Murió Héctor Bidonde, actor y exlegislador porteño, a los 86 años
La noticia del fallecimiento de este talentoso y admirado intérprete nacido en la ciudad de La Plata, que trabajó de tornero en su juventud hasta que se enamoró de los escenarios, fue confirmada por la Asociación Argentina de Actores
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El actor, director teatral, maestro de actores y exlegislador porteño Héctor Bidonde murió este viernes, a los 86 años. La noticia sobre el fallecimiento de este ser reflexivo, de aspecto duro y sumamente querido entre sus pares fue confirmada por la Asociación Argentina de Actores, que no dio precisiones sobre las causas de su deceso.
“Con gran tristeza, despedimos al actor, director teatral y docente Héctor ‘Cacho’ Bidonde. Su extensa trayectoria incluye recordados trabajos en teatro, televisión y cine. Estaba afiliado a nuestro sindicato desde 1965. Nuestras condolencias a sus familiares y amistades, acompañándolos en este duro momento”, reza el comunicado de la entidad, difundida este viernes por la mañana.
El “Cacho” Bidonde, como se lo conocía en el medio, fue un tipo que siempre se la jugó como artista y también como ser político, como hombre comprometido con su tiempo. “Empecé a tomar clases de teatro con Augusto Fernandes, en 1964. En el 65/66 salía del centro y me iba al Instituto Di Tella a ver las cosas de Roberto Villanueva o de Marta Minujín”, recordaba sobre sus primeras aproximaciones a la escena.
“Yo diría que fui egoísta y práctico, con todas las connotaciones que puede tener la palabra, en el sentido de pensar que la profesión pasaba por el uso de una poética realista. Pensaba que era bueno afirmarme en eso. Y siempre, pero más en los últimos 20 años a partir del trabajo de figuras como Rafael Spregelburd, Javier Daulte, Pompeyo Audivert, Ricardo Bartis o Daniel Veronese, me aproximé a otro fenómeno artístico. Y si bien mi palo es Stanislavsky, el realismo, me di cuenta que podía entender otras cosas que no formaban parte de mi formación original. A veces jodo con que soy medio un tránsfuga de clase”, ironizaba Bidonde en 2008, en un reportaje con LA NACION, a poco tiempo de haber dejado su traje de legislador porteño. Al mes de haber dejado ese mundillo, ya estaba ensayando Un hombre torcido, bajo la dirección de Manuel Iedvabni, en donde trabajó junto a Martín Slipak.
Bidonde nació en La Plata el 2 de marzo de 1937. A muy corta edad falleció su madre. Con su padre, el hijo único siempre mantuvo una relación distante, conflictiva. La educación técnica de su secundaria le permitió trabajar como tornero en la industria metalúrgica. En 1954, el aviso de un diario buscando actores hizo que ese hombre duro cambiara de rumbo de manera radical. “Yo pensaba que pertenecer a la clase media, que estar vestido de cierta manera, que ganar determinada suma de dinero, me iba a proporcionar cierto nivel de gratificación. Pensaba que siendo actor iba a poder ser parte de esa clase media y tendría algo de lo que mis amigos y familiares iban a estar orgullosos. Pero rápidamente me di cuenta de que por ahí no iba la cosa”, reconoció en un reportaje con la sinceridad de siempre.
Estudio en el Conservatorio Provincial que funcionaba en el edificio del Teatro Argentino, de la ciudad de las diagonales. Luego tomó clases con Agustín Alezzo y con Augusto Fernandes, dos maestros claves para diversas generaciones que lo dirigieron en varias oportunidades. En teatro, su permanente búsqueda hizo que trabajara con esos dos referentes claves de la escena así como con David Stivel y con figuras de la escena experimental emergente, como fue su participación en Mujeres soñaron caballos, puesta de 2003 que dirigió Daniel Veronese.
Pero su trabajo también incluyó sus participaciones en El contrabajo, que dirigió Rubén Schumacher: Hombre y superhombre, con puesta de Norma Aleandro; La gaviota y El relámpago, dos puestas de Fernandes; El gran deschave, con puesta de Carlos Gandolfo; o El rehén, que montó David Stivel; entre un largo listado de obras en las que trabajó este tremendo actor de mil facetas. Por su trabajo en Canciones maliciosas, que fue dirigido por Manuel Iedvabni, fue galardonado con el Premio María Guerrero a mejor actor. Tantos fueron sus pliegues y su compromiso con la actividad que fundó hace 26 años su sala, El Paternal, en donde daba clases, presentaba trabajos propios como de otros creadores.
En televisión, en tanto, fue parte de los elencos de ficciones como Nosotros y los miedos, Compromiso, Gasoleros y La Banda del Golden Rocket; y en cine, se destacó en más de una treintena de películas, como No habrá más penas ni olvidos, La noche de los lápices y, más recientemente, Puan, la premiada película que protagonizan Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia.
Desde joven, Héctor Bidonde había militado en grupos de izquierda. En 1983, con la llegada de la democracia, el actor cambió de escenario (o se extendió hacia otros territorios que lo apasionaban). Entre 2003 y 2007 ejerció como legislador de la Ciudad de Buenos Aires dentro del bloque de Autodeterminación y Libertad, la fuerza que lideraba Luis Zamora, primero; y en el llamado Bloque Sur después. Tras finalizar su mandato, fue candidato a subjefe de Gobierno por la alianza Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).
“Al meterme ahí adentro, fui descubriendo ese mecanismo. Allí uno ve la cantidad de cosas que se pueden hacer en la medida en que no te metas con cuestiones vinculadas al mundo del negocio. También me di cuenta de cosas terribles, como que al poder no le interesa la cultura. De todos modos, te diría que salí con la energía redoblada”, reconoció en aquel reportaje de LA NACION.
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