Nelson Castro llega al histórico, e icónico, edificio de Radio Rivadavia sobre la calle Arenales con varios minutos de demora. Caballero, pide disculpas más de una vez. Las razones son más que atendibles: camino a la radio, presenció un accidente vial y, médico al fin, no dudó en socorrer al motociclista herido hasta el momento en el que llegó una ambulancia. Saluda con la mano a todos y cada uno de los trabajadores que se cruzan con él, desde el encargado de la recepción hasta los técnicos del control central. Atraviesa a paso vivo, sonriente y hablando en voz alta, el extenso pasillo enmarcado por fotos de próceres como Héctor Larrea, Antonio Carrizo, Cacho Fontana, José María Muñoz y Juan Alberto Mateyko, esos que poblaron las horas de gloria de la que fuera, durante décadas, la emisora más escuchada del país. Desde este lunes, cuando se relance la programación de la AM 630, él también pasará a formar parte de la historia de Rivadavia. De 17 a 19, el periodista será el responsable de Crónica de una tarde anunciada, su nueva aventura periodística. Con el foco puesto en la información cruda, el título del programa le da aires poéticos a la propuesta: "A García Márquez lo entrevisté en el año 1995, decían que era malhumorado, pero ese día estaba bien", dice a LA NACIÓN. "Estoy feliz de ser parte de la reconstrucción de Rivadavia", confiesa luego de haber recorrido el edificio y haberse tomado fotografías en el estudio principal.
-Radio Rivadavia es una marca asociada a nombres ilustres y una historia trascendente.
-Por eso hay que hacer un reconocimiento a todo el personal de la radio que llevó adelante una verdadera resistencia para que esta radio no desaparezca. Me siento muy comprometido y conmovido por este desafío. Y feliz porque se haga partícipe a los trabajadores de esta reconstrucción.
Desde el lunes, Castro estará acompañado por Amelia Troisi -un nombre histórico de Radio Rivadavia-; Ignacio Orteli y Cecilia Bouflett. "Te pido, por favor, que menciones a mis compañeros de producción", pedirá con insistencia. Erica Olijavetzky será la responsable de la coordinación de aire y producción. Y el equipo se completa con Nahuel Villareal, María sol Durán, Sol Trezrguet, Gonzalo Benítez Cruz y Patricio Tafuro. Un dream team que será parte de esta puesta en marcha de una radio que no debió haber perdido su estelaridad por respeto a ese pasado que la atraviesa sobre sus espaldas y que hoy cuenta con la dirección artística de Fernando Subirats, que viene de ejercer la dirección en Radio Nacional. Fernando Carnota, Eduardo Feinmann, Oscar González Oro y Fernando Niembro son algunos de los nombres que poblarán la nueva grilla de la emisora adquirida por Alpha Media, cuyo CEO es Marcelo Fígoli, un hombre vinculado a los medios y al mundo de la música.
-Con cierta recurrencia se suele referir sobre la crisis de la radio, de su imposibilidad de hacerle frente a otras tecnologías y plataformas. Sin embargo, la radio resiste con gloria y crece. ¿Qué secreto encierra, en relación a otros medios, que la mantiene tan viva?
-La radio le da al oyente una complicidad y una cercanía, que no le genera la televisión. Además hoy no solo se escucha a través del aparato de radio, sino desde, por ejemplo, un celular, lo que hace que puede llegar a todo el mundo y con gran calidad. Genera una horizontalidad en la comunicación, hay una interactividad plena con el oyente. La radio permite comunicar en tiempo real, posibilidad que, a veces, la televisión no tiene. Por otro lado, incentiva la fascinación de la imaginación. El sonido, la voz, genera un encanto especial que, a veces, la imagen no permite. Se pueden generar climas muy particulares desde la palabra.
-La radio es servicio y compañía, la pueden escuchar todos. No hay fronteras.
-Genera un acompañamiento con atención. Uno puede hacer otra cosa y escuchar la radio con atención. Con la televisión eso no sucede, hay que parar y mirar. Aunque hoy la televisión va tomando algunas características de la radio.
-La mañana es el prime time radial, sin embargo, el llamado horario del regreso, por la tarde, ha tomado una relevancia muy importante.
-Hice la primera mañana durante treinta años, conozco bien ese horario en el que uno trabaja sobre cosas que pasaron. Recién, sobre el final de la primera mañana, comienzan a suceder acontecimientos. A la tarde, en cambio, pasan cosas, eso le da un potencial único al horario.
