Murió la cantante de cumbia Lía Crucet, a los 72 años
La intérprete, que ganó fama hacia fines de los 80 y se convirtió en una referente de la movida tropical, había sido diagnosticada con un cáncer broncopulmonar y se encontraba internada en la ciudad de Mar del Plata
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La cantante Lía Crucet murió este jueves, a los 72, según pudo confirmar LA NACIÓN. La artista, que desde su irrupción en los escenarios hacia fines de los 80 se convirtió en una referente de la movida tropical, se encontraba internada en la ciudad de Mar del Plata y había sido diagnosticada con un cáncer broncopulmonar.
“Te amo para siempre”, escribió su hija Karina en su cuenta de Instagram, junto a una foto en la que se la puede ver junto a su madre. En las últimas horas, la mujer -que también desarrolló una carrera como cantante- había viajado para poder acompañar a la estrella de la cumbia en su internación, luego de que su estado desmejorara notoriamente. “Esperame”, escribió, dando cuenta de la acuciante situación que atravesaba Crucet.
La salud de la intérprete de “La güera Salomé” y “En tu pelo” generaba preocupación desde hace largo tiempo. En 2012 tuvo cáncer de útero y llevó adelante un tratamiento con éxito. En 2021, compartió un video en su cuenta de Twitter desde su internación en una clínica psiquiátrica en el que, mirando a cámara, decía: “Muy pronto voy a estar con todos ustedes, la estoy peleando y voy a salir de esta”. Luego se confirmó que se le había diagnosticado demencia frontotemporal y que estaba internada en un geriátrico de Mar del Plata. “No tuve otra alternativa. Fue la recomendación que me dio el psiquiatra, porque esto ya no tiene retorno”, dijo su marido y representante, Tony Salatino.
Su hija Karina no coincidía con el panorama sobre la salud de su madre que Salatino dio a conocer a los medios, en una muestra más de las diferencias que mantenía, desde su infancia, con el hombre con el que la intérprete de la movida tropical había elegido compartir sus días.
Lo cierto es que desde el momento en el que fue internada, Crucet se mantuvo alejada del ojo público y de las redes sociales. Su última publicación en Instagram databa del 30 de marzo de 2024, con una foto que se tomó junto a su amiga Gladys “La Bomba Tucumana” quien, según se pudo advertir, había ido a visitarla a su internación.
Crucet, cuyo verdadero nombre era Delia, nació el 8 de agosto en la localidad bonaerense de Gerli. Sus comienzos en el mundo del espectáculo fueron a instancias de sus padres, que veían en ella pasta de estrella, y se produjeron muy lejos del universo de la música en el que terminaría consagrándose.
Su altura, su porte y sus frondosas curvas la ayudaron a conseguir un lugar como vedette en tiempos en los que la revista porteña despertaba pasiones y convertía a las mujeres bellas en íconos deseados por todo un país. En ese rol, compartió escenario con los grandes de la época: Alberto Olmedo, José Marrone, Jorge Porcel, Adolfo Stray, Moria Casán, Dringue Farías, Patricia Dal, Vicente Rubino, Alfredo Barbieri, Adriana Aguirre, Zulma Faiad, Osvaldo Pacheco, Carlos Scazziotta, Camila Perissé, Enrique Pinti, Nito Artaza y Jorge Corona, entre ellos.
Justamente, fue Corona quien la “bautizó” con un apodo que la acompañó hasta que Lía comenzó su carrera musical y decidió quitárselo de encima. Una noche, en Finalísima del humor, el recordado ciclo de Canal 9, el cómico reparó en la vedette, que se encontraba sentada entre los invitados especiales y comenzó a llamarla, sin ninguna sutileza, “La Tetamanti”. Lejos de horrorizarse, Crucet se rio de la ocurrencia y adoptó ese mote picaresco por un tiempo.
El cine amplificó aún más su figura monumental y su fama. En 1988 protagonizó, junto a Corona, Guillermo Francella, Beatriz Salomón, Silvia Peyrou y la actual novia del presidente Javier Milei, Amalia “Yuyito” González, la película Paraíso Relax (Casa de masajes), una de las tantas comedias picarescas de la época. Luego, en 1995, Lucrecia Martel la eligió para encabezar el cortometraje Rey Muerto, que formó parte de la compilación titulada Historias breves.
Un año más tarde, formó parte del film histórico El Gauchito Gil, la sangre inocente, de Ricardo Bacher y Tomás Larrinaga. Su última incursión en el cine fue de la mano de Fito Páez en ¿De quién es el portaligas?, donde compartió elenco con Duilio Marzio, Cristina Banegas, Lito Cruz, Roberto Fontanarrosa, Darío Grandinetti, Verónica Llinás, Romina Ricci, Julieta Cardinali y Leonora Balcarce.
A esa altura, ya era todo un ícono cultural gracias a su exitosa carrera musical. A finales de los años ochenta, apenas unos años antes de que la cumbia dejara de ser considerado un género menor para pasar a ser uno de los más escuchados y bailados en las fiestas de todos los estratos sociales, Crucet decidió que ese sería su nuevo destino. Su primer disco, editado por el sello Leader Music, llevó por título Yo no soy abusadora, y estuvo disponible en las bateas en 1988. Sin embargo, el éxito llegó con La movidita, su segundo disco.
Recién había comenzado la década del noventa y artistas como Ricky Maravilla, Alcides y Gladys ya eran conocidos y festejados por todo un país. Y Lía, con sus éxitos “La güera Salomé” y “Qué bello” se convirtió, meteóricamente, en otro ícono de la movida. Luego vendrían otros nueve discos de estudio, una decena de álbumes compilatorios y otros diez compartidos con otros artistas.
Gladys fue una de sus grandes compañeras y una de las pocas personas que siguió en contacto con Crucet hasta el último tiempo. A pesar de que compartían el reinado de la música tropical, nunca compitieron y siempre tuvieron palabras elogiosas la una para la otra. Este jueves, la intérprete de “La pollera amarilla” habló con LA NACIÓN y se mostró consternada por la noticia. “¡Lamento tanto su pérdida! ¡Tanto! Se me vienen muchísimos recuerdos a la mente. Muchos programas de televisión en el que siempre nos invitaban juntas. Susana Giménez, Mirtha Legrand... Mil shows en los que cantábamos en los mismos escenarios y charlábamos un montón. Siempre nos respetamos y nos quisimos como compañeras. Lía era una grande”, señaló la cantante.
A pesar de su fuerte carácter, su frontalidad y sus “pocas pulgas”, Lía consiguió mantenerse durante su carrera alejada de grandes escándalos. Pero hubo una situación de su entorno familiar que se convertiría en uno de los temas más transitados en los programas de chimentos a la hora de hablar sobre su vida privada: la mala relación entre su hija y su pareja.
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