Miguel Habud: un debut junto a David Carradine, su rol en la guerra de Malvinas y el amor que lo convirtió en padre de mellizos
En una charla con LA NACIÓN, el actor repasa su historia, cuenta por qué dejó el fútbol y cómo empezó a trabajar como modelo y revela los nuevos rumbos laborales que tomó en pandemia
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Miguel Habud es de las personas que piensan que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Se reinventó varias veces en su vida y cuando creyó que su destino podía estar en una cancha de fútbol tuvo una oportunidad para ser modelo y luego fue doble de David Carradine en una película de Hollywood. Sin haberlo imaginado nunca, empezó a trabajar como actor y le gustó tanto esa experiencia que decidió que sería su forma de vida.
A lo largo de los años, hizo decenas de novelas, obras de teatro y musicales, hasta que la pandemia lo obligó a buscar otros caminos y estudió coaching ontológico. Por estos días volvió a hacer publicidad, a dirigir una obra de teatro y a hacer ficción. En una charla con LA NACION, Habud recordó su asombroso comienzo en cine, contó por qué no estuvo en Malvinas y es un veterano continental y habló de su amor, Victoria Giunta, y de sus mellizos, Octavio y Malik.
-Tu vida dio muchas vueltas... ¿Buscás que eso suceda o dejás que te sorprenda?
-No lo sé. Se da así. Siempre trabajé como actor y también necesité hacer otras cosas. Por ejemplo, durante la pandemia estudié coaching ontológico y me recibí. Viajé a Miami para hacer las residencias y nos dieron el certificado acá. Y ahora hago algunos coachings, sobre todo a argentinos que están en el exterior. Además, hacemos trabajos de imprenta con un socio y, por otra parte, trabajos en cocinas y baños con cuarzos y mármoles, con otro socio. La profesión no es lo que era, y tengo una familia que alimentar. Estoy muy preocupado porque quieren vetar los créditos y subsidios... Evidentemente, es gente que no conoce del tema y no se está asesorando. Si eso sucede, va a poder filmar una elite nada más, y van a desaparecer el teatro y el cine independiente.
-¿Qué creés que va a pasar?
-Espero que las comisiones convocadas estén atentas y encuentren alguna solución, que controlen, que hagan el seguimiento de la película o de la obra y que devuelvan el dinero si rinde, y sino que haya plazos para devolverlo. La cultura no es para una elite y el Estado tiene que apoyarla en parte, además del capital privado. Nuestras películas ganaron muchos premios y somos conocidos en el mundo por eso. Es un momento muy difícil. Tengo proyectos interesantes y espero que se den.
-Antes de ser actor fuiste jugador de fútbol, ¿por qué no seguiste?
-Jugué en Chacarita, Vélez y Racing, pero en el 1982 me incorporaron a la guerra de Malvinas y cuando volví, ya con 20 años, tenía que jugar como profesional. Mi pase estaba en la mesa, pero (José) Pastoriza, que era el director técnico de Racing en ese momento, decidió que los juveniles teníamos que esperar y los profesionales sostener el equipo porque si no se iban a la B. El equipo se fue a la B de todas maneras, y los juveniles nos fuimos del club.
-Te decepcionaste y dejaste el fútbol, entonces…
-Podría haber seguido, pero no era Maradona y, por otra parte, las propuestas que tenía eran para jugar en el interior y yo quería quedarme en Buenos Aires.
-¿Estuviste en Malvinas?
-No precisamente. Me incorporaron al Liceo Militar, después fui a La Tablada, y luego nos llevaron en camiones con las bolsas de invierno para irnos al sur. Íbamos a ser tropa de recambio en Malvinas, el Batallón de Protección 1, pero no pudimos ir porque después del hundimiento del Belgrano se hizo un bloqueo marítimo de 250 millas marinas. No se podía salir del continente. No hubo tropas de recambio, y se quedaron en la isla los que estaban. Hoy soy veterano continental. Nunca fuimos reconocidos como soldados veteranos y no tenemos beneficios; solo los tienen quienes estuvieron en la isla. Hace 42 años que estamos bajo la alfombra, reclamamos y hablamos, pero sin resultados. Estoy en contacto con varios grupos de soldados. Es injusto porque los soldados continentales estábamos custodiando algún lugar de la Argentina; a mí me tocó en La Tablada.
-¿Y cómo terminaste actuando?
