Luego de protagonizar el año pasado la ficción más exitosa de la televisión -100 días para enamorarse-, Nancy Dupláa parecía haber optado por un 2019 sabático. Hasta que se topó con un par de proyectos cinematográficos que la hicieron cambiar radicalmente de planes. Una de esas películas, la más ambiciosa y comercial, llega a los cines el 5 de septiembre. Se trata de El retiro, una comedia dramática, de extirpe barrial, que marca la reunión por primera vez de la heroína de tantas telenovelas y comedias románticas con Luis "Beto" Brandoni.
Este segundo film de Ricardo Díaz Iacoponi (luego de Industria argentina, de 2011) se centra en la relación entre un padre y una hija, un médico y una cantante, con sus diferencias y sus idas y vueltas. "Es esencialmente una película familiar, de personas comunes a las que les pasan cosas que son comunes, pero que no están preparadas para aceptarlas. La película cuenta la transformación de alguien en la tercera edad, que siempre vivió para trabajar y que toda esa energía puesta ahí le quitó tiempo para el tesoro más preciado que es, nada más ni nada menos, la familia. Cuando este hombre se jubila se da cuenta que dejó un tendal de emociones rotas...", adelanta Dupláa a LA NACION, "y es ahí cuando aparece la hija para ayudarlo a saldar las cuentas".
-La relación entre Rodolfo y Laura (ese padre y esa hija) entraña varias divergencias, rencores y asuntos familiares no resueltos. ¿Cómo es el vínculo con tu propio papá (el bailarín de tango Julio Dupláa)? ¿Tuvo o tiene alguna similitud con el del film?
-Cero similitud. Mi papá tiene otra estructura emocional que la del personaje de Beto. Mi papá es una persona contenta y vital. Es un payaso, tiene un humor exultante y con él te reís todo el tiempo. Tiene con la gente una empatía muy fuerte y lo ama todo el mundo. Y conmigo siempre fue muy compañero, muy afectivo. Nada que ver con Rodolfo, mi padre en la película. Durante el rodaje me superaba el hecho de que Beto tiene casi la misma edad que mi papá; desde ahí me conmovía mucho e inevitablemente los asimilaba por una cuestión generacional y tanguera.
-De todos modos, ¿has pasado con él por la etapa del "pase de facturas"?
-Sí, un montón, sobre todo porque siempre fui una nena que no decía lo que le pasaba verdaderamente. Aprendí a simular que estaba bien y sufría mucho. Por eso soy actriz también, porque hubo muchas lágrimas no lloradas a tiempo.
-Entraste a la profesión como catarsis...
-Sí, como catarsis, como una forma de curar tristezas y estuvo buenísimo.
-¿Luego pudiste hablar con tu padre sobre lo que te pasaba?
-Sí, pasada la adolescencia, ya de más grande. Tras simular muchos años aprendí a tirar la toalla y buscar sobre todas las cosas el estar bien y ser feliz. Eso lo logré mucho después de empezar a laburar en Montaña rusa, lo logré con el tiempo, a medida que fui formando la estructura familiar propia con marido e hijos.
-¿Qué es lo que más rescatás de tu papá?
-Que es una gran persona, una persona plena, que disfruta de cada momento y de todo lo que hace; es muy solidario y disfruta de poder estar con los amigos, de bancarlos y de ayudarlos; y nunca pero nunca pierde la capacidad de disfrute, eso es lo hermoso de mi viejo, porque lo ves con 81 años y tiene una capacidad de disfrute que no tiene nadie. ¡Se disfruta todo!
-¿Es tu modelo de vida?
-Sí, yo quiero ser como él, y de hecho tengo muchas cosas de él... pero mi cabeza a veces se impone y me impide el disfrute. Esta es una profesión muy para afuera, de mostrar siempre que sos exitoso y eso yo lo vivo con mucha culpa... por el hecho de venir de un barrio y de repente estar ahí arriba...
-A propósito del barrio... El retiro es un producto bien barrial, filmado en Berazategui y hasta con la participación de los vecinos. ¿Te sentís identificada con este tipo de propuestas bien populares?
-Sí, a mi me gustan las cosas populares. Es mi hábitat, donde yo más cómoda estoy, entonces es donde más fácil me resulta todo. De todos modos, estos protagonistas de El retiro son personas que tienen una realidad un tanto acomodada: él es un profesional y tiene una casa de dos pisos, pero vive en un barrio barrio. ¡Y toda la película fue filmada en un barrio barrio! ¡No sabés cómo estaba la gente, cómo se agolpaba durante el rodaje y nos gritaban a Beto y a mí! ¡Éramos como los Rolling Stones! En definitiva, las cosas barriales me tiran más, como fue el proyecto de La leona. En La leona estuve como pez en el agua.
