La actriz y conductora estrenará Soy Muni, una aventura musical en el teatro Politeama; perfil de una mujer que hizo de los obstáculos el motor para reinventarse y crecer como artista
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Asegura que lo suyo no es posar para el lente de la cámara. Sin embargo, al momento de la sesión fotográfica se muestra cómoda y decidida, con mil y una poses. Juega frente a la fotógrafa con la misma gracia que lo hace en su ciclo de eltrece -que sale al aire lo sábados y domingos por la mañana- y como volverá a demostrar en escena desde el 13 al 28 de julio cuando se suba al escenario del teatro Politeama para encabezar Soy Muni, una aventura musical.
Su nombre real es Mariana Seligmann, aunque todos la conocen como Muni. A los 39 años, transita la felicidad de ser madre primeriza -su hija tiene tres años- y de haber concretado un matrimonio con una persona impensada a la que había rechazado reiteradamente. “Creía que nunca formaría una familia”, confiesa, quizás porque en su niñez y adolescencia no la había pasado bien.
En el ámbito escolar padeció la discriminación y su estructura familiar estuvo diezmada por la separación de sus padres y por el tiempo en el que su padre cumplió con una pena en prisión. “Podría decirse que soy resiliente”, sostiene con no poca verdad.
Sorprende verla en un plan menos lúdico y diciendo a corazón abierto aquello que forma parte de su propia historia. Quizás porque conoce de cerca el sufrimiento infantil, sabe qué herramientas articular para llevarles a los niños que conforman su público una palabra esperanzada, mensajes altruistas y un clima festivo.
“En el teatro, intentaremos llevar la esencia del programa de televisión, con canciones, juegos interactivos y sketchs, pero también contando una historia”, argumenta la animadora, quien fue una de las figuras estrella de las señales de Disney y una histórica compañera de rubro de su colega Diego Topa.
La propia infancia
-¿Cuándo nació tu vocación?
-Mi mamá era maestra jardinera, siempre se vinculó conmigo desde lo lúdico, algo que también me sucede a mí con mi hija.
Indudablemente, la influencia de Verena, su madre, la abrazó desde muy chica. Su padre, en cambio, trabajó como ingeniero agrónomo. “Siempre vivimos en Zona Norte, en el Bajo de San Isidro”. Actualmente, Muni continúa esa tradición y eligió la localidad de Tigre para afincarse con su marido y Carmela, la única hija del matrimonio. “Estoy a una cuadra del río”.
-¿Cómo llevás la vida de casada?
-Es hermosa, aunque pensé que nunca me iba a casar.
-¿Por qué?
-No me veía casada, sino libre, viajando por el mundo. Pensaba que casarme y tener hijos no era para mí. Veía a mis amigas felices, con hijos, y yo pensaba que mi camino era otro, pero sucedió.
-¿Cómo fue?
-Me reencontré con el hermano de una amiga mía que conozco de toda la vida. Cuando lo vi, después de mucho tiempo, me sorprendí. “Hola, ¿qué tal? Tanto tiempo”, le dije y él me respondió: “Te invité a salir un montón de veces y nunca quisiste y ahora me decís ´tanto tiempo´”, así que aproveché y fui yo la que lo invitó a salir. Al año nos casamos.
-¿En qué momento te invitaba a salir y vos no aceptabas?
-Lo conozco desde los quince años, íbamos al mismo colegio, así que éramos adolescentes cuando él quería ponerse de novio conmigo.
-Fue cuando tuve que ser, hay que creer en el destino, ¿no?
-Es muy fuerte, pero también se trata de hacer la tarea.
-¿Qué quiere decir eso?
-Hay que evolucionar, crecer de la mejor manera, dar lo mejor de uno para que no aparezca en el camino la gente que no debe ser. Existe la mala suerte, pero también hay un trabajo personal, creo mucho en la ley de la atracción.
-Volvamos a la historia con tu marido, me decías que fuiste vos la que lo invitó a salir...
-Me casé en 2016 y un año antes nos pusimos de novio.
-Y fuiste vos la que tomó la iniciativa.
-Sí, pero me la hizo un poquito difícil.
-Una revancha de su parte.
-Me reprochaba mi actitud de muchos años atrás. “Después de tanto tiempo me proponés esto”, me decía, pero la resistencia le duró poquito.
-¿Tendrías más hijos?
