Celebran 20 años de amor y abren las puertasde su nueva chacra en José Ignacio
Una brisa marina agita el monte de eucaliptos del nuevo refugio de Nicolás Repetto (57) y Florencia Raggi (42) en Chacras de Medellín, campo adentro de José Ignacio. Detrás de la laguna y del mar, los últimos rayos del sol tiñen el horizonte de naranja. La casa de piedra, de 1.000 metros cuadrados, se recorta en un paisaje como de la Toscana.
En poquísimas horas, recibirán a trescientos invitados en lo que ya es una de las veladas más tradicionales de Punta del Este: la nuit blanche de Chandon. "Es la primera vez que abrimos esta casa", confía Nicolás a ¡Hola! Argentina. "Con esta fiesta, inauguramos la chacra y celebramos 20 años de amor", agrega en tono de confidencia, sentado en uno de los cómodos sillones del living donde se dispone a una charla distendida junto a su espectacular mujer. De tanto en tanto, Renata (16) y Francisco (13), sus hijos, pasan como para espiar la escena. "Nos conocimos un 5 de enero en Nico, su programa de televisión, y al poquísimo tiempo nos fuimos a vivir juntos", agrega con una gran sonrisa Florencia.
–Un gran motivo para festejar, entonces.
Florencia: Hoy a la mañana, le decía a "Nico" en chiste: "¡Mirá el festejo que te estás mandando por los 20 años!".
Nicolás: Ahora tenemos una casa grande como para hacerlo. Antes, teníamos una más chica frente al mar [se refiere a su casa, en la zona de La Boyita, que vendió hace tres años] y no daba hacer una superfiesta ahí.
–¿Disfrutan de ser anfitriones?
Nicolás: Nos gusta invitar a las personas que queremos, pero no somos esas familias que pasan el verano de a veinte. En lo que va de las vacaciones, ya pasaron por aquí un amigo italiano, dos parejas amigas y Nicolás, mi hijo mayor, con mis dos nietos. Vamos recibiendo así, "de a cachitos".
ENCUENTRO DE ALMAS
–¿Qué recuerdan de aquel instante en el que se miraron y se enamoraron?
Florencia: Sentí una atracción muy grande por "Nico" y cuando me preguntó al aire por qué no estaba de novia, me cuidé de no responderle "porque quiero estar sola", ya que no quería restarme una chance con él.
Nicolás: Florencia me encantó, fue así de simple. Después, con las salidas posteriores, en las que "investigué" qué tal era [Se ríe], me fui enamorando y enganchando, hasta que me di cuenta de que si quería seguir con ella, tenía que encarar un proyecto de familia, algo que en aquel entonces no estaba considerando… Y acá estamos.
–A lo largo de estos 20 años, ¿cómo cambió el amor?
Florencia: Se profundizó. Aquella atracción o empatía instintiva, animal, que se dio en aquel primer momento, se fortaleció. Pero nuestra relación no es perfecta, es real. Nos arremangamos y trabajamos todos los días para seguir juntos.
Nicolás: Las cosas no se establecen en un papel y para toda la vida. El amor se lleva día a día. Hay períodos más fáciles y otros de dificultad, en los que los intereses no son los mismos y hay que aprender a negociar.
–¿Cómo definirían hoy su relación?
Florencia: Como un encuentro de almas. No quiero sonar new age, pero nuestro amor tiene algo ancestral: nos es muy fácil estar el uno con el otro. Nos llevamos muy bien, nos divertimos juntos y le damos mucho valor a todo lo que "construimos" juntos.
Nicolás: Es una relación de amor en la que tratamos de que el otro esté lo mejor posible, sin que tenga que resignar nada, porque eso no es constructivo para la pareja. La nuestra es una "negociación amorosa permanente".
