En una charla íntima con LA NACION, la locutora y periodista repasa su historia de vida, sus anhelos y cuenta qué hay detrás de cada uno de sus tatuajes
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Nazarena Di Serio tiene catorce tatuajes en el cuerpo. Todos son negros, simples, sutiles. No siempre se ven, pero están ahí. Algunos fueron promesas, otros pactos de amistad. Muchos de ellos son palabras o frases. Se los hizo para no olvidar. “Show must go on” -el show debe continuar-, por la canción de Queen; “Siempre es hoy”, por la famosa frase de Gustavo Cerati, y Kairós, “que en la filosofía griega significa que todo llega en el momento que tiene que llegar. No se puede acelerar ni atrasar, llega en el momento justo”, explica.
A los 29 años y luego de un largo camino recorrido, Nazarena Di Serio está donde quiere estar: saltó de dar el pronóstico del tiempo al segmento Redes Sociales y Acciones en Mediodía Noticias, comparte historias de emprendedores, tiene una sección propia los viernes de entrevistas íntimas con famosos y se ganó el corazón del público al reemplazar a Darío Barassi en 100 argentinos dicen.
“Locutora integral de Radio y TV. Host”, se describe en sus redes sociales. Para llegar hasta ahí, pasaron muchas cosas. La mayoría, traccionadas por el deseo de cumplir un sueño y la capacidad de transformar en acción esos anhelos. Porque el pasado de Nazarena no fue fácil. Y si bien suele resaltar que su historia es una más entre tantas otras, no la esconde. “Sé que hay historias mucho más difíciles que la mía, confía en diálogo con LA NACION, y cuenta: “En mi caso, mi mamá es madre soltera, y si bien hubo un tiempo en el que yo de chica trabajé en tele, llegó el 2000, todo entró en crisis y se volvió bastante complicado”, repasa. “No quedaba en los castings y tampoco había plata para ir. Dejé de presentarme. Creo que me desmotivé bastante”.
Todavía no era el momento de Nazarena en la TV. Entonces decidió acompañar a su mamá mientras trabajaba: limpiando casas, vendiendo sahumerios... “Creo que lo más difícil era verla a ella diciéndome que no a distintas cosas, cosas básicas como comprar una carpeta. Lamentablemente no tuve muchos lujos, pero por suerte la tuve a ella, que siempre puso la otra mejilla”, rescata.
−Muchas veces en el noticiero compartís recuerdos de aquellos años.
−Creo que pasa porque ya no hablo más del tiempo y hablo más de consumo, de redes. La gente manda sus mensajes y estoy más conectada con eso. Hace poco, las notas sobre los precios me hicieron acordar a situaciones que viví con mi mamá, pero sobre todo a las distintas formas solidarias de la gente. Por eso conté que cuando no teníamos plata había una panadería cerca de mi casa a la que íbamos a buscar a la noche lo que sobraba. Ellos lo repartían entre la gente que no tenía para comprar pan. Al otro día comíamos lo que había sobrado recalentado. Más que con lo duro de la situación, me quedo con que ahí aprendí que la gente es solidaria y ayuda. Que entre lo poco que había, porque estábamos todos pasándola mal, había un grupo de gente que ayudaba a los que estaban peor.
−Tu mamá te crió sola. ¿Cómo la definirías?
−Es una grosa. Hay gente que tiene mucho y con lo mucho que tiene no sabe qué hacer. Ella, con lo poco que tenía, hizo muchísimo. Y se quedó. Siempre valoro eso. Cuando hablo de que no tengo padre digo que una persona elige no ser padre. Muchas veces escucho: “¿Por qué abandonó a la hija?’’. Y no, no me abandonó a mi puntualmente porque era yo, él eligió no ser padre, como hay mujeres que eligen no ser madres. Pero ella si eligió quedarse y se desmadró para darme todo. Se rompió, y yo la vi rompiéndose para que no me falte nada. Hasta que me puse a laburar yo y ahí lo hicimos juntas. Siempre nos acompañamos. La defino como una campeona.
