Horas antes del estreno de La noche de Mirtha y Almorzando con Juana por la pantalla de eltrece, abuela y nieta conversaron con LA NACION en una charla con agenda abierta; las negociaciones entre Adrián Suar y Nacho Viale, la situación del país y la continuidad de un programa que lleva 54 años en el aire
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“Me estoy preparando física y mentalmente, ya que hace más de dos años y medio que no estoy en el aire con continuidad, es mucho tiempo. La vuelta se hace complicada, más que nada anímicamente. Estoy muy bien, contenta, pero aparecen las dudas. Me pregunto por dónde entraré, si caminaré bien y tendré tema para hablar, uno espera que todo salga perfecto”.
Mirtha Legrand expone sus debilidades en el inicio de la charla con LA NACION. Ni más ni menos que las mismas inquietudes que todo artista o comunicador se plantea antes de un debut. En su caso, se trata de volver a ocupar la cabecera de la elegante mesa televisada en su temporada número 54, todo un récord, aunque este año será diferente.
Legrand recuperará la regularidad semanal de su trabajo, luego del período pandémico en la que visitó su programa en solo tres oportunidades, y lo hará al frente de La noche de Mirtha, los sábados, desde las 21.30 por eltrece. En cambio, las tertulias de los mediodías de domingo, este año a partir de las 13.45, volverán a estar a cargo de Juana Viale, su reemplazante natural durante su ausencia: “Este año el programa se llamará Almorzando con Juana y eso me da vértigo”, reconoce la nieta de la diva y hermana de Nacho Viale, uno de los responsables de StoryLab, la compañía que produce los ciclos.
Por cierto, esta sociedad familiar es toda una curiosidad. Pocos casos en la televisión internacional, por no decir que la estadística es nula, han reunido a una abuela con su nieta en la conducción de un ciclo. Mucho menos, que ese formato, también de características únicas, tenga una permanencia de más de cinco décadas en el aire y con la misma anfitriona recibiendo a los comensales. Como si todo eso no bastara para generar extrañeza, los 95 años de la dueña de casa son un verdadero milagro de lozanía. “Me parece mentira haber estado tantos años con el programa, es un caso único en el mundo. Salvo algunas excepciones, lo he hecho siempre”, sostiene la longeva estrella que ha transitado más de un duelo frente a las cámaras desde aquel 3 de junio de 1968 en el que estrenó sus famosas comilonas, una idea de Alejandro Romay que nació bajo el mote de Almorzando con las estrellas y que mutó de programa naif a un espacio que marca agenda en torno a la actualidad.
-Mirtha, no hay mayor signo de juventud que el estar trabajando.
Mirta Legrand: -Así es, me mantiene bien.
-Incluso, se lo dijo un médico.
ML: -Lo consulté al doctor (Facundo) Manes. Le dije que quería ser la Mirtha de antes y él me respondió: “Trabaje, trabaje, trabaje”.
-Usted le hace caso.
-Amo lo que hago, es mi vida.
Pensar el país
Mirtha Legrand y Juana Viale enfrentan la charla con LA NACION dejando en claro que las unen muchas similitudes y algunas disidencias fruto de la diferencia generacional y de ver la vida con prisma diferente. Sin embargo, lo que prima es la admiración mutua y un profundo amor, indisimulable a la hora de pensarse juntas.
-Mirtha, sus mesas sabatinas, ¿tendrán un tinte más político?
ML: -No, no habrá demasiada política, será más variado, hablaremos sobre diversos temas.
-¿Siente que la gente está algo saturada de la política?
ML: -Me parece que sí. Además uno se termina metiendo en “jardines” que resultan desagradables. Quiero estar feliz, cómoda y tranquila.
-Juana, entre otros representantes del mundo de la política, tuviste de invitado al expresidente Mauricio Macri, ¿te sentís cómoda conversando con políticos o preferís a tus colegas artistas?
Juana Viale: -Me gusta, pero no sé si es “cómoda” la palabra. En esos casos, siento una gran responsabilidad. Con respecto de los actores, muchas veces se sientan en la mesa compañeros con los que trabajé en varias oportunidades, entonces aparece una complicidad. Si tengo a un actor enfrente, hasta me puedo entender con la mirada o sé qué va a decir ya con solo observarlo.
-¿Con los políticos qué sucede?
JV: -Es un peso distinto, la política, y más en la Argentina de unos años al presente, está muy vulnerable, entonces, lo que digan o no digan y la manera en la que se expresan los políticos tendrá una lectura diferente a lo que puede decir un actor. De todos modos, es un peso mayor para ellos que para mí como conductora.
