Minnie Driver: la actriz que pudo ser una estrella de Hollywood, pero eligió otro camino
De En busca del destino a sus papeles en la series Starstruck y Modern Love, la intérprete británica eligió mantenerse al margen de las exigencias de la industria del cine
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“Perdón, pero tengo que ir a buscar a mi chica”, decía la nota al final de En busca del destino, la película que catapultó a la fama a Matt Damon y Ben Affleck con un Oscar al mejor guion incluido. Skylar, la chica en cuestión, la que ayudaba a que el acomplejado Will finalmente se decidiera a cambiar de rumbo era interpretada por Minnie Driver, una actriz tan poco conocida en aquel momento como lo eran Damon y Affleck, pero que a diferencia de ellos dos y a pesar de haber sido nominada al premio de la Academia como mejor intérprete del reparto por ese papel, no consiguió su mismo nivel de estrellato.
Para eso, explicó la intérprete británica hace poco, se necesitaba algo de lo que ella carecía. “No tenía esa hambre. Esa ambición que te empuja a crear todo un mundo de cosas grandes que supuestamente querés que se convierten en metas que te representan, aunque no seas la persona adecuada para alcanzarlas. Pero la industria te alienta a que les dediques todo a ellas porque es lo que mantiene al motor de Hollywood andando”, decía Driver en una entrevista con el diario The Guardian hace pocos meses, con un nivel de introspección que no muchos de sus colegas logran alcanzar.
Más allá de las expectativas del pasado, a los 51 años la actriz por fin parece estar donde quería, interpretando mujeres interesantes, sensibles y divertidas, aunque no sean la protagonista absoluta del cuento. Como la representante de actores que encarna en la serie romántica Starstruck, ya disponible en HBO Max, o la doctora con un especial vínculo con su coche en el primer bellísimo episodio de la segunda temporada de Modern Love, la antología creada por John Carney (Once) disponible en Amazon Prime Video.
Lo cierto es que repasar la carrera de Driver desde mitad de los años 90, cuando Hollywood comenzó prestarle atención a la chica alta del pelo enrulado y castaño gracias a su participación en la película Círculo de amigos, supone emprender un camino lleno de curvas y posiblemente tan liberador como el que recorre su personaje en Modern Love. Entre 1995 y 1997 la actriz apareció en GoldenEye, Los hijos de la calle, Tiro al blanco y la mencionada En busca del destino, todos films de gran repercusión entre la crítica y el público, aunque para ella cada nuevo papel supuso una batalla. Por ejemplo, hace poco contó, mientras promocionaba el estreno de su podcast Minnie Questions with Minnie Driver, que los productores de En busca del destino no la querían para interpretar a Skylar.
“Pensaban que no era lo suficientemente hermosa. Probablemente tenían razón, yo tenía otras cualidades que ofrecer”, explicaba Driver que por un tiempo tuvo mucha presencia en las revistas de chismes que siguieron de cerca su romance con Damon y la subsiguiente ruptura pública cuando el actor dijo estar soltero durante una entrevista con Oprah Winfrey, su noviazgo con John Cusack -su compañero de elenco en Tiro al blanco- y su compromiso fallido con Josh Brolin.
Instalada en Los Ángeles, hacia el año 2000 la actriz dejó de aparecer en la lista de las intérpretes más solicitadas, aunque nunca dejó de trabajar tanto en cine como en televisión, donde formó parte de series muy buenas y exitosas como Will & Grace y otras igual de buenas, aunque no tan reconocidas como The Riches, About a Boy y Speechless, en la que Driver brillaba como la madre de un adolescente con parálisis cerebral que hacía todo y más por garantizar su bienestar. Una comedia difícil en la que la actriz nacida en Londres se daba el gusto de usar su propio acento para darle irreverente contundencia a las muchas batallas que libraba su personaje.
Egresada de una prestigiosa escuela de arte dramático, los comienzos de Driver no fueron precisamente fáciles. Cerca de la graduación, mientras la mayoría de sus compañeros ya tenían agentes que los representaran y trabajos en puerta, ella se la pasaba de rave en rave, designada como la conductora sobria del resto de sus amigos. Una ocupación sin demasiado futuro que, por una de esas cosas de la vida, la hizo conocer a alguien que trabajaba en una agencia de talentos y reconoció que la chica de la mandíbula fuerte, los cachetes de ardillita y la voz rasposa prometía. O al menos tenía una seguridad en sí misma de la que otras aspirantes a actriz de su edad carecían, forjada en su niñez con una madre modelo y artista, una mujer independiente que nunca se casó con el señor Driver porque resulta que él ya estaba casado. Una historia que bien podría haber sido el guion de alguno de sus proyectos, lo mismo que su decisión de no revelar el nombre del padre de su hijo Henry. Ya separada del hombre en el momento de su embarazo, Driver mantuvo la identidad de su expareja en secreto hasta que hace pocos años reveló que se trataba de uno de los guionistas de The Riches y que su hijo estaba empezando a vincularse con él.
Repleta de anécdotas sobre sus días como estrella en ascenso en Hollywood -alguna vez contó que para filmar una escena romántica con un actor más petiso que ella, la producción cavó una fosa y la hizo pararse adentro en el momento del beso-, Driver es una de esas intérpretes que mejora cada proyecto en el que participa. Lo hace apenas con una escena en Starstruck como la odiosa y narcisista representante del personaje central de la serie, y también en el melodramático episodio de Modern Love gracias a su calidez y carisma, y probablemente consiga lo mismo por la nueva versión de Cenicienta (disponible en Amazon Prime Video desde el 3 de septiembre) protagonizada por Camila Cabello, donde Driver interpretará a la reina, madre del príncipe azul en busca de la chica del zapatito.
“A la gente le gusta encasillarte, saber qué esperar cuando aparecés en pantalla. Y si eso se vuelve errático, puede significar no trabajar de manera constante porque nadie sabe bien dónde ponerte. Pero yo prefiero eso. Además, cómo se determina qué es tener éxito. ¡Por Dios! Para otra persona el hecho de que yo no me haya convertido en una estrella de cine enorme puede parecer un fracaso. Para mí que tengo 51 años, me gano la vida y soy dueña de mi casa, tengo una pareja y un hijo que amo y me siguen llamando para hacer el trabajo que amo, es ni más ni menos que un éxito rotundo”, concluía Driver en la nota con The Guardian, y la verdad que no queda otra que darle la razón.
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