Murió Ron Galella, el primer paparazzi: la piña de Marlon Brando, las denuncias de Jackie Kennedy y el vuelco que dio su carrera
El fotógrafo, conocido por haber sido el primero en ser la sombra de las estrellas y retratar a las figuras más difíciles murió a los los 91 años
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“A mí las estrellas me llaman por mi nombre. Eso es un honor”. También le rompían la mandíbula, como un día hizo Marlon Brando, que harto de ser perseguido le dio una trompada. Ron Galella, el considerado primer paparazzi (paparazzo, en realidad, ya que paparazzi es el plural) murió a raíz de una insuficiencia cardíaca a los 91 años en su casa de Montville, Nueva Jersey.
Galella ayudó a forjar la mitología de las estrellas gracias a su labor como fotógrafo. Elizabeth Taylor, Sophia Loren, Paul Newman, Marlon Brando, Barbra Streisand, Andy Warhol o Jackie Onassis fueron víctimas de su rápida cámara y de su velocidad para no perder de vista el objetivo. Un día, Robert Redford le dijo: “¿Cómo podés llegar siempre antes que yo?”.
El paparazzi oriundo de Nueva York contribuyó a moldear la cultura pop gracias a sus instantáneas robadas. Denunciado dos veces por Jackie Onassis, interpelado por un grupo de matones bajo las órdenes de Richard Burton y objeto de la famosa trompada hiriente lanzada por Marlon Brando, sus fotografías, con los años, pasaron a formar parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, y las estrellas que antaño lo repudiaban empezaron a concurrir a sus exposiciones.
El fotógrafo, quien se enamoró de ese trabajo mientras estaba en la Fuerza Aérea durante la Guerra de Corea, abrió su casa tiempo atrás. En esa recorrida, la periodista de El País, Bárbara Celis, contaba: “Lo primero con lo que tropiezan los ojos es con los rostros imperecederos de Elizabeth Taylor, Sophia Loren, Paul Newman, Marlon Brando, Barbra Streisand, Andy Warhol y Jackie Onassis... Docenas de imágenes, en blanco y negro, en color y en múltiples tamaños, reciben al visitante en casa de Galella. Rostros que ríen, cautivan, sorprenden o enamoran, tal y como a él le gustaba inmortalizar a las celebridades. Porque si hay algo que este neoyorquino nacido en el Bronx nunca toleró es que las estrellas no brillaran en sus fotos”.
“Pueden decir de mí muchas cosas, pero mi trabajo ha contribuido a engrandecerlas. A mí me gusta la belleza, ¡soy italiano, es parte de nuestro código genético! Me gusta ser positivo, colocarlas en un pedestal. No como a los paparazzi de ahora, que buscan la barriga o la celulitis. Hoy las revistas están dominadas por la vulgaridad. Lindsay Lohan, Britney Spears, Paris Hilton. No tienen talento ni clase. Aparecen demasiado en las revistas y no se lo merecen”, dijo en ese entonces el paparazzi.
“He pasado muchas horas de pie, esperando. Y ahora lo pago. Tengo várices, me han tenido que cambiar las dos rodilla y a no puedo corretear como antes. Pero he tenido una vida fabulosa”, sostenía en aquél momento.
En la galería de su casa había imágenes míticas, como la de Robert Redford con sus anteojos espejados junto a un auto o Mick Jagger sonriendo en la puerta de su casa. “No te equivoques. Soy diferente a los paparazzi actuales. Yo trabajaba solo. Cuando perseguía a Jackie, yo era el único que lo hacía. Cuando me enteraba de que Robert Redford estaba cenando en un restaurante, el único que le esperaba era yo. “Las figuras públicas no tienen derecho a la privacidad. Ganan demasiado dinero, es el precio que les toca pagar. La gente quiere saber qué hacen. Solo el interior de sus casas es sagrado. Mi fama se la debo, sin duda, a Jackie”, contó.
También dio detalles de aquel 24 de septiembre de 1969, cuando hizo la foto de Jackie Kennedy Onassis con su hijo John mientras paseaban en bicicleta por el Central Park. “Me arrestaron y yo la denuncié. Nunca pensé que ella contraatacaría. El juez no nos dio la razón a ninguno. Yo seguí obsesionado con ella, le hice más de 200 fotografías; más que nadie. Dos años más tarde la volví a denunciar por no permitirme trabajar libremente y ella volvió a contraatacar. Me llevó a juicio por acoso e invasión de privacidad. Mintió en el estrado, pero ganó y consiguió que me prohibieran acercarme a menos de 45 metros de ella y de sus hijos”, detalló sobre el pleito que lo hizo famoso.
El juicio llegó hasta la portada de Life, lo que catapultó a Galella a un nuevo universo. A partir de ahí, el fotógrafo que perseguía incansablemente a las estrellas comenzó a ser una de ellas.
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