El productor y periodista realizará tres presentaciones por streaming para contar su vida; su hija dirigirá un documental vinculando la historia del país con la de su familia
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Osvaldo Papaleo es de esos personajes infrecuentes, protagonista vivo de la historia argentina de primera mano. A sus 80 años (aparenta varios menos) puede referirse a Juan Domingo Perón a partir de su vínculo estrecho con quien fuera presidente de la Argentina. Se dedicó al periodismo y a la producción de espectáculos de figuras como Atahualpa Yupanqui, Astor Piazzolla, Elis Regina, José Sacristán, José Larralde, Ney Matogrosso, Nacha Guevara, Jorge Donn, Gilberto Gil, Ana Belén y Víctor Manuel.
Carolina Papaleo, su hija, heredó el compromiso ideológico de su padre y la vocación de su madre Irma Roy, aquella actriz de carácter que, al igual que su marido, también transitó la tarea política, pero desde un rol legislativo. A los Papaleo los une el arte y la pasión por la política. Y justamente serán esos los tópicos que Osvaldo Papaleo desarrollará en Mi vida, un repaso en primera persona de sus ocho décadas vividas, este viernes 11, sábado 12 y domingo 13 de junio, a las 21, por la plataforma de streaming Passline.
Osvaldo y Carolina Papaleo se reunieron para conversar con LA NACION, en una charla distendida donde afloraron los recuerdos y las anécdotas de una relación que los encuentra amorosamente unidos. La tertulia comienza con los elogios hacia él por su aspecto jovial: “Hay una dosis de fortuna y de genética, pero también de llevar una vida sana y de tener buenos hábitos como el de no haber fumado jamás y eso que viví aquellos tiempos de la política donde fumaban todos. Me acuerdo que cuando íbamos a ver a Perón a Puerta de Hierro y hacíamos alguna caminata, nos preguntaba si teníamos cigarrillos porque él los tenía prohibidos por sus graves problemas circulatorios. Algunas de esas visitas las hacíamos con Enrique Omar Sívori, aquel gran jugador de River Plate, que había sido muy fumador. Yo lo cargaba y le decía que Perón lo recibía porque era el dealer de los cigarrillos”. Quien fuera el último secretario de Prensa y Difusión de Isabel Perón no se anda con chiquitas a la hora de mencionar personajes de la historia social, política y cultural del país.
Carolina Papaleo observa y escucha embobada a su padre. Hay algo edípico en esa relación de protección mutua. La actriz está pendiente de las presentaciones de su padre de este fin de semana y aspira a que sea solo la punta del iceberg de un documental en gestación, abriendo la puerta a una novedosa faceta dentro de su carrera artística: “Este streaming nace porque le armé una película con la historia de su vida, tiene mucho para contar y, permanentemente, me llegan nuevas anécdotas. El otro día me escribió Cecilia Roth para comentarme sobre la vez en la que él le dio dinero a [Adolfo] Aristarain para hacer Un lugar en el mundo. Debería haber escrito un libro hace rato, pero, como estamos en la época de las redes, un streaming viene muy bien”, dice la hija, que decidió que se ubicará detrás de cámara para dejarle el cetro absoluto a su padre en lo que será una narración sumamente sentida. “El protagonista es él contando su propia historia”, remarca la actriz, quien bromea con Papaleo reclamándole por los derechos de la idea. “Ya llegará la película con mucho material de época que permitirá revivir la historia de la Argentina y de sus partidos políticos y la vida de mi familia, con el eje puesto en mi padre”.
