Alejada de los escándalos, la actriz y cantante dio a conocer públicamente tres relaciones; del amor con el padre de su hija al shock por una pareja que desapareció sin dejar rastros
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Se alejó de los tópicos esperables a una estrella de su envergadura. Salió del lugar común. Sus amores se pueden contar con los dedos de una mano y, solo en uno de los casos, el escándalo golpeó a su puerta. Olivia Newton-John manejó su vida privada con la misma elegancia que lo hizo con su carrera de rango estelar. Ayer, cuando John Easterling, su marido, confirmó que la artista había muerto a los 73 años, se cerraba un ciclo de lucha que ella misma se encargó de mostrar alentando la esperanza de quienes debían atravesar por la misma dolencia de salud que ella.
Al igual que Easterling, John Travolta -su compañero en Grease, el fabuloso film de 1978 que irradió la fama de los dos- también lamentó desgarradamente su pérdida. Se iba esa amiga con quien había tejido el vínculo fraternal, otra de las posibles formas del amor.
Grease fue el tópico más alto en la carrera cinematográfica de Olivia, quien encontró en su faceta como cantante una trascendencia más duradera vendiendo millones de discos y ganando el codiciado premio Grammy en varias ocasiones. Newton-John conoció el éxito y el fracaso y hasta la bancarrota económica cuando se volcó al ámbito empresarial. Sin embargo, nada la alejó de su discreción y de una vida personal esmeradamente privada.
Entre artistas
Corría 1980 cuando Matthew Vincent “Matt” Lattanzi fue convocado para interpretar uno de los papeles del film Xanadu, aquella fantasía musical protagonizada por Olivia Newton-John. El joven actor se había entusiasmado con la posibilidad de darle un espaldarazo a su carrera al integrarse al elenco de la producción, pero lo que no suponía es que en los sets de filmación comenzarían los escarceos nada menos que con la estrella principal.
En un comienzo, se dijo que ella se esforzaba para no darle importancia a ese sentimiento que había comenzado a nacer. Sin embargo, ambos buscaban los motivos para encontrarse, charlar sobre el rodaje y pasar letra juntos. Sus compañeros de elenco rápidamente se dieron cuenta de que entre Olivia y Matt había algo más que un simple compañerismo.
En 1984, cuatro años después del primer flechazo, Olivia y Matt contrajeron matrimonio y, el 17 de enero de 1986, la pareja celebraba la llegada de Chloe Rose Lattanzi.
A pesar de que parecían el uno para el otro, el vínculo entre Olivia y Matt se desgastó. Once años después de la boda, decidieron sellar el divorcio. Chloe, que siguió los pasos artísticos de sus padres, unió a la pareja en ocasiones especiales más allá de la separación.
Un caso curioso
Olivia Newton-John había sido educada con la rigurosidad británica de su origen y con las certezas de los modos australianos, donde creció. Ese marco le sirvió para su estricto profesionalismo a la hora de encarar sus trabajos, por eso jamás pudo digerir el hecho más controvertido de su vida, luego del dolor que le produjo haber contraído cáncer de mama en 1992, enfermedad por la que batalló durante años y a la que doblegó más de una vez.
El hecho más turbulento de la vida de la estrella tuvo como protagonista al camarógrafo y fotógrafo Patrick McDermott, de quien se enamoraría poco después de su divorcio con Lattanzi. A esta altura, la actriz y cantante ya practicaba la filosofía budista.
La pareja comenzó a convivir en 1996, con gran expectativa de parte de ella, a pesar de que sus amigos, el propio medio artístico y la prensa le daban poca vida a esta nueva relación. Y no estaban equivocados.
En 2005, durante una expedición de pesca en barco por la costa de California, McDermott desapareció. Las circunstancias fueron por demás extrañas. Cuando la embarcación, denominada Freedom volvió al puerto, él ya no estaba. Lo llamativo es que ninguna de las 22 personas que lo acompañaban en la travesía lo habían visto caer al agua. Durante tres años, Olivia buscó infructuosamente a su pareja. Desconsolada, esa búsqueda diezmó su carrera y hasta su vida personal. Finalmente, la estrella lo dio por muerto.
Lo insólito del caso es que once años después, McDermott habría sido encontrado por la prensa en México. En ese momento, se afirmó que habría huido acechado por las deudas.
El amor definitivo
Cuando McDermott apareció, la artista ya había rearmado su vida sentimental con el magnate John Easterling, con quien compartió su vida hasta el último de sus días. El “gurú de la salud” acompañó a la estrella como quizás ninguna de sus parejas lo hizo.
Cada vez que Olivia iniciaba una acción en torno a la difusión de la prevención y el tratamiento del cáncer, él la acompañaba apoyándola en todas sus iniciativas. Fue una pareja de la madurez que nació con destino de trascendencia.
Este lunes, minutos después de despedirse en la intimidad de Olivia, John Easterling le comunicó al mundo la partida física de la eterna Sandy Olsson de Grease.
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