El actor, que se hizo popular por protagonizar Nueve semanas y media, tiene un tormentoso pasado amoroso, que pudo terminar en tragedia
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“¿Cuántas mujeres tuviste?”, le preguntaron a Mickey Rourke en una reciente entrevista televisiva. Luego de una breve pausa y con una pícara sonrisa en su rostro, el actor que fue un indiscutible rompecorazones en los ‘80 respondió: “Suficientes”, sin especificar un número que, a juzgar por su historia, quizás ni recuerde.
Dueño de un pasado personal y profesional vertiginoso, el actor, guionista y exboxeador se volvió irresistible a partir de Nueves semanas y media, ese film erótico de 1986 donde formó una explosiva dupla con Kim Basinger. Y si bien solo se ha casado en dos oportunidades, el artista cuenta con un largo historial amoroso que incluye a varias famosas de la industria y que lo ha llevado a protagonizar, en más de una oportunidad, varios escándalos mediáticos.
Hoy, a sus 69 años, y luego de haber superado una oscura etapa de adicciones, violencia y problemas judiciales, Rourke parece haber encontrado la estabilidad que tanto necesitaba de la mano de Anastassija Makarenko, una modelo rusa 33 años menor con la que comparte su vida desde 2010. “No la cambiaría ni por 20 premios Oscar”, confesó enamorado.
¡Sí, quiero!
Nacido el 16 de septiembre de 1952 en Nueva York, Philip Andre Michael Rourke Jr. creció en el seno de una familia ensamblada. tras ser abandonado por su padre a los 5 años. “Mi padrastro solía golpearme en la cabeza solo porque tenía ganas. También ejercía violencia física sobre mi madre. Yo lo odiaba por pegarle, por hacer que ella tuviera miedo”, confesó quien de adulto volvió a repetir la historia en sus tantas denuncias de maltrato y violencia.
Si bien el artista supo convertirse en un referente de Hollywood, su carácter agresivo y su adicción a las drogas le jugaron en contra destruyendo casi todos sus logros y alejándolo de la industria durante 14 años. Sus vínculos amorosos tampoco escaparon a esto, llevándolo muchas veces a ser noticia por sus escandalosas rupturas, amenazas y problemas con la ley.
Su primera novia famosa fue la actriz Debra Feuer, a quien conoció en el rodaje de la película Hardcase en 1981. Compañeros de set, se enamoraron al instante y, ese mismo año, pasaron por el altar. El matrimonio -que comenzó cuando Rourke aun tenía perfil bajo- duró ocho años y, al parecer, fue el erótico film Nueve semanas y media y su química explosiva con Kim Basinger el detonante de la ruptura.
Tras acusarlo de “libertino y pornográfico”, Feuer (quien nunca estuvo de acuerdo con este papel) comenzó a reclutarse en su burbuja de yoga y meditación mientras el nuevo sex symbol disfrutaba de su fama, las mujeres y los excesos. “Estaba fuera de control y no pensaba que la fiesta pudiera terminarse. Podía estar en cualquier hotel, comprar todo lo que quisiera y llevar a mis colegas a cenar (...) Mi hermano y yo teníamos seis motocicletas cada uno”, reveló en una entrevista, quien en una ocasión llegó a comprar seis Cadillacs en efectivo para regalarlos al instante.
Luego de volver a compartir la pantalla en Homeboy (1988), la pareja se divorció. En realidad fue Feuer quien le pidió el divorcio y, si bien el actor no tenía intenciones de poner punto final a su historia de amor, accedió asumiendo sus errores. De hecho, a la hora de dividir los bienes, el galán le dio más de lo que ella reclamaba para lavar sus culpas.
“Tuvimos buenos años, ¿no, cariño? ¿Qué nos pasó?”, le preguntó Rourke a su ex ante las cámaras. Con cierta nostalgia, la expareja recordó ese tiempo pasado donde caminaban de la mano y el éxito parecía estar lejos. Mientras que todos adjudicaban esta ruptura a su mote de mujeriego, la actriz fue tajante a la hora de hablar de los motivos que la llevaron a alejarse del actor. “No, no fue por las mujeres. Fuiste tu, tu alma podrida de inseguridades y ambiciones”, confesó mirando a su ex a los ojos y culpando a su repentina fama y personalidad de arruinar su amor para siempre.
