Natalie Pérez: "Así como me enamoré me rompieron el corazón"
Del otro lado de la pantalla, con la naturalidad a la que tanto se hace referencia para definirla, ahí está Natalie Pérez. Y es tal cual. Cuando habla de su presente en soledad, cuando habla de sus inicios a los 10 años (momento en que decidió ser actriz y cantar y punto), cuando menciona que se pudo proveer un bienestar gracias a su trabajo, pero que tiene poco y no necesita mucho.
Esta oriunda y actual habitante de Villa Urquiza ("Mi abuelo fue casi uno de los fundadores") tiene 33 años y es conocida, mayormente, por sus papeles en televisión: Graduados, Guapas, Las Estrellas. Y sus dos roles fundamentales más recientes en Pequeña Victoria y la hilarante Casi Feliz. Y si bien todo esto sucedió hace muy poco, Natalie está, desde el último tiempo abocada a su otra faceta: la de compositora y cantante, con un disco bajo el brazo (Un té de tilo por favor) y un flamante y luminoso sencillo ("Te quiero y nada más"), como anticipo del que será su nuevo álbum. Mientras, lo inmediato: su concierto en streaming llamado Ritual, el sábado 29 a las 21.
"La cuarentena me encontró en pleno proceso creativo, escribiendo temas nuevos, terminando de producir los que compuse y craneando mi próximo show. Superar el millón de reproducciones y escuchas de 'Te quiero y nada más' revive la llama de mi deseo más genuino, el de hacer música", así se resume oficialmente la intención de esta artista dúctil y de esta persona fresca que se ofusca cuando le hacen Photoshop en las revistas porque la convierten en alguien que no es y no quiere ser: otra persona.
-¿Por qué pensaste en el concepto de ritual para el show?
-Esto no estaba en mis planes, es la famosa reinvención. El concierto surge del aburrimiento, de estar acá encerrada y no saber qué hacer, con ganas de tocar desde febrero. Tenía pensado sacar el segundo disco en julio, pero los sueños de casi toda una humanidad fueron postergados por un rato. Los planes que teníamos todos para 2020 quedaron suspendidos o cancelados. Entonces, como estoy en la transición entre el primero y el segundo trabajo, se me ocurrió hacer este ritual de limpieza, de desintoxicación, de proponer algo cercano y humano. En el trailer estoy en una bañera, sacándome los prejuicios de encima porque creo que todos tenemos que volver a nuestro pasado y encontrarnos con esos rituales de música y baile, con eso que perdimos como humanos.
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-¿Tuviste oportunidad de ver otros shows en streaming?
-Vi pocos. El de Fabi Cantilo me encantó, estuvo buenísimo. Vi el de Drexler, vi a Caetano desde su casa. Yo no soy muy tecnológica, en esta cuarentena me encuentro cinco o seis horas en la computadora cuando mi vida no tiene que ver con una compu ni con estar sentada. Soy culo inquieto, siempre con el cielo, la naturaleza y el aire libre. Salvo por los estudios de grabación, que podría morirme ahí. Yo siempre estaba afuera de mi casa pero disfruto mucho estar acá. Así que para mí es un golazo mirar un show desde el living acá, sin sacar el auto, sin vestirme, sin hacer cola. Ir al concierto en vivo es mágico, pero también me gusta esta versión de verlo en pantuflas. El streaming es la forma que tenemos ahora. Los conciertos o espectáculos con gente van a demorar mucho en poder realizarse con normalidad, pero cuando podamos vernos otra vez el abrazo será más grande, más lindo y más fuerte.
-¿Qué dejaste en pausa por la pandemia?
-Todo este año lo pensaba dedicar cien por ciento a la música. Era mi sueño, mi proyecto y mi deseo. Estaba charlándose la posibilidad de hacer la segunda temporada de Casi Feliz y de Pequeña Victoria y había algunos proyectos, ofertas que surgieron, pero venía diciendo que "no" a casi todo, salvo esas dos porque me había emocionado con esos, pero no quería agarrar nada nuevo. Ahora, como no me quedó otra, me metí a estudiar piano y a interiorizarme en la música que es un mundo muy difícil y tenés que tener muy buena memoria. Porque yo memorizo guiones desde los 10 años, pero son conversaciones básicamente. Llegué a la conclusión de que tal vez mi cerebro aprendió a memorizar, decir y olvidar porque de eso se trataba mi trabajo: todos los días aprender textos nuevos y olvidarlos.
-¿Encontrás una manera de definirte musicalmente? ¿Te identificás con alguna cantante? Algo de tus canciones parecen ir por la senda de Mimi Maura...
