Michelle Troconis, la presentadora de ESPN, exnovia de un polista argentino, que fue condenada por encubrir un asesinato en los EE.UU.
Fue conductora del programa de esquí Snow Time y este mes fue declarada culpable de conspiración por la desaparición de la exmujer de su pareja en Connecticut
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Un presunto homicidio seguido de la desaparición de la víctima se hunde en un océano de dudas e incertidumbre. La policía estatal de Connecticut, Estados Unidos, no pudo resolver el enigma. Nadie volvió a ver Jennifer Dulos viva desde mayo de 2019 y hasta ahora su cuerpo tampoco fue hallado. Su exmarido Fotis Dulos, el principal sospechoso, se suicidó en 2020. Michelle Troconis, conductora de TV y expareja de Dulos, es quien pagará por esa desaparición: el viernes pasado, un juez la condenó a 20 años de prisión por conspiración de asesinato, manipulación de pruebas y encubrimiento.
“De chica odiaba ir al zoológico porque decía que era una injusticia que los animales estuvieran en la cárcel mientras otras personas estaban afuera dándoles maní. ‘Los animales deberían estar en su hábitat natural’, decía. Ahora vamos a visitarla a una prisión; ella debería estar afuera”, dijo Carlos Julio Troconis, luego de que un jurado norteamericano declarara culpable a su hija Michelle Troconis por la desaparición de Jennifer Dulos.
Troconis, de 49 años, tiene nacionalidad estadounidense y venezolana. Hasta el 24 de mayo de 2019 era una mujer libre. El mundo era su casa: nació en los Estados Unidos y a sus 6 años volvió junto a su familia a Caracas, donde estudió psicología y se especializó en terapias con caballos para menores con discapacidad; también vivió en Emiratos Árabes y en la Argentina, donde desarrolló su carrera como modelo, productora y presentadora televisiva. “Free spirit”(espíritu libre) es la frase que lleva tatuada en su pie izquierdo. “Esa oración la define”, dice a LA NACIÓN su amiga Paula Salazar. En 2016, Troconis estaba de visita en Buenos Aires y fueron juntas a tatuarse a la Bond Street, sin saber lo que debería enfrentar años más tarde. La semana pasada Salazar viajó a Connecticut para acompañar a su mejor amiga durante la lectura de la sentencia condenatoria.
“Michelle es solidaria y amorosa siempre, y lo sigue siendo, incluso en estos últimos cinco años. Ella entra a una habitación y alegra a todos con su espíritu”, manifiesta su hermana Claudia Troconis-Marmol. Según sus allegados, Troconis dedicó su vida a ayudar: “Heredó esa solidaridad de su papá”. Carlos Troconis es un reconocido cirujano cardiovascular pediátrico que opera a chicos con riesgos cardíacos en forma gratuita a través de su fundación.
La desaparición de Jennifer Dulos -Farber de nacimiento- fue uno de los casos más mediáticos de la costa este norteamericana con elementos que hacían atrapante a una historia bañada de misterio. Jennifer pertenecía a una familia de clase alta neoyorquina; su exmarido era el presunto asesino y tenía una “amante venezolana”; existía un posible asesinato sin resolver y un cuerpo sin aparecer. Hasta se hicieron varios documentales y una película de Lifetime con esta historia.
Ante el asedio de la prensa, los familiares de Troconis crearon una página web para dar a conocer su propia verdad sobre Michelle; allí se exhiben fotografías de la venezolana en diferentes actos solidarios: desde rescatar caballos maltratados, ayudar en comedores para gente sin hogar hasta crear y participar en centros de terapias con equinos para la rehabilitación de chicos con diferentes discapacidades. “La compasión de Michelle brilla intensamente en todo lo que hace”, se lee en el sitio. Otra de sus amigas, que prefirió preservar su identidad, refuerza la teoría de su inocencia: “La prensa se aprovechó de la imagen de Michelle tergiversando los hechos por la necesidad de la policía de culpar a alguien para justificar los millonarios gastos de la investigación y dar respuesta a la presión que ejerció la poderosa familia Farber”.
Sus años en la Argentina
En 2000, Troconis vino a vivir al país de la mano de su entonces novio, el expolista Gonzalo Azumendi. La pareja se conoció en Caracas en los 90, donde el argentino viajaba con frecuencia a jugar al polo. La presentación fue a través del padre de Troconis, un aficionado de ese deporte. “Somos muy cercanos, el círculo del polo es muy chico allá”, cuenta Azumendi a LA NACIÓN, que a partir de ese momento entablaron una relación de amistad que sigue vigente. “Nos conocimos hace más de 30 años y desde entonces estamos en contacto. Estuvimos juntos cinco años, después cada uno hizo su camino y hoy puedo decir que es mi mejor amiga”.