A pesar de todo, la expareja siempre se mantuvo cerca y supo construir un vínculo de amistad duradero. De hecho, cuando Feuer rehízo su vida sentimental lo llamó a su ex para pedirle el visto bueno, quien obviamente le dio su bendición.
Violencia de género
Tras este fracaso matrimonial, Rourke buscó a una mujer que lo comprendiera mejor y eligió a Carré Otis, otra actriz dueña de un pasado turbulento. Tras conocerse en 1989 en el rodaje del thriller erótico Orquídea salvaje (dicen que no había nada de simulado en sus escenas de sexo), la pareja comenzó a salir protagonizando uno de los romances más polémicos y tormentosos del ambiente.
La relación repleta de celos y agresión tuvo varias idas y vueltas. La primera de ellas fue cuando en 1991 el actor acudió a una cita en un restaurante de Nuevo México armado. Otis lo descubrió, le pidió que se deshiciera del revólver, pero él no le hizo caso. Al contrario, redobló la apuesta escondiéndolo en su cartera sin avisarle. Al llegar a su casa, la modelo dejó su bolso sobre la mesa y la Magnum 357 se disparó accidentalmente, provocándole una herida en el hombro, a centímetros del corazón. En vez de socorrerla y pedirle disculpas, la reacción de Rourke fue desopilante: comenzó a gritar fuera de sí y le exigió que limpiara toda la sangre. “Entré en pánico preguntándome qué era más importante, mi vida o el hecho de que había sido herida por la pistola de Mickey Rourke”, recordó la actriz en sus memorias Beauty, Disrupted: A Memoir (Belleza rota) publicadas en 2011.
Sin embargo, este no fue el único episodio peligroso que vivió la actriz por culpa de su novio. Algo parecido ocurrió en 1992 cuando el exboxeador le pidió matrimonio con un cuchillo en la mano, diciéndole que si no aceptaba se quitaría la vida en ese mismo instante. Según trascendió, Rourke le mostró el anillo y, al mismo tiempo, la espada japonesa con la que juraba suicidarse si ella lo rechazaba. Otis aceptó y terminó dando el “sí” el 26 de junio de ese mismo año.
Contra todos los pronósticos, el matrimonio duró seis años aunque estuvo plagado de maltrato, abusos y hasta un intento de suicidio por parte de la actriz. “Según los estándares de todo el mundo, tenía todo lo que pudiera desear: una casa grande y bonita y una relación con un actor famoso, pero ahí podías dejar de contar, eso era todo lo que había”, recuerda la modelo que por aquellos años comenzó a consumir heroína.
El primer intento de ponerle fin a semejante infierno ocurrió en 1994 cuando Otis decidió denunciar a su marido por violencia de género. Según sus dichos, el actor le habría prohibido que siga trabajando como modelo y, ante su negativa, la habría abofeteado, tirado al suelo y golpeado. Si bien Rourke fue arrestado por maltrato, finalmente la víctima no declaró en el juicio y se reconcilió con su agresor.
“Fue muy difícil salir de ese matrimonio, pero tenía la certeza de que tenía que hacerlo si quería sobrevivir, crecer y prosperar. El primer paso fue darme cuenta de que necesitaba apoyo. No podía hacerlo sola”, recapacitó quien finalmente logró divorciarse del actor en 1998. En cuanto a cómo hizo para salir de esa relación tóxica, advirtió: “Tenía un verdadero trastorno de estrés postraumático y necesitaba abordar mis miedos y encontrar fuerzas. Y a través de la terapia y las amistades pude hacerlo. A partir de ahí fui dando pasos de bebé y ocupándome de la logística y del plan de escape. Tenía que ser muy cuidadosa y estratégica. Trabajé duro en la terapia para poder seguir avanzando y crecer. Es imperativo que las mujeres obtengan apoyo. Extender la mano puede ser difícil, pero no hacerlo es mucho peor y más peligroso”.
