Murió Ramón Ayala, ícono de la música del litoral, a los 96 años
El creador del gualambao y artista plástico falleció este jueves; se encontraba internado por complicaciones derivadas de un cuadro de neumonía
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El artista misionero Ramón Ayala, emblema de la música del litoral, falleció este jueves a los 96 años en el Sanatorio Güemes, donde se encontraba internado desde hacía varios días tras sufrir un cuadro agravado de neumonía.
Su círculo cercano confirmó la muerte del artista a través de un comunicado en las redes sociales. En la publicación, sus allegados señalan que los restos del músico serán despedidos a lo largo del día de hoy en una casa velatoria del barrio de Almagro, en la calle Quito 3778, de 12 a 20 horas.
La despedida a los restos del creador de himnos del cancionero popular como “El cosechero”, “El Mensú” o “Canto al Río Uruguay” tendrá lugar mañana, a partir de las 11 horas, en el Cementerio de Chacarita.
Nacido el 10 de marzo de 1927, en Guarupá, Ramón Gumercindo Cidade -tal era su nombre original-destacó por sus múltiples facetas artísticas. Compositor, intérprete, guitarrista, poeta y pintor, Ayala también destacó por ser el creador del ritmo del gualambao.
“El arte es la vida y la canción un vehículo maravilloso para la expresión del hombre y patrimonio cultural de su pueblo. Concebir el arte de esta manera me ha llevado a renunciar a muchas cosas. Como un monje, así me siento, vivo dentro de mi propia abadía y en ella entro en puntas de pie, porque es el recinto de la hora de la verdad. Esa situación me obliga a respetarme y a tener un gran amor por mi mismo, por mi dimensión de ser humano, y a tratar de ser mejor cada día. Eso es lo que busco transmitir con mi obra, reflejándome en ella y reflejando a las personas.Con un profundo amor por el ser humano”, expresa el músico en su libro Desde la selva y el río (Vera Editor, 1986).
En el año 2013, el artista plástico Marcos López estrenó un documental que recorre la figura de Ayala, su vida y obra a través de las reflexiones del protagonista y la interpretación de clásicos de su vasto repertorio en su voz, en la de colegas y admiradores como el “Tata” Cedrón y Liliana Herrero.
En su niñez, tras la muerte de su padre, Ayala se trasladó a Buenos Aires con su madre y más tarde comenzó a formarse, de manera autodidacta, en el aprendizaje de la guitarra. “Hace cincuenta años que me fui de mi tierra, pero nunca me olvidé”, afirmaba el músico en diálogo con LA NACIÓN en el año 2015.
Quien se convertiría en el futuro creador de más 300 melodías y autor de una obra plástica de destacada singularidad había llegado a la zona del Dock, en Avellaneda, a fines de la década del cuarenta, con sus cuatro hermanos y su mamá. “Tendría unos diez años y todo era nuevo para mí”, recordaba. Aquellas postales de la infancia, como las del rancho en que vivían en su localidad natal, marcaron una impronta estética en su obra.
“Al alejarte vos del monte tuyo, lo ves con síntesis, con lejanía, con añoranza; lo ves con el color de la vida. ¿Sí o no? Vos estás viendo toda una región decantada por tu mirada, tus propios colores, tu propio cielo”, decía.
Sus vivencias se volvieron canción en temas como “Posadeña linda”, que escribió en Barcelona. “Era un canto a la tierra misionera, pero como la mujer es la forma más visible de la creación, la que da a luz sin ser electricista, la vía por la que estamos nosotros aquí, entonces se me ocurrió representar a la tierra por medio de la mujer. Estaba yo en Barcelona, pero como uno lleva la tierra puesta es lo mismo estar acá que allá, y así nació la canción. Creo que letra y música nacieron juntas. La poesía, con sus propias leyes, trata de traer la flor de la palabra con su aroma y luminosidad”, revelaba en 2015.
En sus comienzos, Ayala acompañó al cantor cuyano Félix Dardo Palorma y comenzó a trabajar el repertorio litoraleño. A mitad del siglo pasado, formó parte del trío Sanchez-Monjes-Ayala junto a Arturo Sánchez y Amadeo Monjes.
Hacia 1960, creó el gualambao, y en 1976, el artista grabó su primer disco solista, La vuelta de Ramón Ayala El Mensú. El pasado septiembre, en la que fue una de sus últimas publicaciones en las redes sociales, el compositor anunciaba el lanzamiento de la versión digital de este disco en todas las plataformas. “Su versión original fue editada en vinilo cuando regresé de un largo viaje por Europa, Asia y África. Puedo decir con admiración que conocí el mundo a caballo de mis canciones, dibujos y escritos. El pasado ha sido fascinante, los recuerdo de tantas historias están contados en mis libros, pero yo, como la música, resueno siempre en el instante sagrado del presente”, afirmaba meses atrás.
A este trabajo siguieron otras creaciones, tanto musicales como literarias. En 2013, lanzó una de sus obras cumbre, El Cosechero. Su último álbum, Monte Adentro, fue publicado en 2021; se trata de antología de grabaciones “recuperadas desde 1955 en Argentina y el mundo”.
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