Natalie Pérez: "El minuto a minuto de las redes me tiene un poco agobiada"
Un detalle hace la diferencia. Este concepto sobrevuela toda la charla con Natalie Pérez y llama la atención. Porque desde Chiquititas (1999) a Pequeña Victoria (2019) en televisión, o desde Ay Juancito (2004) hasta Amor de película (2019) en el cine, la actriz ha elegido el camino de lo lúdico para desarrollar su carrera: siempre se la ve feliz, como jugando. Y sin embargo detrás de esa imagen despreocupada se esconde una mujer muy autocrítica, alguien que le pone tanta pasión a cada trabajo, como para (pre)ocuparse de cada aspecto que marque, justamente, la diferencia.
Niña prodigio, cantante, actriz de teatro, cine y televisión, la chica de Villa Urquiza suma a su impresionante currículum el debut en plataformas de streaming con Casi feliz, la serie de diez capítulos creada, escrita y protagonizada por Sebastián Wainraich, que llega a Netflix el 1 de mayo. En esta comedia sobre un hombre que tiene todo para ser feliz, pero indefectiblemente se enreda en situaciones cotidianas que ve como adversas, a Pérez le toca el rol de Pilar, su ex y madre de sus dos hijos. "Fue un proyecto que filmamos el año pasado y me encantó -cuenta entusiasmada a LA NACION-. Que las plataformas hayan llegado a nuestro país abrió una nueva posibilidad de trabajo y está buenísimo porque tenemos muchísimos talentos en todas las áreas. Casi feliz está a nivel de cualquier serie del mundo".
-¿Cuál es la diferencia en trabajar para una serie de Netflix que en una tira en televisión abierta como venías haciendo hasta ahora?
-Me encantan ambos formatos, pero la novela en la tele es un poco más rutinaria. La experiencia de Casi feliz se acerca más a lo cinematográfico, por los tiempos y la dedicación a cada escena. Es un trabajo "más exquisito". Hace 22 años que trabajo en tele y hay un modus operandi que es más o menos similar, más rápido, casi que te estás equivocando en vivo. Acá tenés más posibilidades de prestarle atención a los detalles, a encontrar algo "distinto". Además Netflix es una plataforma que consumo y me encanta la estética que maneja.
-Entonces cuando te llamaron sentiste que tocabas el cielo con las manos...
-En realidad me escribieron de Netflix y tuve una reunión con ellos más mi representante, Seba Wainraich y Hernán Gerschuny, el director. Y lo primero que les pregunté fue: ¿Por qué yo?
-¿Y qué te contestaron?
-Que les parecía que tenía el talento para la comedia y el drama, que son los condimentos del personaje y también el ritmo que estaban buscando. Me dijeron que les cerraba por todos lados. Me da un poco de vergüenza hablar de esto porque parezco medio ególatra.
-¿Me vas a decir que después de tantos años de carrera no te la creíste ni un poco?
-Es que a mí me cuesta bastante entender eso. Yo entré en este mundo sin conocer a nadie, no tengo amigos, familia o contactos adentro. Que siga trabajado, que me sigan llamando para papeles cada vez más comprometidos entiendo que es porque mi camino fue hecho con amor, con pasión y con toda la entrega. Nada más. Igual me gusta ser así, medio colgada.
-En lo colgada nada que ver con Pilar, tu personaje.
-Ella es súper pragmática, decidida, pero tiene toda esa carga de una mina que dejó todo por los hijos y después no supo qué hacer y recién ahora se está reencontrando. Así es la vida, uno tampoco es todo el tiempo comediante ni está todo el tiempo amargado. Me sentí muy a gusto con el personaje, pero también fue una búsqueda, viéndolo hoy, siento que podría haber hecho más cosas. Siempre me pasa lo mismo.
-¿Sos de esas actrices a las que no les gusta verse?
-Antes sí, no me podía ni ver, no me gustaba, me daba vergüenza, me parecía narcisista, pero con los años aprendí que quererse y decir cosas lindas de uno no está tan mal. Mirarse con cariño y con respeto es fundamental. Cuando mirás al pasado, la idea es no darte con un palo sino tratar de, la próxima vez, hacerlo un poco mejor.
-Pero debés tener cosas de tus trabajos que no te gustan.
-Uff, muchas, pero no te las voy a decir.
-Decime una, así estoy atento a cuando la hagas.
-Por ahí el tema de pestañear mucho, que parece que es una boludez, pero puede quitarle profundidad a una frase o distraer al que mira. Son cosas difíciles de percibir porque cuando estás actuando no prestás atención a cuántas veces pestañeás. Así como soy exigente cuando me veo, en el momento no me doy cuenta o sino digo: "Qué boba podría haberme peinado distinto, o me hubiera aclarado el pelo, o maquillado de otra manera". Son detalles chiquitos que hacen a la diferencia.
-Y a lo mejor también suman para alguna nominación.