-Me encantaría, pero es muy laborioso y, por la manera en la que yo crio y me comprometo, es algo que evalúo mucho. Sería madre nuevamente si pudiera dar lo mejor de mí, como me sucede con mi hija, no lo haría a medias tintas. Cada uno tiene su manera de criar porque se trata también de una manera de vivir. Mi marido es igual, nosotros hablamos de “mapaternidad”. De hecho, haré teatro porque él, durante la temporada, estará abocado a full a la crianza de Carmela. Nos vamos acomodando de acuerdo a las circunstancias.
Cicatrices
Tiene la sonrisa franca. Sencillamente fácil. Irradia optimismo. Sin embargo, a la hora de pensar su historia personal reconoce que hubo dolores de esos que calan hondo, “un montón”. Y describe sin prejuicios: “Hubo muchos desamores y, ya casada, me costó mucho quedar embarazada”.
-Los mayores dolores, ¿tienen que ver con esas cuestiones?
-No, con mi vida más personal, con la infancia.
-¿Por qué?
-Me pasaron muchas cosas, tengo padres divorciados y, de chica, sufrí mucho bullying.
-¿Bullying?
-Sí, en la escuela, de parte de un grupo de chicos, porque, al ser hija de padres separados, mi mamá se enganchó con una persona con la que no se tendría que haber enganchado, así que hubo mucho bullying. La pasé muy feo. Además, tuve un papá privado de la libertad durante bastante tiempo. Es la vida, pero tenés dos caminos, victimizarte o no. No doy el physique du rôle para la historia de vida que tuve. Nunca cuento esto que te acabo de contar porque no me gusta la victimización.
-Pero es una historia de superación que puede resultar referencial, inspiradora.
-Cada uno tiene sus propias batallas.
Hermandad
En las redes sociales, el animador y actor Diego Topa difunde el espectáculo de Muni. Está claro que, entre ellos, la armonía es absoluta, muy lejos de una posible competencia. Los tiempos de trabajos en común lograron cimentar un lazo estrecho. “El vínculo trasciende lo laboral, no somos amigos, somos familia; su pareja es mi socio y mano derecha. Además, a Topa lo llamo y le consulto todo. Le muestro las nuevas canciones, le cuento ideas que van apareciendo y me aconseja. A él le sucede lo mismo conmigo, nos cuidamos, nos acompañamos. No tengo muchos amigos en el medio, pero los que son, son de verdad”.
Hugo Rodríguez, pareja de Topa, es quien acompaña tras bastidores la carrera de Muni. “Topa vendría a ser como un exmarido”, bromea la conductora. Junto a ellos, también trabaja la compañía Ake Music, cuyos socios son Aquiles Sojo y Alejandro Stoessel, el padre de Tini.
-¿Tenés vínculo con Tini?
-No, está en México grabando una serie, te imaginarás el tiempo que tiene para dedicarme a mí; por supuesto la vi en sus shows, la rompe.
-¿Harías streaming para chicos?
-Me encantaría, es algo que me divertiría mucho.
Al teatro de Campanella
“La Media, Dexter, Popoto y Mundi”. Muni enumera a los personajes que la acompañarán, junto con dos actores y cuatro bailarines, enmarcados por una puesta en escena atractiva visualmente, en donde una pantalla propondrá la interacción con los espectadores. “Habrá una historia, el show tiene un concepto”.
-¿Cuál será esa idea que atravesará al espectáculo?
-Habrá un conejo que me hará desaparecer las canciones, lo cual generará el desafío de encontrarlas. Nos caracteriza la comedia porque me gusta pensar en que aún es posible realizar espectáculos para toda la familia. Me interesa llegar a los chicos, pero que los adultos no se queden afuera.
Más allá de su rol de animadora, conoce los resortes de la actuación. Ha trabajado en proyectos de Cris Morena (Chiquititas, Rebelde Way, Floricienta) y, desde 2009, se convirtió en animadora infantil, encabezando Playhouse Disney junto a Topa. Su trabajo en esta compañía -durante varios años- le valió una nominación al Latin Grammy.
-Pensando en tu rol de actriz, has realizado un desnudo en la serie Conflictos en red que emitió Telefe, ¿volverías a repetir una experiencia de ese calibre?
-Aquel trabajo fue antes de Disney, después de trabajar con Cris Morena, lo compartí con Marcela Kloosterboer y Nicolás Pauls.
-Fue un riesgo.
-Sí, pero, básicamente, soy actriz y ese era un personaje, se le dio trascendencia porque luego me dediqué de lleno al infantil, pero creo que es interesante tocar todos los registros. Hoy, no lo repetiría, estoy abocada a otro público.
