Murió la actriz Silvina Bosco
"Antes era bravo hacerla tantos días. Los actores tenemos técnicas para no llevarnos el personaje a casa. Pero en este caso es una piña al alma si de verdad estás conectada. Una vez por semana me resulta más llevadero. Me pasó que al despedirme, en un ensayo, apenas lo saludé al Negro Vallejos, a quien adoro. «Silvina, soy yo», me dijo. Y le pedí perdón. El material me tenía tomada", decía hace dos años la ganadora del premio ACE 2013 como actriz de reparto por su trabajo en Miembro del jurado, como una madre que pierde una hija de manera atroz.
Era capaz de dejar a toda una platea helada, sin poder reaccionar para el aplauso final, por su escena desgarradora. Como ocurrió en Miembro del jurado, en esa obra de Roberto Perinelli. También podía hacer que el espectador mantenga su sonrisa durante una obra completa, como lo lograba en las tres partes de Todos felices, de Alan Ayckbourn; o en El avaro, de Molière, según puesta de Corina Fiorillo, una de sus más frecuentes directoras y, además, amiga. Silvina Bosco fue una gran actriz. Dúctil para cualquier tipo de papel, siempre dispuesta a asumir riesgos y dueña de una personalidad que hacía que todos quisieran trabajar con ella.
El maldito cáncer, que no lograba bajarla de los escenarios, se la llevó hoy, luego de una lucha de mucho tiempo, silenciosa, porque Silvina jamás quiso que nadie sepa de su pesar.
Egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático, estudió además con prestigiosos profesores como Raúl Serrano, Agustín Alezzo, Augusto Fernández, Joey Morris, Ricky Pashkus, Cristina Moreira y Gabriel Chamé. Considerada una gran actriz, tuvo una larga trayectoria teatral tanto en los teatros oficiales como en el circuito independiente y el comercial, en puestas (además de las mencionadas) como Madre coraje, El pasajero del barco del sol, Bien de amores, Locos de verano, El último de los amantes ardientes, Arlequino, Algo en común, Relaciones peligrosas, El partener, Jazmín de invierno, UZ, el pueblo, Babilonia, una hora entre criados, Tres, Ojos que no ven, La sombra de un perfume, Añicos, Los ojos llenos de amor, El patio de la Morocha, El portero de la estación Windsor, Postparto, Chúmbale, Un poco muerto, Un hombre que se ahoga, Me estás hartango, La señorita de Tacna, Derrame, Platonov, El libro de Ruth, La zarza ardiendo, La edad de la ciruela, De rigurosa etiqueta, Luna gitana y Fábula de la princesa Turandot, entre muchas otras. Fue dirigida por grandes directores como Daniel Veronese, Santiago Doria, Rubén Pires, Norma Aleandro, Claudio Gallardou, Corina Fiorillo, Hugo Urquijo, Oscar Martínez, Mateo Chiarino, Ignacio Apolo, Mónica Viñao, Oscar Ferrigno, Raúl Brambilla y Javier Rama.
En televisión fue protagonista de Desesperadas por el aire (1998) y Aquí no hay quien viva (2008); y trabajó en programas como Susana Giménez, Poné a Francella, Los Roldán, Mujeres asesinas, El marginal, Calientes, Operación rescate, Socios, El signo, Los Benvenuto, Poliladron, Nueve lunas, Patear el tablero, Alta comedia, Gerente de familia, Chiquititas, Amigovios, El último verano, Milady, la historia continúa, Socios y más, Kachorra, Maridos a domicilio, Infieles, Tres padres solteros, Los simuladores, Abre tus ojos, Floricienta, Los Roldán, El código Rodríguez, Tiempo de pensar, Historia clínica, Historias del corazón, Somos familia y Signos.
Por su ductilidad fue una actriz muy convocada para la pantalla grande, donde podrían destacarse sus trabajos en La fuga, de Eduardo Mignona; Click, de Ricardo Berretta; Te besaré mañana, de Diego Musiak; Causa efecto, de Hernán Finglin; Animaladas, de Sergio Vizzio; El visitante, de Javier Olivera; Buenos Aires me mata, de Beda Docampo Feijoo, y Vergel, de Kris Niklison.
"Cuando elegí la carrera de actuación, sabía que la conjunción de una obra, un director y grandes actores podía llevarnos a cualquier situación real o imaginaria, pero que a nuestros sentidos nos las hace absolutamente creíbles", señaló alguna vez Silvina a este diario. "El cine y, en especial, el teatro te dan chances a cualquier edad. Si estás preparada, trabajo vas a conseguir. Si te tocan baches, muy común en nuestra profesión, podés generar algo, y aunque no ganes un mango, sirve para mostrar tus capacidades", dijo.
Ella dejaba mensajes de voz larguísimos en los whatsapp de sus amigos y compañeros. Pero tal vez nadie haya dejado de escuchar alguno de esos mensajes. Porque siempre tenía palabras amables, críticas constructivas, amorosidad, cooperación, solidaridad. Su hija Olivia fue su faro, su preocupación. Y ella seguirá su legado. Y, mientras tanto, todos sus amigos, que son muchísimos, seguirán llorando y recordando cada uno de sus eternos mensajes, sus trabajos de excelencia, su rigurosidad artística, su solidaridad. Porque, sin dudas, Silvina Bosco será por siempre una de las personas más queridas en el ambiente artístico.
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