Nancy Anka, en pareja pero sin convivir: “Tenemos una casa de 30 cuadras”
Debutó en el musical Annie cuando apenas tenía 11 años y no paró de trabajar. La fama le llegó unos años después, cuando protagonizó Grande Pá! y durante cuatro temporadas fue una de las chancles de Arturo Puig. Nancy Anka nunca paró de hacer televisión, teatro, giras ni tampoco de cantar. Hoy se luce en la comedia Caprichos, que de jueves a domingos hace en el Teatro Premier junto a Beto César, Gonzalo Urtizberea y Valeria De Genaro. “Después del 2020 que vivimos soy consciente de cuán privilegiados somos. Fue un año complejo a nivel mundial y los artistas estábamos a la cola de la espera, íbamos a ser los últimos en volver, y ahora el teatro toma identidad nuevamente en medio de ésta pandemia. Tenemos que sentirnos privilegiados y tener el máximo de conciencia en los cuidados, en el protocolo para que esto no se corte”, reflexiona Nancy en diálogo con LA NACION.
-¿Cómo es estar en el escenario y ver en un aforo reducido?
-Me doy cuenta del miedo que tiene la gente de salir. Es como un aprendizaje volver a hacer algunas cosas, y lo sospechaba. Hay gente que tiene ganas de salir pero tiene miedo y en realidad el teatro es un lugar súper seguro donde el protocolo se cumple a full. Es muy triste escuchar las risas a través de los barbijos. El 2020 nos entrenó para vivir con protocolos y la gente está acostumbrada al barbijo, más allá de que hinche un poco. No queda otra. Cuanta más conciencia tengamos en cuidarnos, esto se va a prolongar en el tiempo. Caprichos es una comedia muy linda y la respuesta de la gente es buenísima, se van contentos con la obra.
-¿Sos de las personas que tuvieron una cuarentena productiva o de las que les costó más accionar?
-Estoy mucho dentro de casa y no me impactó el encierro, pero sí el no poder salir. Entonces, estar en casa me despertó algo que venía gestándose desde hace muchos años, y empecé a componer. Me animé finalmente, y tuve el tiempo de escribir y de hacer música. Ahora estoy produciendo uno de esos temas y sigo teniendo ese espacio de trabajo que disfruto. Creo que voy a seguir por ahí, en cuanto a lo que es autogestivo.
-Trabajás desde muy chica, ¿siempre te ganaste la vida como actriz o debiste hacer alguna otra cosa cuando no había propuestas?
-Trabajo desde los 11 años y mantengo mi vida con mi profesión. Nunca hice otra cosa, hasta por decisión, y siempre tengo trabajo, ya sea en el teatro comercial, en el off o cantando.
-Durante cuatro años fuiste protagonista de Grande Pa! uno de los programas más vistos de la historia de nuestra televisión. ¿Cómo fue sobrevivir a ese éxito?
-Lo viví de una manera natural. Cada año que renovaba el contrato era un año más de trabajo, pero sabía que en algún momento se iba a terminar. Entonces, sobrevivir a ese éxito fue algo natural y continué por otro lado, porque también se me dio desde esa manera, como una búsqueda que siempre llevé en mi profesión. No soy de las que se quedan en casa a esperar que suene el teléfono. Fui a ver a un productor en agosto, me dijo que en ese momento no tenía nada pero que me llamaba en diciembre y me llamó. Entonces, yo generé ese espacio. Siempre salí a buscar el trabajo y por eso el final de Grande Pa! no fue tan duro, porque seguí mi camino.
-¿Qué pasó después?
- Me dediqué a la música y no me arrepiento porque soy de las que piensan que cuando las cosas tienen que suceder, suceden. Decidí retirarme un poco de la televisión y dedicarme más a la música pero la vida misma me llevó a seguir actuando y en el 97 volví a la ficción con la tira De corazón.
-Y mientras actuabas formaste tu familia, ¿cómo está conformada?
-Por mi hija Sofía, de 22 años, que vive conmigo. Quiere ser actriz y está por hacer el ingreso a la Escuela de Arte Dramático. Lo mamó desde muy chiquita. Los primeros quince años de vida de Sofi, yo viví de gira por el interior del país y ella venía conmigo, ya de bebé. Y se quedaba dormida entre bambalinas. Me hubiese parecido raro que me dijera que quería ser abogada, por ejemplo. Siempre le vi aptitudes para el arte.
-¿El papá también tiene que ver con el medio?
-El papá no tiene nada que ver con el arte, pero yo me separé cuando ella tenía tres meses y siempre vivió conmigo. Además nunca la aparté de mi vida sino que la incorporé a todo lo que hacía, porque la maternidad no me limitó. Supe incluir a Sofí en mi vida cotidiana. No me resultó difícil, tal vez porque era mi realidad y no me quedaba otra, más allá de que siempre conté con la ayuda de mis padres. Nosotras hicimos nuestra propia historia. Fue siempre una niña adulta.
-¿Tiene relación con su papá?
- Sí, pero siempre vivió conmigo y nuestra vida fue nosotras dos. Entonces, hablar de actuación en casa es natural. Vivió todo a la par mía y lo fue mamando. Es un diálogo cotidiano.
-¿Estás en pareja?
-Sí, con Ariel Basaldúa que es el director de Caprichos. Ya habíamos trabajado juntos en otras obras, como por ejemplo en Como el culo, Chorros, Verdades mentirosas.
-¿Y cómo es la experiencia de trabajar juntos?
-Cuando nos ponemos en plan de trabajo somos director y actriz, más allá de que todos saben que somos pareja hace muchos años. Nos es fácil porque le conozco el código y sabe que me dice algo y yo lo entiendo y lo hago. Entro al teatro y dejo de ser su mujer.
-¿Conviven?
-No. Hace seis años que estamos juntos pero siempre decimos que hace 25 años, porque en ese entonces fuimos novios y en el tiempo nos fuimos encontrando, fuimos amigos, cada uno tenía su pareja, yo me casé, me separé. Nos reencontramos y hace seis años que estamos juntos. Vivíamos muy cerca así que decimos que tenemos una casa de 30 cuadras (ríe). Las cosas son cuando tienen que ser, ni antes ni después. Eso es real. La decisión de no convivir es mía porque siempre que me puse en pareja me fui a vivir y no resultó. Ésta vez tenía que ser diferente porque además es con él. Y la verdad es que nos funciona. Yo creo que en algún momento vamos a convivir, seguramente cuando llegue el momento de compartir, quizá, nuestro último transito de la vida. De todas maneras tenemos nuestra convivencia porque yo paso mucho tiempo en su casa, viajamos y estamos todo el tiempo juntos. Está bueno que cada uno pueda tener su espacio, con sus tiempos. Ya estamos grandes y cada uno tiene sus mañas y son súper respetables. Además está el deseo de vernos y de compartir, y cuando convivís, te ves y compartís todo el tiempo. Desde mi experiencia de convivencia, me gusta este vínculo.
-Este año cumplís 50, ¿cómo te llevás con el paso del tiempo?
-No puedo creerlo porque no me siento de 49. Pero me llevo muy bien con el paso del tiempo. Siento que estoy mejor ahora que a los 25. Miro fotos y digo: ¡qué bien me hizo el paso del tiempo! Si necesitara hacerme algún pequeño retoque, me lo haría pero por el momento el espíritu me mantiene fuera del quirófano.
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