Consciente de su rol, afirma: “Me importa mucho el contenido, tener en cuenta qué consumen los chicos, no se puede salir a la cancha con cualquier cosa. De hecho, me fijo mucho qué ve mi hija; los chicos tienen las pantallitas del celular al alcance de la mano, así que hay que estar alerta con qué les propone esa herramienta y qué es lo que ellos consumen”.
-En relación a tu propia maternidad y a tu rol como referente de las infancias, ¿cambió algo de tu prisma artístico desde que sos madre?
-Estoy muy atravesada al respecto. Además, no es lo mismo hacer un infantil hoy, que hace diez años cuando trabajaba con Topa. Como sociedad avanzamos un montón, hay un respeto muy grande por los chicos. Si bien, el producto que hacíamos con Diego (Topa) era muy cuidado y jamás subestimamos al público, hoy se habla de la crianza respetuosa, un avance enorme.
Mariana Seligmann no se resiste a la apropiación de la tecnología de parte de los más chicos, aunque entiende que los adultos tienen un rol clave en esas elecciones: “Mi hija está aprendiendo los números en inglés a través de un programita y los días de la semana los conoció a partir de una canción mía que escuchaba a través del teléfono; así que no se trata de descartar que los chicos utilicen un celular o se relacionen con las pantallas, sino de estar atentos a qué tipo de contenidos llegan a sus manos”.
-Con tres años, ¿tu hija es consciente de quién es su madre?
-No discierne que soy una persona pública, pero cree que mi marido no trabaja porque no lo ve en ese rol, en cambio, a mí, me ve en la televisión.
-¿Se sorprende al verte?
-No, lo tiene naturalizado. Lo mismo sucede con sus compañeritos, ellos entienden que la mamá de Carmela canta y baila.
-Llevar a la nena al jardín te debe “obligar” a ser Muni desde muy temprano.
-A las ocho de la mañana, sus compañeritos se me vienen encima, me piden que les cante. Me pasaba lo mismo con la nena de Topa. Para mí no es pesado, si tengo un mal día, prefiero quedarme en mi casa. Muni soy yo, es lo que creo y pienso, lo que me preocupa como madre, desde qué mira mi hija hasta cómo se alimenta.
-Podríamos mencionar a más de una conductora infantil que, con la cámara apagada, no es empática con los niños.
-Eso no se puede sostener en el tiempo, si te dedicás a este rubro y no te gusta lo que hacés, los chicos se dan cuenta, se dan vuelta y no te miran más, son muy honestos.
Reconoce que muchas madres le contaron que sus hijos aprendieron a decir “Muni” antes que “mamá”, pero que no ha sido esa su experiencia personal, “me hubiese muerto”.
Soy Muni, una aventura musical se realizará en el reconstruido Politeama, una sala histórica -hito del teatro nacional- a cargo del director Juan José Campanella. “No tuve contacto con él, pero el espacio que creó es hermoso”.
-La temporada incluirá una “función distendida” que se realizará el 17 de julio, ¿qué significa ese concepto y a quién va dirigido?
-Se trata de hacer el espectáculo para chicos que no pueden tolerar algunos estímulos como el sonido muy fuerte, los estruendos, lo que proyectan las pantallas, el encierro o la oscuridad; entonces se modificará toda la función para que puedan asistir. Las puertas de la sala quedarán abiertas y se mantendrá una media luz general. Los sonidos serán más bajos y la intensidad de la pantalla se bajará. En simultáneo, yo iré adelantando qué sucederá para que nadie se sobresalte. Además, los chicos tienen permitido salir de la sala, que sientan que hay un espacio donde se pueden regular y entrar y salir como lo deseen.
Este tipo de funciones con adaptaciones cognitivas van especialmente dirigidas a personas neurodivergentes que conforman el espectro autista o condiciones como TDA-H, dislexia, déficits en el procesamiento sensorial, trastornos de la comunicación, entre otras. “Los padres agradecen muchísimo este tipo de posibilidad porque, a veces, en una función común, estos chicos se pueden poner nerviosos o sentirse muy incómodos”.
-En ese caso, seguramente ese niño será un espectador perdido para el teatro.
-Exacto, cuando podría suceder todo lo contrario.
La artista abandona el café de Palermo rumbo a la sala de ensayo. Cubre su atuendo multicolor “así no voy tan Muni por la calle” y parte. Quizás pensando, una vez más, en la posibilidad y responsabilidad de llevar un mensaje festivo y altruista a su audiencia, sabiendo que, posiblemente, algunos de esos niños también transiten una niñez no tan amable. De eso, Mariana Seligmann algo sabe.
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