Vivió en Buenos Aires por más de una década. En ese tiempo condujo el programa de esquí de ESPN SnowTime y también trabajó en terapias de rehabilitación con caballos. Antes de instalarse en el país, viajaba por trabajo y alternaba sus actividades televisivas con incursiones en publicidad. En 1998 hizo un spot para una marca de cigarrillos que tuvo como protagonista a Antonio Banderas, que se filmó en el edificio de la emblemática ochava de Juncal y Libertad, en el barrio de Recoleta, conocida como “Cinco Esquinas” por el poema de Borges y la milonga de Gardel. “Nunca le gustó la carrera de modelo; lo hacía en simultáneo mientras estudiaba porque siempre le ofrecían alguna participación”, relata el polista.
Después de terminar su relación con Azumendi, años más tarde, Michelle volvió a apostar al amor con otro argentino, fueguino, competidor olímpico en esquí alpino. Luego de ocho años juntos y la llegada de una hija, se separaron.
En 2012, finalmente, Michelle tomó la decisión de mudarse a los Estados Unidos. Llegó a Miami, Florida, donde vivían sus padres y dos de sus hermanas. “Quería que su hija estuviera cerca de sus primos, tías y abuelos”, manifiesta una de sus amigas.
El capítulo más oscuro
Cuatro años después de mudarse a Miami, Michelle conoció a Fotis Dulos en un club de esquí acuático de la zona. Él vivía en Connecticut, pero viajaba con frecuencia a Florida y solía practicar deportes y frecuentar ese club junto con sus hijos y una niñera. “Parecía un padre separado muy dedicado”, afirman las amigas de Troconis que llegaron a conocerlo. Poco tiempo después se enamoraron y se mudaron a Farmington, Connecticut. Dulos, de origen griego, era constructor de viviendas de lujo y tenía su propia empresa, pero la familia de su exmujer formaba parte de sus inversores. Con Jennifer Dulos Farber tuvo cinco hijos, entre ellos dos pares de gemelos.
Jennifer desapareció de su casa en New Canaan el 24 de mayo de 2019, tras dejar a sus hijos en el colegio. Tenía un turno en el médico al que nunca se presentó. En ese momento, el matrimonio Dulos-Farber se encontraba en medio de un divorcio conflictivo, que incluía no solo la disputa por la tenencia de sus hijos, sino también una pelea por la división de bienes.
“Él parecía un buen tipo. Me quedé en la casa que compartían con Michelle tres veces con mis hijos y nunca vi una señal de violencia. Era un tipo súper educado, se había graduado en Brown University. Nunca imaginamos que estábamos ante un monstruo. Ahora nos damos cuenta que mentía en todo: cuando ellos se conocieron, él decía que estaba separado, pero que seguía viviendo con su ex por sus hijos”, cuenta Catalina Gutiérrez, amiga de Troconis.
Acusación
En enero de 2020, después de ser acusado del asesinato de su exmujer, Fotis Dulos se suicidó. Ya estaba separado de Troconis y vivía junto con una nueva novia. “Nos engañó completamente a todos”, dice Troconis-Marmol, y afirma que durante los cinco años que estuvo en pareja con su hermana, Dulos era considerado “uno más de la familia”.
Al inicio de la investigación, tanto Troconis como su familia creían que Dulos era inocente. Al poco tiempo esa creencia se derrumbó. Tras el segundo interrogatorio policial comenzó a dudar de su pareja: “Le dijo a mi padre, llorando: ‘Papi, creo que Fotis hizo esto’. Mi padre estaba en shock. Ella pensaba: ‘Me puse en peligro, él también podría habérmelo hecho a mí o a mi hija’. Es de terror”, recuerda Troconis-Marmol.
“Michelle siempre se entregaba al cien por ciento. Su único defecto es haber sido siempre una persona confiada y no creer en la maldad de la gente. Se cruzó con un psicópata que la usó de coartada. Por su culpa ella quedó en medio de esta tragedia”, lamenta Azumendi.
Entre las pruebas que tomó la Justicia para sentenciar a Troconis, se destacan las siguientes:
- Videos: la policía mostró las grabaciones de las cámaras de seguridad de Hartford -a 12 kilómetros de Avon donde vivía la pareja- el día de la desaparición, en la que se ve a Dulos manejando una camioneta con Troconis en el asiento del acompañante, y parando en contenedores de basura para tirar bolsas negras. También exhibieron videos de la casa de Dulos y Troconis donde se ven imágenes de humo saliendo de la chimenea -presumiendo así que la pareja se estaba deshaciendo del material incriminatorio.
- Contradicciones: según la fiscalía, las tres veces que Troconis fue llamada a declarar hubo inconsistencias en sus dichos.
- Pruebas forenses: se encontró sangre de la desaparecida en el garaje de su casa. Además, se encontraron un corpiño y una remera con ADN de la víctima en las bolsas recuperadas de los contenedores.
