Un día de 1995, Nicolás Repetto (54), entonces conductor de Nico, recibió en el piso a una modelo hermosa: Florencia Raggi (38). '¿Cómo puede ser que un bombón como vos no tenga novio?', le preguntó y la invitó a bailar en el set. No fue casual que el primer flechazo, ése en el que los ojos brillan y el corazón late fuerte, haya sucedido frente a la audiencia. Y quedó grabado.
Tres meses después, ya vivían juntos. Nicolás decidió dejar uno de sus mayores éxitos televisivos para privilegiar su vida personal: 'Nos enganchamos en el programa y elegí estar con ella, disfrutarlo. Durante un tiempo, Flor se fue a vivir afuera y la esperé, y valió la pena', explica. Eso fue hace dieciséis años, y desde entonces forman una de las parejas más sólidas del ambiente, con dos hijos, Renata (12) y Francisco (10), fruto de ese amor. A punto de cumplir treinta años en la televisión como conductor, Nicolás tiene tres hijos más: Nicolás (31) y Valeria (29), de su matrimonio con Cecilia Fontanarrosa, y Juana (23), de su relación con Reina Reech. Y aunque tanto él como Florencia pasaron décadas frente a las cámaras, defendieron a capa y espada su vida privada: en 2008 se casaron solos, en secreto, y la prensa lo supo recién un año después, cuando a Flor se le escapó en una entrevista en vivo en el programa Mañanas informales. Algo está clarísimo: aunque la televisión es su vida, la familia es la única prioridad, lo único que vale la pena defender.
-Nicolás, este año volviste con Sábado Bus y Florencia estuvo con una tira diaria, Un año para recordar. ¿Les afectó esta sobreexposición repentina?
-La exposición tiene sus bemoles y, como es parte del oficio de ambos, estamos acostumbrados. De todos modos, es inevitable que la privacidad y la armonía familiar se vean alteradas cuando hay programas de uno en el aire. En lo personal, no me importa, pero sí por Flor y los chicos. Y mis hijos lo reciben gratis, no lo eligieron. De todas formas, en la calle el 99,99 por ciento de lo que recibo es buena onda.
-Ultimamente fuiste parte de algunas polémicas respecto de la violencia en la televisión…
-Sí, porque creo que se puede hacer tele sin lastimar a nadie. Uno puede ser irónico, mordaz, tampoco digo que haya que hacer programas pacatos o aburridos, pero me parece que hemos atravesado la línea del respeto. No es algo que pase solamente en la televisión, también sucede en el tránsito, en la vida. Pero como la televisión es motivadora de conductas, creo que es bueno que los que estamos en la pantalla seamos un poquito más responsables de lo que generamos. Uno puede faltarle el respeto a alguien sin darse cuenta. Pero cuando abiertamente el producto busca eso, ya no me gusta. Por ahí es un pensamiento antiguo. Pero si es así, es válido igual, como muchas cosas antiguas.
-A veces parece que hay gente que quiere que las cosas te salgan mal…
-Hay un determinado sector que me agrede, me tiene bajo la lupa y se siente fiscal sobre mi conducta permanentemente. El problema es que ese pequeño grupo es muy ruidoso y por momentos parece como que el planeta está contra mí. Tengo claro que no es así, que hay algunos que por alguna razón (habrá que preguntarles a ellos por qué) se irritan con lo que hago. A veces la respuesta no tiene parangón. Cuando veo que la falta de respeto es cien veces peor a aquello sobre lo que me pueden criticar, entonces no me gusta. Y me molesta por los chicos, por los que me quieren.
-Hace dieciséis años que están juntos, ¿cuál es el secreto?
Nicolás: Esto es día a día. Nadie tiene la vaca atada en la pareja. Siempre hay cosas de afuera y de adentro que pueden influir. Y yo disfruto mucho, pero sé que ella no es mía ni yo soy de ella. Por suerte, es con alegría y la pasamos bomba. Pero no es que como estamos casados ya somos uno del otro. A mí me gusta ella, así que no es ningún sacrificio. Me gusta física e intelectualmente, y como socia. Si llegamos hasta el final así como estamos, encantado.
-¿Alguno de los dos es romántico?
Nicolás: No, todo eso de la flor y el bombón te lo debo.
Florencia: El regalito sorpresa también. El romanticismo lo aportan los viajes. Estar solteros por un tiempo está buenísimo.
