Nicolás Goldschmidt, un ex chiquitito que no quiso encasillarse
El actor habló con LA NACION sobre sus inicios, su exitosa carrera y por qué decidió dar un paso al costado de la tele comercial
Con Nico, su personaje en Chiquititas,Nicolás Goldschmidt se convirtió en un actor popular a los 10 años. Sin embargo, su debut actoral había sido un año antes en Sol de otoño, la película de Eduardo Mignona, protagonizada por Norma Aleandro y Federico Luppi, donde él interpretaba a un niño a cargo de Luppi. "Me contaron que Romina Yan me vio y quiso que hiciera el casting para Chiquititas", recuerda el actor 19 años después. Desde entonces no paró aunque evitó el camino comercial. Hace cine, teatro y algo de tele. Dirige, escribe y tiene una banda musical, Los Carlinga.
Se formó con Cristina Benegas y Ricardo Bartis. Pasó por el IUNA y el laboratorio de la Universidad Di Tella. Acaba de llegar de Corea de hacer funciones con La máquina Idiota, la obra de Bartis. En cine, protagonizó Noche de Perros y participó de Eva no duerme. La pieza que dirige, A todo animal útil, fue finalista de la bienal de arte joven. Orgulloso de su formación señala: "En El Sportivo fue donde pude enraizar todo el trabajo de años, que es el que yo creo que es más exitoso".
-Ahora, claramente, tenés otro perfil, pero repasemos tus inicios, ¿cómo fue para vos tu experiencia en Chiquititas?
- No sé, lo relaciono con el colegio. Por ejemplo, a mí de chico no me gustaba, pero fue fundamental y Chiquititas es eso... Fue un momento fundacional en mi carrera. Igual me resultan más importantes las cosas que me pasan ahora.
-¿Hubo un momento en que sentiste que tenías que elegir entre seguir un camino comercial o el under?
-Sí, fue cuando estaba haciendo Asfalto, la última tira en la que participé de principio a fin. Sentía que no estaba pudiendo disfrutar, que había algo en la actuación que había llegado a un límite, entonces entré al Excéntrico de la 18 y ahí conocí a Cristina Banegas. Ella empezó a decirme todas las cosas que hacía mal cuando actuaba. Si hubiera continuado en situaciones donde la gente te alaba, no hubiera habido aprendizaje. Después vinieron otros maestros como Graciela Camino, José Cáceres y Ricardo Bartís.
-¿Qué aprendiste en El Excéntrico?
-Fue fundamental mi laburo. Ahí trabajan con la técnica de improvisación de Alberto Ure. Aprendí a poder pensar en el sonido y ampliar lo que se podía trabajar a nivel físico. Todo eso se arraigó en El Sportivo que es el lugar en el que entrené y trabajo ahora.
- Y de la tele, ¿qué sacas de ahí?
-En principio plata. En el último tiempo y, cada vez más, estoy pudiendo elegir qué, cuándo y cómo. Después hay situaciones gozosas como trabajar con actores como Pilar Gamboa, pero en otra época también hubo que comer, pagarse los estudios, etc.
-No te gusta nada la tele...
- Creo que no hay experiencias tan contundentes para el cuerpo. Un actor lo que quiere es pegarse un sacudón de actuación y en la tele mucho no se puede, son situaciones mucho más normales. Está el puro jugueteo. Ir a un rodaje, cambiarte y que tu laburo sea actuar, que reconozco es un privilegio enorme.
- Actor, director y, además, tenés una banda de música, ¿en qué rol te sentís más cómodo?
-Todo forma parte de la actuación. No puedo cantar si no pienso que estoy actuando, no puedo dirigir si no pienso como actor y tampoco podría escribir, todo nace de ahí. El rol de actor es el que me permite moverme por todos lados, los demás roles son como para "afanar" un poco de actuación.
-¿Qué significa la actuación entonces para vos?
-Para mí es una fuerza muy reveladora y potente y fue tomada por todo el mundo para promover cosas. Por ejemplo, los políticos que van a comer a lo de Mirtha Legrand actúan ante las cámaras. La publicidad entendió que tenía que tomar el arma de la actuación para poder vendernos cualquier cosa.
-¿Creés que los políticos le temen a los actores?
-La actuación es una forma muy potente de hacer llegar un mensaje por eso asusta la actividad teatral. Desde algunos sectores se piensa que hay que tenerla controlada y domesticada. Hamlet dice: "Cuida de los actores porque ellos son el compendio y la critica de estos días".
- También escribís...
- Es parte de un proceso en equipo, no lo pienso como un hecho aislado.
- Contame de tu banda Los Carlinga...
-Nació en EL Sportivo Teatral donde entreno y hago La máquina idiota. Ahí conocí a Fabián Carrasco y nos dimos cuenta que queríamos hacer algo musical. Surgió como una forma de hablar de Shakespeare sin ser las tradicionales. Yo tenía Hamlet en la mano, él un acordeón y empezamos a probar cantándola y fue un éxito en el estudio y a partir de ahí seguimos con Otelo,Romeo y Julieta y Rey Lear. Tomamos el ritmo musical de canciones populares que pueden empezar con música clásica y se transforman en cumbia o cuarteto.
-¿Qué actores te inspiran?
-De acá, Luis Machín me parece un actor que tiene una cosa muy personal y es muy gracioso. Puede hacerte reír o una bajada dramática. Eso en un actor me parece explosivo. De afuera, Bardem.
-¿Ves mucho cine?
-Tengo épocas. No tengo problema en ver cuando me mandan referencias porque ahí descubro cosas nuevas.
-¿A qué aspirás en tu carrera?
- Me gustaría seguir teniendo apoyo para búsquedas artísticas como por ejemplo ensayar. Para los actores del teatro alternativo es un tema, hay que conseguir la plata porque, es lógico, preguntan qué vas a hacer y es entendible porque tiene que ser redituable. Otro proyecto es avanzar en la búsqueda cinematográfica.
-¿Qué hay de vos en tu personaje de Noche de perros?
-Yo creo que esa parte neurótica obsesiva que está todo tiempo a flor de piel. Muchas de las situaciones que suceden en la película las afanamos de la vida real. Estaba buena la idea de poder reírse de uno mismo.
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