Mike Amigorena: su regreso a la ficción, la relación con su hija y la particular convivencia con su pareja
Por primera vez se vio obligado a recurrir a un coach actoral -para encarnar a un presidente, en una nueva serie- y quiere volver a la música, “lo que más ama en la vida”; en charla con LA NACION, el intérprete habla de su intimidad familiar y de los planes para un 2024 movido
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Dice Mike Amigorena que inicia este año lleno de proyectos y con un desafío que no había transitado antes, el de interpretar a un presidente de la nación outsider de la política, en La mente del poder, para Flow y TNT. Después piensa dedicar 2024 a la música, y a trabajar en su tercer álbum como solista. Durante un break de la grabación, en la casa del country Abril, en Hudson, el actor habló con LA NACION sobre este trabajo que lo obliga a tener un coach actoral por primera vez en su vida. También se refirió a su vida cotidiana con su hija Miel (3), y la sana relación que tiene con su pareja, Sofía Vitola: “Tenemos una convivencia dosificada y todavía conservo mi departamento de soltero”, revela.
-Sos músico, además de actor, y tu pareja también. Debe ser una casa muy musical la de ustedes…
-Mi mujer tiene su proyecto musical, Potra, y además es profesora de guitarra. Mi hija canta, y a sus tres años y medio ya rasguea la guitarra. En casa estamos llenos de música, y en la familia de Sofia son todos músicos. Mi familia biológica, en cambio, no tiene nada que ver con la música. Mi mamá cumple 90 en enero y me voy a Mendoza porque le hacemos una gran fiesta, voy a cantarle las canciones que quiere, como las de Armando Manzanero y Tom Jones, y mis canciones nuevas, que también le gustan. La última, Lemon pie, la volvió loca. No la matan mis temas, pero de este último nunca me dijo cosas tan lindas, y la canta, la baila. Lo que nunca había hecho antes.
-¿Cómo es entonces un día cualquiera en tu casa?
-Miel escucha [las canciones de] Frozen, Luli Pampín, Diego Topa, cualquier canción de Disney, de princesas. Sofia va a sacar pronto una versión de Desesperadas, de Martha Sánchez y yo canto karaoke, temas de Miguel Gallardo, Depeche Mode. Cada uno tiene sus momentos y sus espacios. Llego de grabar y mi hija me ayuda a desestructurarme.
-¿Qué trajo Miel a tu vida?
-Nació en pandemia, así que pudimos estar juntos mucho tiempo. En otro momento, eso no hubiera sucedido. Me trajo una etapa muy importante, diferente a otras que conocía. Tengo la misma esencia, pero Miel me trajo aprendizaje constante y una serie de protocolos en los que no puedo hacerme el zonzo. Yo estaba acostumbrado a ser un pájaro. Ahora no soy el águila que era, pero soy un pingüino (risas).
-Alguna vez contaste que nunca habías soñado con ser papá, ¿qué recuerdos tenés del Mike que eras antes de tener a Miel?
-Los mejores. Viajaba mucho. Tengo recuerdos de disfrute, de haber hecho todo, de no haberme quedado con ganas de nada. Pero ya me aburría de mí y entonces apareció Sofía, y después Miel.
-¿Extrañás ese momento de tu vida?
-Tengo mis momentos de soledad, pero no quisiera volver a aquello. No es que convivimos y no salgo de ahí. Hay una noche que paso solamente con Miel y otra, solo. Cada uno tiene su independencia.
-Antes de ser padres no convivían…
-Es verdad. Convivimos desde que nació Miel; desde la pandemia. En ese momento era todo nuevo y había mucha aceptación y tolerancia, y con el paso del tiempo afloran las miserias. Y ahí voy al psicólogo (risas). La adultez hace que sea más contemplativo y tolerante. Nunca antes había convivido en mi vida.
-¿Recomendás la convivencia o preferís una pareja en casas separadas?
-(Silencio) Si no está dosificada, la convivencia es nociva. Al menos para mí. Hay otras personalidades que necesitan eso. Yo necesito ir y volver, ir y volver… como el pájaro. Por ejemplo, pasé las fiestas solo: Navidad con mi madre y mis hermanas y en año nuevo en Córdoba, con una pareja amiga y un amigo. Y las chicas se fueron a Uruguay. Si no tenés posibilidad de extrañar, no construís. Tengo mi departamento de soltero, que es mi bunker. Lo recomiendo. No hay que tener una sola casa.
-¿Y tu mujer no tiene su propio bunker?