-Mirtha, abordar temas políticos implica sumergirse en lo convulsionado que se encuentra el país. Cuando se enteró del atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, ¿qué pasó por su cabeza?
ML: -Estaba mirando televisión en ese momento, me pareció horroroso, espantoso.
Mirtha cambia el tono y su voz se percibe espantada ante uno de los sucesos más traumáticos de la historia política argentina del último tiempo: “Las fuerzas de seguridad no sé dónde estaban, se juntaba mucha gente en Juncal y Montevideo”.
-La sociedad argentina incorporó el concepto de “grieta” para abonar a las diferencias que parece irreconciliables. ¿Es el gran flagelo que azota a la Argentina, más allá de lo económico?
JV: -Hace mucho tiempo que vivimos la “grieta”, creo que nos enamoramos un poco de esto del bueno y el malo. Me parece que enamorarse de esas posturas no colaboran con un futuro, mucho menos con el presente. Todo está muy difícil, hablar está difícil, pensar distinto es difícil.
-Es grave, casi una lógica dictatorial ejercida por la propia sociedad.
JV: -Pensar igual y no ser fanático también es difícil hoy. Hay conversaciones donde ya no se quiere hablar de política porque hay un agotamiento, estamos muy agotados.
ML: -Cómo nos íbamos a imaginar que utilizaríamos la palabra grieta en la Argentina. Siempre se habló de opositores y de la gente que está a favor del gobierno, pero nunca se habló de grieta. No se acaba, no termina, no sé adónde vamos a ir parar.
-El concepto de “opositor” mutó por el de “enemigo”.
ML: -Ahora se habla de enemigos. En lo político, había rivales o adversarios, es despiadado lo que sucede ahora.
-Es una de las patologías más complejas de nuestra sociedad naturalizar la grieta y convertir al que disiente en un enemigo.
JV: -Naturalizamos la grieta, las peleas, la violencia, la ceguera. Es mucho lo que naturalizamos y no debemos naturalizar. Y esto lo digo a nivel sociedad, no hablo de política económica, ni de temas más complejos.
-En un punto, la “grieta” la pone en función la sociedad, pero incentivado por la clase política que busca sacar partido.
JV: -Cuando un niño lo único que recibe es un golpe cuando le dicen la palabra amor, con el tiempo entenderá que un golpe es sinónimo de amor.
-Mirtha, ¿le gustaría tener a la vicepresidenta Cristina Kirchner en la mesa? ¿La invitaría?
ML: -No, no me gustaría. Quizás yo diría cosas que le podrían molestar y ella me diría algo que me podría herir a mí, entonces sería muy desagradable. Mire, yo quiero que mi pueblo sea feliz, que mi país esté tranquilo. Argentina es tan rica, deberíamos ser los reyes del mundo y ni sé en qué posición estamos con respecto a los demás países.
-Durante la primera mitad del siglo pasado, Argentina fue potencia.
ML: -Llegamos a estar cuartos en el ranking de los países más poderosos. ¿Qué nos ha pasado?
-Juana, cuando comenzó la pandemia, le habías escrito al presidente Alberto Fernández para invitarlo al programa.
JV: -Le escribí, pero no resultó.
-¿Le vas a volver a escribir?
JV: -Sí, nunca me canso, pero no sé si tendrá tiempo, tiene mucha responsabilidad, la agenda la debe tener muy ocupada.
-¿Es complejo hacer televisión en medio de la “grieta”?
ML: -La “grieta” hace mucho daño.
JV: -Comparto totalmente.
El medio según Mirtha & Juana
-Mirtha, el comienzo de la nueva temporada se postergó mucho. Las deliberaciones entre Nacho Viale y Adrián Suar se extendieron excesivamente. ¿Cómo transitó todo eso?
ML: -Lo viví con mucha angustia, pensaba si se arreglaría o no la situación. Desconocía los pormenores, no sabía cuál era el tema que se debatía ya que yo no intervenía para nada y no quería hacerlo, no me gusta. Se prolongó muchísimo, esto viene desde hace meses. Hablé varias veces con (Adrián) Suar y, por supuesto, con Nacho (Viale) y ambos me aseguraban que todo se iba a arreglar, pero se demoró demasiado.
-¿Hubo ofrecimientos de otros canales?