- Señal de teléfono: la fiscalía consideró clave para la causa la ubicación de los celulares de Dulos y Troconis ese día.
- Testigos: un empleado de Dulos, a quién se le otorgó inmunidad, en la última audiencia declaró que Troconis en una oportunidad había dicho: “cuando aparezca Jennifer la voy a matar”.
Sin embargo, Clara Petu Duperron, otra amiga argentina de Michelle que vive en Connecticut, afirma a LA NACIÓN: “El juicio no reveló ni la mitad de lo que fue está historia trágica. Michelle estaba conmigo la mañana de la desaparición de la exmujer de Dulos; ella lo dijo y a mí nunca me citaron a declarar. Para nosotras fue una mañana más como cualquier otra, yo fui su coartada. En ese momento tenía un negocio de decoración y Michelle era una de mis proveedores de alfombras y otros artículos de cuero que traía de la Argentina. El testigo protegido durante cinco años nunca antes había dicho lo que afirmó en la última audiencia, a pesar de que en sus declaraciones anteriores había nombrado a Michelle 113 veces. La policía sólo me envió un mail dos años después, respondí que me citaran como se debía hacer por ley, con un intérprete y un abogado. Tenía miedo de que me quisieran dar vuelta y confundir como lo hicieron con Michelle. Nunca recibí una citación. Ahí empecé a sospechar de que había algo raro en la investigación. Hablé por primera vez en la audiencia de sentencia, y trataron por todos los medios de dar vuelta la verdad. Incluso, existe un reporte sellado que no se utilizó como evidencia, que si se abriera se derrumba la teoría de la conspiración”.
En esa línea, su hermana Claudia destaca que Michelle, en su primera declaración judicial, expresó: “Cuando aparezca”, al referirse a la exmujer de Dulos y manifiesta que las pruebas presentadas en el juicio fueron manipuladas. “¿No habrían quemado todo, al igual que presumen que hicieron con el resto?”, se pregunta Troconis-Marmol, descartando así que haya existido un plan entre su hermana y Dulos.
Veredicto y condena
Luego del suicidio del principal sospechoso, Michelle Troconis fue la única persona juzgada por la desaparición de Jennifer Dulos. En su momento, el fiscal del caso había acusado a Fotis Dulos como autor del asesinato de su exmujer y a la venezolana como cómplice. “La están haciendo pagar en lugar de otra persona”, lamenta uno de sus conocidos.
En marzo, tras un juicio por jurados, Troconis fue declarada culpable. El jurado, integrado por seis miembros, determinó que era responsable de seis cargos, entre ellos conspiración para cometer homicidio y encubrimiento.
El 31 de mayo pasado, el juez Kevin Randolph, de la Corte Suprema de Stamford, Connecticut, sentenció a Troconis a 20 años de prisión, con posibilidad de solicitar libertad condicional al cumplir 14 años y seis meses de condena. Pero la defensa de Troconis apelará la sentencia. Ese día, los familiares y amigos de Michelle Troconis y de Jeniffer Dulos estuvieron presentes en la sala. Del lado izquierdo se encontraban las personas que apoyan a la venezolana, y del otro, los familiares de la desaparecida. En primera fila, la madre de Jennifer, Gloria Farber, y sus cinco nietos, que hoy tienen entre 13 y 18 años.
Antes de escuchar su condena, Troconis dijo entre lágrimas: “Estoy profundamente triste por esta tragedia”. También expresó que lamentaba haber traído a Fotis Dulos a su vida y la de su familia y aseguró que descubrió secretos muy oscuros sobre él, a quien dijo creía conocer.
En total 44 personas viajaron a Connecticut el 31 de mayo para acompañarla durante la lectura de la sentencia. “Lo que le toca vivir es una injusticia. Vamos a seguir luchando para que se demuestre que es inocente. Ahora viene la apelación de la sentencia y pedir que se anule el juicio en que estuvo lleno de irregularidades. La investigación deja más dudas que certezas: no hay pruebas para condenar a Michelle, no hay nada, ni siquiera el cuerpo. La única evidencia fue una remera y un corpiño, que según el abogado de Dulos los habían encontrado en el fondo de la casa de la desaparecida, no en las bolsas. El único error de Michelle fue enamorarse de un hombre que la engañó y la manipuló. Cualquiera puede ser víctima de una persona así. Quieren un culpable y ella tiene que pagar porque Dulos encima se suicidó. Es un horror: la persecución mediática; la presión que ejerció la familia de la víctima, que es muy poderosa en Nueva York; los abusos cometidos por la policía; un juicio por jurados con solo seis miembros, cuando lo común es que sean 12 personas, que fueron elegidos con meses de antelación, totalmente influenciados por la prensa y la opinión pública”, asegura Gutiérrez.
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