Natalie Wood y Robert Wagner: un amor que naufragó en aguas oscuras
Los actores vivieron un romance en dos tiempos que tuvo un trágico y misterioso desenlace
Natalie Wood fue una de las primeras actrices que se hizo famosa por encarar a la típica chica estadounidense en la pantalla grande. Sin embargo, sus orígenes estaban muy lejos de aquel país del norte: sus padres habían abandonado su Rusia natal para buscar una vida mejor para ellos y la familia que tenían en mente construir.
Ya desde antes de nacer, la vida de Natalia Nikolaevna Zajárenko -ese era su verdadero nombre- estuvo signada por el misterio, por los caprichos y las inseguridades de su entorno. Cuando María, su madre, estaba embarazada, se hizo leer las manos por una gitana. Las palabas de aquella mujer calarían tan hondo en su mente, que terminarían obsesionándola y marcando el destino de la pequeña por nacer. "Su hija será una gran estrella, pero deberá tener mucho cuidado con las aguas oscuras", cuenta la leyenda que profetizó aquella adivina a cambio de unas monedas.
Empujada por la obsesión y la ambición de María, Natasha comenzó a trabajar en el mundo del espectáculo a los 9 años. Sus expresivos ojos oscuros, su belleza y su desenfado la convirtieron rápidamente en una estella que lejos de perder su brillo, resplandeció con más fuerza durante su adolescencia.
A esa primera película, Milagro en la Calle 34, protagonizada por Maureen O'Hara y John Payne en 1947, le seguirían otras en las que su nombre estaría a la altura de las grandes estrellas del momento: Rebelde sin causa (1955), junto a James Dean, Centauros en el desierto (1956), junto a John Wayne, y Esplendor en la hierba (1961), junto a Warren Beatty. También compondría a María en el exitoso musical West Side Story, todo un clásico que luego desembarcaría en Broadway.
En los sets encontró no sólo el lugar ideal para desarrollar su carrera sino que conoció, también, el amor. Se casó enamoradísima del Robert Wagner y encontró en ese matrimonio la salida perfecta de la potestad de su despótica madre.
Sin embargo, la relación fue un fracaso. Luego de pasar de nuevo por el altar con el productor Richard Gregson reincidió -como lo haría su principal competidora, Elizabeth Taylor con Richard Burton- con el actor. En el medio, muchos aseguran que encontró en amor y la pasión en Warren Beatty, y que esa relación habría durado décadas.
El actor al que no le llegaba la gloria
La carrera de Robert Wagner fue menos espectacular. Fue descubierto a pricipios de la década del 50 por el cazador de talentos Henry Willson, el mismo que lanzó a la fama a Rock Hudson, entre otros. Al principio, contó con el padrinazgo del actor Clifton Webb, aunque los comentarios maliciosos de la época indicaban que la relación iba más allá de una simple amistad.
Webb le consiguió un papel junto a él en Stars and Stripes Forever (1952), y su desempeño le valió una nominación a los Globos de Oro. Ese mismo año su participación en Con una canción en mi corazón, junto a Susan Hayward, hizo que los críticos y el público pusieran los ojos en él. Luego, Webb logró que participara junto a él de TItanic (1953), pero algo le faltaba a su carrera: un romance digno de las revistas del corazón. Y allí, en 1956, se cruzó en su camino Natalie Wood.
Una historia de idas y venidas que teminó en tragedia
Se casaron un año más tarde, cuando ella tenía apenas 18 y él 26. En 1960 protagonizaron Los jóvenes caníbales. Sus fanáticos estaban felices de verlos juntos dentro y fuera de la pantalla. Y a pesar de que todo indicaba que la relación duraría por siempre, decidieron divorciarse en 1962.
Volverían a pasar por el altar una década después. En el medio, ella estuvo casada con Gregson y tuvo a su primera hija, Natasha. El también volvería a casarse, en su caso con Marion Marshall, con quien, también, tuvo una niña.