ML: -Sí, pero estoy muy acostumbrada a eltrece. En este canal son todos muy amorosos, nadie te molesta y, si les pido algo, me lo conceden. A veces, no me gusta alguna promoción y llamo a la persona que corresponde para que lo modifique ya que, sin intención, pueden hacer algún daño.
-Usted es una gran televidente, ¿cómo percibe al medio?
ML: -Veo a la televisión muy zafada, demasiado liberal. El otro día veía a una persona comentando que acababa de hacer pipí, con total naturalidad. Me parece que hay que guardar las formas.
-Usted lleva una vida pública con extrema exposición desde hace décadas, sin embargo, preserva algunas intimidades.
ML: -Hay algo que se llama buen gusto y lo opuesto es el mal gusto que suele ser chocante y desagradable. ¿Sabe qué me parece?
-Dígame.
ML: -Todo eso sucede por la desesperación por el rating. Eso hace que se recurran a términos que no corresponden, que no deben usarse en televisión. Piensan que hablando mal o siendo vulgares se es más canchero y que la gente los va a aceptar más, pero no es así. Tampoco la televisión está para educar, pero se debe hablar correctamente.
-Juana, ¿cómo te atraviesa la competencia y el rating?
JV: -No me amarga. A veces nos fue muy bien y otras no tanto, a pesar de haber hecho un gran programa. El rating no siempre acompaña la calidad.
-Como en el teatro o el cine.
JV: -Exactamente.
-Una actriz esta “sometida” a eso. Estrenás y sabés que habrá críticas.
JV: -Es una condición del trabajo del artista, quienes estamos bajo el manto de la crítica, sea buena o mala, pero también hay que decir que ayudan mucho a que se arme el boca a boca entre los espectadores.
Esta temporada, los programas se grabarán en los Estudios Cuyo de la localidad de Martínez, curiosamente ubicados frente a las instalaciones de Telefe: “Eran estudios de cine. Enfrente estaba Mapol, donde filmé algunas películas. Son sets enormes, un lugar muy confortable, está todo muy cuidado”. En esos estudios, la diva grabó, hace pocas semanas, una promoción de la serie La casa del dragón, de HBO Max, que sorprendió a todos.
Ser estrella siempre
Solo basta comenzar a recordarle a Mirtha alguna de las innumerables anécdotas que, una y otra vez, ha repetido a lo largo de los años para que se envalentone y sea ella misma la que continúe con el relato. Goza con aquellas experiencias que hizo públicas como un loop o un cine en continuado, para estar a tono con su estelar paso por la época de Oro del cine nacional en blanco y negro. Los cuentos son graciosos y verídicos y, naturalmente, tendrán los condimentos necesarios que ella misma les adiciona para que resulten mas sabrosos.
Cómo no almacenar anécdotas a lo largo de décadas de tarea profesional, en donde casi no hubo escalafón. Mirtha, junto a su hermana Silvia, fue extra en la película Hay que educar a Niní, protagonizada por la enorme Niní Marshall. El film se estrenó el 17 de julio de 1940 en el cine Monumental de la calle Lavalle. Sin embargo, en menos de un año, el 4 de junio de 1941, en la sala del Broadway de la calle Corrientes, se estrenaría Los martes, orquídeas, la película que significó su primer protagónico y que la catapultó a la fama con tan solo 14 años, una popularidad inusual para una jovencita. Esa notoriedad no dejó de crecer jamás. Mirtha Legrand se convirtió en una diva que ya tiene ribetes de leyenda. La actriz y conductora lleva 81 años de vida pública y de extrema popularidad.
-Mirtha, usted siempre cuenta que, estando en el exterior, extraña su popularidad en la Argentina y que hasta llegó a protagonizar una anécdota simpática comprando en una gran tienda.
ML: -Fue en Nueva York. La chica me atendía muy displicentemente, sin prestar atención a lo que yo le estaba pidiendo. La miraba y para adentro pensaba: “Si supiera lo famosa que soy en mi país”. Al rato, me preguntó de dónde era y cuando le dije que era argentina me preguntó si era actriz, ya que la noche anterior había visto en un canal latino una de mis películas y le parecía que era yo la protagonista. Cuando le confirmé mi identidad, cambió su actitud y se volvió súper amable, algo que me molestó bastante, porque debería tratar por igual a todos los clientes.
-Mirtha, ¿cómo es vivir con semejante fama?
ML: -Estoy acostumbrada. Cuando viajo y no me reconocen, extraño muchísimo pero, por suerte hay argentinos por todos lados. Me resulta muy raro que nadie me reconozca aunque, en el fondo, me gusta un poco.
-Un descanso.
