El conductor y productor recibió a LA NACION en las flamantes instalaciones de su exitoso canal de streaming que acaba de estrenar una nueva programación
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En su brazo y en una de las paredes del flamante estudio de Luzu están impresas las coordenadas de Villa Luzuriaga y en otra medianera se puede ver esfumado el mapa con el entramado de las calles de esa localidad del Partido de La Matanza -ubicada entre San Justo y Ramos Mejía- donde nació y se crio y a la que Nico Occhiato regresa un par de veces por semana para visitar a los suyos, entre ellos a su histriónica abuela Concepción. Conductor, actor, exparticipante del Bailando, influencer. Ex novio de Flor Vigna y actual pareja de Flor Jazmín Peña, su compañera en el programa matutino Nadie dice nada, que va diariamente de 10 a 13. Además, o fundamentalmente, hoy es un emprendedor, rol que le calza perfecto para el marco donde se lleva adelante la charla.
Occhiato recibe a LA NACION en las instalaciones del canal de streaming que creó durante la pandemia y que se instaló rápidamente en las preferencias de una audiencia que pivotea entre la adolescencia y los treinta años. El lunes pasado, Luzu lanzó su nueva programación conformada por once ciclos que se suceden, en vivo, a lo largo de diecisiete horas diarias. Todo un desafío en medio del “Boca-River” planteado con Olga, el medio en el que Migue Granados es el socio y niño mimado de esa grilla.
La competencia
-¿Mirás lo que sucede en otros canales de streaming como Olga, Neura, Vorterix, Blender?
-Luzu siempre se hizo observando hacia adentro, pero si te diría que no miro lo que se hace enfrente te estaría mintiendo. Me parece rico que aparezcan otras plataformas haciendo contenido similar, porque nos ayuda a todos a subir la vara. Cuando hay otro para medirte, es bueno, te hace consciente de lo que estás haciendo.
-¿Por qué?
-Nosotros estamos haciendo entre 80 mil y 90 mil personas todos los días. Si no hubiera otro canal, no sabés si eso es mucho o poco. Cuando aparece la competencia, y ves un canal con un montón de figuras o de nombres, y hace la mitad, dejás de naturalizar el número que hacés y los demás se dan cuenta de lo difícil que es hacerlo. La competencia siempre te ayuda a ser mejor.
-Te da un parámetro.
-No hay otra forma de medirlo.
-Hablás de figuras conocidas…
-Uno de los objetivos de Luzu fue generar escuela, darles un micrófono a nuevos comunicadores que los medios tradicionales no le darían un lugar porque necesitan siempre de un nombre.
-En Luzu también hay nombres conocidos.
-Sí, están Diego Leuco, el Chino Leunis, Pachu Peña, Martín Garabal, pero también tenés comunicadores nuevos como Marti Benza, Manu Dons, Nachito Elizalde, El Trinche, gente que va aprendiendo al lado de los que tienen más experiencia, por eso Luzu no va sólo en busca de figuras sino potenciales comunicadores.
-Este año, Olga fue en busca de figuras como Elizabeth Vernaci y Humberto Tortonese.
-Cada uno tiene su contenido y su audiencia y no se pisan.
-Luzu y Olga, ¿es el Boca-River del stream?
-No lo siento así, cada uno busca su audiencia desde distinto lugar, el medio nos pone a competir. Las marcas también saben a qué público le quieren hablar.
-El año pasado, Migue Granados entrevistó a Lionel Messi desde Olga y en tu programa se decidió darle aire en tiempo real con una retransmisión, algo no habitual.
-El país estaba parado por esa entrevista, yo mismo tenía muchas ganas de verla y me daba bronca no poder hacerlo por estar al aire con mi propio programa. Como siempre apelamos a lo orgánico, había algo que nos decía que debíamos verla. Fue la mejor entrevista que le hicieron a Messi, Migue le preguntó lo que ningún periodista se atrevió y se lo vio de una manera muy distinta.
-¿Te lo agradeció Migue?
-Hablé con él la noche anterior y le dije que, sin haberla visto, sabía que sería la mejor nota que le harían a Messi en su carrera.
-¿Le adelantaste que Luzu la retransmitiría?
-No, porque lo decidí después.
-¿Cómo fue esa charla con Granados?
-Me agradeció, tenemos buena onda, no somos amigos, pero nos llevamos bien.
-Hubo reacciones de diverso tipo.
-Quizás se pensó en una especulación, a mí me hubiese pasado lo mismo, pero la realidad es que todo el país habló de esa nota y tuvo diez millones de reproducciones.
