Miriam Lanzoni: una infancia violenta, el hombre que le enseñó a ser feminista, la larga espera para ser madre y su relación actual con Alejandro Fantino
La actriz estrena Partida, una película que escribió, produce y protagoniza, en la que cuenta cómo logró reconstruirse a pesar de provenir de un hogar abusivo
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Miriam Lanzoni está ansiosa con el estreno de Partida, el próximo jueves 23, porque es una película basada en su propia historia, que cuenta cómo su mamá se escapó de Pampa del infierno, en Chaco, junto a ella y a su hermano, huyendo de un marido violento y abusivo. En una charla con LA NACION, la actriz que protagoniza, produce y escribió este film, habla de su infancia y de cómo su papá de corazón ayudó a reconstruir su familia. También dice que espera que se concrete el pedido de adopción que inició hace años, y recuerda cómo fueron los primeros tiempos en Buenos Aires.
-¿Por qué te animaste a contar tu historia ahora?
-Tenías 7 años cuando nos fuimos de Pampa del infierno. Nunca había podido contar mi historia, pero tuve la necesidad de escribirla y no como una película en un principio, sino para sacarlo. Es la historia de mi madre, Liliana, pero también la de mi infancia y la de mi hermano. Necesité escribirlo porque hasta ahora, que hicimos la película, nunca había podido hablarlo con mi mamá. Si bien lo exorcicé mucho antes e hice terapia, jamás lo había hablado con mi mamá. En nuestra charla tuvimos recuerdos concretos que tengo presentes como si hubiesen sucedido ayer. Y para ella también es una manera de terminar de sanar y de entender que no es culpable de nada, ni siquiera de elegir a un monstruo así para que sea el padre de tus hijos. Eso no se puede prever. Mi madre no lo había hablado con nadie, tampoco con sus mejores amigas.
-Ella cerró la puerta e inició una nueva vida…
-Sí, una nueva vida con mi padre Miguel. No me gusta decirle papá del corazón porque es mucho más que eso. Nosotros decimos que ya éramos padre e hija, pero que ocho años después nos conocimos acá, en la Tierra. Es la figura de un hombre la que destroza a la familia, y mi madre volvió a confiar y apareció este hombre mágico. Si ella no hubiese encontrado a Miguel en el camino, no sé si hubiese podido sola.
-¿Te enteraste de que tu papá no había muerto y volviste a Pampa del infierno muchos años después, tal y como sucede en la película?
-Hay muchas licencias literarias que quieren significar esta muerte que mi mamá le dio al tema. Y para mí también es un tema muerto, pero quería visibilizarlo. Es importante el mensaje que deja, y muestra cómo la unión termina siendo mucho más importante que cualquier cosa. Esta mujer que soy hoy estuvo forjada por mi viejo, que es el primer feminista que conocí en mi vida; le decía a mi mamá que se pusiera minifaldas, que se maquillara, que vestirse diosa y hermosa estaba muy bien. La reeducó él. A mí, feminista me hizo un nombre.
-¿Te encontraste alguna vez con tu papá biológico?
-Sé quién es, pero nunca más. Creo que me lo crucé alguna vez. Y me parece que no tuve la necesidad porque formé este lazo de padre-hija con Miguel. Miguel es mi papá. Por eso cuando hablan de lazos de sangre yo discuto, porque no tiene nada que ver. Lo importante es el amor y la presencia. Mi papá me llevó todos los días a la escuela primaria y secundaria en bicicleta, en Resistencia.
-La película muestra que, siendo adolescente, volviste a ver a tu papá biológico que se estaba muriendo, y tenías una novia que te contenía... ¿Vos tenías a alguien que lo hiciera?
-Tuve a mi abuelo materno, una pieza clave en mi vida, un hombre muy amoroso, alguien de otro sistema solar. Desde mis 5 años me decía que tenía que venir a Buenos Aires, que tenía que ser actriz, que iba a conquistar el mundo, que todo lo que quisiera lo iba a conseguir. Nosotros dormíamos en catres en el patio, en las noches de verano de Pampa del infierno, porque no teníamos aire acondicionado ni ventilador. El cielo es muy diáfano ahí, y mi abuelo me preguntaba cuántas estrellas quería, decía que manoteara todas las que quisiera, que eran mías y eso dependía de mí. Él me hizo creer que los sueños no se cumplen sino que se realizan, se trabajan con disciplina. Creo mucho en la constancia, en el trabajo, en el amor por lo que hacés.
-¿Hoy la casa en la que creciste es un refugio para mujeres que sufren violencia de género?
