Nelly Camjalli, la participante del “Bailando” que conquistó a Tinelli, tuvo una infancia difícil y quedó viuda de joven
Nunca imaginó verse en televisión y mucho menos bailando, pero una de sus nietas la hizo participar de un segmento de LuzuTV y la escuchó el conductor de la polémica pista y entonces vivió un sueño que jamás soñó
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Nélida Camjalli veía “Bailando por un sueño” desde su casa, pero jamás imaginó que a sus 82 años iba a estar en esa famosa pista haciendo “la previa” con Marcelo Tinelli. Hace tres meses una de sus nietas la inscribió para participar de “Abue Luzu”, en el canal de streaming Nico Occhiato y ahí ella se destacó tanto que Tinelli la llamó para ser la participante del programa que represente al público. En su primera y única presentación recibió críticas y elogios, pero en la primera eliminación del programa quedó fuera del certamen. Sin embargo, ella no se hace problema y asegura: “Me saqué una mochila de encima porque no hubiese aguantado otro baile y mis hijos me decían que era mucho y tienen razón. La verdad es que no sé si tenía ganas de seguir”.
Nelly vive sola, en un departamento del barrio de Belgrano. Con tres hijos y ocho nietos, quedó viuda hace 25 años y tiene un amigovio que no quiere saber nada con la televisión y se mantiene al margen. En una charla íntima con LA NACION, habló del cambio que generó en su vida esta oportunidad que no deseaba y de su historia. Además quiso dejar en claro algo: “Yo no soy mala ni maleducada tampoco. Mi familia me acompaña y me apoya. Y uno de mis nietos está chocho, me muestra que sus amigos me ven en YouTube. Tengo parientes en Israel, en Francia y todos me llamaron para comentarme que me vieron. Mis amigas están como locas, me mandan memes que hacen con mi cara. No soy soberbia ni altanera, pero sí muy segura de mí misma y sé lo que puedo llegar a provocar”. Y mientras toma un café en el bar del que es habitué, a pocos metros de su hogar, remarcó: “No soy una abuela que putea, eso no es un ejemplo, pero no sé qué me pasó. Mi vida era totalmente diferente”.
-¿Cómo era tu vida antes de “Bailando...”?
-Mi vida era totalmente diferente y hace tres meses cambió. Quedé viuda a los 58 años, no tengo dueño, hago lo que quiero. Vivo sola, tengo jueguitos en el celular y me entretengo con eso, una vez a la semana voy a la peluquería para teñirme las raíces y hacerme las pestañas, las uñas de las manos y los pies. Me gusta salir con amigas, tengo un amigovio de hace 20 años; no voy a andar picoteando acá y allá. Y amo a mis hijos y a mis nietos, pero no soy de esas abuelas que recibe a toda la familia y amasa ravioles los domingos. Nos vemos, claro, mi hijo hace asados y cada uno tiene su vida. Cuando todos vivían en casa, hacía el almuerzo y la cena todos los días, pero una vez que me quedé sola y ellos se fueron, como y duermo cuando quiero.
-Decís que tu familia te apoya, ¿y tu amigovio?
-No está de acuerdo, no quiere saber nada. Es más joven que yo, pero jamás le pregunté la edad y yo tampoco se la decía a él. Es un profesional que se jubila ahora. Cada uno vive en su casa, salimos, mi familia lo conoce porque cuando vi que iba en serio lo presenté. Les dije a mis hijos que había conocido a una persona y uno de ellos me dijo: ‘¿Te parece?’. Y sí me parece porque cuando ellos se casaron y se fueron de casa, no me preguntaron si me parecía. Mi marido murió en un año, se enfermó y falleció. Fue muy duro, estuve de duelo mucho tiempo... (se emociona). Aprendí a vivir el aquí y ahora. Aparentemente soy una mujer muy fuerte.
-¿No lo sabías?
-Siempre me defendí. Cuando vivía mi marido, me defendía él y cuando me quedé sola lo hice yo. Quizá por eso se vio tanta agresión. Me encantó estar, pero ya está.
-¿Te arrepentís de haber salido a la pista con los tapones de punta?
-No, porque dije muchas cosas que los demás participantes piensan y no se atreven a decir. Yo no soy agresiva, no sé qué pasó... Me quedó la mente en blanco en ese momento. Lamento haberme ido por el coach y el bailarín porque armamos un equipo hermoso, pero como experiencia ya estuvo para mí. Me sentí cómoda y me trataron como una reina, aunque no me gustó que me tilden de vieja. Yo no soy tan puteadora, pero hay situaciones que no me las fumo. Hace 60 años que no bailo y no van a lograrlo ahora porque los años están. Hace tres meses estuve internada en terapia intensiva en el Hospital Alemán.