Descontrol, mujeres y ¿el fin de su carrera?
Con un nuevo divorcio a cuestas, Rourke empezó el cambio de década soltero, con el ego por las nubes y sumergido en una vida llena de excesos y descontrol. Mientras sumaba algunos créditos cinematográficos a su carrera actoral, el galán disfrutaba más que nunca de su mote de sex symbol y se mostraba rodeado de mujeres por todos los bares y boliches que solía frecuentar.
Fue en esta etapa de desenfreno, locura y autodestrucción que se lo vinculó sentimentalmente con figuras como Terry Farrell, Bai Ling, Sasha Volkova, Eugenia Volodina y Evan Rachel Wood, entre muchas más. De hecho, fue en esa época que el actor confesó haber estado con 14 mujeres durante una misma noche en Londres.
Si bien hacía tiempo que el actor no era noticia por su trabajo, su estilo de vida desenfrenado, sus escándalos y su intercambio de mujeres como si fueran figuritas ocupó las primeras planas de todos los medios. En 2009, se conoció la noticia de que Rourke estaba formalmente de novio con la modelo Elena Kuletskaya, con quien llegó a tener planes de boda. Según el New York Post, la pareja había anunciado en una cena con amigos sus ganas de casarse durante la primavera de 2009 en Moscú, pero esto nunca se llevo a cabo.
Su salvación y el amor de su vida
El renacimiento de su carrera artística llegó con El luchador, película que le valió un Globo de Oro, un BAFTA y una nominación al Oscar. Luego vinieron éxitos como Iron Man 2 y Los indestructibles, films que lo volvieron a poner en el centro de la escena por su talento y no por sus escándalos personales. No se sabe si fue por estas nuevas oportunidades laborales, por la nueva mujer que llegó a su vida o por un mix de ambas cosas que Rourke decidió poner un freno a su alocada vida y comenzó un camino de reconversión.
“Me comencé a autodestruir hace unos catorce años, ahí fue cuando todo se vino abajo. Me dejó mi mujer, me dejaron de lado en el trabajo, mi carrera estaba acabada, no tenía mucho dinero”, confesó el fanático de los perros sobre los motivos que lo llevaron a la perdición. Dispuesto a dejar la mala vida atrás, el exboxeador comenzó un arduo tratamiento de rehabilitación con un psiquiatra y un sacerdote católico.
Quien lo acompaño en este proceso y se convirtió en un pilar fundamental en su recuperación fue Anastassija Makarenko, una modelo rusa 33 años menor a quien conoció durante una sesión de fotos. “No la cambiaría ni por 20 premios Oscar “, le confesó a la revista People cuando la presentó públicamente en la entrega de los Globos de Oro de 2010.
Mientras aseguraba que Makarenko era “un regalo del cielo”, el actor de 57 años se paseaba del brazo de su nueva pareja como nunca antes se lo había visto. “Obviamente es una mujer muy bella, pero además tiene un corazón gigante y una excelente familia. Está muy unida a sus padres, que son unas personas maravillosas”, señaló ante la prensa el protagonista de Inmortales.
Contra todos los pronósticos, la modelo y actriz que creció en Alemania no fue una conquista más en la vida de Rourke. A tan solo meses de conocerse, hubo presentación familiar y la pareja decidió convivir, mudándose a un piso en Nueva York. “Mis padres lo adoraron. Es el hombre más hermoso del mundo y es un dulce, el mejor novio de todos”, reveló la nueva dueña de su corazón.
Hoy, tras once años de relación, podemos decir que esta mujer fue clave en la vida y en la recuperación del actor. Con ella, Rourke dejó atrás ese oscuro y tormentoso pasado lleno de vicios, escándalos y violencia, volviendo a ser noticia por sus papeles y sus continuas visitas al cirujano.
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