ML: -Sí, algo así, pero también debo decirte que me gusta ser conocida. No me molesta que se me acerquen, me saluden, que pasen los autos y me toquen bocina. Nunca me molestó eso.
Con nombre propio
-Juana, el programa se anuncia como Almorzando con Juana, ¿un premio a todo lo que te tocó transitar reemplazando a tu abuela durante la pandemia y al lugar que te ganaste con mérito propio?
JV: -Así parece... La abuela decidió hacer los sábados y, para mí, estar los domingos es una forma de terminar de redondear esta oportunidad de manera completa. El primer año fue una suplencia, el segundo año era esperar cuándo mi abuela quería regresar...
-Te tocó reemplazar a Mirtha Legrand en un contexto muy complejo.
JV: -Era un momento muy complicado para la Argentina y para el mundo, cada quince días íbamos renovando los votos con la cuarentena, así que comencé sin saber cuánto iba a durar esa continuidad ni lo que iba a pasar con la pandemia. Todo eso, que fue muy terrible, me fue dando un aprendizaje, aunque aún tengo mucho por aprender, pero fue un pequeño recorrido muy intenso.
-Juana, en tu carácter de actriz, te diría que lo que te tocó hacer es un “toro”, apelando a la jerga teatral.
JV: -Así fue, aunque uno le trata de quitar el peso y hacer que sea más simpático, divertido y entretenido y, por supuesto, informativo. Era muy complejo, pero eso me dio el premio de un programa que hoy se llama Almorzando con Juana.
-Entiendo que fue muy inteligente la decisión, seguramente tomada entre Nacho Viale y vos, de no querer ser Mirtha Legrand, sino apelar a una identidad propia.
JV: -Eso es lo que fue pasando naturalmente, ya que es imposible suplir a mi abuela. No hay dos Mirtha Legrand, como no hay dos Lionel Messi ni hubo dos Mozart. Hice lo que pude con todo el amor, con el profesionalismo que siempre intenté mantener y eso fue decantando en un descubrimiento. Hubo algo que se dio al unísono...
-¿A qué te referís?
JV: -Mientras yo intenté hacer un reemplazo de la mejor forma posible, se fue creando ese programa que tiene mi impronta, mi personalidad, diferente a la de mi abuela.
-¿Cómo recibís las críticas?
JV: -Mientras sean constructivas y sin dobles intenciones, no me molestan para nada. La crítica puede no ser positiva, pero si no tiene un mensaje entre líneas, siento que siempre sirve, construye y ayuda. Por otra parte, además de esas críticas es muy importante escuchar al público que es, en definitiva, el gran crítico de la televisión, ya que es el que te da continuidad o no.
Actrices y conductoras
Mirtha Legrand y Juana Viale comenzaron sus carreras como actrices. El rol de conductora se apoderó de la abuela, mientras que la nieta encuentra en la ficción su verdadera vocación. “Cuando con mi hermana éramos chicas, le pedía a la niñera que me pusiera el moño más grande. Siempre me gustó llamar la atención, desfilaba en el corso y actuaba. Estaba en mí ser actriz”, sostiene la diva que filmó durante la época sagrada de ese cine argentino de escaleras de mármol y teléfonos blancos. “Creo que nunca hubo un teléfono blanco en mis películas”, se ríe la actriz que rodó por última vez en 1965, cuando estelarizó Con gusto a rabia, dirigida por Fernando Ayala.
Dos años antes, había hecho La cigarra no es un bicho, bajo las órdenes de Daniel Tinayre, quien fue su esposo durante 48 años, el padre de sus hijos Daniel (ya fallecido) y Marcela, quien luego de dedicarse a la vida empresarial en París, también abordó la conducción televisiva.
-Ambas son actrices, ¿es una herramienta para la conducción? ¿Se actúa al conducir?
JV: -Me parece que el ser humano en el único momento en el que no actúa es cuando está consigo mismo, en soledad. Es probable que haya algo de la actuación que ayude, pero la conducción te expone ya sea en un pensamiento, una pregunta y una respuesta o hasta en una tentación de risa. Quizás, el rol actoral sea un arma de defensa. Para Legrand, en cambio: “En los programas me siento yo”.
-Juana, a partir de la praxis, ¿se encendió una llama en torno a la vocación por conducir o este rol concluye el día que tu abuela decida no continuar con el formato?