-Ella tiene su departamento y lo alquila. Pero cundo me voy, se queda sola en casa. Desde que Miel tenía un año, paso todos los lunes solo con ella. Soy presente y no. Estoy mucho y después no. Soy un impermanente (risas). Y eso tiene sus ventajas y sus desventajas.
Un político en terapia
-Estás grabando La mente del poder, ¿de qué se trata?
-Es una serie de suspenso policial que cuenta la historia de un psicólogo que atraviesa una gran crisis personal y decide dejar de analizar a un paciente muy importante, Víctor Noriega, quien acaba de asumir como presidente de la nación. Es una producción de TNT y Flow, con dirección de Mariano Hueter, que se va a poder ver a mediados de 2024.
-Interpretás a un presidente de la nación, ¿copiás a alguno?
-No me inspiré en nadie, pero hay un comportamiento de autoridad, de cierta solemnidad que uno tiene vistos en John Kennedy, Bill Clinton, Vladimir Putin, Emmanuel Macron. De presidentes argentinos, quizá Raúl Alfonsín. Soy apartidario, la política no es algo que me cautive. Me parece que soy un artista y una vez que leo el guion, se me va generando la imagen. Cierro los ojos y lo veo; después lo imito. Me pasa con todos los personajes.
-La mente del poder tiene cierta sincronía con la realidad. Interpretás a un presidente outsider de la política, y Javier Milei lo es… ¿Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia?
-Sí. Es muy curioso. Y es un proyecto que tiene cuatro años. Hay una atmósfera parecida: que es un outsider, que viene de otra familia, que se encuentra con la sumisión de la presidencia, que empieza a tener vínculos con senadores, diputados, decretos, reformas, y eso casualmente sucede. Nada que ver, esto es una ficción. Pero al mismo tiempo, podría ser atemporal. Me lo propusieron y, en un momento, lo solté porque el proyecto se suspendía, no salía, y me desentendí. Después cobró vida y que me siguieran teniendo en cuenta fue un gran regalo.
-¿Cómo trabajás el personaje?
-Trabajo mucho con la intuición y por primera vez en mi vida tengo un coach actoral, pero tiene que ver con el formalismo del personaje, porque no puedo titubear, ni improvisar. Es un gran desafío para mí. Hice al General San Martín en un capítulo y varios personajes polémicos como el “Ángel” Astiz, y ahí podes copiar. Pero me encanta atravesar un personaje desde mi estilo y mi intuición; me vuelve loco.
“Soy intermitente”
.¿Te gusta romper estructuras? Fuiste uno de los primeros hombres que usó pollera en público y diste mucho que hablar, en su momento.
-Me encanta romper estructuras. Por eso este personaje es un desafío, porque no estoy para nada cómodo y eso se transforma en realidad. Tampoco puede ser una momia, necesita cierto naturalismo; una rigidez controlada, humanidad.
-En la ficción, tu personaje necesita hacer terapia y tiene un vínculo particular con su psicólogo. ¿Vos hacés terapia?
-Soy intermitente. Hice diferentes escuelas de psicología porque me gusta indagar. Pero para mí es como un taller mecánico: llevás el auto cuando está raro, cuando creés que necesita un ajuste. No te gusta que vaya todo el tiempo al taller, entonces tampoco quiero ir todo el tiempo a un psicólogo. Hay gente que lo necesita, como Víctor, mi personaje, que se muere sin su psicólogo. En este momento no estoy yendo, pero a comienzos de 2023 fui tres meses, para una puesta a punto. Y después voy viendo. Por suerte son conflictos que tengo conmigo y es un aprendizaje; el psicólogo te pone sobre el tapete tus garrones y después tenés que ver cómo sociabilizás y lograr la armonía con el otro.
-¿Qué proyectos tenés para 2024?
-Grabamos hasta fines de enero, después tengo una miniserie para Netflix con un elenco coral y vamos a trabajar en Bariloche. Y luego quiero dedicarme a la música, que es lo que más me gusta en el mundo. Toda la vida fui músico, pero el teatro me atrae y cuando haces teatro, no podes dedicarte a la música. Este año, entonces, no voy a hacer teatro, aunque me han ofrecido varias cosas. Voy a hacer mi tercer disco solista y necesito focalizar en eso, estar disponible para shows, festivales, giras... Para eso tenés que estar libre en la noche. También es hermoso hacer teatro; estuve con ART tres años, antes con Cabaret, y me encanta.
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