Nicolás Francella: los consejos de su padre, la incomodidad de sentirse observado y su deseo de sumarse a un conocido reality
El actor protagoniza el film En la mira, un thriller psicológico de tono apocalíptico, que se estrena en salas y que se podrá ver también por HBO Max; mientras espera la respuesta de un proyecto que lo moviliza
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El género del thriller psicológico de suspenso no es lo que abunda en la producción cinematográfica local. En la mira, film que se estrena este jueves en salas y en un tiempo estará disponible en HBO Max, es un nuevo intento por abordar este tipo de cine que tiene claras influencias en Alfred Hitchcock, Martin Scorsese o el genio surcoreano Bong Joon-Ho.
Con dirección de Ricardo Hornos y Carlos Gil, En la mira se planta en ese clima de atmósferas enrarecidas para contar la historia de Axel Brigante, un joven operador de un call center que verá mutar su apacible existencia a partir de la aparición de un ser oscuro que le dará todos los indicios posibles para demostrarle que le sigue los pasos y lo tiene vigilado. Nicolás Francella interpreta a ese joven interpelado por un antagonista temible llamado Figueroa Mont, rol interpretado por Gabriel Goity.
“Es un género que no nos animamos a transitar, pero, en este caso, los directores tenían muy claro lo que querían contar, Ricardo Hornos hace alrededor de treinta años que vive en Estados Unidos y tiene mucho conocimiento de este tipo de contenidos. Ambos buscaron que sea una película dinámica, con vértigo, que tense al espectador y que tenga un contraste entre la presentación de los personajes y lo que va a suceder después”, explica Nicolás Francella, acomodado en el business center de un coqueto hotel boutique de Palermo, lugar escogido para realizar la entrevista con LA NACION.
La pesadilla a la que se ve sometido Axel Brigante ubica en blanco sobre negro una posible realidad, lo cual genera una sensación de apocalipsis de este milenio, de la que nadie parecería poder escapar en caso de suceder. “Los espectadores sentirán empatía por el cliente que llama al call center por un reclamo y también por el empleado que atiende. Cada uno tiene sus herramientas, pero creo que rápidamente generará esa cercanía y hasta cierta sonrisa”, asume.
-A tu personaje no dejan de observarlo, situación que lleva al paroxismo la falta de intimidad actual donde todos somos mirados, analizados, captados por las herramientas del consumo...
-En todo el mundo se vive con cierta falta de libertad, pero, además, vivimos juzgándonos todo el tiempo, en un scanner visual permanente que no nos permite relajarnos y dejar que el otro viva su propia vida. Cuántas veces tomamos decisiones por esa mirada del otro, algo que es agotador.
-Un voyerismo permanente.
-La mirada puesta en cómo se viste, cómo se camina, qué se hace. Hace pocos hice un viaje y sentí esa sensación de libertad que acá no siempre tenemos por esa posición indagatoria hacia el otro.
Además de Francella y Goity, En la mira -film con guion cinematográfico de Adrián Garelik y Ricardo Hornos y rodado en Uruguay- cuenta con las actuaciones de Paula Reca, Emilia Attias y Maxi de la Cruz. “El buen estado de ánimo es algo que comparto con mi personaje. Es más, cuando no estoy bien se me nota mucho. Por otra parte, estoy en un momento de despojamiento, de no estar tan pendiente de todo y mi personaje es así, se maneja con la cabeza limpia”, explica el actor, de 31 años.
-En vos, ¿no siempre fue así?
-Uno es un trabajo, un progreso.
-Axel, tu personaje, se desborda. En tu vida personal, ¿sufriste desbordes de ese tipo?
-No, tanto no…
-Aunque sea en menor medida, ¿qué te desborda?
-Me desborda la mentira y la mala energía me inquieta, porque me llega muy fácil, es algo que super percibo.
Puertas cerradas
-Hablábamos sobre una sociedad que mira y juzga al otro. En tu caso, más allá de tu trabajo público como actor, te preservás bastante. De hecho, en tus redes sociales es muy poco lo que contás sobre tu intimidad.
-Me queda cómodo ser así. Prefiero observar a estar mostrándome. Observando, aprendo.
-Para un actor es esencial ese rasgo.
-Me sirve para mi trabajo y para la vida, es más tranquilo. Hay gente que tiene una buena comunicación con la exposición, le queda cómodo y natural, no es mi caso. Por otra parte, si bien me gusta mucho trabajar, también me gusta irme, desoxigenarme, desacostumbrarme.
Llega despojado a la charla, outfit básico y canchero. Menudo, su mirada y su tono de voz son muy parecidos a los de Guillermo Francella, su padre.
-En tu manera de manejarte se percibe algo hereditario. La privacidad y el perfil bajo son características de tu padre.
-Él comenzó su carrera cuando no existían las redes sociales y era más sencillo llevar una vida privada a pesar de ser conocido, se le hizo orgánico y pudo sostenerlo hasta hoy. Creo que se puede equilibrar el trabajo público con la vida privada.
A pesar del apellido estelar, Nicolás Francella va construyendo una carrera independiente de la estirpe a la que pertenece, sin hacer ostentaciones. Un mérito no menor.
-A un actor que comparte la vocación de su padre, como en tu caso, se le suele preguntar por las cualidades propias que lo liberan del lazo sanguíneo, buscando evitar las comparaciones, como si hubiese algo contraproducente en ese ADN compartido. A la inversa, ¿qué características actorales considerás que compartís con tu padre?
-Creo que compartimos los mismos valores, a ambos nos gusta la vida familiar, el amor, algo que heredé también de mi mamá.
-Como actor, ¿percibís que tenés algo de él?