El aluvión del streaming también fue generando la superación tecnológica. Este jueves, Mario Pergolini, un precursor del tema, sostuvo en Socios del espectáculo (eltrece) que “hay cosas muy talentosas, se empieza a mezclar ya lo que podría ser la nueva televisión, empieza a tener calidad, están bien iluminados, con buenas realizaciones”, pero, acertadamente, agregó “que no se convierta en una carrera por los números”. Tiempo atrás, Occhiato y Pergolini se cruzaron por el rendimiento de las audiencias. En este nuevo nicho, también comenzaron a competir los emprendimientos digitales propios de eltrece, Telefe y, en su momento, del Bailando.
Privado
“A mis 31 años no tuve grandes pérdidas”, reconoce Nico Occhiato, quien sí menciona la partida de uno de sus abuelos.
-¿Creés en el destino?
-Todo lo que tiene que ser es y uno va acompañando. Los límites están en la cabeza de cada uno. Lo que creés, es.
-Da la sensación que no sos temeroso.
-Soy inconsciente.
-¿No hay miedos?
-Sí, pero no me frena. Si me la pego mal, aprenderé y lo volveré a intentar.
-¿”Te la pegaste” muchas veces?
-Lo normal, tampoco soy tan confianzudo; voy a paso firme, creo en los procesos y no en los picos repentinos.
-En el amor, ¿sucede lo mismo o sos de tirarte a la pileta?
-Soy igual.
-Te jugás.
-Sí, cuando estoy enamorado no me queda otra que hacerlo, no me puedo hacer el desentendido y ahí voy a pleno.
-Pase lo que pase.
-Y sí.
-¿Cómo estás hoy?
-Estoy enamorado, muy.
-Al ser Flor y vos dos figuras públicas, ¿cómo se transita?
-Nos conocemos hace muchísimo, siempre fuimos parecidos en formas de ser y de pensar, venimos de lugares similares; yo soy de Luzuriaga y ella de Lanús. Nuestras familias tienen orígenes y estructuras que las unen. Hablamos el mismo idioma en muchos aspectos, eso es lindo porque te hace sentir acompañado, entendido. Además, te hace disfrutar más los goles, porque se entiende el esfuerzo.
-¿En qué se parecen y en que se establece una diferencia?
-Así como yo soy más racional y la ayudo a Flor a ver más ese aspecto, ella es mucho más sensible y me aporta eso que me falta. Consulto todo con ella, admiro su forma de pensar y de ver la vida. Cada uno se nutre del otro, porque, a pesar de tener un origen parecido, tenemos maneras de ver la vida muy diferentes.
-¿Compartir el trabajo suma?
-Hace cinco años que trabajamos juntos, desde mucho antes de ser pareja, y siempre funcionamos bien.
-¿Qué fue lo primero que hicieron juntos?
-El Bailando, que, insólitamente, lo ganamos.
-Pero hoy son pareja y no es sencillo compartir trabajo y vida personal.
-Por ahora todo funciona muy bien.
-¿Conviven?
-No, ninguno de los dos cree en la convivencia.
-A los 31 años, ¿pensás en la paternidad?
-No.
-Luzu es un hijo.
-Son varios hijos en uno.
Soñar no cuesta nada
“Hace tres años, cuando arrancó Luzu, no me imaginé que podía estar en esta oficina, con semejante estudio atrás y con esta programación, pero sí me imaginé que sería algo que iba a trascender”, sostiene Occhiato.
-Podrías haberle puesto como nombre un juego de letras o incluso una denominación en inglés, pero elegiste dos sílabas del barrio de tus orígenes.
-Como pensaba en algo que trascendería, desde el minuto cero quise que tuviera la esencia de mi familia, de mis amigos, mi esencia. Contra eso, no hay nada que sea igual. Puede haber productos parecidos, pero ningún tendrá mis propios valores ni los de Villa Luzuriaga.
Nicolás Damián Occhiato elige conversar en su espaciosa oficina cuyos amplios ventanales dan a la avenida Cabildo. Imágenes suyas junto a Lionel Messi y Carlos Bianchi remarcan su amor Boca Juniors. A un costado, “Carlitos”, su perro, merienda pacíficamente mientras observa el tránsito endemoniado en una tarde lluviosa.
-En tan solo una década de trabajo lograste lo que, a mucha gente, puede tomarle una vida.
-Arranqué en un reality de destreza donde prácticamente yo no tenía nombre, éramos diez pibes con un casco en la cabeza; pero ahí descubrí qué era lo que me apasionaba, encontré mi oficio.
