Mientras espera concretar un proyecto dramático, el popular actor comenta un ciclo en Playboy TV, es uno de los participantes de “La Academia” de ShowMatch y participa en Polémica en el bar
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“Acepté participar en Playboy Games porque en el equipo estaba Osvaldo Príncipi, que es un gran amigo, y eso me hacía sentir muy respaldado”, se entusiasma Pachu Peña en el inicio de la charla con LA NACION pensando en voz alta sobre el formato de entretenimientos que estrenó la señal para adultos. “Son juegos con las chicas de Playboy, muy sencillos y divertidos”, sostiene el actor y humorista, quien también es uno de los participantes de “La Academia”, la competencia que esta temporada propone ShowMatch en la pantalla de eltrece.
Con los relatos de Príncipi y los comentarios de Peña, Playboy Games apuesta al entretenimiento y la competencia entre seis mujeres, ya sea de manera individual o grupal, apelando a la sensualidad que define la temática del canal. Con bastante humor, el formato, realizado en la Argentina, se aparta de los contenidos sexuales explícitos. “Lo hacemos con humor y sale muy divertido”, reconoce.
-En base a lo que plantea el formato, ¿existe el riesgo de caer en la cosificación?
-El humor pasa por otro lado y el canal es solo para adultos abonados que deciden pagar por el servicio. Entiendo que, quien no vio el programa, pueda imaginarse otra cosa, pero la verdad es que se hace con mucho respeto.
-¿Eras consumidor de la señal Playboy?
-No... no, ni de los otros canales.
Pachu Peña se ríe, quizás recordando alguna experiencia al respecto: “Leí la revista, pero no solo por las bellezas de mujeres que salían, sino, también, por las buenas notas que se escribían sobre vinos, habanos, tipos de whisky, y todo lo referente a aquello que hace la vida más placentera”.
-¿Te gusta darte ese tipo de gustos?
-¡No! A mí dame un sándwich de salame y un vaso de vino o una cerveza y un plato de maní. He estado en ambientes caros y, como siempre digo, la paso bien en todos lados. Soy feliz comiendo un choripán con la hinchada de Newell’s, un asado con amigos, o probando sushi en Punta del Este.
-Esa característica es la que provoca tu empatía con la gente.
-Me muestro como soy. A veces estás arriba, otras abajo y muchas en el medio, pero siempre seré igual. Hay que medir todo con la misma vara e ir siempre por el mismo camino. Me manejo con cordura, sabiendo quien soy y qué puedo ofrecer.
Camino al andar
-Tu carrera está atravesada por el éxito, ¿qué sucedió en vos cuando eso no fue así?
-En las épocas de poco trabajo, hubo que remarla. Hoy en día, sigo remándola, no tengo la vaca atada ni nada asegurado. Disfruto de lo que hago y trabajo con profesionalismo. Y, con treinta o con dos puntos, siempre hay que transmitir algo.
-Sos piedra fundamental de aquel VideoMatch de Telefe y un integrante histórico del staff liderado por Marcelo Tinelli.
-Esos inicios me marcaron para siempre, fueron lindos tiempos aquellos.
-En la actual temporada de ShowMatch se revalidó algo de esa época con atmósfera de encuentro de camaradas que tenía el programa en sus inicios.
-Se volvió a aquello que nos generaba tanto placer a nosotros y al público. Como en esa época, me vuelve a suceder que el ver a Marcelo reírse me genera mucho placer. En lo personal, hacer reír a Marcelo vale más que cualquier puntaje del jurado. Yo sé que, si Marcelo se ríe, también se ríe la gente, es la garantía. Se lo he dicho, es así.
-¿Era un deseo el regreso de buena parte del equipo que siempre acompañó a Tinelli?
-Sabía que, de una u otra forma, nos íbamos a volver a juntar, por eso me da una gran felicidad este reencuentro.