-A muchos les remonta mi música a Mimi. A ella la había invitado para participar del disco Deluxe y justo no podía, pero quedó pendiente hacer algo con ella. Soy partidaria de no etiquetar nada y me atrevo a tomar libertades para todo. Por eso, este segundo disco tiene que ver con no quedarme con las ganas de nada. Esta vida es una y hay que vivirla como cada uno quiera sin molestar a nadie, pero vibrando en lo que nos gusta. Depende mi día y el momento escucho variado, desde rock nacional, clásico, folclore o reggaetón. Por eso, en el próximo álbum que habla de una limpieza quiero probar todo lo que pueda, es un lugar de búsqueda para mí. Podremos escuchar una cumbia, un reggaeton, un rock, un bolero.
-En "Te quiero y nada más", hablás de "tomarte el palo". ¿Te pasó alguna vez de irte repentinamente en medio de una relación.
-Sí, me pasó. [Risas] No tan literalmente irme sin explicaciones porque eso no es bonito para nadie, pero tuve momentos de decir me voy, no estamos en la misma sintonía, no podemos conversar y me fui.
-Después del efecto Karol G y "Tusa", brotaron de todos lados propuestas que parecían apuntar a ese mercado de público y reproducciones. ¿Tenés lo que pasa con la industria como referencia? ¿Lo habilitás o lo rechazás?
-Es raro. Todavía no lo entiendo muy bien. Si toda la gente va para allá, yo voy para el otro lado. No juzgo a nadie por lo que hace, pero hay cosas con las que no coincido, sobre todo cuando se habla del empoderamiento de la mujer, veo contradicciones.
-¿Qué sueños, añoranzas o replanteos te surgieron en este período?
-Pasé por todos los estados. Aprendí sobre todo a estar al pedo en mi casa, que es algo que no sabía hacer. Siempre me divierto conmigo misma, no me aburro, desde antes de la cuarentena. Hace unos días me preguntaba por qué no me acuerdo nunca de lo que sueño. Me habían dicho que los gatos te transportan tipo portales cuando dormís, pero todavía no sucedió. Lo que pensé es qué pena que no estaba embarazada y tuve un hijo así aprovechaba todo este año para cuidarlo. Me venía bárbaro porque no tenía que viajar, no estaba tan comprometida con el trabajo, hubiera sido ideal, pero no tenía con quién... [Risas]. Y me replanteé muchas cosas sobre el amor, sobre los vínculos: las letras del segundo disco tienen que ver con esto. Si me había enamorado antes de la cuarentena me lo tuve que replantear porque así como me enamoré me rompieron el corazón. Entonces dije: "Estoy sola". No puedo ver a nadie ni conocer a nadie. Hay que estar bien con uno mismo para conocer a otro y entregarse y amar. Así que estoy en esa búsqueda personal, y me encuentro equilibrada dentro de todo. Por suerte ,me agarró madura y a mí en lo personal me vino muy bien bajar todos los cambios. Venía de una vida de seis o siete años muy apurada. No disfrutaba bañarme o comer o dormir porque era tal el acelere y la demanda del afuera y de lo que yo me exigía, que no sentía. Se me pasaba la vida por delante
-Congelaste óvulos, ¿de acá a un tiempo te planteás ser madre soltera?
-Yo hice el congelamiento de óvulos y me internaron justo cinco días antes de la cuarentena. De hecho, no estaba en condiciones de participar en el Lollapalooza porque físicamente estaba débil, anémica. Te desploma. Ojalá no tenga ni que usar esos óvulos ni que ser madre soltera. En una época de mi vida estuve enojada con los hombres y pensaba que iba a ser madre soltera. Era adolescente. Ahora no lo descarto, pero amo a los hombres y tengo buenos ejemplos, mi papá, mis abuelos, mis tíos. Así que espero que si tengo un hije en el futuro, tenga un padre.
-Mencionás la soledad o el hecho de no estar en pareja, ¿te metiste en redes de citas?
-Redes de levante no conozco ninguna, nunca me metí, no sé ni cómo se usan. Además me dan pánico, directamente.
-¿Ser famosa te juega a favor o en contra en el levante?
-Siempre me jugó en contra. Siempre, siempre. Con la soledad, a veces no nos queda otra, no tengo muchas opciones ahora. Pero el otro día veía la película La noche de 12 años de los presos políticos de Uruguay y decía "eso es soledad". Yo tengo acá a mi perro y a mis gatitos que me dan amor, un techo.
-¿Cómo vivís la sexualidad en esta etapa?
-Con respecto a la sexualidad, qué sé yo... Tres días participé de Sex el proyecto de José María Muscari y eso fue lo más cercano al sexo que tuve, te mandan información por WhatsApp, pero, listo. Después: lejísimo, lamentablemente para una escorpiana. ¡Que se agarren cuando salga de acá!
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