-No todavía. Es un proyecto que voy a llevar a cabo cuando pueda asumir el compromiso porque necesito psicólogos, terapeutas y gente idónea; no quiero que sea un lugar de tránsito solamente, sino que las ayude a la reinserción.
-¿A tu mamá le gustó la película?
-Le encantó. Cuando empecé a escribirla se lo conté, me dijo que no quería leer el guion, que confiaba en mí. Fue un gran compromiso contar lo que ella nunca había contado. Creo que le hizo muy bien. Y yo estoy encantada con Partida, que dirige Diego Suárez y en la que comparto elenco con Osvaldo Laport, Lucila Gandolfo, Guillermo Arengo, Claudio Rissi, Mónica Villa, Nico García Hume.
-Viniste a Buenos Aires a los 18 años, ¿cómo fue?
-Me vine sola a cumplir el sueño de ser actriz, y ahora productora y guionista. Hace ocho años que empecé a estudiar cine y guion y escribí otros contenidos, y antes de la película hice una serie en Córdoba que se llamó Encuarentenados. Ahí empecé a trabajar de manera más metódica. Fue de las únicas ficciones que se hizo en pandemia y fue muy gratificante. Nunca pierdo contacto con ese fuego sagrado, pero no como algo romántico sino con el día en que llegué a Buenos Aires. Vine sola, no sabía a dónde ir y tenía $50 en el bolsillo. Abrí los ojos en Panamericana y empecé a ver muchas luces que no paraban más; me dio pánico porque me pregunté cómo conquistar todo eso. Tengo muy presente esa sensación porque el secreto está en no aburguesarse.
-¿Y cómo fueron esos primeros meses?
-En un diario tenía marcadas algunas pensiones para vivir, llegué a Retiro con mi único bolsito, pregunté cómo ir a Constitución, y alquilé a una piecita. Le dije a la señora que le daba un adelanto y que el lunes conseguía trabajo e iba a pagarle. Prorrateé la plata para un mes y viví a arroz, huevos, zanahoria, galletitas, leche y mate. El lunes no salí a buscar trabajo sino a conseguir. Y conseguí en una empresa de marketing, y después fui niñera, camarera, recepcionista en un cabaret, empanada viviente, vendí ropa. Al mismo tiempo, con mi primer sueldo, empecé a estudiar teatro con Lito Cruz. Ya desde los 12 años estudiaba teatro en Chaco. Empecé a ir a castings y mi primera obra fue under, en un teatro de Boedo. Y lo primero que hice en tele fue Contrafuego, una serie muy bizarra en Canal 9, que los efectos especiales eran defectos especiales (risas). Interpreté a una mujer embarazada y ya tres horas antes me metía en el personaje (risas).
-Hablemos de amor. Ya llevan 7 años en pareja con Christian Halbinger, ¿superaron la comezón?
-(Risas) Llevamos siete años y medio. Es un súper compañero. Pasamos la pandemia, que no es poco. En ese momento nos fuimos a vivir juntos, casi sin pensarlo y creyendo que eran quince días, pero fue una engaña pichanga (risas). Y nos quedamos. Fue sin planificarlo, a los tumbos; de algo fortuito, nació la decisión.
-Hace algunos años contaste que empezaste los trámites de adopción en Haití, ¿cómo está ese asunto?
-Terminé los trámites y todo está en pleno período burocrático, que es muy largo. En su momento estaba muy ansiosa y lo conté porque para mí era muy inminente, pero los tiempos de la justicia son otros. Dejé de hablar porque me vi muy vulnerable cuando la gente me preguntaba. Sentí frustración e impotencia. Tengo muchas ganas de que llegue ese momento y sé que se va a dar. Christian tiene dos hijos, una nena y un nene, de 8 y 9 años, a quienes conocí de bebitos.
-Alejandro Fantino contó que va a ser papá, ¿hablaste con él?
-¡Sí! Lo felicité, claro. Tenemos super buena onda. Ale fue una parte preciosa de mi vida, estuvimos juntos durante diez años y se terminó porque las relaciones se terminan y no por otra cosa. Cada cual tomó su camino después, y cómo no lo voy a felicitar por algo tan importante.
-¿Tenés otros proyectos?
-Estamos haciendo Nunca te fíes de una mujer despechada, en el Teatro Premier, nos despedimos a fines de noviembre y retomamos en marzo porque van a remodelar el Teatro. En verano tenemos fechas en nuestro país y en Paraguay. Es una comedia muy divertida, que invita a reírte de vos misma y reivindica los vínculos. Y me asocié a 3C Films y estamos con contenidos para acá, para México, España.
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