Murió el humorista Carlos Sánchez
El actor de 68 años estaba internado desde hace un mes en el Otamendi, donde era atendido con cuidados paliativos a raíz de un cáncer avanzado de riñón
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El reconocido humorista Carlos Sánchez, de 68 años, murió esta mañana, luego de estar un mes internado en el Sanatorio Otamendi del barrio de la Recoleta, donde era atendido con cuidados paliativos a raíz de un cáncer avanzado de riñón, según comunicó su entorno a LA NACION.
Luego la confirmación de la triste noticia también llegó a través de un comunicado de Silvina Puga, quien le hacía la prensa a los espectáculos a Sánchez: “Lamentamos informarles el fallecimiento del querido actor, humorista y cantante. Su muerte se produjo esta mañana a las 6.45 horas en el Sanatorio Otamendi, donde permanecía internado desde el día 2 de febrero por complicaciones derivadas de un cáncer contra el que venía luchando hace años”.
También en el mensaje agradecía el cariño que había recibido la familia en estos días cuando se difundió el delicado estado de salud del actor, “que siempre eligió seguir trabajando” durante los años en que estuvo enfermo. “Sus familiares agradecen el apoyo recibido y el respeto ante su decisión de no hacer ningún tipo de declaraciones en estas dolorosas circunstancias”, pidió además comunicado.
El velatorio del humorista se realizará mañana y estará reservada a su círculo íntimo.
Estado delicado
El delicado estado de salud de Sánchez había sido confirmado esta semana por su hija Jorgelina: “Él tiene un cáncer de riñón avanzado, que lo están tratando en la internación con cuidados paliativos”. También había contado a LA NACION que su padre estaba en una habitación común, lucido, aunque algo perdido a raíz de los efectos de la morfina.
Desde hacía 10 años que Sánchez luchaba contra este cáncer, que finalmente terminó haciendo una metástasis. “En 2010, mi maravillosa mujer y el doctor me obligaron a hacerme un chequeo. Yo nunca en mi vida me había hecho uno y me encontraron un tumor en el riñón. A los 12 días estaba internado sacándomelo. Ocho meses después me hice otro chequeo y no me dio absolutamente nada, porque el tumor estaba encapsulado y estaba todo bien. Y, en un acto de soberbia mío y de no hacerle caso a mi mujer, de ir a un oncólogo, nunca me hice más nada”, comentaba hace unos años el actor en una entrevista, al recordar cuando le diagnosticaron la enfermedad.
Trabajó para divertir
Era de sonrisa franca. Celebraba sus chistes y era imposible no contagiarse. Era de esa estirpe de humoristas trashumantes que recorrían el país con sus espectáculos de cuentos pícaros. Si no contaba con presupuesto, podía armar sus espectáculos en bares o restaurantes. Terminó su carrera, junto al mago Pablo Madin con quien hacían un show llamado El gordo y el mago. Jugaba con su robusta contextura, que no amedrentaba a nadie.
Conoció la fama grande en la televisión cuando el productor Luis Cella lo convocó para integrar las huestes de Hola Susana y luego de El humor de Café Fashion, aquel ciclo encabezado por cómicos acompañados por figuras como Ginette Reynal y Beatriz Salomón. Eran tiempos donde el humor tenía menos límites y se podía jugar con temas que hoy, evolución ética mediante, están desterrados de las rutinas de los humoristas.
Marcelo Tinelli lo convocó en más de una oportunidad: integró las huestes de VideoMatch y fue participante de Cantando por un sueño. Al programa de Susana Giménez concurrió en infinidad de oportunidades. Participó de sketches y de aquel segmento denominado El show del chiste. Lo suyo fue la comicidad directa, rápidamente entendible. Cómico de gag.
Trabajó en el film pasatista La herencia del tío Pepe dirigido por Hugo Sofovich. En teatro, compartió temporadas junto a Moria Casán, Silvia Süller, Raúl Lavié, Sergio Gonal y Juan Carlos Calabró. Adrián Suar le dio la oportunidad de mostrar una faceta diferente en televisión cuando le ofreció un personaje en la tira Argentina, tierra de amor y venganza.
Padecimiento
No todas fueron rosas en su vida. Formó tres parejas estables, con las dos primeras tuvo cuatro hijos y con la tercera terminó de la peor forma. Su primera mujer, Irene, padecía una severa depresión que la condujo al suicidio. Debido a esta muerte, Carlos Sánchez estuvo detenido algunas horas hasta que se comprobó que la mujer se había quitado la vida. “Fue el gran amor de mi vida”, solía decir.
Con su tercera pareja, la relación fue empeorando a medida que pasaban los años. “Fui víctima de maltrato psicológico”, confesó en más de una oportunidad, luego de romper el vínculo. Según trascendió, el cómico se habría quedado sin bienes debido a que los habría puesto a nombre de su pareja. Esta mujer también le habría impedido mantener vínculo con sus hijos y nietos. Un hecho fue el detonante que puso fin a su calvario: la mujer lo encontró llorando en el baño de su casa y, lejos de consolarlo, lo habría menospreciado. La gota que rebalsó un vaso que ya estaba colmado de sufrimiento. La relación enfermiza concluyó luego de once años. Al poco tiempo, Sánchez enfermó, aunque reincidió en el amor y pudo trabajar mientras la salud se lo fue permitiendo.
Con la colaboración de Pablo Mascareño.
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