No será la primera vez que la actriz se sumerja en universos nuevos. Hace algunos años hizo lo propio con la conducción, actividad que hoy desarrolla en Vivo para vos, el programa de elnueve que conduce junto a Julián Weich, los fines de semana, a las 20: “Con Julián nos conocíamos como padres, dado que nuestros hijos fueron al mismo colegio. Nunca nos cruzamos actuando, así que este programa nos reunió por primera vez y sin ensayo porque fue gestado en plena pandemia y toda la previa la hicimos por Zoom. Ya llevamos mucho tiempo juntos y cada uno encontró su lugar. Ahora nos cargamos, nos divertimos, se banca mis chistes. Y las entrevistas son cálidas, no nos interesa invitar a nadie a casa para golpearlo”, reflexiona la actriz, quien el domingo pasado entrevistó a su padre.
-Osvaldo, ¿cómo recuerda su vínculo con Juan Domingo Perón?
-Si bien lo conocí ya grande, tenía una lucidez increíble. Él entra en crisis recién los últimos días antes de morir. De hecho, el 12 de junio de 1974 dio en la Plaza de Mayo un discurso clave para la vida política argentina y fue a pocos días de morir.
Aquella camada que acompañó al expresidente hasta 1955 está integrada por personajes casi todos fallecidos, por una cuestión generacional. Por eso, la palabra de Papaleo cobra relevancia como testimonio vivo de un tiempo pasado, pero con resonancias en el presente.
-¿Cómo era ese Perón en la intimidad que usted conoció?
-Era ascético en sus costumbres, tenía la educación del Colegio Militar. Le gustaba la charla y que lo escuchen. También era cálido y nada autoritario. Había estudiado mucho, tenía una gran dedicación por leer todo lo que sucedía en el mundo. Me acuerdo que, en una oportunidad, nos dijo: “No vayan a Europa, viajen a China, ese es el mundo que viene”. Era un adelantado, hoy estamos hablando de la vacuna china.
Carolina lo escucha fascinada. Mientras se maquilla para la producción de fotos que acompaña esta entrevista, se puede percibir el parecido notable con su madre. “Me lo dice todo el mundo, no sé qué voy a hacer, me pondré una canasta en la cabeza”, bromea, sabiendo de la belleza de aquel rostro con personalidad de Irma Roy.
Edipo rey
-¿Cómo fue el vínculo entre ustedes a lo largo de los años?
OP: -Los grandes dolores familiares hacen relaciones más cercanas y afectivas. Pienso en mi esposa Irma, quien pasó gran parte de su vida prohibida por su forma de pensar. En 1955, casada con el actor Eduardo Cuitiño, que era militante peronista, la prohibieron y se tuvo que ir con él a Colombia. En 1976, le sucedió lo mismo, se quedó sin trabajo. Todo eso que vivimos generó en nosotros complicidades y relaciones afectivas sólidas que van más allá de los afectos comunes.
CP: - Con los años, uno se convierte en padre de los padres. Mi mamá era más grande que mi papá y vivió toda la época en la que él estuvo preso, luego desaparecido, hasta que se tuvo que ir del país. Así que generé un vínculo de cuidado hacia ella, era un poco su apéndice. Como mi mamá era hija única cuando mis viejos se separaron, más allá que mi abuela paterna iba a cebarle mates, yo quedo como bastión de ella, sosteniéndola. Logramos una relación hermosa, la llamaba permanentemente, veíamos juntas el mismo programa y lo comentábamos por teléfono durante horas. Cuando falleció mamá, muere ese personaje del que yo estaba permanentemente en alerta y pendiente. Luego de su partida es cuando apareció otro vínculo con papá: empezamos a militar, me produce un unipersonal que yo había escrito, se construye otro tipo de relación. Una vez, nos vio salir Coco Blaustein de un bar y me dijo: “Nena, ¿no estás grande? Ya deberías resolver ese Edipo”.
-¿Qué le respondiste?
-Le dije que ya no tenía ganas, que era mucho trabajo meterme en terapia para resolver eso. Esa es nuestra relación. No queremos resolver el Edipo.
-La herencia física, ideológica y vocacional de Carolina está clara. ¿Qué tiene Osvaldo de Carolina?
