen todas las noches y tengan el poder, la fuerza, la entrega, la vulnerabilidad de poder hacerlo. Me sigue maravillando y creo que una directora que entienda eso es clave. También creo que no es algo que se pueda estudiar, hay que aprender del ensayo y error, el espacio del Microteatro es ideal, la propuesta misma hace que se preste al experimento, a lo novedoso, al riesgo y la prueba de otras maneras.
–¿Cómo te ves en el futuro: actuando y dirigiendo en iguales proporciones?
–Me encantaría desarrollar esto... Es una prueba pequeña, pero ya estoy empezando a buscar textos y material para armar algo luego, seguramente tenga que ver con la música que siempre me tira.
–Fue de la mano de la música que llegaste a la profesión...
–Sí, en realidad del baile. Yo bailaba danza clásica, iba por ese camino hasta que me lesioné a los 16 años cuando ya tenía ofertas para formar parte estable de un grupo de ballet importante y eso me dio la oportunidad de descubrir el teatro. Ahí cambió todo, me enamoró un oficio que me amplió la mirada, en donde la imperfección, el lado chueco, vulnerable tenían lugar. Aparte había espacio para vivir, dedicada a bailar me perdía cumpleaños, salidas, los chicos... igual iba a colegio de mujeres, no sabía lo que era un hombre, me asustaban, me daban taquicardia. Todo eso empezó a cambiar en contacto con la actuación.
–Y a los 19 uniste danza y actuación en el protagónico en Drácula, el musical con Pepito Cibrián y explotó todo...
–Sí, lo agradezco pero siento que no estaba preparada. Nunca tuve un bolo, un papel pequeño para experimentar, equivocarme, ir probando como era eso de estar expuesto, de ahí vinieron protagónicos en series, novelas. Nunca me fue fácil manejar la mirada ajena justamente porque soy muy exigente, cosa que a veces impide poder disfrutar. Me gusta este momento en donde me corro de la exposición y las que tienen que maquillarse para las fotos son ellas y yo con rodete dando indicaciones soy muy feliz.
–Pero de la tele no te podes alejar por completo y ya estás grabando Otros Pecados, lo nuevo de Pol-ka...
–Después de Quiero vivir a tu lado no había hecho más TV y volví ahora con Otros Pecados, junto a Justina Bustos que es un amor, nunca había trabajado con ella y la química fue genial. Aunque es mi pupila y la vuelvo loca, ella es una tenista internacional y yo soy una maldita, un personaje nada que ver conmigo, muy divertido para hacer.
–¿Hay más propuestas de TV?
–Sí, todavía no confirmé nada, pero Adrián Suar me quiere en algunos proyectos del año que viene... Vamos a ver.
–A nivel personal, ¿cómo estás?
–Con necesidad de pasarla bien, de no volver a estar incómoda como estuve en otras épocas de mi vida. Ahora estoy cómoda conmigo, estoy haciendo cosas pequeñas, pero que me dan mucha alegría, plenitud. No sé si tiene que ver con este proceso de madurez, de florecimiento de otras cosas, de esto que me ocurre con la profesión, indagar nuevos lugares, de más disfrute, de crecimiento, de poder experimentar. No estoy en pareja y me dedico a vivir el presente, mi hija, mis amigos, los pequeños grandes placeres.
–¿A qué cosas le temés?
–La paso fatal antes de cualquier proyecto, siento antes de cada función o escena que me muero del dolor de panza, que por qué me dediqué a esto... Pero no sé si es miedo, al menos no del inmovilizante, porque una vez que arranco es como si algo se prendiera y todo eso queda tan atrás que ni me acuerdo.
–¿Qué temas actuales te interesan o conmueven?
–Sin duda el reencuentro con las mujeres me emociona, participo, hay como un enamoramiento del poder femenino, un descubrimiento, me emocioné mucho en las marchas y vigilias por la legalización del aborto . Siento que todas nos dimos cuenta y cambiamos la cabeza, seguimos trabajando en reprogramarnos porque son muchos años de pensar con otro chip, pero lo vivo como super positivo, lo celebro en cada pequeño encuentro con otra mujer.
–En estos años de profesión, ¿tuviste una situación de abuso de poder machista?
–Incontables, miles y las naturalizaba. Me parecía completamente normal el destrato y el maltrato recibidos. Tenía otra cabeza. Me alegra que mi hija vaya a tener otro panorama que ese, ella es muy consciente de muchas cosas que ni soñaba yo a esa edad.
–¿Cómo sos como mamá?
–Intento respetarla, no dirigirla, dejarla ser quién es, acompañarla a descubrir, guiarla sin invadirla. Me maravilla y me enseña todo el tiempo. Si uno se toma el trabajo de correrse y realmente mirar a un niño, valorizarlo, cambia todo. Sin duda es lo más luminoso e importante de mi vida.
–Con los padres dedicados al arte, tiene muchas chances de que le tire también ese mundo, ¿la ves ahí, creés que se les parece?
–Físicamente es una buena mezcla, tiene rasgos más parecidos al papá, sus ojos... Pero le veo cosas mías y la personalidad es única, no quiero decir mucho porque te hablo hora y media... (Risas) Tampoco quiero decir que la veo artista, pero es muy encantadora, lúdica, tiene mucha imaginación, es expresiva y no sé qué profesión elegirá, pero el arte le encanta. Yo sólo quiero que sea libre y feliz.
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