“Creo”, dice uno de los brazos de Nazarena. “De crear”, aclara. “Creo que cada uno crea y que yo creo en lo que creo, así que lo tengo por eso, para no olvidarme”, dice y parece un trabalenguas pero tiene sentido. En el brazo también tiene tatuado “On Air”, esa frase que se prende en rojo cada vez que en un estudio de radio o TV comienza la transmisión. “Cuando estás al aire se te borra todo, se te va todo. En ese momento está todo bien”, señala. Cuando Nazarena trabaja y tiene la posibilidad de ser ella misma, es feliz.
−¿Te imaginabas trabajando en la tele cuando eras chica?
−Me re imaginaba. Cuando era muy chica y vi Chiquititas por primera vez, pensé y firmé que yo iba estar ahí, ¿por qué no? Después, gracias a diferentes situaciones, eso se dio y ahí empecé a creer que lo que yo creo se crea. Cuando crecí empecé a pensar: “Voy a ser abogada, voy a ser administradora de empresas”. Pero lo mío siempre fue comunicar, y a veces soñaba en grande y pensaba en ser conductora, pero después me decía: “Capaz es muy ambicioso”. Cuando algunos productores comenzaron a creer en mí y la gente me empezó a decir en Twitter, “Queremos un programa para Naza” y todas esas cosas que son hermosas, empecé a creerlo yo también. Por eso estoy tan manija.
−Arrancaste como la chica del clima y ahora tenés tu propio espacio, ¿cómo fue el camino?
−Difícil, pero porque realmente yo no creía en mí. Sí creí siempre que iba a trabajar en eltrece, por eso me volvía loca para dejar un currículum. Cuando fui a Los ocho escalones como jurado y conocí a Guido le dije: “¡Yo quería ser tu secretaria!” Haber estado sentada ahí como jurado fue como decir, “que locura”. Siempre quise estar acá. Y lo de chica del tiempo fue circunstancial. Yo quería entrar al canal y justo se dio la oportunidad, ¿cómo no aprovecharla? Se hizo un poco más extenso de lo que yo quería, pero sin embargo en ese interín insistí en que quería ser notera y busqué cosas para hacer.
−¿Qué es lo que más disfrutás hacer?
−En Mediodía Noticias ahora tengo un segmento de entrevistas con famosos que la pasaron mal y ahora están mucho mejor que se llama “Un tropezón no es caída”, que me encanta y que motiva a mucha gente. Pero lo que más me gusta hacer es conducir entretenimientos. Ahí me sentí feliz, y ahí todos me vieron feliz. Es lo que más anhelo y lo que quiero hacer.
−Sos muy activa en redes sociales y en varias ocasiones hiciste saber tu enojo, ¿cómo te llevás con los haters?
−Por suerte no tengo muchos haters. He tenido uno o dos mensajes negativos, pero la verdad es que si ves los comentarios son recontra lindos. Y el día que me enojé no fue por mí. Reaccioné por Caro Amoroso (periodista de TN). Mientras algunos criticaban su trabajo yo pensaba: “¿Cómo vas a cuestionar la cobertura de una corresponsal que está en el medio de la guerra sentado desde el living de tu casa?”. No tiene razón de ser. Me dio mucha bronca. La gente que la critica es gente que no hizo nada para estar donde está ella, entonces la critican desde ahí. La mina estaba en la guerra, se la estaba bancando, era un orgullo, y ver que hasta colegas la criticaban me indignó. Creo que eso habla de las vidas tristes que tienen esas personas: mientras que uno está triunfando y logrando objetivos, ellos critican.
−¿Estás en pareja? ¿Qué lugar tiene el amor en tu vida?
−Estoy conociendo a alguien. Antes no tenía tanta importancia. Ahora estoy tranquila, bien, contenta y curé las cosas que tenía que curar como para poder empezar a compartir mi vida con alguien. Tengo ganas de estar relajada y disfrutar de estar con una persona que sume, no que reste. Vamos a ver qué dice el destino.
−¿Cuál es el tropezón del que estás más orgullosa de haberte podido levantar?
−El haber salido de la pobreza, sin dudas. De haber estado en Pampa y la vía, de haber estado mal, de haber creído que no merecía otra cosa y que no iba a poder vivir nunca otra cosa, y sin embargo seguir y no parar, aunque a veces cueste o se haga muy largo. Los que creen que una llega porque es linda, es mentira. Me está costando un montón, pero creo que eso es lo que me ayuda a seguir. Creo que ese sería el tropezón del que estoy más orgullosa de levantarme.
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