-Una amiga me dijo que fuera a ver a su tía que tenía una agencia de modelos. No estaba interesado, pero fui de todos modos y la tía me dijo que tenía altura para hacer desfiles. Yo no tenía interés, pero esta mujer me dijo que en Munro había 40 desfiles de venta ese mes, la paga era muy buena y además te daban la ropa de la última pasada; le repartí prendas a todo el barrio (risas). No entendía nada, pero acepté. A los días fui a hacer una publicidad a los Estudios Baires, en Don Torcuato. Estaban filmando una película de guerreros y me divirtió mucho ver el decorado. Estaban haciendo El guerrero y la hechicera, con David Carradine. Yo era muy fan de Kung Fu y quise verlo.
-¿Y lo conociste?
-No estaba en ese momento y fui a las oficinas a preguntar cuándo iba a ir. Me abrieron la puerta y me dijeron que me estaban esperando. Yo no entendía nada, pero entré. Me tomaron las medidas y me preguntaron si sabía algo de karate. Hice unas formas y les pareció bien. Cuando vino Carradine, nos presentaron, empezamos hablar, le mostré las figuras y quedó encantado. Era para ser su doble. Y así empecé. Al día siguiente fuimos a filmar al Valle de la Luna, en San Juan.
-¿Debutaste como doble de David Carradine?
-Sí, el destino (risas). En San Juan filmamos el principio y el final de la película y yo estaba con una especie de barbijo de cuero, un poncho negro y una espada que medía como dos metros, dagas, botas, simulando ser Carradine. Cuando se estrenó la película, la vi… Una porquería (risas). Después hice Amor gitano, con Arnaldo André y Luisa Kuliok, que se grababa en el mismo estudio. Empecé a trabajar mucho, estudié, me formé, me perfeccioné.
-Sos papá de mellizos, ¿qué les gusta compartir?
-Octavio y Malik tienen 10 años. Los tuve de grande. Nunca pensé ser padre solo por serlo, pensé que si me enamoraba y era el deseo de la pareja, sí me gustaría ser papá. Y así fue cuando conocí a Victoria, en el 2006. Al año nos fuimos a vivir juntos, hicimos varios intentos de estimulación y fertilización in vitro y no quedaba embarazada. Casi desistimos y a la quinta vez, que era la última, quedó. Los mellizos nacieron de seis meses y medio. Fue un momento muy conmovedor porque al mes del nacimiento falleció mi mamá. Por suerte pudo llegar a conocerlos. Soy de las personas que creen mucho en las energías, en que algo viene y algo se va, y que si se cierra una puerta, se abre otra. Me gusta compartir con mis hijos, los llevo a la colonia o los busco. Compartimos juegos, y valoro verlos crecer. Les enseño que sean buenas personas, buenos amigos, buenos hermanos, que no se peleen. Les enseño que le dediquen tiempo al deporte, que se entretengan con cosas simples, disfrutar del tiempo libre.
-Llevan 16 años juntos con Victoria, ¿cómo se conocieron?
-Mi mujer era azafata, ahora está jubilada. Nos conocimos en el condominio en el que yo vivía en San Isidro. Un día, una azafata vecina trajo a otras amigas a la pileta y así fue. Tomábamos sol, empezamos a hablar y terminamos en 16 años juntos.
-Durante muchos años fuiste pareja de Valeria Lynch y la separación fue un escándalo que terminó con un juicio. ¿Cómo quedó la relación?
-No quedó por el juicio que gané y cobré; fue por la división de la casa en el barrio Santa Rita. Podría haber terminado mucho mejor esa historia si nos hubiésemos sentado a charlar, pero no se dio. Desde que terminó el juicio, en el 2012, nunca más nos volvimos a cruzar, creo yo.
-¿Tenés proyectos?
-Hice la segunda parte de Entrelazados para Disney, y un capítulo de Espartanos, una serie para Star + basada en el proyecto de reinserción de personas que salen de la cárcel. Interpreto a un abogado inescrupuloso y mediático. Además, soy el narrador y el director de Guillermo Brown, una historia sobre su vida; hicimos algunas funciones y la idea es hacer algunas más. En marzo, por ejemplo, vamos a Mar del Plata. Y después de muchos años volví a las publicidades: en todos estos años vendí tarjetas de crédito, shoppings, cerveza, productos para el cabello, cigarrillos sin filtro y fue muy gracioso porque cuando me llamaron aclaré que yo no fumo; nunca fumé. Ahora hicimos una publicidad con Graciela Alfano, de un medicamento para los dolores de rodillas, de espalda. Fue muy lindo reencontrarme con ella y me enteré de que iba a ser mi compañera el mismo día de la filmación. Dicto seminarios de teatro en dos countries de zona norte y tengo dos obras de teatro para hacer a partir de marzo.
Ropa: Agustino
Agradecimientos: Peluche Resto Bar
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