Aquel programa fue Combate y salía por elnueve. Su paso por allí fue el suficiente para que se destacara y fuera más que un chico con un casco en la cabeza. A pesar de la velocidad de su ascenso, prefiere avanzar sin estridencias “así como el carpintero se levanta a la mañana y va a trabajar, mi oficio es producir y conducir, me levanto todos los días sabiendo que ese es mi objetivo”.
La estructura de Luzu, ubicada en un edificio de oficinas vidriado en el centro comercial de Belgrano, están conformadas por varias oficinas de producción y un estudio dotado de muy buena tecnología que fue imposible visitar dado que Occhiato prefirió no “invadir terreno” mientras salía al aire un programa que no era el suyo.
Según cuenta la gacetilla de prensa, el set ocupa una superficie de cien metros cuadrados, gradas para público y un escenario para bandas. El mismo informe distribuido para los periodistas sostiene que la mesa de conductores permite contener hasta ocho personas que son seguidas de cerca por once cámaras robóticas. Según dicen, el set tiene muy buenos estándares de realización audiovisual. En el mismo informe oficial se enuncia la estadística del rendimiento 2023: “251 millones de reproducciones en YouTube, con más de 166 millones de horas de visualización”. El éxito del emprendimiento llevó a presentaciones en vivo sol out en el estadio Luna Park, el teatro Gran Rex y un importante estadio de Montevideo.
Rumbos
-¿Te costó encontrar el camino laboral?
-Sí, no veía mi vocación y eso era algo que preocupaba a mis viejos.
-Sin vocación por el trabajo en los medios, ¿cómo llegás a Combate?
-Vengo de una clase media donde nunca nos faltó nada, pero tampoco sobró. Mis viejos no tuvieron la posibilidad de terminar el colegio, así que, para que mi hermano y yo pudiéramos tener lo que ellos no pudieron, nos dieron la posibilidad de estudiar. Se nos inculcó eso, pero en el colegio no me iba muy bien. De hecho, cuando terminé el secundario, les planteé que no quería seguir estudiando.
-Para vos habrá sido un alivio terminarlo.
-Sí, y lo hice a los ponchazos.
Cuando obtuvo su título secundario, reunió a sus padres y les dijo que no haría como muchos de sus amigos que se anotaban en cualquier carrera para cumplir con el mandato. “No estaba para perder tiempo y hacerles perder plata a ellos”.
-¿Qué te respondieron?
-Mi papá me dijo “si no querés estudiar, vas a trabajar”. Pensé que me llevaría a su corralón de materiales para dar una mano, pero no fue así.
-Tu primer trabajo fue un reparto de pan junto a tu tío.
-Exacto, me levantaba todos los días a las dos y media de la mañana, a las tres me pasaba a buscar, nos íbamos a buscar el pan a la fábrica y desde las seis hasta las cuatro de la tarde hacíamos el reparto. Para que me suceda lo que me sucede hoy, fue fundamental pasar por todo eso.
Menciona una charla que dio Steve Jobs en la Universidad de Stanford. “Él habla de los puntos de conexión cuando se mira para atrás”.
-¿Cómo se aplica a tu derrotero?
-Cuando yo hacía ese trabajo que no me gustaba, lo que me sacaba de esa realidad era escuchar programas de radio. Era mi compañía en el camión cuando iba odiado con lo que estaba haciendo.
-¿A quiénes escuchabas?
-A Beto Casella, Andy Kusnetzoff y a Homero Pettinato en Los 40 principales. Por eso, recordando a ese Nico, hoy busco que, a las diez de la mañana, sea mi mejor versión conduciendo. Busco hacerle la mañana más aliviada a la gente que necesita un oasis en este contexto de país.
Mientras hacía el reparto de pan coqueteó con la carrera de Derecho, pero, cuestiones del azar, se anotó como extra televisivo, eso lo vinculó con una convocatoria del programa Combate. Antes había quedado su experiencia como jugador en las inferiores de Racing y su deseo de ser periodista deportivo que su padre desalentó.
Razón de ser
-En el comienzo de la charla, te referías a los valores que te inculcó tu familia. ¿Cuáles son?
-El disfrute, a pesar de todo. Mis abuelos fueron inmigrantes italianos y me enseñaron eso. Ellos son los grandes maestros de mi vida, eran de clase baja, no tenían para comer. Mi bisabuelo, que tenía ocho hijos, viajó en plena guerra a la Argentina buscando algo para hacer. A los tres meses la llama a mi bisabuela porque había conseguido trabajo. A las dos semanas de llegar ella, él muere en un accidente y queda ella sola con sus hijos, sin trabajo y sin saber hablar el idioma. El hijo mayor, de doce años, salió a trabajar y pasó a ser el padre de sus siete hermanos, todos vivían en un rancho en una calle de tierra. Mi abuela Concepción era la menor y me contó que los vecinos le venían a pedir a su mamá que les entregara algún hijo, dado que pensaban que no los podría criar.