Crisis económica y pandemia mediante, el año pasado la televisión argentina no produjo ni estrenó ningún título de ficción, algo que jamás ha sucedido en los 69 años de vida del medio. En la actualidad, Polka y Telefe cuentan con productos de este tipo que se encuentran en etapa de grabación con vistas a un estreno próximo. Con esa mínima producción de tiras y unitarios, formatos como MasterChef Celebrity, Corte y confección y “La Academia” de ShowMatch se convirtieron en una salida laboral concreta para los actores. Pachu Peña da fe de esta realidad a partir de su reciente paso por el certamen de costura que conducía Andrea Politti y su actual desempeño en la competencia de canto y danza animada por Marcelo Tinelli: “Antes se hacían muchas tiras, pero eso, lamentablemente, ya no sucede, así que los realities son una buena salida laboral. Además ahí el artista se puede mostrar en otra veta y eso posibilita que se le puedan abrir nuevas puertas”, sostiene Peña con buen criterio.
-A veces, la lucha establecida por los concursantes es algo despiadada o demuestra cierta falta de códigos. ¿Cómo afrontás este tipo de disputas? ¿Sos una persona competitiva?
-No, soy cero competitivo, solo lo fui cuando jugaba al rugby. En “La Academia” me divierte ver qué hacen mis compañeros y pasarla bien.
-Hace pocos días, te tentaste en plena pista.
-Es que el paso del shuffle, que es muy juvenil, nunca lo agarré, así que me la veía venir. Cuando lo vi a Marcelo riéndose, no lo pude sostener más.
Entre El Cairo y el Tortoni
Nació en Rosario en 1962, donde fue anotado como José María Peña, aunque para todos es Pachu. En la ciudad santafecina inició su carrera actoral junto al actor y músico Pablo Granados, su histórico compañero de ruta. Casado con aquella novia de la juventud y padre de cuatro hijos, ha logrado transitar su popularidad, que no es poca, sin sobresaltos. Algo de ese ADN del ilusionado y amateur artista rosarino aún se percibe en su forma de pensar su historial artístico: “Soy muy perfil bajo y no me gusta exponer a mi familia. Estoy casado con la misma mujer que conocí en Telefe y vivimos muy felices con nuestros hijos. A veces, mi mujer me dice que, por lo menos, publique una foto de la perra divina que tenemos, pero no me nace esa necesidad. No busco llamar la atención, solo levanto el perfil por algo ligado al humor o porque necesitamos ayuda para cumplir con alguna obra de caridad”.
-En tus redes sociales está muy presente la actividad solidaria.
-Siempre pregono por la donación de sangre y hay miles de pedidos para ayudar a criaturas que necesitan operarse en el exterior o tratarse con medicamentos muy costosos que no llegan a cubrir las obras sociales que están pasando un muy mal momento. La idea es aportar un granito de arena, armar cadenas de ayuda, pero son muchísimos los casos. Me sorprendo y sufro cuando veo a las criaturas que la pasan mal.
-Construiste una extensa carrera y no siempre la autopercepción se condice con la realidad. Cuando mirás para atrás, ¿qué ves?
-Hice tantas cosas...
-No paraste casi nunca.
-Miro para atrás y pienso en todo lo que generamos con Pablo, con Pichu [Straneo]... Por eso la paso muy bien en “La Academia”, aprovecho la experiencia porque sé que todo se puede terminar. Lo importante es estar vigente y seguir apostando por lo que me gusta. Es un día a día.
-Pensar en un final o en no seguir desarrollando la carrera artística es una mirada un poco distópica.
-Siempre fui muy consciente que todo se puede terminar de la noche a la mañana.
A pesar de esa percepción de finitud, que tanto tiene que ver con los arbitrarios zigzagueos en el camino de todo artista, lo cierto es que Pachu Peña ha tenido una continuidad laboral sostenida desde que, en 1984, debutó en Propuesta joven, junto a Pablo Granados, en el histórico Canal 3 de Rosario. Hoy, su perfil nato como humorista también lo desarrolla en Polémica en el bar, en la señal de América: “Disfruto mucho estar en Polémica..., donde Gustavo Sofovich y Mariano Iúdica me abrieron las puertas con mucha generosidad”.