Además de los colaboradores que forman parte del programa, en Crónica de una tarde anunciada participarán los equipos del informativo El Rotativo del Aire y la información deportiva estará a cargo de La Oral Deportiva, símbolos indisolubles de Rivadavia. "Vamos a hacer algo sinfónico, la participación de todos será plena".
Cambio de rumbo
Luego de conducir el noticiero Bella Tarde y de estar al frente, durante dos décadas por TN, con El Juego Limpio, Nelson Castro hoy es el responsable de los informes de El Corresponsal, un formato que le permite registrar cada temática abordada desde diversos lugares del mundo: "Ha sido un regalo que me dio la vida. Me ha permitido viajar, conocer otras realidades y acceder a nuevos públicos. Me impresiona mucho como la gente joven sigue el programa. Eso es una demostración de cómo las audiencias están buscando contenidos diferentes". En envíos recientes se lo pudo ver recorriendo el campo de exterminio nazi de Auschwitz y las consecuencias de la tragedia nuclear en Chernobyl y Pripyat.
-Con información avasallante durante todo el día y que emerge desde diversas plataformas, ¿cómo evalúa hoy el formato del noticiero tradicional que siempre estuvo tan arraigado en el televidente?
-Los noticieros en televisión están atravesando un momento crítico, perciben que necesitan un cambio, pero no saben por dónde ir. A veces, ese cambio desdibuja lo que debe ser un noticiero. Un noticiero debe ser un noticiero, esto es algo casi de Perogrullo. Cuando el noticiero hace una búsqueda que lo acerca más a un magazine, pierde. Por otra parte, el noticiero debe competir con las redes, eso hace que hoy sea imposible tener una primicia.
-Que, luego de veinte años en el aire, El Juego Limpio no esté en pantalla, ¿habla de una pérdida de capacidad de disenso de la sociedad y, en consecuencia, de los medios?
-El programa salió del aire por decisión mía. Lo mismo sucedió con mi salida del noticiero. Noté que el formato estaba agotado con respecto a lo que yo quería hacer. El otro día dijo Manuel Castells: "Las audiencias no buscan informarse, sino confirmarse". Eso es un problema que, en algunos casos, genera una desorientación. Nuestro trabajo es seguir informando, y la realidad demuestra que, tomando en cuenta el fenómeno de las redes, la necesidad de un periodismo de calidad es imprescindible. Un periodismo que diga qué es verdadero y qué no lo es. Qué es real y marcar aquello que es una fake news.
Los noticieros en televisión están atravesando un momento crítico, perciben que necesitan un cambio, pero no saben por dónde ir""
-La falta de aceptación de disenso habla de una sociedad intolerante.
-Hoy, la sociedad argentina está tan dividida que un televidente o un oyente que escucha algo contrario a su propia idea, se va. Es un problema.
-Desde ya, un periodismo serio no puede someterse a decir, exclusivamente, lo que su destinatario quiere escuchar. Ante este fenómeno, ¿cómo se brinda información?
-Ante eso, uno debe seguir haciendo su trabajo, dando la información cierta sin importar cuál será el resultado del efecto que provocará en la audiencia. No somos militantes de nada, somos periodistas.
Huellas personales
A los quince días de haber nacido, el autor de Enfermos de poder padeció una infección gangrenosa en la cara y cuello. Una mala atención médica provocó que se expandiera por todo el cuerpo, derivando en una meningitis. Quince días en coma, siete operaciones y el riesgo de vida. Le tuvieron que quitar tejidos muertos y realizarle varias cirugías reconstructivas. Allí están, en su cuello, las marcas de aquel episodio liminal que lo marcó por fuera, y, sobre todo, por dentro: "Desde ya, no me acuerdo de nada, pero creo que sí ayudó a darme una visión positiva de la vida. Eso lo agradezco. La adversidad no me arredra, sino que me estimula. Me siento preparado para enfrentar la adversidad, siempre he sido así. Enfrento la vida con mucha alegría, esa es mi actitud". Papá carpintero y mamá ama de casa, ambos fallecidos. Fueron los que le contaron lo dramático de aquellos primeros tiempos de vida. Infancia en San Martín y gran parte de la vida, en Villa Urquiza, el barrio en el que vive y en el que se lo puede ver transitar sus calles o comprando en el supermercado como un vecino más.
