"Los últimos dos años de mi vida han sido una gran mentira", escribió desilusionada Pamela Anderson al descubrir que el que parecía ser su gran amor, el futbolista Adil Rami, mantenía una doble vida con otra mujer. Un duro momento para quien fuera uno de los íconos de belleza de la década del 90 y que vivió romances explosivos y turbulentos, pero que nunca perdió la esperanza de encontrar alguien a quien amar.
Si bien había trabajado como modelo publicitaria y actriz en pequeños roles, su salto a la fama global llegaría en 1992 cuando se sumó a la serie Baywatch como C. J. Parker, una sensual guardavidas, cuyo traje rojo y melena al viento en cámara lenta la convirtió en una verdadera marca registrada y una imagen imitada y parodiada hasta el infinito.
Fue este rol y su belleza exuberante y fresca la que la volvió deseada y admirada por todos. A lo largo de las seis temporadas que estuvo en el ciclo, en donde terminó siendo la actriz mejor paga de la TV, se le adjudicaron varios amoríos. El primero fue con su compañero de elenco Kelly Slater, quien terminó siendo campeón mundial de surf e inventó una ola artificial que le cambió la cara al deporte.
"No me arrepiento de nada de mi época en Baywatch, fue una experiencia de la que aprendí muchísimo incluso siendo muy joven. Tal vez fui mal visto por otros deportistas pero bueno... me sirvió para saber que era mejor surfer que actor. Y también aprendí mucho de Pamela, tengo el mejor recuerdo del tiempo que compartimos juntos", aseguró Slater hace algún tiempo.
Cuando ese amor terminó, llegaría el vínculo que, según sus propias palabras, la marcaría para siempre: Tommy Lee, el baterista de la banda Mötley Crüe. Se conocieron en la fiesta de fin de año de 1994 y se volvieron a encontrar un mes y medio después, en las playas de Cancún, México. Allí el flechazo fue inmediato y cuatro días después de una primera cita, se casaron.
"Tenía un anillo rosado en una mano, me lo saqué y le propuse matrimonio. Fue espontáneo, no lo pensé. Su respuesta fue meterme la lengua hasta lo más profundo de mi garganta", declaró el músico cuando la noticia del enlace se hizo pública por una tapa de la revista People. La ceremonia fue tan rápida y secreta que la misma madre de Anderson se enteró por la publicación.
Como en una película, la rubia más codiciada estaba en los brazos de un rockero rebelde. Sus fotos aparecían en todas las revistas y sus apariciones públicas siempre parecían exuberantes y escandalosas. Pero el verdadero escándalo llegaría pocos meses después del casamiento, cuando se volvió público un video privado de ambos.
Al parecer los dos se habían filmado manteniendo relaciones en su casa de Malibú y ese material había llegado de algún modo a la incipiente Internet que no tenía el alcance masivo con el que cuenta hoy pero que allí mostró su potencial de daño para la privacidad de las personas. Para ambos fue un dolor de cabeza y una humillación total, ya que de la noche a la mañana en todos lados se hablaba de esas imágenes.
Con el tiempo se sabría que un electricista que trabajaba en la casa de los recién casados se había llevado la caja fuerte de la pareja tras discutir y ser despedido por Lee. Cuando logró abrirla, encontró el VHS casero, que demostró ser más valioso que el dinero o las joyas que contenía. Fue una de las primeras veces en la que Anderson sería damnificada por los hombres que la rodeaban.
"La frustración y dolor que nos trajo el escándalo por el ‘sex tape’ le agregó estrés a nuestra relación, que ya de entrada era muy intensa. Simplemente nos consumió", resumió Lee cuando quiso justificar la separación que vivieron en 1996, tras el nacimiento de su primer hijo, Brandon. En noviembre Anderson presentó los papeles de divorcio, pero a los pocos meses se arrepintió: volvieron a estar juntos y en diciembre del año siguiente nació Dylan, su segundo hijo.
Pero las cosas no mejoraron y en febrero de 1998, la actriz presentó una denuncia por violencia física, acusando a su esposo de que haberla atacado en su cocina frente del pequeño Brandon. Tras un reporte policial que confirmó que el músico había tirado al piso y pateado a su mujer, Lee fue detenido y pasó seis meses en la cárcel por daños y violencia conyugal. Así terminaría lo que ella llamaría muchas veces "su gran historia de amor".