Nicolás: Aunque te alejes cien kilómetros… Por ejemplo, nos vamos una noche a dormir a Pilar sólo por el hecho de cambiar de escenario. Con eso uno se las va rebuscando para que la cosa no se ponga tan monótona. Esto es lo que sentimos que nos funcionó hasta hoy.
-¿Quién de los dos es el más celoso?
Nicolás: Ella no es nada celosa…
Florencia: Bueno, lo decís así, tan displicente... Si no me dan motivos no soy celosa. Pero no soy una dormida, no me da igual cualquier cosa. Estoy atenta.
Nicolás: Yo tengo el grado de celos que puede tener un tipo que está casado con una actriz. Pero eso no implica que no tenga algún sentido de propiedad. No es lo mismo si la película que tiene que hacer tiene escenas de sexo o no. No me gusta ver a mi mujer en brazos de otro. Ni por mí ni por los chicos. Pero la elegí a ella y me la aguanto. Tengo la suerte de vivir con una mujer hermosa y eso me lo tengo que bancar.
-¿Tuvieron alguna crisis?
Nicolás: Nuestros momentos difíciles nunca fueron mas allá de una pelea. No sé si lo consideraría una crisis. Nunca hicimos las valijas. Hasta ahoraaaa… [Ríen.]
Florencia: Tampoco peleamos mucho. Hemos tenido nuestras crisis. Hay momentos de mayor distanciamiento entre nosotros, que peleamos por cualquier cosa. Pero nunca llegó a ser algo grave. Eran pequeñas situaciones adversas que tuvimos la inteligencia de dejarlas pasar.
-¿De qué manera las enfrentaron?
Nicolás: La solución es divertirse uno con otro. Creo que si una pareja logra pasar esas instancias de estancamiento, la cotidianidad, el conocerse tanto, el dormir juntos hace años…, todo se resuelve. Porque verse todos los días es lindo por un lado y por el otro lleva a una monotonía que puede aburrir. Por eso hablamos de diversión. Esa es la clave para nosotros. Empezamos a darnos máquina el uno al otro y los viajes siempre fueron muy terapéuticos.
Florencia: Pero la diversión tiene su profundidad. También ayuda que llevamos una vida cambiante: de repente trabajamos mucho y de golpe no tanto, eso contribuye a quebrar la monotonía. No tenemos una vida rutinaria.
-¿De qué modo se definirían como padres?
Florencia: Puede parecer soberbio, pero me considero una buena madre. No estoy con el librito debajo del brazo, no soy un ejemplo. Pongo límites en las cosas que considero importantes y en otras creo ser muy flexible. Soy muy espontánea, me muestro auténtica, con mis defectos y mis virtudes y aprendemos juntos. Me gusta ser compinche y estar cerca de ellos. Me encanta haber sido madre y adoro tener estos hijos.
-¿Fantasean con tener más hijos?
Nicolás: Yo, definitivamente no.
Florencia: Y yo… veré. [Ríe.]
Nicolás: Ella, en su próximo matrimonio. [Se ríen.]
-Es que ya tenés cinco hijos, Nicolás. ¿Cómo viven la situación de la familia ensamblada?
Florencia: Con naturalidad, no respetamos mucho las fiestas, Navidad ni el Día del Niño porque somos muy poco protocolares, así que nos juntamos cuando se da espontáneamente.
Nicolás: No es que nos vamos todos juntos de vacaciones, somos núcleos muy independientes, nos movemos en grupos chicos. Además, yo tengo hijos grandes y cada uno hace su vida.
-Tenés hijos de dos generaciones distintas…
Nicolás: Sí, esta súper naturalizado. Nico tiene 31 y la verdad es que tenemos una relación de amigos. Porque es un adulto y yo tampoco termino de caer con mi edad… No me siento un señor de 54 que se quedó afuera de algo. Así que, aunque cuando necesita cosas de padre estoy ahí, es más un amigo que un hijo. Valeria va a cumplir 29 y ya tiene su casa, su familia, dos hijos y pasa más tiempo volando que en tierra porque es azafata.
-¿Te reconocés un abuelo baboso?
Nicolás: No, porque tengo hijos que todavía son chicos: mis nietas tienen 6 y 4. Entonces, no soy como esos abuelos que extrañan tener bebés o chicos en casa, si yo los bebés los tuve hace quince minutos.