En el Colegio Nuestra Señora de Luján le inculcaron valores que defiende hasta el día de hoy. Esas premisas, muchas de ellas adelantadas a su tiempo, hicieron que Nelson, siendo un joven estudiante, no padeciera ningún tipo de discriminación por llevar visibles sus cicatrices. Los niños, sus compañeros de aula, no fueron crueles con él. A diferencia de lo que sucedió con algún gerente de programación que, en 1994, le auguró que, con esas marcas en el cuello, jamás podría estar delante de una cámara. Un visionario aquel hombre ignorante: "En aquel momento, fue shockeante, aunque me lo tomé con mucho humor. Yo iba a firmar un contrato y no me esperaba encontrarme con eso, me podrían haber avisado antes".
-¿Qué le respondió?
-Le dije: "A mí la gente no me va a mirar por lo que luzco, sino por lo que digo". Y me fui. A los ocho meses me volvieron a llamar de América. Fue una convocatoria de Eliseo Álvarez para hacer mi primer programa político: En la mira.
-¿Volvió a cruzarse a esa persona que lo marginó?
-Sí. Me pidió disculpas y, por supuesto, se las acepté.
-Usted habla de la hubris en torno a los políticos, pero aquel gerente de un canal también pecó de lo mismo.
-Es un mal que afecta a los poderosos de cualquier rubro. Es un mal del poder. Todos los años, se lleva a cabo una reunión de la Sociedad Daedalus que analiza diversos casos de hubris en todo el mundo y los proyectos que sucumben a partir de eso.
-El héroe trágico también comete hamartia, sostenida en sus errores, y padece el pathos…
-Por eso es tan importante trabajar en equipo y no creerse el dueño de la verdad absoluta.
-El ciudadano de a pie siente que ese padecimiento del poderoso nunca le llega al político argentino.
-Los padecemos nosotros. Ellos padecen el mal, pero que lo sufran es otra cosa. Padecen la conducta patológica y nosotros, las consecuencias.
-En algún punto, sobre todo en lo que tiene que ver con las formas y temperamentos, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, ¿se asemejan?
-Es interesante la pregunta. A veces, tienen puntos en común. Por ejemplo, cuando Macri, luego de las elecciones, les echó la culpa a los electores, hizo lo mismo que hace Cristina. Lo mismo cuando dijo que avisó que se iba a ir todo al demonio. En eso se parecen, en la falta de asumir sus responsabilidades. Poner la culpa en los otros, los asemeja.
Vocaciones
-Lo atravesaron dos vocaciones: la medicina y el periodismo, pero podríamos sumar una tercera, la música.
-Es una pasión. Es un don de la vida que valoro mucho.
-¿Lo ejerce habitualmente?
-Todos los días estudio una hora de piano.
-Esa rigurosidad del músico, que también está presente en el ADN del médico y del comunicador, ¿permite el disfrute?
-Todo lo que hago, lo disfruto y se lo agradezco a la vida. No hay nada que haga que signifique un padecimiento. No podría hacerlo. Siempre digo: "Ojalá todos pudieran tener la vida que yo tengo".
-La rigurosidad, ¿es el camino a la excelencia?
-La excelencia tiene que ver con trabajo, repetición, análisis, autocrítica. A veces se logra y, a veces, no. Pero requiere de todo eso, por eso, si no se disfruta es muy difícil.
-Para una persona con tantos méritos y logros como usted, ¿con qué se sueña a esta altura de la profesión y de la vida?
-Siempre quedan cosas para hacer...
-Por ejemplo...
-Sueño con seguir trabajando y generando cosas nuevas; y en aprender mucho más.
-Esos sueños son rasgos de juventud.
-Los vivo como tal.
-Su esmerada dedicación profesional, ¿hizo que postergase aspectos de su vida personal como formar una familia?
-Seguramente...
-Es decir que toda su energía ha estado aplicada al trabajo.
-No, me hubiera encantado casarme. Estuve cerca de casarme, no se dio y la vida pasó. Me hubiera encantado tener una familia y no hubiese sido ningún obstáculo para ninguna de mis realizaciones.
Me hubiera encantado tener una familia y no hubiese sido ningún obstáculo para ninguna de mis realizaciones
-No debe ser fácil seguirle el tren a Nelson Castro...
-Me hubiera gustado compartir con la familia, que me acompañasen a la radio o a la televisión. Esas son cosas lindas...
-¿Por qué no se concretó aquel matrimonio?
-La vida...
-¿Qué edad tenía?
-29 años... Cosas de la vida.
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