Miguel Bosé: una turbulenta separación y una batalla judicial por los hijos
Nada ha cambiado en la situación que enfrenta a Miguel Bosé y Nacho Palau, una pareja que convivió en secreto durante 26 años de cara a la opinión pública. Pero todo puede variar en poco más de un mes según el resultado del juicio de "doble acción de filiación" que les enfrentará por la situación de sus cuatro hijos, Ivo, Telmo, Diego y Tadeo. El próximo mes de marzo las dos partes se verán las caras en el juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid), encargado de dirimir el asunto por ser el partido judicial que le corresponde al chalet que tiene Bosé en Somosaguas, en Madrid, y que fue el domicilio estable de la pareja durante su relación.
El día exacto y el número de juzgado se mantienen en secreto para evitar la presencia de los medios de comunicación, pero lo que importa es que comienza el proceso que decidirá el futuro de Ivo y Telmo, hijos biológicos de Nacho Palau, y de Diego y Tadeo, hijos biológicos de Miguel Bosé. Cuatro niños que se llevan entre ellos solo siete meses y que durante ocho años se criaron como hermanos hasta que la separación de sus padres también provocó la suya.
El abogado de Nacho Palau, José Gabriel Ortolá, insiste en aclarar que el procedimiento tiene como principal objetivo esta reclamación de doble filiación. Y sostiene que no es cierto que Palau esté pidiendo ningún tipo de pensión compensatoria a Miguel Bosé; solo busca que los cuatro niños sigan manteniendo su relación filial, que tengan los mismos derechos y que tanto él como Bosé sean legalmente padres de todos ellos, con las obligaciones y derechos que esto conlleva.
Mientras Bosé vive en México con Diego y Tadeo, Palau lo hace en Chelva –la localidad de Valencia donde pasaba sus veranos infantiles y tiene casa su madre– con Ivo y Telmo. Las dos parejas de niños nacieron a través de vientres de alquiler en los Estados Unidos, y Bosé siempre ha hablado públicamente de sus cuatro hijos. Ahora unos y otros viven vidas muy diferentes porque económicamente sus respectivos padres legales se encuentran en niveles bien distintos. Mientras Bosé goza de cuentas saneadas gracias a sus logros como artista internacional, Palau atraviesa una situación precaria, en la que la búsqueda de un trabajo se ha convertido en su principal preocupación.
El pasado mes de diciembre El PAIS pudo confirmar que Nacho Palau realizaba trabajos esporádicos en la recogida de las cosechas de aceituna y almendra de la zona en la que vive y que estaba terminando un curso de cocina de los que ofertan las oficinas de desempleo. Palau estuvo contratado durante varios años en empresas relacionadas con su ahora expareja y cuando finalizó su relación sentimental recibió una discreta cantidad en concepto de indemnización, tras llegar a un acuerdo después de presentar una reclamación judicial. Desde entonces, el antiguo escultor busca encontrar una ocupación estable que le permita también cuidar de los hijos que tiene a su cargo. "Tengo que ser prudente. No quiero hacer daño a nadie ni pretendo montar ningún circo con este tema tan serio porque no lo he hecho en mi vida. Solo quiero reivindicar mi situación", dijo a EL PAÍS a finales de mayo pasado en sus primeras declaraciones públicas tras la separación.
Ese punto ha llegado ahora, cuando un juez de primera instancia decidirá la filiación de los cuatro hijos de esta expareja y el conjunto familiar deberá asumir las consecuencias. De Miguel Bosé poco se sabe porque sobre este tema no se ha pronunciado nunca. Ya lo dijo en una entrevista antes de conocerse esta situación: "Yo quiero tener a mis hijos solo". Nacho Palau está preparado para las posibles consecuencias de que los cuatro menores sean declarados hijos de ambos, porque a esta resolución le seguiría el régimen de guarda, visitas y alimentos que deberían respetar los dos padres. Su abogado reitera que para su cliente es prioritario que se reconozca legalmente que tenían un proyecto de vida en común que incluyó el nacimiento de sus hijos por vientres de alquiler y que los cuatro niños son hijos de ambos y tienen los mismos derechos.
Mientras ese momento llega, o no, sí se han recolocado algunas cosas en esta familia rota. Bosé y Palau llegaron este verano a un acuerdo para que los niños pasaran con uno y otro semanas alternas durante las vacaciones. La abuela, Lucía Bosé, visitó a Nacho Palau y sus hijos en Chelva antes de las últimas navidades, y Paola Dominguín, hermana del cantante, explicó con naturalidad en televisión que Palau y sus hijos pasaron el día de Reyes en su casa y que se comunicaron por videoconferencia con Bosé, que se encontraba en su domicilio de México. "Los niños son niños, y con Nacho tengo una buena relación, son muchos años y no hay ningún problema. Hablamos y nos vemos cuando nos apetece o cuando tenemos algo que contarnos", afirmó Paola Dominguín.
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Ella misma corroboró que veía a su "hermano más contento que hace mucho tiempo", y no esquivó relacionar su malestar anterior con su separación de Palau: "Estaba cabreado. Cuando te separas existe un proceso que puedes haber arrastrado durante años pero una vez lo digieres, te encuentras mejor", explicó. "Son dos padres y dos hijos de cada uno, se separa la pareja y se separan los hijos. Miguel es un padrazo y perder a dos hijos... Fue algo que os sorprendió a los que no lo sabían, pero a mí eso no me cambia los valores que tengo de cada uno de ellos". La trayectoria del cantante, de quien su hermana dijo que siempre está metido en muchas cosas, será objeto de una serie de ficción en cuyo guion trabajan Boris Izaguirre y Ángeles González-Sinde. Además, el mismo artista está preparando un libro autobiográfico que probablemente se publique antes.
Llegar a un acuerdo que incluyera a los cuatro niños no se contempló en ningún momento por parte de Miguel Bosé, pero llegar a una solución privada tampoco era fácil. Cualquier pacto, que no sea el reconocimiento legal de la paternidad de ambos progenitores, puede ser revocado en el futuro y tampoco puede recoger la figura de la patria potestad que implica que las decisiones sobre los menores deben tomarse de común acuerdo. Ni siquiera la fórmula de la adopción, si se hubiera especulado con ella, era posible porque la ley española impide realizar adopciones cuando la diferencia de edad entre el adoptado y el adoptante es superior a 45 años (situación en la que se encuentra Miguel Bosé). "El problema es encontrar un encaje técnico en el ordenamiento jurídico español para esta situación novedosa", reflexiona el abogado especialista en Derecho de Familia que representa a Palau. "Hay nuevas realidades, la sociedad avanza, no hay precedentes de un caso semejante ni en España ni en Europa, pero las novedades en Derecho llegan del esfuerzo por comprender y buscar un encaje a los nuevos retos jurídicos", defiende Ortolá.
A la espera de una decisión que puede acabar en primera instancia, si la sentencia es positiva para Palau y Bosé la acepta, los cuatro hermanos se han visto en contadas ocasiones en persona, y con regularidad por vía virtual. Pero tratándose de un asunto tan complejo es previsible que puedan agotarse todas las instancias judiciales posibles, un recorrido legal que se puede prolongar durante cuatro o cinco años mientras los niños crecen y aumenta su distancia afectiva.
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