OP: -Aprendí de ella el sentido moderno de arreglárselas en la vida, ese hacer permanente. Se las rebuscó siempre para ser económicamente independiente y eso es muy valioso. Por eso, siguiendo ese ejemplo, a mis 80 estoy emprendiendo este proyecto por streaming.
CP: -¿Querés que te diga que tiene él de mí?
-Contame.
CP: -Una luz que le presté hace varios días y por eso, ahora, tengo que hacer videos a oscuras.
-Carolina, ¿te ha cerrado puertas llevar el apellido Papaleo?
CP: -¿Cerrarme puertas? Si yo tengo padres muy tranquilos...
Ambos ríen con la ocurrencia en torno a esa vida en la que no faltaron sinsabores, pero también la satisfacción de transitar un camino elegido. Hoy, la hija aconseja al padre sobre las nuevas aventuras artísticas, al igual que lo hizo cuando Irma Roy dejó la política, luego de casi veinte años de participación activa como legisladora, y decidió volver a la actuación: “Cuando volvió a trabajar como actriz, el medio era otro. Así que la asesoraba, le cerraba los contratos, arreglaba su cachet para que no se sintiera tan alejada de todo. Ella era de la generación en la que las actrices se sentaban a esperar el llamado de un productor y cuando volvió a la actividad, en un mundo globalizado, eso ya no existía más”.
-Vos sos todo lo contrario.
-Con un pibe y sin cuota alimentaria, hice de todo. Soy autora de un unipersonal, estudié la carrera de coaching y di charlas en empresas y me dediqué a la conducción. Como decía mi maestro Raúl Serrano, hay que tener siempre la pelota en el aire. Antes Romay te hacía firmar un contrato mientras hacías la novela anterior, pero eso no existe más.
El cuerpo de Evita
Osvaldo Papaleo fue el primer periodista que tuvo la información de cuál era la tumba en la que descansaban los restos de Eva Perón, en un cementerio de Milán, bajo el nombre de María Maggi de Magistris: “Aramburu fue quien decidió preservar el cadáver de Evita de la lucha interna porque dentro del mismo grupo de la Revolución Libertadora no todos tenían una misma idea con respecto al cuerpo, algunos lo querían tirar al río o quemar en la plaza pública”. Sobre este tema Papaleo también se explayará en su inminente exposición por streaming, su carácter de protagonista privilegiado lo convierte en una voz autorizada en la materia.
-¿Cómo fue el derrotero del cuerpo?
OP: -Aramburu se lo entregó a la Iglesia para hacerse cargo. Nunca pudimos desentrañar cómo llegó a Milán. Suponemos que fue en barco y con el nombre cambiado para disimular.
-¿Cómo fue que Perón se encontró con el cuerpo?
OP: -El cadáver salió de Milán rumbo a Puerta de Hierro, en España. Fue un recorrido importante que pasó por Francia, siempre con el nombre de María Magistris.
-Usted trabajaba en Canal 9 cuando se enteró del lugar dónde descansaba el cuerpo de Eva Perón y fue el primer periodista en saberlo. ¿Cómo le llegó la información?
-Ese dato me lo dijo Carlos Spadone. Yo se lo cuento a Romay, que era el dueño del canal, y le digo que tendríamos que ir a grabar allá para testimoniar ese momento. Fue una exclusiva.
Con la irrupción de la Junta Militar que derrocó al gobierno de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976, Papaleo quedó preso y fue torturado en un centro clandestino de detención.
-Osvaldo, ¿cómo se vuelve a la vida luego de esa traumática experiencia?
OP: -Se vuelve con dolores y miedos muy grandes. Había que tener mucha fuerza mental porque aquello fue estar en un lugar donde en cualquier momento te podía pasar algo. No nos quebró como personas, mantuvimos los valores y todo lo que nos hacía fuerte. Estoy convencido que hoy es una misión dar el testimonio. Hay que hacerlo por nuestros hijos y nietos.
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