-Los premios son mimos, un poco de suerte y algo de talento. Hay mucha gente que es muy talentosa y nunca en su vida recibió un premio, mientras que hay otros que no son nada talentosos y han ganado muchos. A mí me gusta pensar en crecer todos los días, ver cómo la gente recibe el trabajo que hago y este tipo de proyectos. La historia de Casi feliz es buenísima, y muchas personas se van a sentir identificadas con lo que sucede. Eso me entusiasma muchísimo.
Las mañanas enjauladas
La cuarentena abrió un gran signo de interrogación en la vida de Natalie. Por ahora, comparte los días de aislamiento social con un perro y dos gatitos: "Es mi primera vez con gatos, son increíbles, un nuevo amor. Para estos momentos de angustia son una muy buena nueva compañía, recibo mucho cariño de mis animales hoy en día".
Mientras tanto, los proyectos que ocuparían su cabeza en 2020 no sabe si vuelven y mucho menos cuándo: "Había una idea para hacer la segunda temporada de Pequeña Victoria, también ver de hacer la continuación de Casi feliz, y algunas ideas en torno a la música (en marzo lanzó Te quiero y nada más, primer single de su nuevo disco). Pero no hay nada confirmado, así que estoy en espera. Hay que tener paciencia porque cuando volvamos a trabajar también vamos a tener que acostumbrarnos a otra realidad".
-Alguna vez dijiste que lamentabas no tener tiempo libre para hacer otras cosas, ¿recuperaste ese tiempo con la cuarentena?
-Sabés que sí, y lo extrañaba mucho. Lamentablemente todos estamos condicionados a aprovechar ese tiempo desde casa. Estoy tomando clases de guitarra, canto, y piano. Ojalá algún día me pueda subir a un escenario a tocar además de a cantar.
-¿No vas a empezar como algunas colegas tuyas a mostrar en Instagram cómo hacés tus ejercicios de piano, no?
-[Risas]. En esta cuarentena más que nada estoy molestando en Instagram. No canto, no toco, solamente hago payasadas. El minuto a minuto de las redes me tiene un poco agobiada. El otro día publiqué que estaba haciendo gimnasia y después lo pensé mejor y lo borré. De golpe dije: "¿Por qué tengo que estar contando lo que hago a cada rato?".
-Sos la excepción de tu rubro...
-¡Claro, soy la anti artista! [risas]. Hago payasadas para que la gente se divierta y después recibo comentarios que me dicen que con mis historias les alegro un poco el día. Eso le da sentido a todo. Este momento para algunos es distinto, pero para otros es trágico.
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-¿Qué sentís cuando esas payasadas saltan de las redes sociales a los programas de chimentos? Hace poco fue muy comentado un video tuyo donde hacías gimnasia sin remera.
-El problema con los portales y con los programas de chimentos es que lo único que levantan es cuando te ponés un poco en bolas. A lo mejor lanzo una canción y nadie se entera, pero si me saco una foto medio desnuda sale en todos lados.
-Por lo visto no te llevás muy bien con el costado mediático de la fama?
-Mirá, poner mi nombre en Internet y que lo primero que aparezca sea: se peleó con el novio, el ex no sé qué le dijo, o hizo gimnasia sin remera, a mí no me suma. Una historia de Instagram dura doce horas y se borra, que alguien decida levantarlo para hacer una nota y encima ponga "exclusivo" cuando solamente me "robó" la información para hacer lo que quería, yo no lo entiendo. Formo parte de este mundo desde hace un rato largo y veo que es lo que tienen para ofrecerme. Me encantaría que fuera distinto, pero bueno...
-¿Es el precio de pertenecer al mundo digital?
-Entiendo que entro dentro de esa palabra de moda que a mí no me gusta, que es "Influencer". Siento algo parecido a la resignación, es agotador. Obviamente quiero ser un buen ejemplo para la gente y si lo logro es gracias a lo que soy en mi vida, a mis padres que siempre fueron mis referentes y me han enseñado valores muy hermosos, pero también soy una chica jugando en su casa, que a veces se puede equivocar, estar más feliz, más deprimida o incluso putear. Solamente una persona.
-¿Tenés vicios?
-La música, no puedo evitar tener la guitarra colgada y tratar de tocar cada vez mejor.
-¿Y algo más cotidiano? Qué se yo: el dulce de leche, la chocotorta...
-Me encantan el dulce de membrillo y el dulce de batata con queso. Si hay en la heladera no puedo dormirme hasta terminarlos, pero si no, no pasa nada. Sí tengo medio una obsesión con la limpieza.
-Cuarentena y limpieza van muy bien juntos.
-Algo así. En casa, somos mis animalitos y yo, pero parece que fuéramos 18 personas, me la paso limpiando. Todas las noches tengo cosas para lavar y hasta que no está todo impecable no me voy a dormir. Estoy aprendiendo a convivir conmigo, tratando de optimizar mi tiempo y mis deseos y la verdad es que lo estoy disfrutando.
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