JV: -No lo sé, no lo puedo responder. No te puedo decir que algo no se encendió porque, si así fuese, no lo estaría haciendo, nadie me obliga a hacer lo que voy a hacer desde este domingo. Es un desafío y me llena de felicidad. A tal punto que tendrá toda mi impronta y hasta nuevos segmentos, habrá algunos cambios, pero manteniendo la tradicionalidad de la mesaza.
-¿Participás de la producción del programa?
JV: - Charlo mucho con Nacho (Viale) y Diego (Palacio), los productores de StoryLab, y con todo el equipo. Siempre intento colaborar y ayudar, ser herramienta. Con respecto de los invitados, tiro nombres y no pongo objeciones. Me gusta que a la mesa vengan todos, cuanto más se expresen y digan, cuanta más pluralidad haya, se sirve más al diálogo y al ejemplo.
Camino al centenario
-Mirtha, el 23 de febrero cumplirá 96 años, ¿con qué se sueña a su edad?
ML: -Sueño con estar sana y que mi familia siempre esté unida y bien. Pero, ¿sabe con qué sueño?
-La escucho.
ML: -Sueño con que mi país se pacifique. La palabra no es asustada, pero me tiene muy alerta y dolorida. Nunca vi a la Argentina así, nunca jamás, por eso deseo, antes de irme de este mundo, ver a este país pacificado.
-Antes del inicio de los programas, usted conversaba con sus hermanos. Seguramente añorará, antes de enfrentar a las cámaras, esas palabras de aliento.
ML: -A Goldy y Josecito los recuerdo todos los días.
-En el caso de su hermana, por ser su gemela, se establecía una suerte de simbiosis muy particular.
ML: -La muerte de Goldy me destrozó. No me puedo acostumbrar a que ya no esté, a que no pueda llamarla por teléfono para que me aconseje. En estos momentos la necesito más que nunca. Se me fueron los dos y con ellos se fue parte de mi vida. Éramos tres hermanos muy unidos, eso no significa que estuviéramos de acuerdo en todo, pero nos adorábamos.
-Usted siempre ha demostrado una gran capacidad para sobreponerse de los dolores que le tocó atravesar.
ML: -Sí, me sobrepongo, pero a mis hermanos, cuando estoy sola, los lloro, los extraño muchísimo, a todo el mundo le debe pasar, hay que resignarse, es la muerte. Dios se los llevó grandes, así que disfrutaron mucho de la vida.
-¿Usted piensa en eso?
ML: -¿Si pienso en la muerte?
-Sí.
ML: -Sí, pienso.
-¿Cómo es pensar en la muerte?
ML: -No me gustaría dejar a los míos, pero es la ley de Dios y hay que tomarla así. Hay días que pienso más que en otros. Hay días en que me pregunto “¿se acercará la Parka?”.
El futuro
Juana Viale acaba de realizar una gira por Uruguay con la obra teatral El Ardor, que la cuenta como cabeza de compañía, material que reestrenará en poco tiempo en gira por la Argentina y a nivel internacional. Por otra parte, la actriz formará parte del elenco de dos series y una película de las cuales no puede decir “nada”, continuando así con su carrera cinematográfica, que ya cuenta con varios títulos en su haber, y tomando la posta, con lenguaje muy diferente a aquel cine que hicieron sus abuelos.
-Juana, ¿te vas a mudar y vas a convivir?
JV: -Me voy a mudar de piel.
Viale se sonríe y sale del paso rápido. Conocida es su poca simpatía a hablar de su vida personal. A pesar del trabajo público, elige mostrarse poco. Nada afecta a las entrevistas, padece esa otra parte ineludible que conlleva su actividad. En cambio, su abuela Mirtha ha hecho un culto del vínculo con los medios y con el público.
“Antes la gente me quería, pero ahora es una cosa inusual, me sorprende. Voy a los teatros y me aplauden cuando entro, se juntan en la puerta para saludarme. Todos los domingos hago un té en mi casa, el otro día había unas chicas muy jovencitas en la vereda gritando mi nombre para que me asomara a saludarlas. Fui a ver Drácula al Luna Park y seis mil personas se pusieron de pie para aplaudirme. Me sorprende lo que sucede conmigo y la gente. ¿Sabe lo que más me dicen? ´Mirtha volvé´. Cuando digo que les he dado mi vida, es la pura verdad. Comencé a los 14 años y sigo, no bajo la guardia nunca”.
-Más allá de lo saludable de estar activo, ¿este es el último año laboral o en abril volveremos a escuchar sobre las deliberaciones entre Nacho Viale y Adrián Suar?
ML: -Pienso seguir hasta que Dios me dé salud, pienso seguir.
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