-Siento que somos dos personas completamente diferentes, con caminos distintos. Venimos de cunas y esfuerzos que no son iguales, aunque soy una persona a la que le gusta mucho trabajar.
-Ese esfuerzo diferencial que planteás, ¿tiene que ver con que vos naciste ya vinculado al medio?
-Exacto. Nací entendiendo el medio… Volviendo a tu pregunta anterior, no puedo decir qué tengo parecido a él, porque no lo sé con exactitud.
Francella se queda pensando en ese otro Francella que le dio la vida y del que legó la vocación artística. No hay incomodidad a la hora de hablar de su padre ni de pensar en similitudes, como suele suceder en tantos casos. Acaso porque se siente seguro de sí, no se preocupa por aquellos rasgos que podrían acercarlo a su padre. De la sangre nadie se escapa. “Entiendo mi camino y mi trabajo, pero siento que hay una empatía inmediata a la que estoy acostumbrado, incluso sucede con gente que no me conoce”, dice.
-En tu elección por la carrera artística, más allá del deseo, ¿hubo algo de mandato?
-Para nada, soy actor por deseo y no por mandato familiar.
-¿Te ves parecido físicamente a tu padre?
-No me doy cuenta, pero me lo dicen mucho.
-En esa elección por deseo, la elección estuvo puesta en una carrera que es por naturaleza compleja y discontinuada.
-Cuando charlo con los colegas con los que me toca trabajar, es muy enriquecedor conocer esa cantidad de vidas tan distintas. Se suele generalizar, pero cada actor o actriz tiene su propia vida con sus propias experiencias. Escuchando esas experiencias, puedo entender más la vida del actor, una vocación atípica, discontinuada, que genera inseguridad permanentemente.
-En los actores, el foco no está puesto siempre en el mismo lugar. En tu caso, ¿qué priorizás a la hora de elegir un trabajo?
-Me percibo intuitivo, por eso siempre me dejo llevar por lo que me pasa con el guion. Si eso sucede, lo leo por segunda vez antes de conectarme con la persona que me lo ofreció. Es un placer que te pase algo con el guion.
-¿Consultás a tu padre?
-Mi papá siempre es una fuente de consulta. También con Ricardo Hornos, el director de En la mira, a quien conozco desde hace muchos años, siempre da en la tecla, tiene un gran ojo.
-Existen los actores a los que, por diversas razones, les cuesta negarse a participar de un proyecto.
-Hay que aprender y hacerse fuerte diciendo que no. Hay que saber cuándo se va a entrar a un proyecto con baja energía, en piloto automático, con un poquito de taco. Eso puede ser el abismo.
Probó con la publicidad y se desempeñó en el área de producción, hasta que se dio cuenta que no podía zafar de la vocación actoral. A pesar de su juventud, Nicolás Francella tiene en su haber títulos destacados en televisión y cine. La producción española Altamar, que se vio por Netflix, o la teleserie argentina Pequeñas Victorias lo contaron en sus elencos, al igual que films como El juego de las comadrejas o Los padecientes, títulos que llegaron luego de debutar en Papá es un ídolo y Corazón de león, películas que estaban protagonizadas por su padre. Un pequeño y largo camino hasta llegar a Axel Brigante, el joven que está en el ojo de un francotirador. Con En la mira, Francella inicia una nueva etapa de su carrera, logrando un primer papel de protagonismo absoluto.
“La industria cambió para bien. Las carreras se internacionalizaron y se generaron muchas fuentes de trabajo. Hoy, antes de estrenarse la primera temporada de una serie ya está firmado el contrato para filmar la segunda, son oportunidades que antes no existían. Por otra parte, aparece lo autogestivo, que generan proyectos que son adquiridos por las plataformas, algo interesante porque permite trabajar de manera independiente y tener una posibilidad de compra y distribución muy grande. Creo que con el tiempo se verá la identidad de cada plataforma”, reflexiona.
Acaso buscando contrarrestar la inseguridad de la vida actoral y los dilemas financieros, hace unos años inauguró Mailo, el restó que montó asociado con algunos familiares. “Me encanta la comida, me gusta agasajar, así que lo que comenzó como un emprendimiento austero, se transformó en un negocio. Además, es algo que me oxigena”, explica. Francella es el responsable de la ambientación del lugar ubicado en Nordelta: “Me gusta que la gente ni bien ingresa, comience a experimentar algo diferente”.
-¿La especialidad de la casa?
-Hay unos ñoquis que vienen en una cabutia que son la reina del lugar.
En su futuro inmediato aparecen varios lanzamientos, fruto de un par de años con arduo trabajo de rodaje. Pronto llegará el estreno de Una flor en el barro, película de Nicolás Tuozzo en la que interpreta a un profesor que lucha contra el sistema. Por HBO Max se podrá ver María Marta, el crimen del country, donde el actor interpretará a un controvertido vecino de María Marta García Belsunce, la mujer asesinada en su casa de El Carmel. Finalmente, con libro de Reynaldo Sietecase, Francella forma parte de Un crimen argentino, film que se verá primero en cines y luego también por HBO Max. “Además, quiero ser parte de algo que veremos si lo logro, vamos a ver qué me responden”, lanza.
-¿Un proyecto autogestivo?
-No, lo autogestivo es mi movida para ser parte. Como se trata de gente cercana, levanté el teléfono. No me quiero hacer el misterioso, pero no tengo más para contar.
-Hablás de gente cercana, así que podría ser tu incorporación a la versión teatral de Casados con hijos.
-¡No! Ya lo contaré, pero lo cierto es que este será un año de estrenos más que de rodajes.
-Tenés un restó, te gusta cocinar, sos candidato a MasterChef Celebrity.
-Me llamaron y no podía en ese momento. Si me lo proponen, creo que no tendría que pensarlo tanto.
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