-Alguna vez, ¿has percibido cierta subestimación de determinados sectores intelectuales por haber construido una carrera con una definida raigambre popular?
-Puede ser, pero yo me brindo a la gente y, sobre todo, me interesa recibir ese cariño en la calle o leer en las redes sociales todo lo lindo que me manifiestan. No estoy esperando una crítica de sectores más académicos.
-Trabajaste un tiempo con Mario Pergolini, ¿por qué no prosperó ese vínculo laboral?
-Con Pablo Granados comenzamos a hacer cámaras ocultas para La TV Ataca, el programa que Mario tenía en ese momento. Simultáneamente, Pablo sacó el disco de Macaferri y Asociados, en el que yo tenía participación en un par de temas y la compañía que lo editó cerró un acuerdo de difusión con Telefe y eso hizo que Pablo fuera a cantar a diversos programas del canal como el de Cris Morena. Eso no le gustó nada a Mario, así que nos tuvimos que ir, pero finalmente desembarcamos con Marcelo y la historia tuvo un final feliz.
-Un enojo fue la llave para que pudiesen integrarse a un éxito como VideoMatch.
-Será el destino o los planetas que se alinean. Fue una linda historia habernos cruzado con Marcelo, pero también estuvo muy piola haber trabajado con Mario.
-Más allá de lo que ofrecen en cámara, ¿son muy distintos Tinelli y Pergolini?
-Conozco más a Marcelo, pero cuando me he cruzado a Mario en Cariló teníamos lindas charlas, aunque no he llegado a tener una relación frecuente.
-¿Algún desafío pendiente?
-Existe un proyecto para hacer algo dramático... no te digo que voy a hacer el giro de Francella, pero...
Otra vez la risa inconfundible, restándole ansiedad a eso nuevo por llegar. Además de ese proyecto que se reserva bajo cuatro llaves, antes de fin de año se estrenará Lennons, película dirigida por José Cicala en la que Peña formó parte del elenco protagónico y cuyo rodaje fue el primero en realizarse en nuestro país en tiempos de pandemia. “Voy día a día, espero que la vida me sorprenda”.
-¿Quién gana “La Academia”?
-Participan grandes bailarines como Facu Mazzei y Flor Vigna... pero nunca se sabe.
-¿Vos?
-No voy de ganador, pero tampoco de perdedor. Lo que más me interesa es poder disfrutar del momento y que gane el que corresponda, el que marque el jurado, lo que decida la gente o Dios.
-¿Creés en Dios?
-Sí, soy muy creyente.
-¿Practicante?
-No. No voy a misa, tuve una experiencia hace mucho con un cura, así que no les creo nada... Aunque, obviamente, hay curas muy valiosos.
-¿Qué te sucedió?
-En Rosario, un cura me apoyó desde atrás... me tomó de sorpresa mientras leía un libro. Hay miles de casos de abusos de curas pedófilos en todo el mundo, pero soy muy creyente en Dios, en la Virgen y en los ángeles. Tengo santos a los que les pido y agradezco.
-¿Eras chico cuando te sucedió ese episodio?
-Tendría 16 años y, por suerte, tenía bien claro todo. Así que me lo saqué de encima con un codazo y un insulto, pero tuve ganas de pegarle.
-¿Lo contaste o te lo guardaste?
-Me lo guardé. No me lo tomé como algo natural, pero tampoco fue un trauma. Podría haber ido a una comisaría a denunciarlo, pero no eran tiempos donde todo eso estaba tan instalado. Quizás, en su momento lo tendría que haber dicho para que la gente tomase conciencia y evitar que lo volviese a hacer porque había otros chicos que podrían haber sido las potenciales víctimas de ese hombre.
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