Esta "segunda vuelta" junto a Natalie le imprimió a la carrera de Wagner el brillo que le faltaba. Ahora eran más maduros, pero no por eso menos pasionales. Los rumores de infidelidades entre ellos comenzaron a poblar las páginas de las publicaciones especializadas. Sin embargo, ellos seguían apostando a la familia: en 1974 nació la única hija de la pareja, Courtney. Ella, con una sonrisa, definió alguna vez qué fue lo que la llevó a volver a casarse con Robert: "A veces es mejor estar con el diablo que ya conocés que con el que no conocés".
Mientras la carrera de Natalie seguía desarrollándose, Wagner conoció el gran éxito en la televisión, como protagonista de una serie que se convertiría un uno de los programas más recordados de la década del '70: Ladrón sin destino.
El 29 de noviembre de 1981, la segunda parte del enigmático designio de aquella gitana se volvió realidad. A la una y media de la madrugada, los guardacostas reciben un llamado del yate Splendour, propiedad de la pareja: Natalie había desaparecido.
La tragedia
La pareja había invitado a navegar a su amigo, el actor Christopher Walken, quien acababa de rodar junto a la actriz Brainstorming. Habían partido de Los Ángeles dos días antes y juntos habían recorrido distintos puntos de la Isla Catalina, en la costa oeste estadounidense.
Junto a ellos se encontraba el capitán Dennis Davern. Esa noche, cenaron en un restaurante y, según los testigos, bebieron varias botellas de vino y de champán. Tres horas después de haber vuelto a la embarcación, Davern y Wagner llamaron a la guardia costera para denunciar la desaparición de Natalie. Qué fue lo que ocurrió durante esas tres horas es el secreto mejor guardado de Hollywood. Y, a la vez, las tres horas más comentadas por la prensa y que más especulaciones despertaron.
Primero apareció el bote inflable, que también había desaparecido. Luego, cuando el sol ya se encontraba a medio camino de alcanzar la cima del cielo, fue divisado el cuerpo de Natalie, flotando junto a un grupo de rocas.
La primera autopsia reveló que la actriz de 43 años había muerto ahogada. Sin embargo, sus brazos, sus piernas y su mejilla izquierda presentaban golpes que abonaban en familiares de la víctima y en el público en general la idea de que algo extraño había pasado antes de que la actriz cayese al agua.
La versión oficial asegura que Natalie habría intentado subir al bote inflable, pero la previa ingesta de alcohol la había hecho perder el control de su cuerpo y habría caído al agua. Aún aquellos que creyeron esa versión coincidieron en que había un dato que merecía una explicación: ¿por qué Natalie quiso huir del yate a mitad de la noche? La presencia de Walken aquella noche no pasó desapercibida para los tabloides, que comenzaron a especular con que la pareja y el actor formaban parte de un triángulo maldito.
Algunos aseguran que Natalie y Walken mantenían un romance y fueron descubiertos; Wagner habría estallado de celos y su mujer, desesperada, habría querido escapar. Otros creen que fue ella quien encontró a su marido y a su amigo en una situación que logró espantarla tanto que intentó huir del lugar. En sus primeras declaraciones, Wagner expresó que aquella noche no había existido ninguna pelea entre él y su mujer, aunque terminó revelando que los tres habían mantenido una discusión "sobre el desarrollo de sus carreras".
En 2012 el caso volvió a abrirse. Nuevas autopsias aseguraron esta vez que Natalie había sufrido varios golpes antes de caer al agua y morir ahogada. Sin embargo, otra vez, nadie fue declarado culpable.
Luego de enviudar, Wagner volvió a casarse con su amiga, la actriz Jill St.John. Los familiares de Wood, en tanto, lo siguen señalando como el responsable de los hechos que terminaron empujando a la hermosa actriz a cumplir con un oscuro designio.
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