-¿Les preocupa la edad?
Nicolás: Mas allá de las arrugas que fui juntando en la cara, no sentí un quiebre. Me siento perfectamente en lo físico, sigo haciendo las mismas cosas que hacía a los 20 años. No me rompo, hago deportes todo el tiempo. Tengo la suerte de que la edad no me pesa en el físico.
Florencia: Me pone contenta tener más experiencia y seguir modificándome. En lo único en lo que me afecta es en lo laboral. Si alguien me asegurara que cada vez que cumpla años voy a tener las mismas posibilidades laborales que ahora, me alegraría mucho. Pero tengo miedo a que se estreche el campo profesional. Fuera de eso, no lo vivo mal.
-¿Y en lo emocional?
Nicolás: En mi caso, cada año que cumplo siento que estoy más tranquilo, la edad va matando la ansiedad. Vas alcanzando las metas, los apetitos se van controlando. Creo que la edad, sin la necesidad de hacer yoga, respiración, o lo que sea, te serena mucho. Y también empezás a saber exactamente qué querés.
Florencia: Eso está buenísimo. Es que para mí es una elección: podés concentrarte en lo bueno o en que ya no tenés la piel lozana como a los 20. Y yo elijo ver lo positivo, porque el resto es una batalla perdida.
-¿Son gastadores?
Florencia: No, más bien somos gasoleros. Me doy algunos lujos, que son las cremas y los productos para el pelo. Sí gastamos en salir a comer afuera, somos bastante sibaritas. En eso pagamos lo que sea con tal de degustar algo exótico y delicioso.
Nicolás: Nos hicimos un viajecito en moto por la Toscana. Salíamos a la ruta y parábamos a comer en unos lugares increíbles. No lo hacemos seguido, pero cuando lo hacemos, es al máximo. Además, a mí me gustan los fierros y me doy ese gusto, aunque lo tenga acá en el garaje. Lo que me divierte no es que me vean los demás, sino el auto en sí. Colecciono un auto por vez, los voy cambiando.
-¿Qué cosas admira uno del otro?
Florencia: Nosotros nos conocimos en público, en una entrevista que me hizo en 1995, y me preguntó qué tenía que tener un hombre para enamorarme. Y yo le dije que debía ser inteligente, sensible y con una visión optimista de la vida… Y esas tres cosas él las tiene muy marcadas. Aunque por fuera se muestre duro y tenga su coraza, yo puedo llegar hasta adentro y es muy sensible. Y me gusta esa dualidad, lo hace más interesante. Me atrae porque es un ser fuera de lo común, un rebelde imposible de encasillar.
Nicolás: Lo primero que admiro de Florencia es la capacidad de divertirse. El tesón que le pone a las cosas. Porque si uno tiene que trabajar con alguien, sin duda eligiría hacerlo con alguien como ella. La quiero en mi equipo siempre. La admiro como productora y actriz, porque la vi crecer y llegar a hacer trabajos increíbles. Y también como madre. Es una mamá especial, porque no es standard, pero le pone garra y es buena mina. Si no, no podría haber estado tanto tiempo con ella. En una pareja me parece que la diversión es muy importante. Y cuando me divierto con Flor, eso es el nirvana. Ahora, como ama de casa es flojísima… [Ríen.]
Texto: Mariana Riveiro
Fotos: Sebastián Arpesella
Producción: Victoria Miranda
Maquillaje y peinado: Néstor Pumar
Agradecimientos: Etiqueta Negra, Vicky Vidal, El Camarín, Ménage à Trois, Santino, Santesteban, Infinit y María Cher.
LA NACIONOtras noticias de Celebrities
Más leídas de Personajes
"Aprendí de la peor manera". Jude Law: su desembarco en Star Wars, la presión de los fans y cómo pudo equilibrar fama y privacidad
"No quiere perder más tiempo". La triste razón por la que Nicole Kidman busca acercarse a sus hijos, Connor e Isabella
En fotos. De Angelina Jolie, Demi Moore y Nicole Kidman a Zendaya, las estrellas deslumbraron con sus looks en los Gotham Awards
“Basta, por favor, basta”. El desesperado ruego de Victoria Vannucci al enterarse de que un rabino pagó la fianza de Matías Garfunkel