EL HOBBY DE LA REFACCION
–Nicolás, muchos de tus amigos dicen que sos un arquitecto frustrado…
–Comprar casas que no están bien y ponerlas en orden me da mucha satisfacción. Refaccionar, invertir y vender es un oficio que me divierte, me estimula y en el que me va bien.
–¿Qué les gustó de esta casa cuando la visitaron por primera vez?
Nicolás: Desde acá vemos el mar y la laguna, pero a la vez estás en el medio del campo. Después, nos gustó mucho que fuera de piedra. Nunca habíamos tenido una casa así y nos pareció que dialogaba con el entorno, además de darle resistencia.
Florencia: Y solidez. Es una casa que va a aguantar el paso de los años.
–¿Cómo la "hacieron propia"?
Nicolás: Tardamos relativamente poco en ponerla a punto. La compramos en mayo, la obra gruesa duró tres meses y después tardamos otros tres más para terminar de darle forma.
Florencia: Hicimos algunas refacciones para que tuviera más que ver con nosotros. A nivel arquitectura, sentimos que le faltaba una terraza. La hicimos de cero y ahora pasamos el 80 por ciento de nuestro tiempo ahí.
–Nicolás, ¿cuándo empezó tu fascinación por la arquitectura?
–De muy chico. Tenía 25 años cuando construí mi primera casa en Brasil, yo mismo puse los ladrillos, las aberturas y hasta me fui al Mato Grosso para buscar los troncos que después fueron las columnas de la casa.
–¿Es un hobby heredado?
–No. Cuando los negocios de mi viejo, que hacía barcos, no funcionaban, la casa se hipotecaba y la posibilidad de que se perdiera nos generaba un gran sufrimiento. Se ve que eso quedó en mi disco rígido y, desde aquella primera experiencia, me la paso haciendo casas.
LOS VERANOS EN URUGUAY
–¿Qué significa Punta del Este en su historia de amor?
Florencia: Es superprotagonista, porque cuando empezamos a salir nos instalamos en una chacra acá durante casi un año.
Nicolás: La compramos y nos quedamos allí [se refiere a La Escondida, en los altos de la Barra, la segunda propiedad que adquirió después de vender su casita "de pescadores" en José Ignacio]. Fue un año que me tomé sabático.
–¿Qué los llevó a afincarse aquí?
Florencia: Además de la amabilidad de los uruguayos, estas tierras tienen una energía muy particular.
Nicolás: Flor es fanática del mar.
Florencia: Me gusta instalarme en la playa con un libro o mirar el agua durante horas. Me da mucha paz.
–¿Y vos, Nicolás, disfrutás tanto de la playa y el mar como ella?
–Me encanta, pero puedo quedarme dos días sin ir a la playa y no pasa nada.
–¿Cómo es la rutina familiar durante las vacaciones?
Nicolás: Siempre hay invitados y yo soy el que se levanta más temprano. Normalmente, almorzamos acá y después cada uno hace lo que quiere.
Florencia: Francisco está todo el día en el agua, con su body y su tabla de surf. Adora el mar y suele estar acompañado por un par de amigos. Renata también vive rodeada de amigas y amigos.
–Ellos se criaron prácticamente aquí, ¿verdad?
Florencia: Sí. Como estuvieron tres veranos sin venir [tras la venta de su casa en La Boyita], están súper contentos de haber vuelto.
Nicolás: Se manejan como si fueran locales y eso nos encanta.
–¿Cómo se llevan con la adolescencia de sus hijos, las salidas a bailar?
Nicolás: Con pánico. Ya lo viví con mis hijos mayores [Nicolás, Valeria y Juana], así que sé lo que nos espera.
Florencia: No es sencillo, pero bueno, lo nuestro es día a día, prueba y error.
Nicolás: Y sobre todo con mucha confianza. Confiamos en que tienen las herramientas para tomar ciertas decisiones. Son ultraeducados y tienen el casete cargado de información.
Texto: María Güiraldes
Fotos: Matías Salgado y María Teresa de Jesús Álvarez
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