-En El retiro compartís dupla protagónica con Luis Brandoni, un actor que se encuentra en las antípodas de tu elección política. Vos comulgás con el Frente de Todos y él con Cambiemos. ¿En algún momento esto te hizo dudar de aceptar el proyecto o de los resultados del mismo?
-No, no incidieron los resultados ni el momento que pudiera pasar con él. Es más, dije sí inmediatamente. Al conocer que él trabajaría en la película leí el guion con la semi certeza que la quería hacer porque estaba él, sobre todas las cosas. Beto es uno de los mejores actores argentinos, que cuenta esa nota barrial como nadie. Somos varios los actores que venimos del barrio, pero Beto tiene esa cosa tanguera y verdadera que pocos tienen. En cuanto a las diferencias con respecto a lo que uno piensa o siente hay un momento en que hay que aprender a convivir, es de gente inteligente y además es lo que más conviene. Yo tuve un gran tránsito con Beto en la película, por suerte y gracias a eso. Los dos pudimos correr nuestras ideologías más profundas de lado, que nos oponen, y tener un buen pasar.
-¿Cómo fue la relación con él durante el rodaje?
-Fue buena, coloquial y de muchas risas.
-Entre escena y escena, ¿hablaban de política?
-No, nada.
-¿Fue pura casualidad o una decisión consciente?
-No sé. Supongo que fue un poco de ambas cosas: una decisión y a la vez se dio naturalmente. Los dos teníamos muchas ganas que esto vaya muy bien y desde el momento en que nos vimos en el primer ensayo hubo una gran conexión. Si vos me preguntás si yo me propuse trabajar para que esta buena relación sucediera, te digo que sí, y eso consistió en poder correr a un lado mi ideología, esa ideología con respecto a la que uno quiere para la vida de uno y la del otro, esa ideología tan profunda que uno siente, como estoy segura que debe sentir a la suya Beto, porque está claro que los dos somos muy apasionados de nuestras ideas. En definitiva, cuando trabajás para pasarla bien con el otro, más allá de las diferencias, se logra.
Entro a Twitter y leo lo que dicen de mí y hago un gran esfuerzo para que eso no me lastime, pero eso lastima igual
-Bueno... habría que ver hasta qué punto ustedes se encuentran tan distanciados ideológicamente. Porque una cosa son los partidos y otras las ideologías.
-Sí, habría qué ver. Yo creo que si Beto pudiera bajar las revoluciones y dejar de lado esa cosa que el ego te dice que tenés que seguir defendiendo a costa de lo que sea... Porque cuando te cerrás dejás de ver la realidad, porque la realidad no es sólo la tuya sino la de la gran mayoría que la está pasando muy mal. Yo creo que si eso sucediera por ahí con Beto tendríamos más puntos en común. Beto fue un militante toda la vida, a mí me encanta eso. Yo admiro eso de él. Ha militado en el radicalismo y fue Secretario General de la Asociación Argentina de Actores (entre 1983 y 1974). Fue un combativo toda su vida por los derechos de los compañeros, eso ya nos une.
-A la hora de trabajar, específicamente, ¿la grieta se nota entre los actores? ¿De qué manera?
-No, los actores nos respetamos un montón. Imaginate que yo trabajé con Carla (Peterson) y pese a nuestras diferencias nos respetamos un montón. Con Carla coincidimos más de lo que algunos suponen. En principio nos unió la ley del aborto porque no es patrimonio de nadie, y sí una bandera de todas las actrices.
-¿Qué duele más, la grieta entre pares o en las redes?
-Las grieta en las redes, sin dudas. En las redes están los atacadores anónimos que pueden vomitar sin que nadie los vea. Es un placebo, debe ser algo terapéutico. El hecho de putearme sin saber en profundidad cómo soy debe ser mágico. Hay mucha gente que tiene necesidad de contestar y retuitear lo que pusieron feo de vos, eso es lo que más me cuenta entender, cómo vos retuiteas algo que alguien puso muy feo de vos para contestarle, es como entrar al infierno y pactar con el diablo. Entro a Twitter y leo lo que dicen de mí y hago un gran esfuerzo para que eso no me lastime, pero eso lastima igual.
-A propósito hace poco fuiste víctima de la grieta en las redes cuando te criticaron por vacacionar en Palma de Mallorca. ¿Cómo te lo tomaste? ¿Te sorprendió?