-¿Qué te pasó?
-Tuve una obstrucción del intestino, me entubaron y a menos de tres meses estoy bailando. Es algo que nunca soñé siquiera. Y Tinelli me cayó muy bien, lo mismo que Moria que es auténtica como yo. No pretendía un diez como me regaló, pero habrá evaluado la edad y enfrentar el momento. De los otros prefiero ni hablar. Tuve muchos problemas de salud en mi vida, tuve un tumor encapsulado al lado de la vena cava que fue muy bravo. Pero acá estoy.
-Decías que tu amigovio prefiere que no estés en la tele...
-Es muy celoso. No le gusta que esté en el “Bailando...”, y ni hablamos del tema. Hasta yo misma digo: “Dónde me metí” porque me voy a ir del programa y mi pareja es mi pareja.
-¿Cómo lo conociste?
-Tengo muchas amigas y llegó un momento en que necesité hablar con alguien del sexo opuesto. Lo conocí en las Termas de Río Hondo (Santiago del Estero). Yo creo que era el único que estaba en banda (risas). Fui con una prima y él con su mamá y su hermana. En esa semana nos conocimos y cuando volvimos, empezamos a salir. No creí que fuera a perdurar, yo lo quería para los fines de semana y pasar el verano, pero seguimos.
-¿Y cómo se dio la posibilidad de ser parte del “Bailando...”?
-Mi nieta ve mucho LuzuTV y me anotó para el programa de abuelos. Dijo que tenía una abuela picante y eso fue todo. Me llamaron y había otros abuelos y pensé que iba a hacer un programa nada más, le daba el gusto a mi nieta y listo, pero me siguieron convocando. Y en un momento, cuando estábamos al aire, Marcelo Tinelli llamó a Nico Occhiato y pidió hablar conmigo y ahí me preguntó si me animaba a bailar. No hice casting ni nada, fue Tinelli quien me eligió.
-¿Qué participante te cayó mejor?
-Noelia es un amor y me gustó Coki, es una divina. Este año hay mucho chiquitaje con los que estuvieron en Gran hermano que no tienen historias y siempre es más de lo mismo.
-¿De chica nunca soñaste con ser artista?
-Nunca. Vengo de una familia numerosa, en la que a gatas nos alcanzaba para comer. Trabajo desde los 15 años. Yo quería ser abogada, pero en mi familia no me lo permitieron. Creo que hubiese sido una muy buena abogada. Mi mamá quería que me casara a los 15... y pasaron 15 años más. Insistí y estudié en una escuela en la que se aprendían oficios y yo elegí bordados a máquina, me recibí de profesara y de eso trabajé. Vivíamos en Floresta y después murió mi hermano de 23 años y nos mudamos a Belgrano... (se emociona). No teníamos un mango, mi mamá estaba en casa, éramos muchos y mi papá trabajaba en una fábrica de frazadas de mi tío.
-¿Cómo conociste a tu marido?
-Me casé a los 30 años, mi mamá me decía que iba a quedar solterona. Había tenido propuestas de casamiento y decía que no hasta que conocí a mi marido, Efraín Simón, y nos casamos en seis meses. Lo conocí en un club en el Tigre, en HACOAJ y lo vi un tiempo después en un bar, un sábado a la noche, y empezamos a hablar. En ese momento salía con otro que también se quería casar y un tiempito salí con los dos (risas). No era partidaria de casarme por iglesia ni templo, ni usar traje de novia. No era mi sueño. Nos casamos por civil un miércoles, muy elegantes, y ese mismo día a la noche hicimos la fiesta. Trajeron a un rabino porque ellos querían, porque soy de las que cree que somos todos iguales y hay un solo Dios que cada uno llama como quiere. Ya casada me dediqué a la familia, a mis hijos no los mandé al jardín de infantes porque quería disfrutarlos. En un momento puse un negocio de ropa en Cabildo y Juramento, en sociedad con mi hermano, pero cuando vi que me llevaba muchas horas y me privaba de ver a mis hijos, no quise seguir. Por suerte no tenía necesidad, era una buena época y mi marido tenía inmobiliaria.
-Y de ahora en más, ¿qué planes tenés?
-Ser feliz. Yo tengo una vida feliz, disfruto de mi casa, me gusta estar sola y también acompañada.
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