-¿Cómo reaccionó tu bisabuela?
-Ella y su hijo mayor se plantaron y se propusieron no desarmar la familia. Mi abuela tenía una sola muda de ropa que su madre le lavaba todas las noches para que, al otro día, pudiera ir a la escuela. Mis abuelos tenían poco para comer, pero, a la hora de la cena, todo era una fiesta. Siempre el mensaje fue de felicidad, de encontrar la forma de disfrutar.
Vittorio es el marido de Concepción, ambos padres de la madre de Occhiato. Del lado paterno, los abuelos Rosa y Damián tuvieron el mismo desafío de superación. “Cuando vio que todos sus vecinos se estaban haciendo su casa y el corralón más cercano quedaba a tres horas, mi abuelo se consiguió un caballo y comenzó a vender materiales. Hoy sigue siendo el corralón familiar de mi papá y sus hermanos”, dice.
“Historias de esfuerzo”, así define y con gran exactitud, el derrotero de su familia. Allí está el germen no sólo del nombre de su canal de streaming, sino de su esencia superadora y desafiante y de su voluntad de trabajo. “Comparado con la guerra, este país era la gloria para los inmigrantes”.
Zona de placer
-¿Heredaste ese optimismo de tus abuelos?
-Sí, a veces, por demás. Siempre soy positivo y nunca dejo de disfrutar lo que estoy haciendo. Cuando pasa una semana y me di cuenta que no disfruté, me planteo rever mi vida.
-Cuando no aparece esa sensación de plenitud, ¿sos de patear el tablero fácilmente?
-Eso me pasó con los medios tradicionales, de los cuales soy un defensor.
-¿Por qué?
-La televisión y la radio no van a morir, siento que tienen una gran audiencia que las busca.
-Entonces.
-Me pasó que, estando en esos medios, no le hablaba al público que le quería hablar.
-¿Te molestaba eso?
-Es que, como conductor, busco ser lo más genuino posible y no ofrecer algo que no me interesa, por más que me vaya bien con eso.
Irrumpió la pandemia del Covid y, el encierro, fue un momento que lo llevó a pensar seriamente en cómo encausar su carrera profesional. La confirmación del streaming como vehículo de transmisión lo llevó a bucear por ese camino.
Una de las herramientas que lo ayudó a vincularse con el lenguaje de los canales digitales y online fue el coaching empresarial. “Mi coach hoy es el gerente de recursos humanos de Luzu”, apunta.
-¿Sos de jugarte?
-En el momento del armado de Luzu, donde sabía que durante un tiempo tendría que invertir sin ganar nada, vivía en Colegiales, en un departamento que me quedaba chico y no me gustaba; justo se me vencía el contrato de alquiler, pero no tenía el dinero para mudarme a algo más grande. Estaba en ese dilema cuando me llegó la propuesta de una radio tradicional en un horario fortísimo.
-El sueño del pibe.
-Lo venía esperando hace mucho tiempo y, con lo que me iban a pagar, me hubiera podido mudar al departamento que quería.
-¿Qué sucedió?
-Preferí seguir viviendo en el mismo lugar que no me gustaba y embarcarme en mi propio proyecto. A los dos años, ya con Luzu en marcha, pude mudarme al departamento que había visto cuando se me había vencido el contrato anterior. Me salió bien. También podría haber salido mal, pero soy optimista de los fracasos.
Les llevó la propuesta a Flor Jazmín Peña y a Nati Jota para crear su propio espacio, pero, con alma de productor, rápidamente generó otros programas sin su propia conducción. “Si le tenés miedo al fracaso, no hacés nada. En las redes sociales todo el mundo opina sobre los demás y eso, a mucha gente la asusta y la paraliza, no debe ser así. El único motor debe ser las ganas de hacer y no quedarse”.
-¿Padeciste mucho la mirada del afuera?
-No tanto, pero mediáticamente pasé por varias situaciones, como lo vinculado a lo amoroso. Me fui curtiendo y comencé a entender que lo único que me debía importar era la opinión de mi familia, mis amigos y mis allegados.
-¿Qué fue lo peor?
-Nunca lo sufrí mucho, espero que no pase. Son reglas del juego, viene junto con lo que te gusta hacer y por tener una relación mediática.
-¿Dónde te sentís más cómodo, en el estudio de Luzu o en el escritorio de tu oficina?
-En el estudio, pero en el escritorio no paro de aprender.
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