-No, no, ya nada me sorprende. Lo que más bronca me da es el botón que te saca la foto y se lo manda a un periodista. A ese botón sí me gustaría encontrármelo cara a cara. ¡Es un botón! ¿Por qué sacás una foto y se la mandás a un periodista? ¿Por qué hacés eso? ¿Qué placer encontrás en esa situación? Otra cosa es pasársela por WhatsApp a un grupo de amigos, eso está bien, lo entiendo, pero lo otro no. Eso me llenó de ira cinco minutos, cerré todas las redes por un día entero y descomprimí. Pero cada vez que recuerdo el episodio me vuelvo a preguntar: ¿quién habrá sido el hijo de...?
-De todos modos, a mi entender el ataque tuvo un episodio positivo y emotivo: la defensa de tu padre en Twitter. Don Julio escribió: "Usted no la conoce seguro. Ya lo vi de muy niña, siempre bella, y esa culpa que siente por el dolor ajeno, que acaricia a todos con sus ojos verdes. Ella no usa las palabras corrientes, te quiero, te amo, te adoro, ella lo hace". ¿Qué sentiste cuando leíste sus palabras?
-Me emocioné. Sentí una gran emoción por su gesto y porque él es muy poeta, no dice las cosas de una manera convencional sino con poesía y poniendo a flor de piel su emocionalidad tanguera. Se lo mostré a Pablo y él también se emocionó. Por supuesto que lo llamé y le dije "gracias Pa".
-¿Qué opinión te merece los resultados de las PASO?
-Me llenan de esperanza. Tenía la sensación de que había un caldo que necesitaba tener su manifestación en los votos y, bueno... desde ese lugar no me sorprendí. Pero sí me sorprendió la cantidad de votos, los porcentajes. Porque yo vivo en el microclima de capital y no sabía qué podía pasar en la totalidad del país. Cuando supe el resultado me puse eufórica durante un rato largo. Pero luego me cayó la ficha que aún falta un tramo importante hasta octubre y que hay que ver qué rescate se le puede dar a la gente que se cayó de nuevo del sistema, ese sería el foco de emergencia.
-Gracias al diálogo entablado entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, ¿pensás que la grieta podrá, finalmente, ser superada?
-No lo sé. Lo que tiene Alberto es una gran inteligencia emocional para poder comunicar de una manera tal que el que está ofuscado y desesperado y alega que "los kirchneristas robaron y son lo peor" entienda que esto que se avecina es otra cosa, es un aire nuevo, un partido nuevo formado por un montón de otros pensamientos pero con un objetivo afín. Esto, de alguna manera, es cerrar la grieta. Si los que están del otro lado entienden que hay que agarrar un camino para poder sacar al país a flote nuevamente y hacerlo crecer, entonces sí se va a empezar a cerrar la grieta. Intuyo que Alberto está haciendo las cosas bien, abriendo el juego a la comunicación a todos lados, se banca todos los tiros y está dispuesto también a colaborar si se lo necesita.
Cuando supe el resultado de las PASO me puse eufórica durante un rato largo
-¿Será él, entonces, si gana las próximas elecciones presidenciales, el que cierre la grieta entre los argentinos?
-Ojalá. Yo espero que sí, que él la cierre. Con él, como te dije, es el principio de algo nuevo, de una nueva forma de comunicar y de hacer. Es volver a reivindicar no meter la mano en la lata, hacer las cosas bien, condenar al corrupto, al que se equivoca, y hacer que la Argentina crezca incluyendo a todos.
-¿Aceptás que durante el kirchnerismo hubieron personas "que metieron la mano en la lata"?
-Sí, y los que metieron la mano en la lata están presos y los que están en una situación compleja o indefinida, también están en cana. No sé qué más se puede pedir al respecto.
-Volviendo al trabajo y a tu carrera... en general has hecho muy poco cine. ¿Por qué creés que sucedió esto? ¿Se te discrimina por ser un producto televisivo?
-¡Qué me importa si me discriminan por eso! A mí me gusta hacer tele y no me encanta hacer cine. Lo exploré poco porque quise hacerlo poco. Lo que pasa es que los años te van trayendo otro aplomo y cuando me llega la propuesta de hacer El retiro con Beto, yo acababa de aceptar excepcionalmente hacer un film, 10 palomas, porque me iba a demandar sólo cuatro jornadas de rodaje. Ahí me agarró el gustito por el cine y puse toda la energía que hay que ponerle al cine y filmé las dos películas casi al mismo tiempo. En términos generales, los tiempos del cine me matan, son muy lentos; por eso prefiero esa cosa acelerada de la tele, tiene que ver más con mi personalidad.