Años más tarde descubriría que se había contagiado Hepatitis C por compartir agujas de tatuar y si bien se los vio juntos en un par de oportunidades, nunca volvieron a estar oficialmente en pareja. Decidida a no pasar más vergüenza por la irresponsabilidad de quienes la rodeaban, salió a contar sobre su enfermedad a los medios para ayudar a difundir información y evitar estigmatizaciones.
El amor llegaría de nuevo con el modelo Marcus Schenkenberg, pero no duraría mucho. En 2003 sería otro rockero el que le robaría el corazón. Sin la adrenalina y posterior violencia de Lee, esta vez fue Kid Rock quien la enamoró. Tras dos años de noviazgo, los dos se terminarían casando en julio de 2006 en un yate cerca de St. Tropez, Francia.
"Casarse es increíble... estar casado apesta", resumió el músico de Detroit cuando tuvo que explicar por qué a los seis meses de contraer nupcias se divorció de Anderson. Según su versión, fue su hijo quien lo alentó a separarse, porque nunca se llevó bien con su nueva mujer y sintió que si tenía que elegir entre ambos, no había otra solución.
El divorcio se oficializó en junio de 2007 y desde entonces la pareja no se volvió a hablar. Según aseguró hace algunos meses el actor Sacha Baron Cohen, Anderson le dijo que la gota que rebalsó el vaso fue la película Borat, en donde ella era el amor imposible del protagonista del falso documental. Al parecer Kid Rock odió la película y creyó que quedaba mal parado, por lo que al día siguiente de la proyección pidió el divorcio. Una vez más lo mismo que atraía a tantos hacia la actriz era lo que los terminaba alejando, heridos en su fragilidad de querer estar con una gran mujer que no se muestre independiente.
Anderson no dejó que este contratiempo le quitara las esperanzas. En la última década tuvo romances fugaces con el skater Matt Evers, el actor David Spade, el cantante inglés Robbie Williams y los magos Criss Angel y Hans Klok. Luego llegó Rick Salomon, un jugador de póker que hizo una fortuna gracias a las cartas y que siempre tuvo debilidad por las famosas. Salomón y Anderson estuvieron juntos casi una década y se casaron dos veces, en 2007 y 2014, pero se separaron definitivamente en 2015. Fue luego de este nueva desilusión que la rubia conoció a Rami, con quien creyó que podía finalmente haber encontrado el amor definitivo.
A pesar de que parecía que este noviazgo sería para siempre, la historia de amor de la rubia y el futbolista terminó de la peor manera, con acusaciones de amenazas y agresión. "Es un monstruo, un sociópata, un narcisista..." escribió Anderson en un posteo de Instagram sobre deportista francés, quien al parecer fue descubierto manteniendo una doble vida con su exmujer y madre de sus hijos, la modelo Sidonie Biemont.
"Los últimos dos años de mi vida han sido una gran mentira. Fui estafada, me hizo creer que estábamos en un gran amor pero ahora estoy devastada de descubrir la verdad. Él estaba viviendo una doble vida. Solía bromear sobre otros jugadores que tenían novias en departamentos cercanos a sus esposas. Él llamó a esos hombres monstruos pero esto es peor. Él le mintió a todos. ¿Cómo es posible controlar los corazones y las mentes de dos mujeres así?", lanzó sin eufemismos en su Instagram.
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No sólo eso: aseguró que contrató un servicio de guardaespaldas porque teme que su ex la ataque, ya que en el pasado la había amenazado. Al parecer atrás quedaron los días idílicos de 2017, cuando se conocieron en el Grand Prix de Mónaco y de inmediato comenzaron a salir. De hecho, en agosto del año siguiente la actriz se mostraba en público con un gigantesco anillo en su dedo anular, pero el futbolista negaba cualquier compromiso o casamiento.
Para Anderson el precio de haber sido considerada la mujer más bella del mundo parece haber sido el de atraer a su alrededor hombres que no siempre la toman en serio o que quieren quitarle aquello que en primer lugar les había atraído tanto. Ella, hoy, lejos de perseguir la eterna juventud sólo quiere envejecer en paz.
Cuando se divorció finalmente de Lee, en 1998, la actriz de Baywatch escribió en un blog algo que, veinte años más tarde, parece más vigente que nunca: "A veces siento que me quedé atrapada en un bucle temporal: nunca pude dejar de lado mi foto familiar.... ha sido triste, solitario y frustrante. Crié sola a mis hijos con la esperanza de un milagro. Bueno, mi milagro vino... y se fue. Volvía y se iba, de hecho. Hasta que un día me desperté y me di cuenta que no debía esperar nada de nadie. Ahora, finalmente, soy libre".
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