Debutó en teatro a los 5 años pero la popularidad le llegó tras su personaje de El marginal, del cual le costó mucho desprenderse: “Me había obsesionado”, confiesa
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La primera vez que Nacho Sureda subió a un escenario tenía apenas 5 años y fue por sugerencia de su papá, Fernando, actor y docente de teatro. Ese fue el empujón que le abrió camino en el medio y, si bien trabaja con continuidad desde hace tiempo, el personaje que le dio popularidad y prestigio es Pantera, en El marginal. Su otro gran sueño, que espera concretar alguna vez, es ser piloto de carrera. En diálogo con LA NACION, el actor habla sobre su experiencia en Sex, espectáculo con el que está de gira por el país; de las propuestas que recibe de mujeres y de hombres, y de su posibilidad de aceptarlas y disfrutarlas.
“Mucha gente que me conoce bien y vio Sex en estos tres años que ya lleva en cartelera, me decía: ‘che, vos tenés que estar ahí, esta obra es para vos’. Porque tengo algo medio exhibicionista y muy sexual. Yo no la había visto y tenía mis dudas, pero como me lo repetían me llamó la atención así que pensé que debía ser así, seguramente”, asegura Sureda. Por eso, cuando en el verano pasado lo convocó el director, José María Muscari, apenas lo pensó un rato. “Estaba en Mar del Plata de vacaciones y el 10 de enero me llamó para sumarme al elenco, porque una persona se bajó a último momento. Parece que me tenía en mente hacía rato. Lo pensé un par de horas, me fui al mar a meditarlo y acepté porque, además, fue una ley de atracción: ya eran muchos los que me decían que Sex estaba hecho a mi medida”.
-¿Y tenía razón esa gente?
-Sí, cien por ciento. Ensayé un día y al otro estrené y me sentí como pez en el agua. Lo disfruto mucho, la verdad. Es muy divertido hacer ese espectáculo.
-¿Estabas bien entrenado para mostrarte en Sex? ¿Te relajás a veces o siempre estás físicamente impecable?
-Entreno de muy chico y me preparé mucho para ser Pantera en El marginal, donde me mostraba en cuero. Pensé que tenía que estar explotado y entrené con un fisicoculturista que me acompañó en la preparación. El lomo ya viene conmigo y este verano me había preparado con un plan de entrenamiento estricto, porque quería estar bien. Así que me agarró afilado, llegué bronceado y muy bien de lomo, así que quizá me preparaba sin saberlo.
-¿Recibís regalos y propuestas de salidas de parte del público?
-Regalos no pero propuestas recibí miles, de mujeres y también de hombres. Y hablo de propuestas decentes e indecentes. Hay de todo.
-¿Y las aprovechas?
-Mientras sea con respeto, está bueno y me gusta. En el verano, confieso, me divertí bastante. Ahora estoy muy tranquilo. Yo soy así, paso de un extremo al otro.
-¿Acaso estás en pareja ahora?
-Estoy soltero, pero conociendo a alguien. No es para cualquiera aguantar estar con alguien que se dedique a esto. Ya me ha pasado alguna vez haciendo otras obras más tradicionales, imaginate con Sex.
-Trabajás desde muy chico, ¿cómo se dio?
-El teatro es algo que forma parte de mi familia. Mi abuelo tenía un teatro, el Girona, en Escobar y mi papá es actor y docente de teatro, así que lo mamé de chico y arranqué con él. A los 5 años mi papá me propuso hacer una obra con su grupo de teatro y eso fue lo primero. Durante muchos años tomé clases con él y no paré nunca más.
-¿Era tu sueño o simplemente sucedió?
-Ya a los 10 años tenía claro que quería ser actor. Y tengo otro sueño pendiente que es el automovilismo: quiero ser piloto de carrera y espero concretarlo.
-¿Corrés en forma amateur?
-Despunto el vicio en mi auto, que cuido como a mí. A veces corro en karting y mi idea es armar algo con sponsors, porque hay que invertir mucha plata. Lo que más a mano tenía era la actuación.
-¿En qué programa ganaste tu primer sueldo?
-Mis primeros mangos los gané en una tira en Polka, pero no vivía de esto sino que trabajaba de otra cosa y cuando salía un trabajo como actor dejaba todo porque era lo que me interesaba. Trabajé como promotor, relaciones públicas, remisero, vendedor de ropa. A partir de El marginal pude ganarme la vida como actor.
-El marginal te hizo popular...
-Sí, me hice conocido con El marginal de una manera que a veces no lo puedo creer. Y cada vez más encima, porque El marginal es una bola de nieve: está en plataformas con nuevas temporadas y cada vez más gente me conoce. En la calle todavía me recuerdan el buen trabajo que hice con Pantera y me gratifica que lo valoren.
-¿Es verdad que te costó mucho salir de ese personaje?
-Sí, El marginal fue la oportunidad de mi vida y voy a fondo con todo lo que hago. Me dije que tenía que romperla y me comí el personaje, que era muy oscuro. Fui Pantera durante tres meses, dentro y fuera del set. Fue la manera de encontrar la verdad del personaje. Cuando terminaron las grabaciones, durante un mes no me quise juntar con nadie, apenas salía a la calle y miraba mal a la gente, quería boxearme. Fue un flash. Me costó un mes bajarme de Pantera. La segunda vez fue mas rápido ese entrar y salir.
-¿Qué cosas modificó ese personaje en tu propia vida?
-Vivía de noche y dormía de día, trabajaba el personaje, veía películas, me filmaba, improvisaba. Me había obsesionado pero valió la pena porque fue un buen trabajo.
-¿Tuviste que ayudarte con terapia para dejar que Pantera se fuera?
-No, terapia hice siempre por cuestiones personales pero no específicamente por eso. Me tomé ese mes para despedirme de Pantera y después volví a mi rutina.
-¿Volviste a obsesionarte con otro personaje?
-No, porque ninguno fue tan extremo. Pero si me tocara otra vez no dudaría en hacerlo porque me funcionó. Hay teorías que dicen que lo que hice no está bueno pero cada actor tiene su método. Les ha sucedido a grandes actores también y lo han contado, por ejemplo Jim Carrey. Te metés tan a fondo que no podés salir del personaje.
-Tu papá, que es docente, ¿qué dice sobre tu trabajo?
-Está orgulloso, me metió de chiquito en esto y ver lo que voy logrando y en el lugar que estoy, lo pone feliz. Me da devoluciones puntuales a veces, pero tampoco hablamos tanto del tema. Y no es un fan. En cambio mi mamá si es mi fan.
-¿Vivís con tu familia?
-Vivo solo desde los 17 años, siempre fui muy independiente. De chico ya quería ser grande y cuando tuve un laburo, me mudé solo. Vivía con mi vieja y mis hermanas y no soportaba más a ninguna (ríe). Hoy vivo con mi perra Kayla, que es el amor de mi vida. Es una pitbull hermosa de 8 años que duerme conmigo y es mi compañera fiel.
-¿Y cómo es tu rutina cotidiana?
-Entreno, aunque con la gira me cuesta ordenarme. Me gusta dormir, porque cuando estoy despierto soy muy intenso. Me gusta salir a bailar bastante. Y amo andar en mi auto, ir a fondo. Limpio mi casa y me lo tomo como un ritual, pongo música y es mi terapia una vez por semana: orden y limpieza. Cocino de muy pibe todo muy sano, por el tema del entrenamiento. No hago nada elaborado, no salgo del pollo y la carne.
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