Murió la actriz Beatriz Taibo
La actriz Beatriz Taibo, con una extensa trayectoria en cine, televisión y teatro, murió a los 86 años. Así lo confirmó la Asociación Argentina de Actores, entidad a la que estaba afiliada desde hace 7 décadas.
"Acompañamos en este duro momento a sus familiares, a su hijo el actor Raúl Taibo, a sus amigos y compañeros de trabajo", reza el breve comunicado que la AAA dio a conocer a través de sus redes sociales. El velatorio de la actriz, en tanto, se realizará hoy desde las 20 en Zuccotti Hermanos (Av. Córdoba y Thames, CABA). El sepelio será mañana al mediodía en el Jardín de Paz de Pilar.
"Estaba con un tumor hace un tiempo. Falleció en su casa, donde se encontraba con internación domiliciaria", le contó su hijo, Raúl Taibo , a LA NACION.
Los comienzos
Era una chica bien porteña. Nació en San Telmo y a los ocho años se mudó a Avellaneda, a la casa lindera a la sus abuelos paternos, junto a sus padres y sus tres hermanos. Allí vivió hasta que se casó.
En su familia no había antecedentes artísticos, pero su madre era una "actriz frustrada" y su padre un amante del teatro. Por eso, no hubo resistencia cuando una pequeña Beatriz reveló su deseo de dedicarse a la actuación.
Como muchos de los actores de su época, comenzó su carrera artística en el mítico programa radial de talentos infantiles La Pandilla Marilyn, en 1942. Tenía 10 años. "Ahí aprendí a leer frente a un micrófono", contó muchos años después en una entrevista. Con el elenco infantil del ciclo, los domingos presentaban obras para chicos en el teatro.
Pocos años después, por su particular voz, le propusieron dedicarse a la locución. Ella aceptó y fue en ese momento en el que su carrera comenzó a despegar. Con el tiempo, pasaría por Radio Belgrano, Splendid, El Mundo, Radio Porteña y Radio Argentina.
Un hecho clave que marcaría para siempre su vida fue la aparición de un aviso publicitario de un matapolillas. La empresa la contrató de manera exclusiva. El éxito fue tal que a partir de ese momento se la comenzó a conocer con el apodo de "Polilla".
Luego llegarían los años del radioteatro, en los que formó recordadas duplas con Ricardo Lavié y Carlos Estrada, entre otros colegas.
La actriz
Su paso a la pantalla grande se produjo en 1950, cuando fue convocada para actuar en Los millones de Semillita, una película dirigida por el brasilero Frederic Bernheim D'Acosta con guión de Homero Cárpena y Humberto de la Rosa. Sin embargo, el film nunca fue estrenado comercialmente. Por eso, el gran público pudo ver por primera vez su bello rostro ampliado cuando ese mismo año llegó a los cines el clásico radial Los Pérez García, que relataba las vivencias de una típica familia porteña que acababa de mudarse de domicilio.
En total, participó de 27 películas, muchas de ellas comedias, un género al que supo prestarle su impronta, sus inflexiones y su ocurrente gestualidad durante varias décadas. Canuto Cañete y los 40 ladrones y El profesor tirabombas son solo algunas de ellas. Sin embargo, también supo brillar en el drama, en filmes como Para vestir santos y Amor prohibido.
"Yo no preferí la comedia. Yo amaba lo que me ofrecían, y a lo largo de mi carrera, se me ofreció hacer más comedia, y, ¿por qué no? Es un género en el que me siento muy cómoda", contó hace algún tiempo.
Durante su extensa carrera cosechó decenas de premios, entre los que se destacan el Martín Fierro a la mejor actriz de comedia en 1964, 1967 y 1968. Es que, la televisión se convirtió con el tiempo en su segunda casa. Allí protagonizó telenovelas que quedaron en la historia del género, como Inconquistable Viviana Holguera (también participaría en reversión de 1994 llamada Inconquistable corazón), Adorable profesor Aldao, Juana Rebelde y en unitarios que también marcaron una época: Alta Comedia, La bonita página, Las 24 horas, entre otros.
Tal vez su mayor éxito haya sido la telecomedia Me llaman Gorrión, donde interpretaba a Rosa, una muchacha que debía hacerse pasar por un varón para poder trabajar. Esa misma telenovela, escrita por Jorge Bellizzi y Abel Santa Cruz, serviría luego de "inspiración" para otros clásicos del género, como Muñeca brava.
El teatro también la tuvo entre sus principales referentes. Fue una de las primeras en llevar sus comedias a la cartelera marplatense y también a Villa Carlos Paz. Allí también se paseó airosa por todos los géneros, encabezando las puestas de Los árboles mueren de pie, Jettatore, La barca sin pescador, Cenicienta y Fiesta de Casamiento.
Una vida alejada de los escándalos
Si bien durante décadas su rostro engalanó las portadas de las revistas con más tirada, siempre supo mantener un muy bajo perfil y permanecer ajena a los escándalos. El peor momento que le tocó atravesar fue la muerte de su hijo menor, Marcelo Olivero, que falleció en un accidente ferroviario en 2004. Tanto Marcelo como Raúl, su hijo mayor, habían heredado de ella su pasión por la actuación.
Fue Raúl, justamente, quien le contó en octubre del año pasado a LA NACION cuál era la situación de su madre: "Mamá está bien, retirada hace rato. Se sostiene por ella misma, vive sola, pero está muy asistida porque se rompió la cadera hace dos años. De todos modos, se olvida de usar el bastón, sale a la calle, hace sus compras. Está bárbara".
En la misma entrevista, el actor fundamentó la ausencia de su madre de los eventos y programas de televisión. "Hay una demanda de los medios que a ella ya no le interesa, hacer prensa no le gusta. Además, tuvo un impacto muy fuerte cuando le hicieron una cámara oculta en el cementerio, al año de la muerte de Marcelo, justo el día de su cumpleaños. Ella se vio, vio lo que le sucedía, y entonces decidió no hacer más nada a nivel masivo. Ahí también se evidenció cómo se confunden lo público de lo privado. No había permiso para hacer eso. Por el impacto emocional que le generó, le frenó a ella la posibilidad de darle tanto más a la gente y de cosechar lo sembrado", reveló.
Con la colaboración de Pablo Montagna
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