-Y ahora que le tomaste un poquito el gusto al cine, ¿podrías seguir filmando?
-Sí. Al menos escucho ofertas, antes descartaba todo.
-¿10 palomas también se estrena este año? ¿Cómo es tu personaje?
-Sí, se estrena este año. Es una película de misterio, protagonizada por Guillermo Pfening, con un rulo emocional muy loco y un asesinato por descubrir. Mi personaje es la jefa de policías de un cuerpo de investigación. Este film de Tamae Garateguy es obviamente muy diferente a El retiro, tiene otro vértigo, otro color. Fueron dos experiencias muy distintas y muy satisfactorias.
-Después de este año abocada al cine, ¿volverás el próximo a la televisión?
-Aún no lo sé, no fantaseo con nada en especial, pero confieso que a mí me gusta mucho la comedia, me hace bien. 100 días para enamorarse tenía algo de comedia, más bien de comedia romántica, que son mis preferidas, donde siento que las llevo bien. Siempre que aparezca algo así diré que sí.
-¿Tu regreso podría ser en Polka, ahora que limaron asperezas con Adrián Suar?
-Sí. Adrián ya me llamó varias veces para tiras y cosas por el estilo. No se dieron, pero ya se darán. A mí me encantaría volver a trabajar con Adrián, para mí él fue de los mejores partenaires que tuve en cuanto a que manejábamos el mismo código de comedia, por ejemplo en Sin código. Y después hice otras cosas con él que funcionaron bien, entonces ¿por qué no repetir la dupla? Hacemos buena pareja.
-¿Y volver a trabajar con tu marido, Pablo Echarri?
-Sí, me re gustaría hacer algo con él, escrito por Pablo Lago y Susana Cardozo (autores entre otros ciclos de La leona), para televisión, algo para todos los días o un unitario. También podría ser una película. La química con él es indudable.
-Hablemos de cifras. Este año cumplís 50 años. ¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?
-Sí, cumplo 50 años, pero estoy divina, ¿no? Es un recontra número. Hasta ahora la década que más me costó fue la de los 30. Cuando cumplí las tres décadas dije: "Ay Dios, estoy grande". Después nunca más me hice problemas por la edad. El de ahora es un re número, pero que me encuentra en un momento en que me siento re bien: tengo todo lo que quiero y soy más de lo que soñé alguna vez; y no me refiero a lo estético, sino a llevarla bien.
-Y físicamente, ¿cómo te ves a esta edad? ¿Te gustás?
-Y... es lo que hay. Lo que hay lo cuido para que esté bien, pero, bueno, tampoco me puedo comparar con Beyoncé. El otro día justo le pregunté a Pablo: che, ¿me puedo comparar con Beyoncé? Y me dijo "no" con una seguridad... .¡Pero por favor! Me encantaría ser como Beyoncé, tener su cuerpo y su belleza, pero no me da, no puedo. No importa, yo me acepto igual. Yo creo que la clave es la auto aceptación.
-Continuando con las cifras... este año cumplís 20 años de pareja con Pablo Echarri. ¿En qué se basa la duración de la relación?
-Para mí el deseo es algo clave y las ganas de que siga pasando algo con el otro, ese motorcito que te dice: che, tengo ganas de hacer todo con éste. Y todavía eso me pasa, es lo mágico. Después puede haber claves de cómo llegar a los 20 años, pero si ese motorcito no está es difícil. Puede apagarse, pero a mí no se me apagó y a él tampoco. Eso es lo que hace que a través de las crisis vos sientas igual que ahí hay una estructura que querés mantener porque te gusta.
-¿Y cuál es la fórmula para que ese "motorcito" no se apague?
-Hay que dedicarle mucho tiempo a la relación y luego charla, charla y charla. Hay que animarse a charlar con la pareja; hay gente que comparte el baño pero no se anima a charlar. Hay que decirse todo: che, ¿qué me pasa con vos? Me aburro, no estamos compartiendo esto o lo otro. Disuelta la imposibilidad de charlar, empieza la confianza con el otro, te abrís y ahí aparecen las ganas de c... con el otro. En definitiva, para seguir teniendo buen sexo primero hay que charlar mucho, pero no de sexo sino de qué está pasando en la pareja que no te dan ganas de tener sexo. Esa es mi fórmula, ese es mi consejo.
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