Panam se emocionó al recordar la pérdida de su beba: "Quedé en el aire un montón de tiempo"
Hace siete años Panam tuvo que enfrentar el peor golpe de su vida cuando su hija, Chiara, murió antes de nacer. "La piña más fuerte que yo recibí fue en el 2013. Estaba por tener un bebé, embarazada de nueve meses, y dos días antes de dar a luz fui al hospital y la beba no tenía latidos", recordó durante su visita a PH: Podemos Hablar. "Me operaron de urgencia y quedé en el aire un montón de tiempo", contó emocionada hasta las lágrimas.
"En ese momento, cuando me estaban operando y sacaron a la bebé, tomé conciencia de que había perdido a mi hija. Necesité que me la traigan y me la pongan en el pecho, necesitaba sentir su corazón con el mío. Sentía que estaba totalmente abatida", agregó sobre el día más triste que le tocó vivir. "Cuando la abracé sentí que se quedó conmigo. Por más que se haya ido a otro plano, se quedó para siempre".
A pesar de la tristeza, Panam supo encontrar la fortaleza para salir adelante en la gente que la ama. "Fue muy importante el amor de mi mamá y el de mi marido, que me mantuvo mientras yo estaba en el aire", admitió. "Yo tenía un hijo ya, Luca de tres años, y solo pensaba en ponerme bien por él. También necesité ponerme de pie, subir al escenario y ver la mirada de los nenes que son puros y sin maldad, me llenaban de energía".
"A mi me detectaron trombofilia", dijo sobre la causa por la que la beba perdió la vida. "Después tuve la bendición de volver a ser mamá de Sofi, que tiene cinco, y de Bauti, de tres. Yo digo que tengo tres niños acá en la tierra y a Chiara que está en el cielo, en otro plano, pero que siento que nos protege".
Mientras en el estudio todos le dedicaban palabras de admiración y le mandaban fuerzas, Panam decidió abrir su corazón y contar cómo atravesó esa etapa. "Cuando das a luz no estás preparada para perder a tu bebé. Perdí a mi papá en otro momento y lloré un montón, porque era la princesa de la casa y fue duro, pero lo de mi hija me descolocó", reconoció. "Siempre me sentí fuerte, pero acá sentí que el dolor era inevitable, me quebró, me caí... Gracias a Dios estaba mi familia, mis sobrinos, mis hermanos, mis amigos incondicionales y sobre todo mi marido, que se puso la familia al hombro".
"Mi nene era muy chiquito, y viste que los nenes son sabios, él entendió enseguida. 'Mamá, Chiara se fue al cielo, no llores', me decía cuando me encontraba mal. Yo me tenía que poner bien por él, me tenía que ver fuerte para que sepa que su mamá no se deja abatir", reconoció sobre su principal motor para salir adelante. "Soy de leer mucho, y en ese momento había leído una frase que decía "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional". Me sentía depresiva, no me podía levantar pero en el fondo pensaba, 'no puedo dejar que este dolor me tire, no volver a creer ni tener emoción'".
Fue en ese entonces que decidió volver a quedar embarazada. "Busqué un equipo de médicos y les dije que quería volver a ser mamá, porque era la única manera de salvarme", recordó, antes de hacer referencia a la ley de trombofilia, de la cual fue una de las principales voceras. "Lo que buscaba era que ninguna mujer tenga que conocer la trombofilia porque perdió un hijo", explicó. "Me inyectaba dos veces por día y sentía que la heparina era el oxígeno del bebé. Así nació Sofi, pero no me quedé tranquila y fui por otro".
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